Los curiosos fotógrafos de cajón del Parque Central

Havana Private Suite
5 min readMar 6, 2018

--

Ningún cubano que llegaba por primera vez a La Habana podía marcharse sin tomarse una foto en el Capitolio, majestuoso edificio que continua simbolizando la ciudad y hoy es sede del parlamento cubano.

La prueba de la visita, en blanco y negro, se hacía con unas antiguas cámaras de cajón que todavía se usan, aunque esos curiosos artistas del lente, conocidos también como minuteros, se han trasladado hasta el cercano Parque Central.

Allí, cerca del Hotel Manzana Kempinski, el Gran Teatro Alicia Alonso y el Museo Nacional de Bellas Artes, sobrevive ese oficio que permite mirarnos como lo hicieron nuestros abuelos hace más de un siglo.

Unos segundos de historia fotográfica

La fotografía minutera surge entre finales del siglo XIX y principios del XX, como alternativa a la costosa fotografía de estudio, que proliferaba sobre todo entre gente adinerada de las ciudades.

Pronto los humildes retratistas de cajón se esparcieron por plazas, alamedas y también en pueblos apartados, posibilitando que gran parte de la población pudiera tener recuerdos de sus seres queridos.

En España se le llamó “minutera” por el tiempo de entrega y en Cuba se heredó el nombre. En Brasil y Portugal se denominaba lambe lambe porque se lamia el papel para comprobar cuál era el lado de la emulsión. En el resto de Sudamérica le decían “foto agüita” porque las copias se lavaban en un cubo con agua.

Cuba es uno de los pocos lugares de América donde continúa ese curioso oficio. El artilugio permite realizar al momento una fotografía negativa y su positiva en blanco y negro, y entregarla en unos 10 minutos al cliente.

Laboratorio portátil

Los fotógrafos de cajón andan como caracoles, con su puesto de trabajo a cuestas, aunque es muy pesado. El principio de funcionamiento es el de la cámara oscura, no se utilizan rollos.

Dentro de la caja hay un pequeño laboratorio donde se revelan las imágenes. Primero se hace un negativo en papel y luego se retrata ese negativo para obtener una copia positiva, que es la que se lleva el cliente asombrado de ver esta abuela de la famosa Polaroid.

Algunos de estos artistas pueden hacer con sus artilugios hasta montajes fotográficos, y antes de la era del Photoshop se armaban unos muy simpáticos donde podías aparecer al lado de cosmonautas o artistas famosos, o con tu pareja entre nubes y corazones.

Es una profesión que corre peligro de desaparecer por varias razones: muchos de esos fotógrafos deben reparar sus propias cámaras, y el papel y los productos químicos necesarios los consiguen mediante amigos, en el extranjero, porque en Cuba no se comercializan.

En el Parque Central

En La Habana Vieja, como parte de una de las zonas más céntricas de la ciudad, se ubica el Parque Central. Siempre ha sido uno de los lugares preferidos por los fotógrafos minuteros, por los monumentos y edificios patrimoniales que lo rodean que atraen a miles de turistas, entre ellos la gran escultura de mármol dedicada a José Martí, Héroe Nacional de Cuba.

A principios del siglo XX, cuando empezó el negocio, competían chinos y cubanos. Se encontraban en el Parque de la Fraternidad, la Fuente de la India y, por supuesto, en la escalinata y jardines del Capitolio. Siempre se las arreglaban para que la enorme cúpula de 94 metros saliera en la foto, detrás del cliente.

Hoy solo quedan tres fotógrafos de cajón en el Parque Central de La Habana. Abundio A. Pagés es uno de ellos y maneja un artefacto de 1913. El de su colega y competidor Yomar del Toro, es una Kodak de 1900, toda una reliquia.

“La caja hay que forrarla para que no entre luz, porque es como un cuarto oscuro en miniatura.”

Explica Yomar mientras espera que se revele una instantánea, lo que hace su cámara en seis minutos.

Siempre tienen demanda. Aunque el resultado final no es la imagen más nítida del mundo, el rostro se ve lejano en una neblina de tonos sepias, la curiosidad bien vale los 2 CUC (equivalente al dólar) que cuesta el servicio.

Retratarse a la manera antigua

¿Quién no tiene o ha visto las fotografías antiguas de padres y abuelos, tomadas por un fotógrafo minutero? En la era digital, es casi un milagro que una tradición como esa persista en Cuba.

En el Parque Central de La Habana, Abundio o Yomar lo colocarán en el lugar deseado. Ellos le sugerirán de espalda al Capitolio, o con el imponente Gran Teatro Alicia Alonso detrás. Y en pocos minutos tendrá un recuerdo sin igual en otros lugares del mundo. No se debe perder la oportunidad de mirarse con estos ojos de más de cien años.

Originally published at havanaprivatesuite.com.

--

--

Havana Private Suite

We're a company dedicated to letting apartments for holiday rental in the Cuban capital. All the apartments and houses that we offer and display on our website.