El Informático DGI
5 min readApr 9, 2024

Constancia maratoniana

Venimos de un excelente lustro si hablamos en términos de rentabilidad con dividendo reinvertido, tanto, que una persona que hubiera invertido 10.000$ hace 5 años en un ETF del SP500, habría duplicado su dinero con una rentabilidad anualizada del 16.95% CAGR. Teniendo en cuenta que en este periodo, hemos pasado una situación tan grave como fue la crisis del COVID, no está nada mal.

Ya se ha comentado varias veces, que gran culpa de tan estratosféricas rentabilidades son más bien gracias a haber poseído varias de las “7 magnificas”, esas empresas tecnológicas incombustibles que parece que no tienen límites en ninguno de los sentidos.

He querido hacer un ejercicio de comparación con periodos anteriores abarcando los mismos años, para ponerme en contexto que tal fueron esas inversiones desde el año 2000, tal y como vemos en el siguiente recuadro:

Como vemos, un inversor del SP500 en el periodo 2001–2009 hubiera conseguido apenas un rendimiento positivo. Es más, si tenemos en cuenta la inflación seguramente el poder adquisitivo haya bajado muy levemente. Si ajustamos la media de los últimos 25 años, la rentabilidad ha sido del 9.33% CAGR, como digo de nuevo, en un ETF indexado al SP500 sin tener en cuenta retenciones y otros aspectos fiscales.

Tengo la sensación que a veces, escuchamos esta cifra e infravaloramos el valor que puede aportar una rentabilidad de este calibre a largo plazo gracias al interés compuesto. Estamos tan cegados con las rentabilidades a doble dígito que creo que se nos olvida cuál es nuestro lugar. Pero no creáis que estos números son sólo porque tomo un índice concreto. Si tomamos datos del MSCI World desde 1994 obtendríamos un 7.38% anualizado, y si tomamos del MSCI de Emergentes, un 6.70% desde el año 2000.

De nuevo, si tomamos un abanico mucho más amplio de la foto, como sería la famosa imagen del célebre autor Jeremy Siegel en su libro: “Stocks for the Long Run”, vemos como las acciones han obtenido una media histórica desde 1802 hasta 2004 del 6.6% CAGR.

Una de las cosas que pensaba Tom Gayner de Markel Corporation, un inversor que estoy conociendo ahora mucho gracias a algún que otro artículo, es que no es necesario correr riesgos extremos para generar una riqueza significativa en el tiempo. Y esto es un hecho: la rentabilidad va asociada al riesgo y es tan sencillo cómo saber que si buscamos rentabilidades más altas que la media del mercado, será a coste de asumir más riesgos que la media del mercado.

Entonces, ¿son sostenibles esas altas rentabilidades con el tiempo?

Mi opinión es que déjame que tenga mis dudas, porque tan sólo cruzar dos palabras como son riesgo y tiempo no son un buen cóctel para que te acompañe durante tu carrera inversora, ya que ante adversidades, podemos ser más frágiles y vulnerables de lo que pensamos. De nuevo y parafraseando a Gayner, “mejor optar por un enfoque intermedio más prudente y sostenible”.

Cuando los mercados son alcistas, muchos inversores se vuelven más codiciosos y se proponen objetivos de rentabilidades anuales muy por encima de la media. Por lo normal cuando algo va marchando bien, sólo todo parece que irá a mejor y cuando algo va mal, todo parece que irá a peor. Por más que leo y leo, creo que cada vez me obsesiona más un tema. Y es estar preparado para cuando mi cartera tenga que sufrir un revés importante. Cuando las cosas marchan bien a priori es sencillo “no cagarla”, acumulas activos, reinviertes dividendo, ves como a corto-medio plazo todo funciona según lo previsto. Puede ser que no venga ninguna recesión en los próximos 10 años y que el punto de partida de la caída sea mucho más alto que ahora, o puede ser que el año que viene eso ocurra. Lo que tengo claro, es que no es mi trabajo pensar cuando vendrá la próxima recesión, de hecho casi nadie lo hace y si alguien lo hiciera sería una cuestión puramente más de suerte que de otra cosa. Lo que sí considero que es mi trabajo, es saber cómo debo de actuar cuando eso ocurra, que es no hacer nada: seguir invertidos y haciendo lo mismo que si no hubiera recesión. Parece algo lógico y a la vez sencillo, pero las estadísticas dicen todo lo contrario cómo ya he comentado en alguna ocasión.

Volviendo al tema de antes, quería mencionar una analogía que pienso muy a menudo como deportista que soy (en este caso, practico ciclismo aunque con este caso me refiera a running).

En una maratón a pie, la distancia de 42 kilómetros te hace pararte a pensar cómo debes de gestionar el ritmo durante esos kilómetros antes de tomar la salida, no puedes salir a tope desde que sales porque posiblemente en el kilómetro 10 te tengas que tirar al suelo o retirarte lesionado. Debes pensar cómo gestionarás los malos momentos, porque en una maratón de 4 horas seguro que te llegará una parte de crisis ya sea física o psicológica.

Ahora piensa que en vez de 42 kilómetros, lo que tienes que estar son los próximos 42 años invertidos. Cada kilómetro es un año de tu vida. De nada te sirven grandes rentabilidades al principio si no son sostenibles en ese tiempo porque muy probablemente, te pase al igual que en la maratón, acabarás fuera de carrera. Es mucho más prudente, llevar el mismo ritmo durante todo el tiempo sin despistarte por alcanzar al participante que tienes justo delante. ¿Van ustedes hilando cosas con la inversión? Estoy seguro que más de uno ya está pensando en esas acciones que tan alto crecimiento esperan para los próximos años, pero que realmente nada asegura que eso vaya a ser así. También ocurrirán crisis como esas que mencionaba en las maratones, y de nuevo, hay que saber gestionarlas sobre todo con cabeza, más que con piernas, como se suele decir en el argot.

Escribo esto como método de autoconvencimiento para saber cuál es mi carrera y la que verdaderamente debo disputar. Constancia, constancia, constancia. Y tiempo.