Acumulamos datos por todos lados: transacciones de clientes, movimientos de cuentas, lugares donde estuvimos, recitales a los que fuimos.
Esa acumulación se hace gigante y si bien se usa muchas veces para toma de decisiones también permite modelar de forma pasiva historias, que se multiplican a lo largo de todos los temas que toca la disciplina a la que se dedican los clientes.
#historias con datos abiertos es una iniciativa de Martin Alalu, Gerente Operativo de Gobierno Abierto en Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, a la que nos sumamos hace algunos meses para encontrar las historias detrás de los datos acumulados por la Ciudad.
Bajo el liderazgo del diseñador de visualizaciones argentino Andrés Snitcofsky, con quien trabajamos juntos en el proyecto de datos abiertos Cargografias, ayudamos a GCBA a convertir esos datos en recursos vivos que generan historias.
GCBA tiene uno de los más ricos sets de datos públicos que recopilan diferentes actividades, desde la cantidad de pases por hora de los molinetes de todas las estaciones de las líneas de subte, pasando por los permisos para filmación según nombre de producción y lugar hasta los recorridos que hacen las bicicletas que pertenecen al sistema de bicis públicas.
¿Cómo partimos de una serie de Excel con miles de filas (el más grande tiene 6 millones) a encontrar historias?
Lo primero es encontrar el punto de conexión con nuestra audiencia: ¿Qué emociones, momentos o lugares podemos encontrar dentro de estos datos? Luego decidimos el formato a utilizar, que puede ir desde gráfica pública, publicaciones audiovisuales, redes sociales, hasta sitios interactivos como juegos.
Estuvimos trabajando con datos muy variados, desde las filmaciones que se hacen en la ciudad diseñando un juego que te ayuda a descubrir cómo se usa la ciudad como set, pasando por entender mejor la diversidad religiosa o exponer de forma clara el legado de cada deporte de los Juegos Olímpicos de la Juventud.
Lo más destacado fue crear una experiencia emotiva con los datos, el subte y el Mundial. A partir de la información histórica del tráfico de las estaciones comparamos cómo se comportan las personas en días laborables y qué hacen el día de los partidos. A tal punto, que encontramos que habían algunas personas en ciertas estaciones que estaban justo en el momento de los goles.
Estos carteles fueron colocados en diferentes estaciones de alto tráfico, donde esperábamos que las personas conecten sus viajes de todos los días con los momentos del mundial con solo verlos algunos segundos (tal vez incluso reconociéndose en esos segundos en que la ciudad gritaba GOL).
Este ejemplo, tan tradicional como un cartel en vía pública, muestra la conexión entre el viaje, las personas y esos datos que pasan de ser simples filas en un Excel a una historia viva que conecta con nuestras audiencias.
Por Martin Nahuel Rabaglia. Publicado originalmente en Reporte Publicidad, Edición aniversario #127, Año 2018.
