Del tabú a la salud pública: la importancia de hablar de menstruación

Guadalupe Garcia
23 min readAug 7, 2020

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Por: Martina Witte, Rosario Gómez y Guadalupe García.

Pensar la menstruación como un proceso vergonzoso que debe ser oculto ha creado un círculo lleno de tabúes, prejuicios y desinformación a su alrededor. Esta desinformación es la consecuencia con más repercusiones en la vida de las personas. Pero si volcamos este factor sobre la menstruación nos encontramos como resultado un sinfín de términos utilizados de forma errónea y nada inocentes. ¿Por qué se habla de higiene y no de salud menstrual? ¿Es correcto que las góndolas con productos de gestión menstrual se cataloguen en la sección de “cosméticos” o “perfumería”? Estos discursos encasillan a la menstruación como un acto “sucio” que hay que “higienizar” o “limpiar”, cuando lo cierto es que estos productos considerados como “higiénicos” lo son muy poco. Un estudio de la Universidad Nacional de La Plata en el 2015 determinó que el 85% de las muestras analizadas (algodón, gasas, hisopos, toallitas y tampones) contienen glifosato, una sustancia herbicida que se utiliza para fumigar los campos y es potencialmente cancerígena.

Ilustración: Adara Sánchez (@adarasanchez)

Los tabúes en torno a la menstruación, así como en torno a la sexualidad y la diversidad, tienen el mismo origen y datan de tiempos anteriores: un sistema capitalista patriarcal que genera mecanismos de opresión históricamente avalados por discursos dominantes y reproducidos por las representaciones de estereotipos en publicidades, cine, televisión y novelas.

“Es necesario visibilizar y hablar de esto. Dejar de decir “me vino” o “Andrés” o que estamos “indispuestas”. Tenemos que entender que a través de esas palabras, de las imágenes que nos propone el mercado (sangre azul/cuerpos hegemónicos, productivos y fuertes) se esconde un discurso violento y misógino que distorsiona nuestra capacidad de mirarnos y querernos. La mayoría de nosotres pasa mucho tiempo de la vida menstruando, es algo natural y la verdad que debería ser un proceso que se pueda encarar de la mejor forma o como a une le parezca. Es injusto que nos tengamos que esconder de eso” Lucía, 28 años. Cipolletti, Río Negro. Encuesta sobre Salud Menstrual.

¿Hoy podemos hablar de menstruación aún más que ayer? Sí. Y esperemos que la completa aceptación y naturalización de la menstruación en la sociedad sea un hecho cada día más cercano. Pero, ¿qué implica menstruar?

Relevamiento

Deconstruir el halo de prejuicios que gira en torno a menstruación y que afecta directamente a las personas menstruantes es un objetivo que se extiende a lo largo del país. Por ello, y para llevar a cabo esta investigación, se obtuvieron 1.130 testimonios de personas menstruantes que participaron de una encuesta digital sobre Salud Menstrual, durante la segunda semana de julio del corriente año. Los resultados arrojaron que las familias, o en el mejor de los casos la Educación Sexual Integral (ESI), sólo proporcionan información sobre las toallitas y tampones descartables al momento de explicar cómo gestionar la menstruación. Cuando se preguntó sobre los métodos que utilizan o utilizaron a lo largo de su vida menstrual, el 89% de las personas encuestadas respondió que usa o usó toallitas descartables. Por otro lado, los protectores tuvieron un índice de respuesta del 64,8%. La copa menstrual fue seleccionada por el 54% de las personas que participaron en la encuesta como método que utilizan o utilizaron para gestionar la menstruación. Además, las toallitas y protectores de tela fueron seleccionadas por el 36,1%. La encuesta también hizo aparecer métodos aún más desconocidos como las bombachas menstruales o esponjas vegetales, pero también hay gente que dice utilizar trapos de algodón o vivir su menstruación como un sangrado libre.

Créditos de imagen: Cottonbro

Necesidad de que se apruebe una Ley:

Menstruar es un hecho fisiológico que le sucede a la mitad de la población mundial. Cada mes las personas menstruantes deben abastecerse de productos para poder gestionarla. Las que opten por tampones y toallitas desechables tendrán gran variedad de marcas y modelos en las góndolas del supermercado, con precios cada vez más altos, influidos constantemente por la inflación. Quienes opten por un producto reutilizable, como copas menstruales o toallitas de tela, tendrán una opción más duradera, pero con una mayor inversión inicial.

Ninguno de estos gastos está contemplado dentro de políticas de salud del Estado. No existe ningún mecanismo para garantizar que las menstruaciones no se vuelvan un impedimento para la vida cotidiana y puedan ser gestionadas exclusivamente con productos creados para tal fin. Si bien los tampones y las toallitas están incluidos dentro de los Precios Cuidados, esta medida no es suficiente. La economista Natsumi Shokida, integrante de Economía Femini(s)ta, explicó en diálogo con Télam que, teniendo en cuenta los valores de marzo de este año, “el costo de menstruar fue de $2.930 por año por persona en la compra de toallitas y de $3.780 en el caso de uso de tampones, teniendo en cuenta una cantidad de 13 ciclos menstruales por año y 22 productos utilizados por ciclo”. Este es un gran costo extra si se considera que las mujeres ganan, en promedio, 27% menos que los hombres y tienen mayores porcentajes de precarización laboral. La desigualdad económica se ve acrecentada por la cuarentena, ya que se estima que se perderán entre 750.000 y 820.000 puestos de trabajo en el país. Así lo expresó Pedro Américo Furtado de Oliveira, director en la Argentina de la Organización Internacional del Trabajo (OIT). ¿Cuántos de estos empleos perdidos serán de mujeres? ¿Cuántos de disidencias? ¿Cómo les afectará a la hora de gestionar su menstruación?

Una amplia mayoría debió cambiar de marca o producto debido al precio.

En la encuesta realizada, el 77,6% de las personas manifestaron haber tenido que cambiar de producto y/o de marca debido al aumento de precios. Queda claro entonces que, a la hora de elegirlo, el factor económico es tenido en cuenta. Una disminución en la capacidad adquisitiva o una suba en los valores pueden significar adquirir productos de menor calidad o comodidad, porque son la única opción a la que se puede acceder.

“Si bien yo no tuve inconvenientes para pagar la marca de toallitas que uso o usaba, conozco chicas que sí tuvieron que cambiarla, y están viendo la posibilidad de las toallitas de tela, x un tema económico, y no porque sea algo que las convenza desde el punto de vista “ecológico” Alexia, 32 años, Buenos Aires, Encuesta sobre Salud Menstrual.

Se entiende también por qué algunos de los proyectos de ley que se presentan contemplan la eliminación del Impuesto al Valor Agregado (IVA) en este tipo de productos. Se busca que sean considerados de primera necesidad y que se vuelvan más accesibles. La quita del 21% aliviaría en cierta medida el gasto mensual. Casi la totalidad de las personas encuestadas (98,2%) coincidieron con la necesidad de esta eliminación impositiva.

La eliminación del IVA es una medida que tiene acuerdo casi unánime.

Son muchos los factores que influyen en la salud menstrual de una persona y que permiten que pueda llevar una menstruación de forma digna. Cuando estos factores no están presentes se está ante la llamada “pobreza menstrual”. La diputada nacional Camila Crescimbeni la definió en un articulo para Infobae como “la imposibilidad de acceder a productos sanitarios; educación sobre gestión menstrual; inodoros o instalaciones para lavarse las manos y/o gestión de residuos.” La pobreza menstrual es una realidad en nuestro país y afectará a más gente mientras la situación económica siga empeorando y no se implementen políticas enfocadas en combatirla.

¿Qué es lo que nos frena entonces? Existen antecedentes que respaldan la entrega de toallitas, tampones y copas menstruales. Países como Escocia (2018), Gales (2019) e Inglaterra (2020) han promulgado leyes para la provisión gratuita de estos productos en establecimientos educativos públicos. También Nueva Zelanda implementó la distribución gratuita de toallitas desechables y tampones en colegios secundarios. Incluso hay municipios argentinos que este año tomaron medidas similares. El municipio de Morón y la ciudad de Santa Fe aprobaron ordenanzas para la provisión gratuita de productos de gestión menstrual en marzo y mayo respectivamente. Santa Fe es la primera capital provincial que contempla este derecho. Sin embargo, proyectos de otras ciudades aún esperan su aprobación. Lo mismo ocurre a nivel nacional. ¿Por qué no se implementan políticas para que la gestión menstrual sea accesible a todas las personas? ¿Por qué es tan complejo que proyectos de ley sobre este tema sean aprobados, o siquiera tratados, en las distintas legislaturas provinciales y en el Congreso Nacional?

Para el 97,4% de las personas los productos de gestión menstrual deberían entregarse gratuitamente.

“El Estado debería entregar de manera gratuita copas menstruales y hacer hincapié en su utilización, al igual que las toallas, protectores y pañales de tela. Lástima que es una utopía, se les terminaría el negocio con las grandes empresas de descartables…” Erika, 26 años. Buenos Aires. Encuesta sobre Salud Menstrual.

Créditos de imagen: Polina Zimmerman

“Que exista una ley para la distribución y el acceso de productos de gestión menstrual para todas las personas menstruantes. Debe ser un derecho poder acceder a una toallita, tampón, copa menstrual, etc.” Melina, 23 años, Buenos Aires, Encuesta sobre Salud Menstrual.

La situación en Neuquén:

La región no es ajena a proyectos de ley errantes, en busca de tratamiento legislativo. En la provincia de Neuquén se han presentado tres proyectos en estos últimos años. El primero de ellos por Jesús Escobar y Santiago Nogueira, del Bloque MOLISUR, en mayo del 2018 (Proyecto N° 11.721). Replicaron en la legislatura neuquina el proyecto que presentó Victoria Donda (en aquel momento diputada de Libres del Sur) en el Congreso de la Nación en 2017. Este contempla la “provisión gratuita de elementos para la gestión menstrual a niñas, adolescentes y mujeres (…) en ámbitos educativos, de salud y recreativos.” Además, propone brindar información y capacitar a las usuarias en cuanto a higiene y salud menstrual.

Por su parte, los diputados Ayelén Gutiérrez, Guillermo Carnaghi, Nanci Parrilli y Javier Bertoldi, del Frente para la Victoria, elaboraron el Proyecto de Ley N° 11.807, presentado en junio del mismo año. Este establece “un régimen de provisión gratuita de productos de gestión menstrual en la Provincia de Neuquén”, reconociendo el acceso a este tipo de elementos como un derecho irrestricto que debe ser garantizado. Así mismo, promueve entregar información veraz y científica sobre los productos de gestión menstrual existentes, ya que “toda persona menstruante tiene derecho a elegir y acceder al tipo de producto que mejor se ajuste a sus necesidades.” Se busca que sean considerados insumos básicos y que, a través de la educación, puedan removerse estigmas vigentes en torno a la menstruación para “fomentar la igualdad de trato entre niñas, niños y adolescentes.”

Cabe destacar que este proyecto se refiere a “personas menstruantes” y no a “mujeres” como lo hacía el proyecto anteriormente mencionado. Esto permite incluir a las personas no binarias y a los varones trans, que también menstrúan y suelen ser ignorados, tanto en el discurso como en las publicidades de productos de este tipo.

La diputada Ayelén Gutierrez. Foto: Angostura Noticias.

En la actualidad, Ayelén Gutiérrez es la presidenta del bloque de diputados neuquinos del Frente de Todos. Al consultarle sobre la iniciativa que presentaron hace ya dos años, exclama: “Vimos que era una ley factible de poder ser presentada y aprobada, así que nos pareció recontra importante que se tratara y bueno, la preparamos, la presentamos en la Legislatura y quedó ahí.”

Puede verse un patrón parecido al de los proyectos nacionales. Es otro proyecto que no avanza, que queda estancado, sin tratamiento. Gutiérrez aclara que muchos no lo consideran un tema urgente a tratar, pero en su opinión, son “aportes necesarios, sobre todo en un momento en el que la economía es súper frágil”. Hace referencia así a la pandemia que, desde marzo, vulnera a la economía. La entrega gratuita de productos de gestión menstrual sería “una ayuda enorme para la economía familiar, para la economía de las mujeres en particular”, sostiene.

Acota que, como oposición, es difícil debatir y poner en escena los temas que al bloque le interesan. Este año enviaron notas para poder volver a darle tratamiento a su proyecto: “Esto fue en marzo, después vino la situación de la cuarentena. Nosotros volvimos a retomar las actividades legislativas recién a fines de abril, con una dinámica de trabajo muy engorrosa y eso está dilatando el tratamiento de muchísimos proyectos”. Recalca que mientras no exista la voluntad política de tratar ciertas cuestiones, seguirán sin implementarse soluciones.

La iniciativa del 2018 permite, desde lo establecido en el texto, ir mutando y adecuándose a los tiempos que corren. En cuanto a los productos distribuidos se lee que “pueden incorporarse nuevas tecnologías que vayan surgiendo”. La diputada resalta que bajo este concepto “hoy en día también se podría pensar en incluir copas menstruales”. Y agrega: “Luego se presentó un proyecto también en la Legislatura específicamente sobre la copita menstrual, que se pueda repartir de forma gratuita. Un proyecto que tampoco fue tratado”. El proyecto al que hace referencia es el de quienes eran diputadas del Frente Neuquino, Teresa Rioseco y Pamela Mucci. Es el último que se ha presentado (en el año 2019) y su objetivo es crear un Programa Provincial Permanente de Copas Menstruales Gratuitas. Se distribuirían en todos los hospitales públicos, junto con capacitación sobre su uso y esterilización. Además busca “generar conciencia medioambiental sobre el uso de artículos de extensa vida útil”, algo que no estaba contemplado en las iniciativas anteriores, pero que resulta central considerando el impacto ambiental de los desechables.

Aunque a simple vista parezca una muy buena opción (considerando que las copas son más sustentables, no contienen químicos dañinos y pueden durar hasta diez años), se deben tener en cuenta ciertos factores. Es en ese sentido que Sofía Sandoval, trabajadora social y emprendedora de productos menstruales, aclara: “El uso de la copa menstrual o de una toallita de tela requiere cosas mínimas, como agua potable por ejemplo, que hay sectores que no las tienen.” Ella explica que no se puede ignorar esta realidad, ya que la gente que no tenga acceso a agua potable no podrá esterilizar la copa para evitar la acumulación de bacterias o infecciones.

Como trabajadora social, le ha pasado que adolescentes le han dicho que no tienen toallitas. No es ajena a que este es un problema real y cercano, por lo que la distribución gratuita de productos de gestión menstrual le parece una iniciativa positiva y necesaria. También apoya la entrega de productos reutilizables, solo recalca que no hay que caer en la ingenuidad de simplemente ofrecer copas menstruales a las personas y esperar que funcione. “El uso de la copa menstrual también tiene que ir a la par de educación menstrual”, declara, añadiendo que es fundamental que haya un acompañamiento real detrás, para asegurar el uso adecuado de los productos y el conocimiento del propio cuerpo que se requiere para ello.

Solo teniendo en cuenta estas aristas, podrá implementarse una política de distribución de productos reutilizables efectiva.

“No soy usuaria del método: copa menstrual, pero con información y asesoramiento conozco experiencias que son súper recomendables. Quizás eso es lo que hoy hace falta para llegar a aquellxs personas que menstrúan, más información y acompañamiento, sobre todo, empatía.” Marlen, 24 años, Sierra Colorada, Río Negro, Encuesta sobre Salud Menstrual.

La propuesta de Viedma, Río Negro:

La organización conocida como Economía Femini(s)ta (EF), quien a través de la producción datos, estadísticas y contenido académico busca la visibilización de las desigualdades de género, presentó en el 2017 un proyecto de ley ante el Congreso de la Nación, que planteaba la necesidad de generar la provisión gratuita de productos de gestión menstrual, como también la eliminación del IVA sobre los mismos. Sin embargo, el primer antecedente de política pública por el acceso a la gestión menstrual en nuestro país fue gestado en capital rionegrina.

En conjunto, la Municipalidad de Viedma y el Concejo Municipal de la Mujer presentaron un proyecto de ordenanza bajo los objetivos de crear un programa municipal de formación en salud menstrual y la facilitación al acceso de métodos alternativos de gestión menstrual, siendo la copa, la principal alternativa. Entre muchos otros puntos, la municipalidad se había comprometido a comprar copas menstruales para los barrios más vulnerables de la ciudad, entregándose a aquellas personas que no puedan acceder a ellas. Sin embargo, con el tiempo, el proyecto finalizó al igual que números otros bajo la temática de salud menstrual en la región: nunca sucedió. Las encargadas de presentar y promover la ordenanza, fueron las las concejalas Mariana Arregui del Partido Socialista y Evelyn Rousiut del FPV-PJ y las integrantes del colectivo Mala Junta, Julia del Carmen, Julieta Parente, Ain Luna y Noelia Calvó Martínez.

Las concejalas junto a miembtros del Consejo Municipal de la Mujer. Foto: Consejo Deliberante Viedma.

“ Considero de vital importancia la aplicación de ESI en las escuelas a temprana edad, sin intervención de la religión, que alteran al 100% la información y omite el 90% de los contenidos. También es súper importante el acceso a productos de gestión menstrual para toda la población, por lo que se deberían implementar medidas que aseguren el acceso gratuito a ellos” Belén 33 años, San Juan. Encuesta sobre salud menstrual.

¿Por qué no se tratan los proyectos?

Parece quedar claro que la salud menstrual juega un rol importante en el bienestar de quienes menstrúan. Falta comprender, entonces, por qué no se trata a los proyectos de ley de esta temática con la seriedad que se merecen.

“Hay una decisión política, claramente, de no poner en discusión estos temas, de no darle la importancia que tienen”, declara la diputada provincial neuquina, Ayelén Gutiérrez, enfáticamente. Para ella es claro el trasfondo ideológico detrás de estas medidas: “Creo que hay muchos proyectos que se traban (…), que en realidad la situación de fondo tiene que ver con una discusión de no querer hablar de estos temas porque forman parte del tabú, de lo que no se puede hablar”. Se refiere también a la situación puntual de Neuquén, en la que un actor clave obstaculiza los debates. “En este momento, una de las presiones más grandes porque no se traten un montón de temas tiene mucho que ver con la influencia de las iglesias evangélicas”, admite, “se está dando una profunda pelea de sentidos”. Es así que no solo se dificultan las políticas de gestión menstrual, sino también la implementación de la ESI y la aprobación del cupo laboral trans.

El rechazo por parte de sectores más conservadores no es algo nuevo, históricamente se han opuesto a temas considerados tabú o “inmorales”. Sin embargo, las disputas de sentidos entre los diversos sectores de poder son necesarias para evitar que estas temáticas dejen de estar en agenda y para lograr avances, aunque sean pequeños. La educación también posee un papel fundamental. Si se le enseñara a la sociedad que la menstruación es algo completamente normal y algo de lo que puede hablarse sin estigmatizar, se llegaría a niveles de naturalización del tema que permitirían comprender de entrada lo necesario que es discutir e implementar estas políticas.

“Me gustaría que cualquier opción de uso de elementos para la menstruación sea gratuitos o que por lo menos la lucha sirva para que el precio baje, hay que tener en cuenta que hay muchas desigualdades sociales y muchas realidades diversas en donde la ESI no es tratada con seriedad como un eje transversal en la educación, la falta de ingresos en sectores populares y vulnerables por cuestiones socioeconómicas. Es todo un encadenamiento de hechos que a lo largo producen consecuencias por la falta de información. Hay que apostar por la educación pública, el enseñar todo a todos hasta el último rincón del país. Mientras mayor sea la sed del conocimiento, menor será el hambre de ignorancia.” Macarena, 21 años. Neuquén Capital. Encuesta sobre Salud Menstrual.

Realidad que supera la ficción

— “Creo que hasta hace media hora — continuó ella — esa chica no sabía que existiese la menstruación”, narra una de las líneas de la célebre novela Carrie, del autor estadounidense Stephen King, en donde una adolescente de 16 años se topa por sorpresa con su primera menstruación en las duchas de su escuela. Acto que lejos de haber sido tomado con naturalidad se torna en una experiencia traumática para el personaje al pensar que moriría desangrada, ya que nunca antes, en su hogar o en su escuela, alguien le había hablado sobre menstruación.

“Carrie” 1976: Brian de Palma

La vivencia de Carrie, lejos de ser ficción, puede ser volcada a la realidad debido a que refleja la desinformación que muchas personas menstruantes sufren respecto al tema al llegar su menarquía, ya que muchas veces, la información solo llega en el momento en el que se produce el primer sangrado, no antes, siguiendo un camino hacia el lado de lo secreto, de lo que debe permanecer oculto ante la vista de los demás.

Así mismo, la sorpresa que generaba entre sus compañeras y docentes el hecho de que Carrie desconociera el acto de menstruar a una edad “avanzada”, nos lleva a los prejuicios que existen en torno a los cuerpos menstruantes y la edad en la que se considera normal la llegada de la menarquía. — “¿No es un poquito… eh? — ¿Mayor para que sea la primera vez?” resalta otra línea de diálogo, reflejando el poco trabajo y conocimiento sobre el tema que hay en muchas instituciones educativas al respecto.

Si pensamos en una Carrie lejos de su hogar en Maine y la ubicamos en un contexto patagónico regional hace unos años atrás, quizás la historia de este personaje no hubiese sido distinta, ya que los prejuicios que han rodeado a la menstruación se acentúan en todo el mundo –basta con hacer un análisis a las publicidades de productos de gestión menstrual-. Sin embargo, y con el pasar del tiempo, estas ideas han sido puestas en tensión y trabajadas desde distintos ejes por muchas personas a la largo de América Latina como por ejemplo en Colombia y Argentina. Este último país, y para ser más precisos, la ciudad de Viedma en Río Negro, fue el lugar elegido por Amanda López Cobo, hace 7 años para acentuarse lejos de su natal Andalucía en España.

Si Carrie hubiese sido informada por Amanda antes de que sucediera su traumática experiencia, su primera menstruación hubiese sido uno de los actos más naturales en su vida menstruante y parte de su historia sería muy distinta. La naturalidad con la que Amanda trata el tema se debe a que ya hace un tiempo, cumple el rol de ser educadora menstrual, un nuevo término que ha tomado fuerza en Latinoamérica en los últimos años. “No hay que ir a la universidad para ser educadora menstrual” señala Amanda, que así mismo remarca que su tarea no se basa en la mera acción de vender algún producto de gestión menstrual, sino que conlleva una investigación respecto al ciclo menstrual, un estudio que luego se lleva a la práctica.

“La educación menstrual para nosotras tiene un marco de educación sexual integral, un marco de salud, de poder compartir información sobre un ciclo menstrual ovárico desde la salud no desde la enfermedad.” Amanda, remarca que el lugar de partida de la educación menstrual es siempre desde la salud, el autoconocimiento, el placer, “es el posicionamiento que nosotras tenemos y que es lo que nos parece que es educación menstrual”, enfatiza.

Cuando la joven andaluza usa el término “nosotras” se refiere al equipo que conforma con su compañera educadora menstruante Lorenza Piazzi, quien hace algunos años, decidió trasladarse desde Italia para instalarse en Valle de Calamuchita en Córdoba. Lorenza y Amanda han creado “Educación menstrual lunática” un proyecto que se basa en generar materiales didácticos creados desde un enfoque educativo para informar y acompañar las primeras menstruaciones y la sexualidad femenina en general. Entre sus objetivos se encuentran visibilizar la menstruación, brindar herramientas de educación menstrual, asesorar a familias y docentes con respecto a cómo tratar la menarquia, fomentar actitudes positivas acerca de los procesos sexuales femeninos, contribuir al desarrollo de la sexualidad integral de las personas y ofrecer productos para las primeras menstruaciones.

Este proyecto, solo tiene presencia en Córdoba y Río Negro hasta el momento, pero con el tiempo, ambas educadoras menstruales esperan poder llegar a más rincones de la región y el resto del país, para dejar de lado los tabúes y la desinformación que giran en torno a la menstruación. “No nos parece que se esté hablando de educación menstrual cuando se está partiendo desde la enfermedad, cuando se está patologizando tu cuerpo” agrega la joven.

Amanda López Cobo. Foto: Educación Menstrual Lunática http://educacionmenstrual.com.ar/?page_id=9

Un punto de partida importante para la creación del material didáctico surgió al momento de dictar sus talleres, observando el enfoque con el que se representaban los órganos sexuales femeninos en las láminas educativas: por un lado se plasmaban desde un enfoque clínico (enfermedades o desequilibrios), mientras que por el otro representan un estereotipo de feminidad al estar rodeado por flores y colores claros. Entre su material didáctico se pueden encontrar: vulvas títere, úteros tejidos, libros sobre ginecología natural y primeras menarquías, láminas sobre el ciclo menstrual ovárico, carpetas investigativas corporales en 3D, entre otras. Así mismo, ellas mismas brindan talleres sobre cómo se usan dichos materiales, debido a que a veces al solicitarlos la gente no sabe cómo trabajarlos.

En dichos talleres, se propone un espacio donde las personas menstruantes puedan trabajarse a sí mismas y donde profesionales que incorporen el ciclo menstrual en sus prácticas puedan acercarse a adquirir información. Lejos de ver a la educación menstrual desde un punto de vista mercantilista, se busca brindar una herramienta que pueda ser útil tanto a nivel personal como en el espacio de trabajo.

Otro de los objetivos del proyecto de Educación Menstrual Lunática descansa bajo la búsqueda de ampliar y actualizar los contenidos de la ESI (Educación Sexual Integral) para que lleguen a la mayoría de la población y no sea un privilegio al que solo pocos pueden acceder. La ley n° 26.150 que fue aprobada en 2006 — es decir hace ya 12 años — y que ha generado resistencias a los largo de estos años en cuanto al dictado de su contenido en las aulas, es uno de los ejes fundamentales, según Amanda, en dónde la educación menstrual debe estar enmarcada y enseñada. “Los docentes deben estar capacitados en ESI, no se trata solo de estudiar y nada más. Se deben hacen capacitaciones, estar frente a preguntas sobre cómo resuena el tema y cómo se comparte. Hay que liberarse de los prejuicios sobre el tema antes de trabajarlo,” agrega.

Al mismo tiempo resalta, que si bien algunas personas, saben de su rol como educadora menstrual, la gran mayoría la conoce por su labor de revendedora de la marca Me Luna de copas menstruales, y es por este lado en donde más le llegan preguntas referidas a temas sobre sexualidad, “en el sistema educativo no se implementa la ESI como corresponde cuando la gente busca la información alguien que vende la copa menstrual como yo” señala.

Viedma Menstrúa

Siendo el 28 de Mayo el día por la acción de la salud de las mujeres, en el 2018 se realizaron un conjunto de actividades sobre el tema, que se llevaron a cabo en la Universidad Nacional del Comahue, lo que llevó a que el año pasado, en el colegio Pablo VI de Viedma, se realizarán charlas, talleres y encuentros bajo una mirada integral sobre la menstruación en post de la búsqueda de su visualización libre de prejuicios. Lejos crear un conjunto de actividades separadas, Amanda y Mariana Arregui, referentes feministas locales, buscaron que las jornadas autogestivas tuvieran lugar durante todo el fin de semana de los días 11 y 12 de Mayo de 2019 y que fueran un lugar de conocimiento para todas las personas de la zona, menstruantes no. Este año, debido a la pandemia generada por el COVID 19, el encuentro no se dejó de lado y se realizó de forma online.

Créditos de imagen: Mónica Kozub

Para Amanda, estos espacios de divulgación y acompañamiento sobre educación menstrual sirven como base para encarar la autonomía sexual, emocional y espiritual de las personas menstruantes. “La menstruación no es solamente el sangrado, es hablar de la vida, conectarnos desde otro lugar, así que propicia mucho encuentro, facilitando herramientas para el acompañamiento de las personas menstruantes.”

La joven andaluza resalta cómo, en los tiempos actuales, estos espacios de divulgación de información y acompañamiento sobre la menstruación surgen gracias al gran activismo que existe sobre el tema alrededor del mundo y agrega cómo este tipo de cambios no se logran de forma individual, sino con constante apoyo mutuo. “No hay forma de generar el cambio solas, nunca, siempre es multiplicándonos, acompañándonos, aportando,” finaliza al respecto.

Menstruar es un acto político

En medio de esta positiva visibilización y el crecimiento exponencial del alcance de las redes sociales, se gestó un rol que rompe aún más con el tabú de la menstruación. Se trata de usuarios de origen diverso que proveen información a sus usuarios. Médicas de la UBA (Universidad de Buenos Aires) como Sol Ferreyra (@sol_despeinada) y Agustina Berberian (@edsexualparatodxs) en Instagram, dedican horas y horas a la difusión de información clínica sobre sexualidad, sobre prevención de ITS (Infecciones de Transmisión Sexual) y embarazos y, por supuesto, sobre menstruación, entre otros.

Ahora bien, no hace falta vivir en Buenos Aires para encontrar cercanos estos movimientos. Sin ir más lejos, en Fiske Menuco/General Roca en la Provincia de Río Negro se encuentra una propuesta de esta índole.

Sofía Sandoval es egresada de la carrera de Trabajo Social en la Universidad Nacional del Comahue. Entre otros trabajos, abrió en marzo de este año su propio emprendimiento local para vender copas menstruales de marca Me Luna y recientemente sumó protectores y toallitas de tela a su catálogo. Sin embargo, Amigate con tu Ciclo nace desde otra mirada: “Mi idea con este proyecto iba más allá de vender el producto”. La Red de Circuladoras Me Luna decidió hace ya un tiempo dejar de denominarse “revendedoras” porque no se sentían identificadxs con el término. “Creemos que la propuesta de ser Circuladora es integral” plantea en uno de sus posteos y agrega que las capacitaciones, el asesoramiento, acompañamiento y sinergia entre proyectos es lo que distingue al grupo de otra empresa más.

Un posteo de Sofía en el marco de otro 3 de junio, día que -desde 2015- se realiza la marcha contra la violencia machista #NiUnaMenos.

“Soy Sofi. Te acompaño en el cambio a una menstruación sustentable” introduce su descripción en su cuenta de Instagram (@amigatecontuciclo). Ella asesora -de manera virtual en plena pandemia- en el proceso de autodescubrimiento de cada persona que tiene ganas de pasarse a estos métodos de gestión menstrual más ecológicos, pero que tienen dudas o simplemente no tenían información al respecto. Asegura que en este último tiempo la difusión de la copa menstrual ha crecido, pero que el mercado ve una oportunidad de ganancia en este producto. No ve a la copa menstrual como algo que trae beneficios en la vida de las personas menstruantes y tampoco se tiene en cuenta el asesoramiento. “Es positivo que se difunda, pero es una empresa. Es un negocio y es un producto más. Hay copas genéricas que se producen en el mismo lugar que se fabrica un táper. Y te las venden en las farmacias, entonces que te las vendan en las farmacias no significa que sean de calidad” explica.

Cabe destacar que estos métodos requieren una inversión un poco más costosa que las toallitas o tampones descartables que encontramos en cualquier almacén, pero los beneficios económicos a largo plazo son mayores. Una copa menstrual puede durar de 5 a 10 años y las toallitas o protectores de tela tienen una vida útil entre 2 a 5 años.

“La toallita de tu primera menstruación todavía no se degradó. Una toallita tarda entre 500 y 200 años en degradarse. Una persona que menstrua, a lo largo de toda su vida fértil, genera 2600 kg de basura. Nosotras siempre lo ejemplificamos: son 5 camiones con acoplado. Es el 5to contaminante de los océanos. Para elaborar estos productos de gestión menstrual se explotan recursos naturales (petróleo, tala de árboles, etc).” Sofía Sandoval.

No obstante, como ya vimos ¿qué sucede con los sectores de la población que no cuentan con los ingresos económicos para invertir en un método sustentable? La ausencia del Estado en la implementación de políticas de gestión menstrual es solo una parte de la desigualdad menstrual. Sucede también, que para democratizar la sustentabilidad el Estado debe garantizar el acceso a igualdad de condiciones laborales entre personas menstruantes y hombres y asegurar el acceso a servicios básicos como electricidad y agua potable en todos los rincones del país. “La gestión menstrual está como privilegio en vez de como derecho” plantea Sofía y menciona campañas de recolección de productos (toallitas y tampones) que se han llevado a cabo en el país para llevar a sectores que lo necesitan. Hay gente que es criticada por querer juntar estos elementos desechables en vez de buscar alternativas que no contaminen. “El tema es atender la urgencia ¿que es lo que más a mano tenemos y lo que más rápido podemos conseguir?” dice, refiriéndose a la búsqueda de soluciones viables ante la necesidad de un gran sector de la sociedad. “Algunes usan trapos que tienen ahí y eso desencadena en infecciones” concluye.

Cuando de menstruación se trata nos encontramos diversas fuentes de información a través de distintos medios. Años de lucha desembocaron en un mayor acceso a la información en comparación de la que se difundía décadas antes. No obstante, la Educación Sexual Integral en las instituciones ha dejado a lo largo de los años muchos baches y uno de ellos es la menstruación. Quizá uno de los pilares centrales para entender todo lo demás. En este marco, muchas personas han comenzado a dedicarse a transmitir conocimientos desde la perspectiva de la medicina tradicional hasta perspectivas ancestrales y alternativas. Con el objetivo de hablar sobre menstruación, sobre cómo funciona, sobre qué métodos podemos implementar para vivirla de manera más ecológica, sobre la ciclicidad, -por mencionar solo algunas temáticas. En el contexto actual que se atraviesa mundialmente a raíz del COVID-19, en el cual la educación se ve obstaculizada, esta tarea es indispensable.

La realidad es que hoy en día, cada vez más, los cuerpos menstruantes se cuestionan sus alternativas, defienden la libertad sobre sí mismos, sangran y no se callan más.

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Guadalupe Garcia

Comunicación Social en la Universidad Nacional del Comahue