Guionistas de Guante Blanco

FrancescPalmr
4 min readJan 15, 2020

(Advertencia: en esta entrada se hacen spoilers del episodio 5 de la tercera temporada de Black Mirror,Men Against Fire”).

En uno de mis golpes de inspiración esporádicos, se me ocurrió una historia para un cómic. Esta iría sobre un pelotón de soldados equipados con tecnología futurista que deben detener una invasión formada por criaturas marinas que surge de las profundidades del océano. En una de las escenas finales, los soldados se enfrentarían cara a cara con estas bestias, que veríamos salir lenta y grotescamente de la orilla del mar.

Seamos sinceros, lo que yo quería era dibujar monstruos.

Entonces es cuando se rebelaría el pastel: el equipamiento militar-tecnológico de uno de los soldados se dañaría y fallaría rebelando que en realidad los monstruos marinos que creían ver no eran otra cosa que refugiados en pateras desde el principio.

Lo sé. Pero en mi defensa diré que en su momento me pareció guay.

Me sentía orgulloso de mi historia. Me pasé dibujando y anotando en mi cuaderno con la esperanza de que aquello sería en el futuro un proyecto brillante. Con toda la ilusión del mundo, se lo mostré a una amiga a la que llamaremos “mi amiga con Netflix”. Le conté todo lo que había planeado, los bocetos, las subtramas, el plot twist final…

— ¡Te has copiado de Black Mirror! — dijo mi amiga con Netflix socarronamente.

SPOILERS: En Black Mirror hay un episodio autoconclusivo sobre una tropa de soldados que llevan unas prótesis para que crean que están contrarrestando una invasión de mutantes peligrosos, cuando en realidad están llevando a cabo un genocidio en un país extranjero.

¿¡PERO ES QUE TODO ESTA INVENTADO YA O QUE!?

Bien, pues eso me hundió los planes por completo. Traté de negociar conmigo durante un par de horas, y lo acabé dando por un caso perdido. Como artista, no podía presentar un trabajo que no fuera original. Fue entonces cuando recordé unas palabras de mi viejo y sabio padre: La cultura siempre se ha construido a base de la cultura del pasado.

¿Que dices, Goofy? ¿Que te pitan los oídos?

Creo que el mejor ejemplo para ilustrar esto es Disney. Desde sus inicios, el señor Walt, junto con su hermano, prepararon una serie de cortos sobre Alicia en el País de las Maravillas. No estoy hablando sobre la película de 196ytantos, sino de una poco basada adaptación del libro de Lewis Carroll de 1923. Mucho antes de Mickey o Blancanieves.

Osea, que desde el principio, el bueno de Walt tenia la idea de modernizar cuentos e historias clásicas: Fantasía, Cenicienta, la Bella Durmiente, La Bella y la Bestia,…

Y si nos centramos en ejemplos particulares, el autor más conocido por tener esta política de trabajo ecléctica es Quentin Tarantino. En el vídeo a continuación veréis a lo que me refiero:

Por muchos es sabido que este polémico director trabajó durante años en un videoclub. En este, Tarantino devoró todo lo que tenía al alcance; y para cuando dio el paso hacia la dirección, él ya se había quitado el complejo de robar de encima.

Y esto de robar de los que nos precedieron se ha echo desde el principio de los tiempos.

Para los interesados en el tema de la creatividad, les recomiendo los libros del autor Austin Kleon. Puede que os suene de alguna TEDTalk o por su obra más famosa Steal Like an Artist.

Raro es que la genialidad se cree de la nada. La creatividad se ha basado en recoger lo que han sembrado los antecesores y darle un toque nuevo y fresco. Es un error pretender reinventar la rueda con el temor de que si no la reinventas, nada habrá valido la pena. Hay que quitarse el complejo de encima y empezar a disfrutar un poco de escribir, componer o dibujar.

Os dejo con la famosa cita de Pablo Picasso que dice así:

“Los grandes artistas copian, los genios roban”.

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