Finanzas versus Gobernanza

¿Quién defiende la razón ética frente a la jurídica y la económica en los Consejos de Administración?

Iván Pino
3 min readApr 13, 2016

Vuelve a repetirse. Los “Papeles de Panamá” revelan de nuevo la distancia que existe entre la razón económica y jurídica de unos pocos y la razón moral o ética de unos muchos. Mientras que los abogados y políticos argumentan la “licitud” de las maniobras fiscales; los periodistas y ciudadanos denuncian el “asalto” a las arcas públicas.

Hace unas semanas, el Trust Barometer 2016 de Edelman alertaba de la brecha que se está abriendo entra las “élites” y las “masas” en su confianza hacia las instituciones. Pocos contra muchos.

BEO 2016 (Balance de Expresiones Online) de LLORENTE & CUENCA y Corporate Excellence

Y hace unos días, el Balance de Expresiones Online (BEO) de LLORENTE & CUENCA y Corporate Excellence for Reputation Leadership descubría la distancia entre la mejor valoración o notabilidad de la dimensión Finanzas de las empresas (potencial de crecimiento, generación de beneficios y buenos resultados) y la peor notabilidad o valoración de la dimensión Gobierno (comportamiento ético, uso responsable del poder e información abierta y transparente). Razón económica frente a razón ética.

La pregunta que cabe hacerse es: ¿Hasta dónde resulta sostenible esa polaridad? ¿En qué punto quiebra la confianza que sostiene el modelo?

El valor de la reputación

Si hasta el mundo financiero empieza a preocuparse por esa tensión. En un interesante artículo de Lourdes Tejedor para el blog de Sostenibilidad de Telefónica, se citan estas palabras de Larry Fink, CEO de BlackRock (una de las firmas que mejor encarnan a los llamados y temidos “mercados”):

“Generar beneficios sostenibles en el tiempo requiere una mayor atención no sólo sobre la gobernanza, sino también sobre los factores ambientales y sociales a los que se enfrentan las empresas hoy en día”.

La idea en simple y rompe el dilema. No se trata de optar entre razón económica y razón ética. Sin la segunda no es posible la primera. ¡Estupendo! Pero quién defiende esta opinión y con qué argumentos en los órganos de gobierno de las compañías.

El problema es que no nos faltan abogados con arsenales de leyes y economistas con gigabytes de contabilidad en los consejos de administración que sostienen las razones financieras; pero dónde están los profesionales que argumentan frente al consejero delegado las razones morales o éticas sin resultar extravagantes ni ridículos a los ojos de los demás.

La solución pasa por entender que esas razones éticas no residen en ningún código de conducta ni, por supuesto, en la superioridad moral de nadie; sino que se encuentran en los juicios y valoraciones de todos los grupos de interés:

La reputación corporativa es el conjunto de evaluaciones colectivas, suscitadas por el comportamiento corporativo, en las distintas audiencias, que motivan su conducta de apoyo u oposición. (Carreras, Alloza y Carreras (2013), Reputación Corporativa, LID, Madrid)

Basta con comprender que, en una sociedad hipertransparente, la reputación tiene más valor que nunca; que, por ese motivo, debemos escucharla con mayor inteligencia; y que, sobre todo, necesitamos profesionales que hagan valer esa escucha donde se toman las decisiones, al mismo nivel que las razones jurídicas de los abogados y las financieras de los economistas.

Si te interesa este tema, te recomiendo el libro “Integridad y Reputación” de Desarrollando Ideas, el Centro de Liderazgo a través del Conocimiento de LLORENTE & CUENCA. Puedes descargarlo gratis en diferentes formatos en este enlace: Integridad y Reputación.

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Iván Pino

Periodista, consultor en Reputación. Socio y Director Sénior de Digital en LLYC. Compartiendo Comunicación y Sostenibilidad.