Por qué decidí dejar la abogacía por el UX

Guillermo Martínez
4 min readOct 20, 2018

--

O cómo pasé de la toga al canvas, y sin escalas

El día 23 de abril de 2018 fue uno de los días más importantes de mi vida. Ese lunes, día de Sant Jordi en Cataluña, decidí tomar las riendas de mi vida. Ese lunes decidí dejar la abogacía y apostarlo todo a dedicarme a la experiencia de usuario o UX.

No soy una persona artística, si bien he tenido siempre un lado creativo que nunca he sabido canalizar del todo, ni por medio de la escritura ni por la música. Estudié Derecho no por vocación sino por la misma razón que mucha gente: un devenir de acontecimientos que te llevan, uno tras otro, a acabar en una carrera de cuatro años sin saber muy bien por qué y con la única motivación de terminarla lo antes posible para ganar dinero esperando a que el amor por tu profesión te llegue por ciencia infusa.

Tras cuatro años como abogado tenía un muy buen trabajo en un despacho con perspectivas muy sólidas de futuro, tanto profesionales como económicas, y con unos jefes y compañeros que me apreciaban y me trataban genial. Gestionaba directamente a mis clientes y coordinaba los proyectos que tenía asignados con diferentes equipos.

Y entonces, me quemé.

El trabajo había dejado de llenarme y en los últimos tiempos se me hacía muy cuesta arriba. Sabía que tenía que cambiar algo. Sabía que algo no funcionaba. Solo me quejaba y me quejaba, pero todos los lunes me volvía a levantar a la misma hora, daba los buenos días con el mismo tono de voz y ponía la contraseña del ordenador pensando “y ahora, ¿qué?”.

Ea, ¿y qué hacemos ?

Hacía tiempo que había oído hablar del UX, y aunque me parecía una disciplina muy interesante (siempre me ha gustado mucho la psicología, probablemente sea mi carrera frustrada), me parecía utópico cambiar de profesión. Hasta que mi buen amigo Marco Martín, psicólogo de carrera y UX Researcher, me habló de los bootcamps y más concretamente, de Ironhack.

Sonaba demasiado bien para ser cierto, pero lo que empezó siendo un chascarrillo acabó por volverse una idea muy seria cuando mi amigo me preguntó:

“¿Cuánta vida te está costando tu sueldo?”

Esa frase fue la que lo cambió todo. Ahí comencé a investigar más a fondo, a preguntar a antiguos alumnos y a empezar a formarme haciendo cursos online de UX. Me di cuenta de que aquello era lo que quería hacer, así que el día 23 de abril de 2018 solicité entrar al bootcamp full time de UX/UI que empezaba el 20 de agosto en Ironhack.

Sentí una extraña liberación por dentro, como si se hubiese empezado a soltar un lastre que llevaba mucho tiempo manteniéndome pegado al suelo. Dos semanas después estaba haciendo una entrevista personal en la escuela y el día 10 de mayo me llegó mi singular carta de Hogwarts al email comunicándome mi admisión en Ironhack, día en que anuncié a mis jefes que me marchaba de mi trabajo.

Entró a un Bootcamp de UX sin tener ni idea de nada, lo que pasó a continuación te sorprenderá…

Ayer acabé el bootcamp de Ironhack. Han sido dos de los meses más intensos de mi vida. He tenido la suerte de dar con 24 compañeros de clase geniales (entre ellos, mi hermano Pablo Sáiz), con una calidad técnica y humana muy alta, y con un staff espectacular que ha sabido transmitir todos sus conocimientos y motivarnos a través de este camino.

He pasado de 0 a elaborar un producto digital, LifeBrary, que voy a presentar en el HackShow de este próximo viernes, y del cual os hablaré un poco en profundidad en un siguiente post. He disfrutado como un enano de las pruebas y trabajos que nos han mandado cada día. He hecho encuestas guerrilla a gente por la calle cuando hasta ahora me moría de vergüenza por preguntar una dirección. No paro de idear soluciones a problemas que veo en el día a día y me siento más creativo que nunca.

Quiero comerme el mundo y siento que esto solo ha sido un pequeño bocado.

Si por algún casual te estás planteando dar el paso y lanzarte a cambiar tu carrera, ya sea hacia el mundo digital o hacia otro sector, te animo a ello. La vida es demasiado corta como para vivir en un constante “¿y si…?”

--

--