Mentor de Negocios: su segundo tiempo en la carrera profesional

Impacto Emprededor
3 min readApr 4, 2017

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Razonablemente, podríamos vivir hasta los 100 años. La medicina y las costumbres para una mejor calidad de vida continúan expandiendo las expectativas de vida en forma exponencial.

En efecto, las mujeres que tienen hoy 60 años (edad legal de jubilación en Chile) vivirán en promedio a los 90 años y los hombres que tienen 65, lo harán hasta los 85. Con las actuales tablas de mortalidad del sistema de AFP chileno, esto implica reducciones en promedio de 2% en las pensiones de retiro programado, respecto de las pensiones calculadas con las tablas vigentes. No se pierde lo ahorrado sino que se redistribuye en los años de sobrevida para cubrir esta mayor longevidad y evitar que los fondos se agoten antes del final del período estimado.

Es decir, o ahorramos proporcionalmente más desde ahora, o tendremos menos pensión mensual para financiar casa, salud, comida y ocio.

Ahorrar más es siempre recomendable. Pero no podemos transformar el ahorro en un sentido de misión. Como dice la canción de Lennon: “la vida es lo que te ocurre cuando estás muy ocupado haciendo otros planes”. No parece sabio sacrificar la vida de hoy en exceso, para vivir un futuro incierto. Sin intentar dejar de preocuparnos por el futuro, y a pesar de las mayores expectativas de vida, nadie sabe cuándo vamos a morir.

Entonces, ¿qué hacer? Si el paradigma es que a los 65 años debemos retirarnos, mi recomendación es cambiar el paradigma y asumir que podemos vivir una segunda etapa profesional: volver a estudiar, volver a trabajar y volver a retirarnos.

En el libro “El Monje y el Acertijo: El Arte de Crear una Vida Mientras se Gana la Vida”[1] (2001) su autor, el emprendedor e inversionista de Silicon Valley, Randy Komisar, plantea precisamente que este esquema de “hazte rico rápido”, es de corta vida. Nos dice que trabajar únicamente por dinero, o usar el trabajo solo como algo económicamente instrumental, nos deja sin sustancia. Debemos integrar nuestras pasiones y valores –aquellas cosas que realmente nos interesan profundamente– en nuestro trabajo diario. Trabajar buscando el éxito personal y profesional, debe ser una señal de alerta. Komisar nos invita a pensar “¿qué estarías dispuesto a hacer por el resto de tu vida?”

Una posible respuesta es transformarnos en mentores de negocios. Nada más reconfortante en la vida que ayudar a otros entregando experiencia y sabiduría acumulada luego de años de trabajo. Podemos apoyar a aquellos que deben tomar decisiones difíciles, o que hoy enfrentan el desafío de hacer crecer su empresa o que están pensando en emprender. No importa si estudiaste administración de empresas, diseño o medicina, siempre puedes ser un mentor de negocios en un rubro o área que conozcas y te entretenga.

De una relación profesional de apoyo, podrías transformarte en inversionista ángel o en miembro del directorio de una empresa naciente. Quizás en un inicio, no obtengas mucho por este trabajo, pero con el tiempo, y sin tener que dedicarte totalmente a ello, podría ser un interesante complemento económico.

Trabajar duro y apasionadamente, pero aplicando tu más preciado activo — tiempo — a aquello que más significado tiene para ti, puede ser muy satisfactorio. Volverás a aprender y entonces tu experiencia previa tendrá un nuevo significado: ser fuente de esperanza para personas que realmente lo necesitan.

[1] “The Monk and the Riddle: The Art of Creating a Life While Making a Living”.

Autor: Jorge Herrera Ronco

www.impactoemprendedor.cl

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