Oportunidades, desafíos y aprendizajes de una aventura casi-emprendedora

Hermes González
6 min readNov 21, 2017

Era Febrero de 2014 y llegó un mail que venía esperando por unas semanas en el cual me llamaban a una entrevista para entrar a Brandon, una agencia de diseño de marcas a la que había echado los ojos cuando estaba en Oniria. Empezó siendo parte de Oniria, pero luego operó de manera independiente y hoy cuenta con más de 100 marcas, cada una contando una historia única.

Por lo que me dijeron su cultura tenía mil cambios menos (entiendase un ritmo un poco más lento) que Oniria y el maravilloso/caórdico mundo de la publicidad. Perfecto para mi en ese momento en el que todavía me quedaban unos buenos 3 años de facultad, y el tiempo no me sobraba.

Para sorpresa mía 2 cortos meses después de ingresar a Brandon nace la oportunidad de formar parte de una agencia nueva. Ser parte de su creación desde el día cero y formar un equipo especializado para un cliente con una necesidad muy específica. La “trampa”: volver a los mil cambios que conlleva trabajar en publicidad y, si bien permaneceríamos cerca, dejar Brandon.

La ofi despúes de unos meses de reformas y decoración. Foto por Fabio

Obviamente me sumé de una porque lo que más me mueve, valga la redundancia, es estar en movimiento. Cambiar, aprender, mejorar, crecer, son cosas que desde la médula me llevan adelante, y esta era una clara chance de vivir todo eso. Los tiempos acelerados y la carga de trabajo eran opacados por la oportunidad de entender el funcionamiento de una agencia desde las negociaciones y condiciones iniciales con el cliente hasta las compras y equipamiento de la oficina. Era la experiencia única y emocionante de vivir en los zapatos de un emprendedor, sin necesariamente ser socio. Valga aclarar que personalmente no tenía el rol de coordinación, ni dirección, es decir, de ninguna manera una posición de “jefe”. Pero como ya verán, una de las características que más me conquistaron de este modelo de agencia era que proponía una visión totalmente fresca de la distribución de roles, mucho más flexible y sin tantas apariencias. No, yo a lo largo de esta breve historia fui un diseñador (y hasta el momento de escribir esto lo sigo siendo). Pero éste diseñador tenía la libertad de preguntar e indagar sobre virtualmente cualquier aspecto de esta agencia, que por cierto, en ese momento se llamaba B-Lab.

Este modesto relato busca nada más y nada menos que compartir esta experiencia para mis amigos, compañeros diseñadores, emprendedores e intra-emprendedores. Pero por sobre todo para no dejar a un grupo tan pequeño de personas con esta riquísima experiencia, sino para seguir buscando nuevos modelos y oportunidades en un mundo tan cambiante en el que no sobrevive el más fuerte ni grande, sino el que innova, improvisa y avanza.

1. Roles, no cargos

Ya mencioné el enfoque de roles, pero miremos con un poco más de detalle. B-Lab empezó como un equipo de profesionales elegidos a mano de acuerdo a sus aptitudes y alineados para poder satisfacer las necesidades de un cliente que cuenta con varias marcas. Este equipo está constituido por Cuentas, Diseño, Creatividad y Producción. Ésto era el B-lab divido por sus roles. Pero cada persona podía ejercer más de un rol. Cuentas y Diseño, o Producción y Diseño, o Creatividad y Producción; y todos un poco de coordinación entre sí. Las personas no están atadas a un solo rol, sino que el rol está especificado y en base a la carga de trabajo, el interés particular u otro factor una persona podía explorar varios campos. Olvídense del organigrama, siquiera de dejar plasmado en cualquier cosa escrita. Los roles, al igual que las personas, no eran estáticos, eran completamente dinámicos. Y si bien la pregunta “¿qué es lo que hacés ahi?” me costaba explicar, hoy mirando atrás me alegro que haya sido así.

Olvídense del organigrama, siquiera de dejar plasmado en cualquier cosa escrita. Los roles, al igual que las personas, no eran estáticos, eran completamente dinámicos.

2. Flexibilidad, de ambas partes

Cuando nos hablan de “flexibilidad laboral” pensamos en no marcar entrada y salida o una carencia de castigos por no ser relojitos suizos a la hora de estar sentado en el lugar. Para mi, la flexibilidad laboral tomó un nuevo sentido con una premisa muy simple: Flexibilidad siempre y cuando lo prometido se cumpla. ¿Y por qué en el título especifiqué “de ambas partes”? Porque esa misma premisa sirve en dos escenarios. De parte del “empleado”: Cuando puedo tomarme la libertad de llegar un poco más tarde siempre y cuando mi lista de pendientes siga avanzando y al final del día/semana/mes todos los compromisos sean cumplidos. O de parte de la empresa: Cuando habiendo tenido esa flexbilidad en beneficio del empleado, los tiempos, imprevistos o prácticamente cualquier cosa que no permite llegar con ciertos tiempos, los miembros del equipo realicen un poco más de horas fuera del horario, o fuera de los días laborales inclusive. A ley pareja nadie se queja.

3. El espacio

Una vez montado el espacio hicimos un pequeño evento para compartirlo con amigos y familia. Foto por Fabio

Si hay algo que personalmente doy por sentado es el espacio de trabajo. Tanto el físico cómo el actitudinal. Es decir, no es solo una buena decoración o buenos equipos, es el espíritu que se vive en el mismo. Y contar con ambas cosas no es algo menor. Siempre le dimos la importancia a esto y en el día a día lo que terminas teniendo es un lugar en el que no solo pasas el 50% de tu tiempo activo diario, sino un lugar al que da gusto ir.

4. Equipo humano

Por último, pero no menor, el equipo de almas humanas trabajando hace casi todo. No solo la elección de personas capaces, sino la formación de las mismas. Y no hablo de entrenamiento o inducción, hablo de una formación constante de unos a otros, sabiendo que nadie es dueño de la verdad, pero sí de que todos tenemos nuestras fortalezas y know-how’s y que cuando retroalimentamos las mismas, hacemos más. Otra mirada que me pareció genial es “nos parece mejor contratar a una persona íntegra, apasionada, bien predispuesta y formarla en los aspectos técnicos antes que contratar a un profesional excelente en el aspecto técnico, pero con mala actitud o sin entender la cultura que manejamos”

Estos son solo algunos de los aprendizajes que traspasaron la teoría y lo pusimos en práctica en el B-Lab, que pasó de ser una agencia in-house a una abierta para el público bajo el nombre de Ámbar, y hoy, luego de poco menos de un año, le damos pausa como proyecto y nos enfocamos en seguir creciendo en los valores de las economías creativas, produciendo patrimonio intangible y mirando al futuro con ansias y expectativas gigantezcas. Porque el mundo de hoy se trata de equivocarse rápido, aprender, iterar y crecer.

Muchas personas pasaron por este proyecto y estoy seguro de que la mayoría se lleva un millón de aprendizajes, esto es una muestra de solo uno de sus miembros. En pos de la cultura de compartir lo bueno y lo aprendido (personalmente inspirado por Toky) les insto a compartir todo lo que sume a un ecosistema fértil de ideas y desafíos que proyecten un Paraguay exponencial.

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Hermes González

Buscando un cambio de paradigma en la escena tecnológica y de innovación en Paraguay