La urgente transformación de las organizaciones está recurriendo, cada vez más, a un conjunto de metodologías que se está volviendo una mentalidad y un enfoque organizativo llamado AGILE. Este grupo de métodos y técnicas se conjugan no solo para saber si un proyecto es viable, o si es posible emprender nuevas vías de negocio, sino para abrir los caminos indispensables de cambio para garantizar la sostenibilidad y la existencia misma de la organización.
La primera vez que se utilizó el término AGILE fue en el “Manifesto for AGILE Software Development”, fruto del debate entre un grupo de expertos en tecnología en 2001 –a instancias del ingeniero estadounidense Ken Beck-, que acuñó esta palabra en referencia a una nueva forma de hacer las cosas en el contexto tecnológico. Esto, aplicado al ámbito empresarial, ha supuesto el establecimiento de un marco teórico orientado a tratar a los individuos por encima de los procesos, tener productos que evolucionan, co-crear y colaborar con clientes y stakeholders y, sobre todo, adaptarse antes de que el plan que tenemos no llegue a ninguna parte.
Técnicas AGILE
Trabajar AGILE implica asumir una visión más colaborativa de la organización -sea esta del tamaño que sea- y la hace parecerse a las start-ups porque hace más ligero el trabajo de exploración de nuevos productos y/o servicios.
Como en las start-up, se analiza el mercado con open innovation, que es una forma de incorporar talentos de otros sectores para contar con más variedad de expertise, de modo que se empiezan a perfilar ideas y propuestas. Estos pasos no pueden separarse del customer journey y el customer development -los dos últimos centrados en comprender cada paso del cliente con nosotros: qué ve, qué le sucede, por qué se queda o se va, por qué compra y por qué no.-
Con la ayuda de métodos lean (ligeros), no sujetos a la habitual burocracia de las empresas tradicionales, se emprenden estrategias de mejora y eficiencia, reduciendo costes y operativas e impulsando los productos y servicios más adecuados a la satisfacción del cliente.
Se afina la idea a través del design thinking para recoger, visualizar y filtrar las propuestas concretas para obtener algún prototipo de producto o servicio. Todo ello otorgando gran protagonismo a los usuarios y a sus opiniones para validar y lanzar o no nuestros productos al mercado.
E igual que ocurre en las start-ups con un plan de negocio de tiempos marcados, y si no prospera nuestra idea, si no conseguimos vender nuestros productos, ser capaces de “matar los proyectos” que no van a ningún lado y adaptarnos a las exigencias del mercado, lanzando solo los que hemos logrado validar tras prototiparlos.
Liderar con Inteligencia Colaborativa
Y todo este proceso AGILE no es posible sin el conjunto del equipo, sin el método que ayude a incorporar y filtrar las ideas de todos.
Para ser una organización innovadora en la que se encuentran todos involucrados en un proceso de cambio para adaptarse a un entorno en evolución, cada vez más digital, tienen vital importancia el “saber”, “querer” y “poder” junto a la Inteligencia Colaborativa (IC), como claves para impulsar una cultura innovadora en la empresa.
Para ello se requiere foco y buena metodología. La IC y las plataformas digitales adecuadas, de última generación, -por ejemplo Collaboratorium- nos ayudarán a gestionar la complejidad de estos procesos aprovechando la creatividad de todos sin caer en el caos y el desorden.
Talento colaborativo
A la hora de analizar la influencia de la metodología AGILE en la empresa, un aspecto representativo es su demanda en el momento de buscar talento. Pero de poco sirve el talento individual si las personas no son capaces de trabajar en equipo, si no tienen la humildad necesaria para reconocer que otros también aportan. Es necesario encontrar empleados, directivos, líderes que estén concienciados de la importancia de la IC, de los métodos AGILE, y que estén preparados para ponerlos en práctica. Y esto es una prioridad para los head hunters, los departamentos de Recursos Humanos y los de contratación.
El perfil de los candidatos debe ajustarse a una serie de características y requisitos que comprenden su disposición a trabajar ubicuamente, ser data scientist, ser accesibles al cliente (customer analytics) y basar su trabajo en las necesidades de este (venta consultativa), tener la capacidad de solucionar necesidades/problemas a corto plazo y estar orientados hacia la innovación.
De momento, España está aún lejos de esta empleabilidad necesaria. Se requieren cambios serios en educación para lograr cubrir los puestos de trabajo en consonancia con la transformación que está viviendo la sociedad y las empresas. Junto a las competencias transversales de comunicación, colaboración y gestión de equipos, se requerirán habilidades en el manejo de datos, transdisciplinariedad, pensamiento computacional, visión estratégica y flexibilidad para afrontar la ambigüedad.
Todo un desafío para la actual generación de educadores.
Agradecimientos a Antonio Fontanini, Chief Optimistic Officer (Informalia Consulting), y Juan Diaz-Andreu, Director Asociado / Principal at Talengo, como ponentes y por su participación y valiosas aportaciones sobre AGILE en la sesión de junio del ICXCI en la Fundación Rafael del Pino.
Antonio Fontanini
Juan Diaz-Andreu
