Mujeres, diversidad y tecnología

Futurity Systems
15 min readDec 18, 2020

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En el siguiente artículo Cecilia Tham, una de las fundadoras de nuestra compañía, explica desde su punto de vista la situación en la que se encuentran las mujeres dentro del mundo tecnológico, describiendo el contexto histórico por el que hemos pasado, la situación actual en la que nos encontramos y las posibles soluciones a algunos de los problemas que surgen a raíz de los avances tecnológicos que se están desarrollando hoy en día.

Mi historia personal

Nunca antes en la historia ha habido un mejor momento para que los individuos innoven. Nunca antes en la historia de la humanidad hemos tenido tal acceso a la tecnología y la información. Como mujeres, nunca antes habíamos tenido una voz y un lugar tan fuerte en la sociedad.

Las historias de todas las mujeres del video anterior siguen sorprendiéndome; cualquier persona desde cualquier lugar del mundo con acceso a Internet puede aprender, por ejemplo, sobre la ciencia de los datos y el aprendizaje automático de manera práctica, económica sin ningún conocimiento previo, y utilizar este conjunto de habilidades, y muchas otras, para elevar su carrera o permitirles innovar como emprendedoras.

Esto no se podría haber llevado a cabo hace 20 años, la tecnología aún no estaba madura; pero lo está ahora. A lo largo de los últimos años, incluso durante la niebla del COVID-19, hemos visto una rotación altísima en la innovación. Pero incluso con el optimismo en que se han desarrollado, estas innovaciones no han sido óptimas y, claramente, aún no lo son las que se llevan a cabo hoy en día.

Hace 18 años, cuando llegué a España, no hablaba el idioma, apenas conocía a nadie, mi estatura de 1,8 m y mis rasgos orientales me hacían destacar, y no en el buen sentido. Mi joven yo de entonces había aceptado sus “limitaciones”, que formaba parte de una minoría, que era una mujer inmigrante que vivía en un mundo de hombres.

Pero con el tiempo, mis experiencias y reflexiones me di cuenta de que todo eso eran sólo etiquetas; etiquetas que me había impuesto a mi misma, sin cuestionarlas. Estas etiquetas tienen una fuerte connotación que asumimos en nuestra sociedad, y decidí que no tenía que conformarme con ellas.

Entonces, empecé a decirme a mí misma que no era una minoría, era única y singular; que no era una inmigrante, era internacional; que no era sólo una mujer, era una persona que puede hacer muchas cosas a la vez. Me di cuenta de que aunque es difícil cambiar la forma en que la gente te ve, puedes cambiar la forma en que te ves a tí misma y permitir que otras personas te vean de la forma en que te gustaría ser vista.

Dicho esto, quiero contaros mi experiencia como tecnóloga social: busco soluciones tecnológicas para resolver los retos sociales y quiero compartir lo que he aprendido para ayudar a las empresas y a nuestra sociedad a construir un futuro mejor para todos.

Transición

AllWomen place on MOB Caterina co-working space.

Como hemos comentado anteriormente, cambiar nuestra perspectiva es sólo uno de los pocos pasos para el cambio hacia una sociedad más equitativa. Pero en esta canción hace falta más que un solo cantante: para poder cambiar nuestra trayectoria actual, se requiere de una orquesta completa que colabore para solucionar de forma urgente problemas como los siguientes:

  • Miles de millones de personas, ya sean mujeres, grupos poco representados o inmigrantes, luchan cada día contra prejuicios, desigualdades económicas e incluso contra la violencia.
  • La inteligencia artificial está avanzando muy rápido, pero en el proceso está aprendiendo y reforzando estos prejuicios, no ayudando a superarlos.
  • Estamos dejando muchas oportunidades olvidadas sobre la mesa, tanto para hombres como para mujeres.

Una empresa es un tipo de orquesta, formada por cofundadores, empleados y clientes con una misión en común. A lo largo de mi vida he conseguido crear cuatro empresas (o orquestas):

  1. En primer lugar fundé MOB, un espacio y comunidad de coworking formado por unos 300 miembros, enfocada a dar capacidades a la gente para construir su propio equipo y su propia empresa.
  2. Luego fundé FabCafe, una cafetería con herramientas de fabricación digital para ayudar a democratizar el acceso a la tecnología.
  3. Después AllWomen, una plataforma de formación en Inteligencia artificial, Ciencia de Datos y otras tecnologías, de mujeres para mujeres y que hasta el día de hoy, ha formado a 150 mujeres y cuenta con un 75% de inserción laboral.
  4. Y por último, Futurity Studio. Es un estudio de consultoría fundado para diseñar un futuro mejor, teniendo en cuenta factores como el medio ambiente, la salud y la sostenibilidad social en el ámbito del comercio y la alimentación.

En Futurity Studio, una de nuestras áreas de interés y enfoque es la igualdad. A continuación vamos a comentar algunos de nuestros análisis.

Definiendo y describiendo el problema

En primer lugar, es necesario que expliquemos el significado de igualdad: independientemente del género, etnia, orientación sexual, edad, habilidades u otras características, todas las personas deben ser tratadas por igual.

Estos factores son a menudo las etiquetas de las que hablaba más arriba, aquellas que la sociedad me impuso y que con los años he conseguido superar. Estas etiquetas, predefinidas por la sociedad y con fuertes connotaciones, están lejos de ser neutrales; en ocasiones se malinterpretan y se aplican desde el ámbito histórico, cultural y ahora tecnológico.

Lo que significa que tenemos que entender estas etiquetas, no sólo en su valor actual, sino también en su valor histórico, para poder comprenderlas y redefinirlas completamente: esto es lo que entendemos como equidad.

Desde Futurity Studio hemos tenido en cuenta todo esto y hemos realizado análisis para tener en cuenta el camino que hace falta recorrer hasta conseguir la igualdad.

Marco de referencia

Hemos analizado diferentes industrias, como la cinematográfica, la científica, la empresarial o la tecnológica y nos hemos hecho las siguientes preguntas:

  • ¿Cuántas personas de diferentes grupos sociales hay en cada industria?
  • De los cuales, ¿cuántos llegan arriba del todo?
  • ¿Cuánto se les paga por el camino?
  • ¿De qué otras formas podemos medir su rendimiento?

Para cada uno de estos segmentos de la población (género, etnia, etc.), hemos observado su representación y participación en niveles cada vez más altos dentro de las diferentes industrias.

La pirámide

Quiero que imaginéis una pirámide: en la base de esta pirámide estamos todos nosotros, la población. A medida que subimos de nivel, cada vez menos personas llegan a la cima; nuestro objetivo es entender quién llega allí y por qué.

En la base de la pirámide encontramos la población general:

  • ¿Qué porcentaje de la población son hombres, mujeres u otros?
  • ¿Qué porcentaje de la población son asiáticos, musulmanes, otros grupos étnicos o una mezcla?

En este artículo nos vamos a centrar en la brecha de género. No es que los otros grupos sociales no sean igual o a veces más importantes, pero por hacer este artículo más breve nos centraremos en el primer punto.

Desde la población general, hemos analizado la cantidad de público o consumidores de estas industrias. Las cifras son casi las mismas que las de la población general.

Sí, hay algunas diferencias en las películas y libros que nos gustan o la ropa y los alimentos que preferimos, entre otras cosas. Es aquí cuando podemos ver nuestras preferencias, nuestras elecciones.

¿Pero qué pasa cuando las elecciones que hacen otras personas por nosotros entran en juego, como cuando entramos a una universidad o encontramos un trabajo? Vemos que los prejuicios empiezan a salir y afectan nuestras elecciones y nuestro futuro.

Hemos investigado cuánta gente ha estudiado y obtenido un título en estas industrias (ya sea una licenciatura, un máster o un doctorado).

Una vez que tienen el título, ¿cuántos son contratados y trabajan en esa industria? ¿Se les paga igual?

Y después, ¿cuántas de estas personas tienen la misma oportunidad en su trabajo? ¿Quién se convierte en asistente, gerente, vicepresidente?

Por último, ¿quién consigue reconocimientos en su industria? ¿Son los hombres y mujeres por igual los que se convierten en el CEO de una gran empresa, en el ganador de un Oscar al Mejor Director o de un Premio Nobel?

Observando los números en cada uno de estos niveles e industrias, podemos ver dónde están ocurriendo los avances o la desigualdad y dónde hay grandes problemas sistémicos.

Empezaremos observando con detalle qué sucede en la industria cinematográfica.

Primer ejemplo: la indústria cinematográfica

¿En qué año las mujeres lograrán tener igualdad de oportunidades en la industria cinematográfica?

A. 2080

B. 2140

C. 2380

Más adelante comprobaremos la respuesta a esta pregunta.

Igual no parece muy importante analizar la industria cinematográfica, pero tiene un gran papel en la formación de nuestra cultura.

Esta industria tiene un gran impacto en cómo nos vemos a nosotros mismos y a los demás. Todas las familias, desde los más pequeños hasta los más mayores, siguen las historias que nos cuentan las películas o series de televisión, por lo que los personajes de estas historias juegan un papel muy importante en cómo se ve y funciona el resto de la sociedad.

La industria del cine ha ayudado a combatir muchos prejuicios, presentándonos parejas interraciales, mujeres como capitanas de naves espaciales, incluyendo a homosexuales, inmigrantes y discapacitados en sus historias, mostrando que todo esto es algo común en nuestra vida cotidiana.

A pesar de su progreso, la forma de operar de la industria cinematográfica está profundamente sesgada. Hemos analizado más de un millón y medio de programas de televisión y películas producidas en los últimos 120 años en más de una docena de países, y hemos usado algoritmos para categorizar el reparto, los directores y las calificaciones de la audiencia de todos esos programas para ver dónde y cómo existe el sesgo en la industria. Como mencionamos anteriormente, me centraré en analizar la desigualdad de género.

En un primer reconocimiento global de los datos, hemos podido verificar que existe una gran brecha de género en todos los países del mundo; podríamos asumir que en Hollywood (Estados Unidos) existe más sesgo porque se producen más películas, pero la realidad es que también hay desigualdad en otros lugares como España y Francia, y en muchos otros países del resto de Europa y del mundo.

A continuación vamos a centrarnos en un análisis más detallado de los datos, siguiendo como estructura la pirámide que hemos comentado anteriormente: comenzaremos analizando la base de la población y subiremos hasta los puestos y reconocimientos más importantes del sector.

  • Audiencia — sin sesgo. La mayoría de nosotros estamos igualmente representados en la audiencia. Vamos al cine, escuchamos música, vemos programas de televisión, etc. Las audiencias generalmente se dividen a partes iguales por cada género y la cantidad de dinero que gastamos como consumidores es equivalente.
  • Trabajadores — grupo ligeramente sesgado. Cuando miramos el nivel más básico de empleo en esta industria (el reparto de personajes) vemos que, aunque existe un poco de sesgo, hombres y mujeres están más o menos igualados: hoy en día, las mujeres representan aproximadamente del 40% al 45% del reparto en películas y programas de televisión.
  • Protagonistas — grupo muy sesgado. Si nos fijamos en los papeles principales del reparto, el sesgo se vuelve más drástico en la mayoría del 75% de las películas y programas de televisión, donde el reparto es predominantemente masculino y el papel principal es interpretado por un hombre. Se podría pensar que el público está más interesado en ver actuar a hombres en vez de a mujeres, o que tal vez los hombres son mejores actores. Pero sabemos que esto no es cierto porque las calificaciones de la audiencia son iguales entre las películas lideradas por hombres y las que están lideradas por mujeres.
  • Directores — grupo muy sesgado. El papel de director en esta industria está totalmente dominado por los hombres, y en pocos países más del 10% o 15% de directores son mujeres. Ahora, vamos a responder a la pregunta planteada al inicio de este ejemplo: si la línea de tendencia siguiera así sin ningún tipo intervención por parte de la sociedad, no sería hasta alrededor de 2380, dentro de 360 años, cuando se llegaría a alcanzar la igualdad de género en esta capa de la pirámide.
  • Oscars — grupo atrozmente sesgado. Finalmente, arriba del todo de la pirámide encontramos los premios Oscar. Si repasamos los ganadores del premio a Mejor Director/a, sigue siendo casi tan desigual como cabría esperar. En los casi 100 años que han pasado desde la primera gala, sólo ha ganado el premio una mujer.

Después de este análisis detallado, podemos concluir que la brecha de género es la única explicación posible ante la desigualdad existente. Las personas que toman decisiones respecto a la contratación de actores, actrices y directores/as están influenciadas por los prejuicios de la sociedad, por las etiquetas que ésta nos pone. Se presupone que un actor o director masculinos producirán mayores calificaciones de la audiencia (e indirectamente, mayores ingresos); pero tal y como hemos demostrado anteriormente, esto no es cierto.

¿Cómo podemos mejorar el futuro de la forma más rápida posible?

Debido a los prejuicios que la rodean y a su influencia en la cultura social, la industria cinematográfica ha puesto en marcha una serie de importantes acciones para combatir dichos prejuicios, de los que otras industrias pueden aprender y adaptarse. Algunos ejemplos son:

  1. Inclusion riders. Es una cláusula añadida a los contratos de los actores para asegurar que el casting de las producciones sea más representativo en cuanto al género, las personas de color, las personas de L.G.B.T.Q. y las personas con discapacidades.
  2. Prueba de representación de género. Destacar el papel de la mujer en el cine como protagonista en lugar de simplemente como decorado en los papeles de los hombres, ha sido promovido por la Prueba de Bechdel: para pasar la prueba, una película tiene que incluir al menos a dos mujeres que tengan nombres y que hablen entre ellas sobre algo que no sea un hombre. En los últimos años, posiblemente debido a la existencia de la prueba, ha habido una mejora.
  3. Estándares mínimos de igualdad. Hace poco, la Academia de los Oscar anunció que empezará a aplicar normas de representación e inclusión para la elegibilidad de los Oscars. Lamentablemente, estos criterios se aplicarán a partir de 2024.

A continuación, explicaremos la situación de desigualdad que existe en el campo científico.

Segundo ejemplo: la ciencia

¿En qué año las mujeres lograrán tener igualdad en la industria científica?

A. 2200

B. 2400

C. 2800

Se podría pensar que la ciencia, un campo en el que todo se trata y analiza desde un punto de vista objetivo, está libre de prejuicios, ¿verdad?

Volvamos a nuestra pirámide, esta vez para analizar la desigualdad existente en el campo científico.

  • Educación — ha habido igualdad durante los últimos 20 años. Después de siglos de ser sistemáticamente excluidas de las universidades y culturalmente desanimadas en las clases de STEM (Science, Technology, Engineering and Mathematics), en las últimas décadas las mujeres han ido apareciendo más en el sector educativo de la ciencia. En las universidades, las mujeres representan el 50% de las personas licenciadas, con máster o con doctorados.
  • Contratación — finalmente se vislumbra un lento ascenso hacia la igualdad. En cuanto a la contratación que se lleva a cabo hoy en día, más del 40% de las químicas y físicas y más de la mitad de las biólogas son mujeres.
  • Nobel — existe una desigualdad extrema. Desde 1906, sólo el 6% de los premios Nobel en ciencia y tecnología se han repartido a mujeres. Aproximadamente, desde que una persona empieza como estudiante hasta que llega a ser galardonada con un premio Nobel pueden llegar a pasar 40 años; aun así, volviendo a la pregunta de cuándo se alcanzaría la igualdad en este campo y teniendo en cuenta el ritmo de progresión actual, la igualdad no llegaría a este sector hasta el año 2800.

Tercer ejemplo: la tecnología e ingeniería

¿En qué año las mujeres lograrán tener igualdad en el sector de la tecnología y de la ingeniería?

A. 2450

B. 2900

C. Imposible de calcular

Volvamos directamente al análisis de nuestra pirámide, esta vez aplicada al campo mencionado anteriormente.

  1. Población y audiencia — sin sesgo. Analizando la base de la pirámide, generalmente no se observa ninguna división de género en cuanto al uso de la tecnología; aunque existe una mayor desigualdad a medida que se va bajando en la escala socioeconómica de las naciones.
  2. Educación — poco crecimiento, y de hecho hay un declive en los últimos años. En formación, sólo alrededor de un tercio de los estudiantes de licenciatura y máster en Informática son mujeres y esta proporción está disminuyendo. Una de las razones de este desequilibrio es que muchas veces las aulas no son acogedoras para ellas. Por esta misma razón hemos creado AllWomen, un espacio en el que las mujeres pueden desarrollar sus conocimientos sobre tecnología en un entorno acogedor.
  3. Sueldo — muy sesgado. Además, la brecha salarial en Ingeniería y Ciencias de la Computación es de alrededor del 20%.
  4. Turing — extremadamente sesgado. El equivalente a los Oscar o el Nobel en Ingeniería y Ciencias de la Computación es el Premio Turing, el cual se reparte desde el año 1966. La primera mujer en recibirlo fue Frances E. Allen de IBM en 2006; otras dos mujeres han recibido el premio desde entonces. Debido a esta desigualdad y contestando a la pregunta que encabeza este ejemplo, no hemos podido calcular cuándo tendrá lugar la igualdad de género.
Frances E. Allen, ganadora del premio Turing del año 2006.

Las mujeres fueron las primeras human computers, las primeras programadoras de la historia y han sido representadas en películas como Hidden Figures, dónde un grupo de mujeres interpreta papeles importantes en las respectivas industrias tecnológicas. Muchas de estas mujeres no han obtenido el reconocimiento que merecían hasta años más tarde.

Cuarto ejemplo: el sector empresarial

¿En qué año las mujeres lograran tener igualdad en el sector empresarial?

A. 2080

B. 2160

C. 2320

Aunque las mujeres son cada vez más iguales en los niveles inferiores de formación y empleo, siguen siendo sistemáticamente excluidas de los puestos y premios más importantes.

Como hemos podido comprobar en los ejemplos anteriores, las mujeres cada vez disponen de más igualdad en los niveles inferiores de la pirámide (la misma que hemos estado analizando en todos sectores e industrias), pero siguen siendo excluidas sistemáticamente de los puestos y premios más importantes.

Volvamos otra vez a nuestra estructura piramidal, esta vez para usarla en el análisis de la situación en el sector empresarial:

  1. Educación — sin sesgo y con predominancia del género femenino. Hoy en día las mujeres representan la mayoría de las estudiantes de MBA, con un margen de entre el 10% y el 20% por encima de los hombres.
  2. Sueldo — sigue existiendo un gran sesgo. Aún teniendo la misma formación o incluso más en según qué casos, las mujeres siguen ganando alrededor de 10% menos de lo ganan sus compañeros masculinos realizando el mismo trabajo.
  3. CEO — inexistencia de mujeres en la toma de decisiones. Del total de empresas del Fortune 500 sólo el 5% son mujeres y, respondiendo a nuestra pregunta inicial, estaremos en el año 2320 antes de que alcancemos la igualdad en este campo.

Conclusiones y soluciones

Las mujeres siguen luchando por la igualdad de salarios, por una sociedad más equitativa, por un asiento en la mesa de toma de decisiones.

Nos enfrentamos a un problema complejo en el que falta representación y oportunidades de empleo en una sociedad que presenta un sesgo sistemático en todos los sectores, debido en parte a la falta de conocimiento y a la falta de apoyo de gobiernos y organizaciones; un problema compuesto que se sigue perpetuando a causa de las etiquetas, las mismas que cuentan una sola historia en vez de todas las variantes y características de la misma.

En el mundo de la Inteligencia Artificial y los datos, las máquinas y algoritmos aprenden de estas etiquetas y perpetúan las diferencias de nuestra sociedad, haciendo aumentar el tamaño del problema exponencialmente.

Vivimos en una época en la que nuestro límites físicos ya no nos definen. Cada día, a través de la tecnología que usamos en nuestra vida cotidiana y las habilidades que estamos aprendiendo gracias a ella, nos expandimos más y más lejos, digitalmente hablando. Podemos usar esta extensión como un brazo mecánico que cada vez tiene más potencia, como una palanca que podemos utilizar para potenciar nuestras capacidades como nunca.

Fotografía de la atleta, modelo, analista y actriz estadounidense Aimee Mullins, quien representa un claro ejemplo de superación personal y quien ha triunfado pese a las adversidades contra las que ha tenido que luchar durante toda su vida.

La tecnología es un arma de doble filo: aporta tanto fortalezas como debilidades en la lucha contra el problema que representa la desigualdad social.

¿Cómo podemos seguir avanzando?

Primero, debemos ser críticos con las etiquetas que usamos, sobre todo aquellas que utilizamos para definirnos a nosotros mismos. Por ejemplo, existe una gran diferencia entre que yo misma me defina como inmigrante (que lo soy) o como internacional (que también lo soy). Tenemos que ser conscientes de que esto es nuestra elección, que estas etiquetas debemos escogerlas nosotros mismos como individuos y no deberían ser impuestas por la sociedad. El cambio es posible en función de las decisiones y acciones de cada persona.

En segundo lugar, necesitamos entender que estas etiquetas no son binarias: no todo es blanco o negro, sino que existe un rango de valores entremedio de ambos. Actualmente, estamos viendo cómo se produce este cambio cuando hablamos sobre el género y los pronombres.

En tercer lugar, tenemos que empezar a construir una cultura, una estrategia y una hoja de ruta para la sostenibilidad social. Tenemos que tener la misma pasión y el mismo impulso que cuando hablamos sobre el cambio climático; y no solo las mujeres, sino todos necesitamos tener el mismo nivel de rigor para solucionar los problemas de la sostenibilidad social.

Finalmente, debemos redefinir las etiquetas que usamos nosotros mismos, las que usamos en nuestra sociedad y las que usamos en nuestra tecnología. El camino hacia una sociedad sostenible e igualitaria estará sesgado si no llevamos a cabo ningún cambio. Permanecer en este status quo no puede ser una opción.

En un futuro cercano, deberíamos hablar de las habilidades y capacidades de las personas como cualidades dinámicas y no fijas. En un futuro cercano, quizás ya no habrá segregación causada por etiquetas étnicas, de género u orientación sexual.

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