La odisea de crear cosas con las manos (I)

Hola, me llamo Arcadi y soy torpe.

No torpe de “Ay, qué mono, se tropieza con las cosas”, sino torpe de “No te doy una barra de pan porque te la clavarás en el ojo”. Quizás estoy exagerando un poco, pero el mensaje sigue siendo el mismo: uso mis manos como el puto culo.

Soy una persona muy de ensayo-error. La cago, lo vuelvo a intentar. Vuelvo a cagarla, lo vuelvo a intentar. La cosa es que, en mi caso, SOY INCAPAZ de hacer algo bien, sin equivocarme. No te hablo de ser UN DIOS DE LA VIDA Y OH WOW MUCH SKILLFUL VERY GENIUS, sino de que el único sitio en el que puedo hacer algo a derechas es en el ordenador, donde pulsar Ctrl+Z soluciona todos problemas. ¿La cago? Deshacer, y como si nada. En la vida real no puedo deshacer, así que tengo que vivir con los errores que cometo a lo largo de una tarea (aunque esto se puede extrapolar a la vida en general), que se van acumulando y acumulando hasta que el resultado es una gran bola de mierda.

No obstante, visto mi (muy relativa) facilidad a la hora de crear cosas en el mundo virtual, tiendo a ser bastante generoso y optimista conmigo mismo, así que suelo sobrestimar mi propia habilidad manual, así que cuando yo, tiquismiquis de los cojones, vi que la iluminación de los vídeos que hacemos en Tippe Top Physics deja MUCHO que desear, no dudé ni un momento. ¡Ya está, voy a hacer unos focos DIY con bombillas de flexo y las garrafas de agua que nos sobran! No debe de ser muy difícil, ¿verdad?

Mi idea era pillar una garrafa de agua, cortarla por la mitad y forrarla por dentro con papel de periódico (ya te puedes imaginar que quizás no es la elección más adecuada). El agujero de la garrafa tiene el tamaño perfecto para meter un casquillo de bombilla y tiene hasta un asa para poderla carretear arriba y abajo. Bien, pues allá que nos vamos al Todo a Cien a pillar todo el material necesario: cola, una brocha/pincel (no sé cuál de las dos es), y cable, clavijas, casquillos de bombilla y, por supuesto, bombillas. Estuve como media hora arrastrando a Miguel, que tiene una paciencia infinita conmigo, por la tienda, preguntándole qué bombilla creía que sería mejor para un foco, y el pobre, que estaba arrastrándose por los suelos, no estaba para pensar, y yo, que me sentía mal por él y quería terminar con la compra ya, pillé unas al azar. Bueno, al azar no, las pillé de forma que el casquillo entrara justo en el agujero, pero no miré ni la potencia ni nada eso, porque yo soy así, hago las cosas sin pensar y luego no es de extrañar que necesite un botón de Deshacer en mi vida.

Ingenuo de mí.

El jueves que viene tenemos que grabar vídeos para Tippe Top Physics, así que estaría bien tener para entonces un foco aunque fuera, así que, después de una tarde-noche de morir en el sofá (las clases por la tarde son muy mortales) me puse manos a la obra sobre las 12:30h, hace unas 3 horas. Vale, pues allá que vamos.

Me pongo a encolar la primera garrafa (de tres), y ya me veo algunos problemas: la garrafa tiene repliegues y cosas salientes y mierdas que no hacen más que molestar a la hora de encolar y de poner el papel de periódico, pero sigo con lo mío. Es una molestia y ya está.

Es entonces cuando me asalta otra duda: ¿se verá bien la bombilla con la forma que tiene la garrafa? Ahora que la veo, es bastante larga, tendría que recortarla un poco, pero no lo puedo saber porque no he visto la bombilla en acción. Decido hacer unas cuantas pruebas con el flash de mi teléfono para ver qué tal, y termino viendo un campo de iluminación mucho menor del que me esperaba. Pero bueno, es que el flash no está en la posición en la que estará la bombilla, y quizás el cuello de la garrafa me está metiendo esa limitación, no sé. Esta mañana he tenido un examen de Laboratorio de Óptica y eso siempre deja secuelas.

Pues parece ser que para saber cómo será la bombilla en acción tendré que ver la bombilla en acción, así que me pongo a montar la parte eléctrica de un foco: pillo cable, lo conecto por un lado a una clavija y por el otro lo conecto al casquillo, y por tanto, a la bombilla. Vale, me mola. Con la clavija he estado una cantidad de tiempo razonable, teniendo en cuenta que se me dan fatal estas cosas, así que no mucho que decir. AHORA BIEN, NO ME HABLES DEL CASQUILLO. Es una cosa rarísima, no se parece a ningún otro casquillo que yo pueda encontrar por internet ahora mismo, y por eso he estado como 30 minutos intentando simplemente desmontarlo para poder meter los cables. El problema ha sido cuando he desmontadro el casquillo y no sabía dónde meter los cables. Yo tenía dos, y había 4 agujeros. ¿QUÉ HAGO? Pues (imprudente de mí) he metido uno de los cables en un agujero al azar y el otro lo he metido en el agujero diametralmente opuesto, por eso de mantener la simetría. ¿Lo tengo todo? Lo tengo todo. ¡Venga, conectémoslo!

Pam.

Saltan los plomos del piso. Afortunadamente, no hay testigos. Quien no está durmiendo está fuera, así que no hay quejas. Aparentemente, he provocado un cortocircuito en la clavija. Es el único sitio en el que puedo haber provocado un cortocircuito. Lo arreglo, pero no lo conecto. Que saltasen los plomos era la señal que estaba esperando para parar por el momento. Ya la he liado lo suficiente por hoy.

Pero no voy a rendirme. Si consigo hacer ESTOS FOCOS, podré hacer cualquier cosa. En la vida. Siempre. Para toda la eternidad. Quizás esta extrapolación es horriblemente burda y optimista, pero déjame en paz, es tarde y ya me estoy muriendo de asco. Pero no voy a rendirme.