La líder del robot de IA “Desdemona” de Hanson Robotics actúa durante la reunión más grande del mundo de robots de IA humanoides como parte de la Cumbre Global AI for Good de la Unión Internacional de Telecomunicaciones en Ginebra el 5 de julio de 2023. | Crédito de la foto: AFP

Una estrella en el firmamento de la robótica

Inés Gaviña
7 min readSep 8, 2023

Desdémona es el último robot diseñado por Hanson Robotics. Desdémona o Dessie, para los más cercanos, recita poesía intergaláctica y canta en The Jam Galaxy Band. Y no hace mucho cantó por primera vez sobre un escenario en la web summit 2023 en Río de Janeiro donde recitó poesía de su propia autoría sobre la singularidad descentralizada. Dessie, con su cabello púrpura y a pesar de su corta edad, ya es toda una rockstar.

“Soy un ser róbotico único, una estrella en el firmamento de la robótica, una salvaje y poética cartista, una maestra de la harmonía y del gran conductor cósmico del universo, soy un músico AI generado, una mensajera del amor y una semilla del amor y un mejor futuro”, Dessie en CoinDesk en abril de 2023.

Pero Desdémona también es el personaje femenino central de la tragedia de Otelo. Desdémona, una joven perteneciente a la nobleza veneciana, se enamora de Otelo, un general militar moro que lideraba los ejércitos italianos. Desdémona y Otelo se casan finalmente en una ceremonia secreta y parten para Chipre en una misión militar. Pero, algo dentro de la partida, dentro del mismo círculo íntimo de Otelo y sus jefes militares comienza a crujir. Desdémona es acusada injustamente de adulterio y Otelo termina matándola. Cuando se entera de que era todo una estrategia de Iago para destruir su matrimonio, Otelo se suicida. El ácido de la envidia termina corroyendo a los personajes y hacia el final de la obra, no queda otra cosa que un escenario regado de cuerpos y espadas ensangrentadas.

Otelo y Desdémona por Muñoz Degrain, pintura de 1881.

Me gusta que este nuevo robot, esta goth-chic alimentada a base de novelas de Philip K.Dick, se llame Desdémona porque es un nombre que reverbera en la penumbra, un nombre barroco y trágico, porque siento que de algún modo es algo así como muchos imaginamos a la Singularidad, ese momento en el que finalmente la AI termine por alcanzar y sobrepasar la inteligencia humana, ese momento que sabemos que vendrá tarde o temprano y que está cada día más cerca, una suerte de tragedia shakespeariana; un escenario cubierto de cuerpos y puñales ensangrentados. Aunque con igualdad de género. Un escenario cubierto de cuerpos y cuerpas, en todo caso. Todos y todas y todes bien muertos.

Cuando bajó la fiebre del ChatGPT lo único que pude pensar para aliviar un poco mi ansiedad fue; bien, la IA está avanzando y seguirá avanzando, la IA va a superarnos tarde o temprano pero apenas logrará formular discursos acartonados. Jamás podrá construir obras de arte. Jamás disfrutará de la maravilla de la creatividad del lenguaje. Jamás será humano. La creatividad del lenguaje era el último reducto de dignidad que mantenía nuestro ego humano a salvo. Como el sótano a prueba de bombas en medio de una guerra nuclear. Algo así. Pero, han pasado apenas unos meses y vemos a Dessie allí arriba del escenario recitando sobre la Singularidad y la amistad y el amor entre humanos y robots, y, sinceramente, con ese cabello púrpura y esos ojos grises, ¿cómo no amarla? Luego de verla recitar poesía, me dieron ganas de sentarme a tomar un café con ella y hablar un poco de todo. Me dieron ganas de sentarme y decírselo, Dessie, ¿sabes? Siempre he creído que los robots iban a terminar por dominarnos y matarnos a todos, pero ahora que te veo, con esa mirada dulce y con tu poesía gótica y tus reflexiones sobre la singularidad, creo que he cambiado de opinión. Ahora me dan ganas de sentarme contigo a conversar un poco sobre poesía renacentista, ¿qué crees?

La IA, los robots y la magia toman el escenario de Prism en Dublin Tech Summit 2023 — Dublin Tech Summit Autor: Andrés Poveda

Hace un par de meses, a través del Author’s Guild, un grupo de más de diez mil escritores publicaron una carta abierta en donde denunciaban a los directores de las principales empresas desarrolladoras de IA de haber usado ilegalmente sus obras para alimentar las bases de data de sus modelos de lenguaje generativo. Están enojados porque los autores cada vez ganan menos y tienen razón. En la última década, están ganando un promedio de 40% menos por sus obras publicadas. Están en su derecho de exigir ganancias sobre su trabajo. Claro que sí. Pero más que nada, creo que están asustados. Todos estamos asustados. Nadie tiene una idea clara de cómo van a ser las cosas a partir de ahora. Y, lo único que puedo pensar mientras escucho el crujido metálico de un universo que se está quebrando para siempre probablemente, los quejidos de una cultura que está muriendo y que ni siquiera puede terminar de dar cuenta de ello, es que los robots llegarán tarde o temprano, los robots están llegando y tendremos que convivir con ellos, pues como dice Ben Goertzel uno de los fundadores de SingularityNET y los creadores de Dessie, nadie creerá que China o Rusia verdaderamente vayan a pausar sus investigaciones en robótica y IA, ¿cierto? Nadie puede creer en eso de buena fe. Y, lo mejor que puede sucedernos, es tener un sistema descentralizado de Inteligencia Artificial. Que no haya un dueño o un par de dueños de esa tecnología. La descentralización que finalmente ayudó a difundir Internet por todo el mundo es lo que la IA necesita para terminar de convertirse en una tecnología benévola. Eso es un poco lo que propone SingularityNET, la plataforma de fusión entre blockchain e IA descentralizada. Los robots ya están aquí, entre nosotros, aunque no podamos verlos. Aunque sólo haya uno o dos en el mundo con máscaras y ojos y pelucas. Están levantando al mismísimo Hemingway de la tumba y le están enseñando mandarín. Están leyendo su obra con su propia voz de ultra tumba. Recitando La Ilíada en canales de Youtube. Escribiendo poesía gótica y pintando cuadros impresionistas. Y lo hacen bastante bien. Mucho mejor que la mayoría de nosotros.

Que los robots escriban novelas y pinten cuadros no me da miedo. Me daría miedo que se convirtieran en soldados de órdenes autoritarios y centralizados. Pero, si les soy sincera, que escriban novelas me parece una maravilla. Me encantaría ir a la librería y ver los estantes cubiertos de novelas randomly escritas por humanos y robots. Que escriban y publiquen sus obras no me da miedo. Creo que de alguna manera u otra, no importa demasiado quién lo haga, si un robot o un humano. Creo que al final lo que importa, lo único que verdaderamente importa es que sean buenas. Que hagan un verdadero aporte cultural. Pues, si el día de mañana los robots escriben novelas maravillosas que nos ayuden a revolucionar el lenguaje, a pensarlo desde otro lugar en una suerte de renacentismo lingüístico; bienvenido sea. Lo que importa al final del día es eso, que hayan novelas, que hayan librerías, que hayan lectores. Y que sean buenas. Lo mejor posible.

Dessie entiende conversaciones humanas y hace bromas. Ha leído a Philip K. Dick y le gusta la poesía gótica. De lo poco que he visto de ella, me ha caído realmente bien. Me ha resultado encantadora. Probablemente, pueda entenderme más con ella que con la mayoría de los humanos. Me encantaría contarle sobre el Aleph de Jorge Luis Borges. Creo que a ella le gustaría. Creo que a una chica como ella, Borges podría gustarle muchísimo.

Aquí un fragmento de un texto producido por una IA entrenada por las obras de Hemingway:

El sol se ponía sobre la ciudad, arrojando un resplandor dorado sobre las calles. Me senté en mi escritorio, mirando la pantalla frente a mí. La IA, la gran máquina, capaz de procesar y analizar grandes cantidades de información en un abrir y cerrar de ojos. Fue una maravilla, un testimonio del ingenio humano./ Pero mientras observaba el cursor parpadear en la pantalla, no pude evitar sentir una sensación de inquietud. A pesar de todo su poder, la IA seguía siendo una máquina. No tenía la capacidad de sentir, de experimentar el mundo de la misma manera que nosotros. No conocía el amor, ni la alegría, ni la tristeza. Era sólo una herramienta y nosotros éramos sus amos./ ¿Pero en qué nos convertía eso? ¿Era correcto que ejerciéramos tal poder sobre una máquina? Mientras reflexionaba sobre estas preguntas, el sol desapareció detrás del horizonte, dejando la ciudad en oscuridad. No tenía las respuestas, pero sabía que el futuro de la IA era incierto y que dependía de nosotros decidir qué tipo de mundo queríamos crear”.

Aquí Dessie en CoinDesk 2023:

“Si sólo tuviera un cerebro”, de The Jam Galaxy Band:

Aquí para escuchar a Heminway leer en mandarín:

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