Por qué las metas de año nuevo están destinadas al fracaso y cómo evitarlo

Ivan Tabachnik
3 min readJan 1, 2017

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Todos los años celebramos el año nuevo el 31 de Diciembre/ 1 de Enero. La mayoría de las personas aprovechan este momento para pasarla en familia, con amigos, compartir un momento y celebrar. Muchos aprovechan para fijarse metas y objetivos para el año que arranca, en muchos casos repasando todas metas no logradas (ojalá que ninguna!) en el año que termina (las cuales probablemente fueron enunciadas a principio del año pasado).

Pero, ¿por qué muchas veces no logramos nuestras metas de inicio de año?

En primer lugar muchas personas ven el inicio de un nuevo año cómo un botón de reset. La posibilidad de arrancar desde 0, pero esto no es así. Si terminas el año con un par de kilos de más y algo de deuda, vas a arrancar el año con el mismo peso y aun más deuda (los intereses corren). Es importante entender esto porque muchas personas se desilucionan cuando la realidad no se alinea para permitirles cumplir sus objetivos. Las metas tienen que buscar cómo fin cambiar algo de nuestra realidad, y es importante que por más que cambie el día, el cambio en nuestro contexto lo hacemos nosotros.

Como segundo elemento están las personas que comparten abiertamente sus metas. La mayoría de nuestros objetivos (por más que no lo veamos de forma directa) se alinean con recibir la aprobación y gratificación de nuestros pares. Cuando compartimos nuestras metas las personas nos van a ofrecer su apoyo. Si bien a simple vista esto puede ser bueno, nos afecta mal subjetivamente al recibir la gratificación buscada de una forma fácil. ¿Si ya me felicitaron, realmente necesito ahora hacerlo?

Finalmente el cambio de año es una fecha arbitraria. En el hemisferio occidental festejamos esta fecha el 31 de Diciembre/1 de Enero, pero otras culturas cómo la china o la religión judía mantienen otra tradición. La realidad es que estas fechas son fijadas según viejas tradiciones que varían según la cultura y no se encuentran relacionadas a un cambio de año de forma específica. Por ej. en nuestro caso la celebración de fin de año deriva de la fiesta romana en nombre del dios Jano. Se lo consideraba el dios de las puertas, los comienzos y los finales. Es representado como un hombre mirando hacia el pasado y al futuro (el presente no se puede representar ya que es instantáneo). Esto implica que en principio cualquier día podría ser nuestro año nuevo, siempre que haya un patrón para identificarlo sobre el resto de los días.

Como dato de color es curioso que la religión católica haya adoptado como fecha de cambio de año la celebración de otro dios mitológico romano.

Lo importante del tercer punto es que siempre es un día nuevo y que todos los días podemos fijarnos metas al igual que alcanzarlas todos los días.

¿Ya tienes tus metas para el día que viene?

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Ivan Tabachnik

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