Gabriela Mirza: El propósito es que los niños se queden con la imagen de que “los libros y los que me quieren están en un mismo lugar”

Fundación Itaú
7 min readSep 13, 2019

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Gabriela Mirza, es una de las creadoras de “Bebeteca” un proyecto que nació en 2012 en Uruguay y que se propone estrechar lazos entre bebés y libros, utilizando la música como vehículo.

Con formación en psicología social, letras y corrección de estilo, desde pequeña incursionó en el mundo artístico a través de la danza, el teatro y el canto. Un buen día, junto al guitarrista Santiago da Rosa, unió todos estos “mundos” en un proyecto al que llamó “El sonido de los libros”. Así floreció una bebeteca con una impronta particular, que viajó a distintos rincones del país y hasta editó un disco.

¿Cómo fue el proceso de trabajo desde que comenzaste con Bebeteca?
Al principio trabajaba más con los grandes y si bien los bebés estaban presentes, tenía mucho más diálogo con el adulto. A medida que fue pasando el tiempo fui agarrando el toro por las guampas y me enfoqué en los bebés que es lo más sabroso e impredecible.

¿Cómo es “agarrar el toro por las guampas” cuando se trata del trabajo con bebés? ¿Qué aprendiste en estos años?
Aprendí que conquistar a los bebés es un regalo. Que la atención de un bebé se gana, no se pide. Es una tontería pedirle atención a un bebé, pero ganártela es maravilloso y adictivo. Y si es con un libro más aún. Los bebés tienen una atención muy auténtica. Enseguida te muestran cuando algo no anda. No espero que ellos vengan a mí, yo me muevo a donde ellos van.

Decías que tu foco durante el rato que dura el taller está en los bebés, pero los papás están allí y son claves para que ocurra el encuentro ¿Cómo los incluís en la dinámica?
Hay un primer momento que es cuando llegan que tengo que hacer en medio segundo una lectura rápida. Ver si les puedo dar un beso o si es conveniente que no me acerque y prefieren distancia. Eso lo tengo que hacer intuitivamente y rápido. Hay personas que si no las saludo con calidez van a sentirse raras y otras que si me acerco mucho también. Y eso afecta directamente al bebé. Si el papá o la mamá están incómodos el bebé va a estar incómodo. Después en una ronda digo poca cosa pero importante. Una es que se pueden ir cuando quieran. Parece una tontería pero no lo es. Dejar a los grandes los más libre posible los alivia. A veces es la primera vez que van con su chiquito a un espacio así y están nerviosos y el bebé puede llorar. Estar con un bebé que llora en medio de una actividad genera una incertidumbre grande, un nerviosismo. Entonces sacarle ese peso es importante. Lo otro que digo es que los libros se pueden estropear y no pasa nada. No quiere decir que yo quiera que eso pase, pero es una posibilidad, porque los bebés exploran mucho. Con la boca, con las manos, con la fuerza. Y por último que los bebés atiendan lo que quieren, no me tienen por qué mirar a mí.

¿Qué es estar con un libro para un bebé?
Es estar en esa sintonía. Capaz que está escuchando pero quizás solo tiene ganas de manipular el libro. Es lo más común que ellos quieran manipular cosas. Por ejemplo investigar cómo es la pasada de las páginas que es todo un aprendizaje. Nosotros nos olvidamos, pero algún día aprendimos a pasar la página y no es una tarea sencilla. La atención de un bebé es como una ola que hay que surfear. Es una cosa intangible e inesperada.

¿Cómo se eligen los libros para bebés de 0 a 3 años?
Pensamos que la consigna tiene que ser que haya libros de muy buena calidad y diversidad. La calidad de un libro es subjetiva y tiene que ver con el texto para bebés que es muy especial. Como suenan las palabras es esencial para un bebé. Por eso llamamos al proyecto “El sonido de los libros”. Por otro lado está la ilustración y luego la materialidad del libro, ambas cosas muy importantes. Porque hay libros preciosos pero que no son para nuestra bebeteca, o porque son muy blandos o porque la edición no es de calidad. A nosotros nos gusta que puedan manipular y agarrar el libro. Entonces está el cuidado de la ilustración, la sonoridad del texto, la materialidad y por último que sean distintos entre sí. También buscamos que el libro dialogue con la música. Creo que simplificar no es para bebés. Los bebés son complejos y no necesitan objetos simples, no estoy de acuerdo con eso. Y mucho menos burdos o mal hechos. Otra cosa que me parece muy importante es que los libros no sean para otra cosa. Estamos muy acostumbrados a los libros infantiles que son para aprender esto, lo otro o aquello. Para que no pegue, para que no muerda… Está muy bien que existan, es una parte, pero imaginate que la música que escuchás sea para aprender una cosa y no tengas espacio para disfrutarla simplemente porque te gustó. A veces le metemos a los niños a través de la literatura unos mandatos de cómo hacer algo. Algunos están buenos porque salen desde un lugar más honesto quizás, pero el arte no necesita eso. Una buena historia es porque sí.

Más allá de las particularidades de cada bebé ¿hay algo que hagas en los grupos que te parezca que funciona para todos?
Cuidar la sonoridad de lo que estás haciendo es una. Eso sirve para un bebé y para un niño más grande. Hay educadores que me dicen “pero yo no sé cantar”. No importa. Vos podés trabajar el sonido de tu voz y no tenés por qué estar cantando. Pero sí es fundamental que las voces del libro aparezcan. No solo la tuya monótona. El libro tiene que tener voces distintas, aunque no sean cantadas. Otra cosa es que si a vos el libro no te encanta entonces no lo uses. No hay caso, no anda. Los bebés ni soñando te van a entender si a vos no te gusta el libro. Y luego que ese momento es todo presente. Cuando estás con un grupo de 15 bebés lo que pasa ahí es totalmente verdadero y no vas a poder estar pensando ahora voy a hacer tal o cual cosa. Es así. No tenés tiempo; no hay margen. En la bebeteca estás muy en el presente a cuatro manos, con todos los sentidos muy despiertos para poder atender a una cantidad de bebés. Es divino y es un desafío cada vez.

A largo plazo ¿cuál es el propósito que persigue Bebeteca?
Que los bebés se lleven una imagen unida de los libros y los que me quieren. Para mí es eso. Los libros y los que me quieren están en un mismo lugar. Con eso está.

¿Cómo y dónde funciona Bebeteca?
Somos muy itinerantes, tenemos distintas propuestas que viajan mucho y que son diferentes. Existe un grupo estable en Montevideo que nos juntamos una vez por mes. Son papás, mamás y bebés que trabajamos durante todo el año en un proceso. Después tenemos nuestra biblioteca en Los Pinos en Colonia que es abierta y que se llama “El sonido de los libros” como el nombre de todo nuestro proyecto. Y la bebeteca también es muy viajera y le gusta recorrer el Uruguay. Desde Artigas, Lavalleja, Treinta y Tres, Minas. Vamos a centros CAIF, bibliotecas, librerías…

Recorriste mucho el país con Bebeteca ¿Se comportan distinto los bebés de Montevideo que los bebés que no viven en una ciudad?
Sí, cambian las características de los bebés que viven a 100 kms de distancia. Si vive en un pueblo, en el campo, en una ciudad o cerca del río es diferente. Por ejemplo al andar. En determinados lugares del interior los bebés son muy andariegos. Enseguida van al movimiento. Y sin embargo a unos pocos kilómetros de allí, los bebés estaban más quietos y te miden mucho. Te escanean de arriba a abajo un rato largo. Ni lloran ni se ríen. Te miran serios. A veces eso pasa en grupo. Imaginate diez bebés que te escanean, es muy cómico. Pero también es como una cuerda floja porque si llora uno, lloran los diez seguro. Los de Montevideo también tienen su particularidad. Ni que hablar que los papás andamos más nerviosos en la capital y se nota.

Pensando en el futuro ¿cómo se proyecta Bebeteca?
Recorrer el país ha sido maravilloso. Tenemos ganas de recorrer otros lugares también. Me parece importante que los bebés que llegan a Uruguay puedan estar en una bebeteca, en un espacio con calidez y contenido artístico. Es el derecho de ellos. Soy muy defensora del arte para bebés. Me gustaría que tengan espacios artísticos de calidad desde que nacen. Que no tengan que esperar a ser grandes para darse cuenta que les gusta la música o la danza.

Entrevista: Moriana Peyrou
Fotografía: Melina Mota
Para Fundación Itaú Uruguay

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