Un mapa de Medellín…

Guillermo A Medina
3 min readJul 4, 2016

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En 1875 un grupo de estudiantes de la recién creada Universidad de Antioquia dibujó un plano de la ciudad de Medellín. La fecha de su creación no es gratuita, ya que en ese año se celebraban los 200 años de la villa, y se enmarcaba en el ambiente cívico de las celebraciones republicanas posteriores a la independencia.

Según relatan Jaime Jaramillo y María Perfetti en su obra Las transformaciones de la estructura urbana de Medellín. La colonia, el ensanche y el plan regulador, el mapa obedece a la intencionalidad del Concejo de la ciudad en adherirse a la celebración del bicentenario de la fundación. Pero hay más de fondo, la idea de una representación cartográfica de la ciudad obedece a que hasta esa fecha no había un mapa oficial de su territorio, sólo se tenían unos mapas privados y un plano del siglo XVIII que había sido diseñado para dirimir un conflicto predial.

Por eso cuando se piensa la cartografía urbana del siglo XIX en Medellín se debe asociar al rol que tiene la minería y la tecnificación de su explotación como escuela de formación. Si nos ceñimos a la historia cartográfica regional sólo nos encontramos que los mapas y planos estaban centrados en las explotaciones y localizaciones de minas, construcción de caminos, y las divisiones administrativas del departamento. Esto condicionado a personalidades como José Restrepo, Carlos de Greiff, Agustín Codazzi y los ingenieros ingleses de turno que elaboraron planos ‘de a pie’ cuya cartografía base eran sus itinerarios.

Pero volviendo al mapa de 1875, la representación de la villa nos deja varias luces de la racionalidad imperante. Lo primero es la importancia del ordenamiento, la presencia de una cuadrícula española como un delineador de la morfología urbana. Es decir el mapa por vez primera se convierte en un instrumento ordenador y no de resolución de conflictos.

El segundo elemento es la distribución de los edificios notables y la ‘proyección’ de un territorio administrativo. Esto es la ‘resignificación’ del espacio acorde a las expectativas sociales. Ordenar el espacio desde lo político es visibilizar la nueva institucionalidad imperante en el territorio procurando establecer un vínculo patrimonial con el pasado histórico. Sin embargo, cabe destacar que las nuevas estructuras buscan relacionarse con el nuevo orden republicano, el ideal independista y el afán civilizador de la naciente república en un contexto de disputas regionales por el poder político nacional.

El tercer factor es la organización de la orientación del mapa. Está diseñado para pensarse en función de la integralidad del espacio, de cómo vincular los territorios periurbanos con un centro en expansión. La distribución uniforme de calles, el orden de las quebradas y del río, pueden interpretarse como una racionalización del cómo debe ser el espacio urbano.

Finalmente, se debe destacar su reedición en 1889 por parte de los estudiantes de la Escuela de Minas. Si bien el de 1875 era un plano, ya la nueva edición incorporá la racionalidad imperialista de finales del siglo XIX, la visibilización del progreso. Tal como será el mapa de Bogotá de los mismos años, este obedece a una racionalidad de integrar la cartografía con la fotografía, de representar claramente el progreso de las ciudades ante diferentes públicos. El de Bogotá sería parte de una exposición colonial en Paris, el de Medellín servirá como base para la cartografía del siglo XX, del sueño de pasar de una villa a una urbe como lo fueron los planos ‘futuros’ de inicios de este siglo.

Imagen tomada de https://commons.wikimedia.org/wiki/File:Plano_de_medellin_a%C3%B1o_1875.jpg
Imagen tomada de http://encuentros-cartograficos.net/logbook/IMG/jpg/plandemed61.jpg

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Guillermo A Medina

Political Scientist — Historian, Map enthusiast, lecturer and researcher of landscape’s transitions through historical and political geography.