Balance y arqueo de caja

Newellsletter (Javier Acuña)
5 min readJul 29, 2023

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Arriba: Pittón, Hoyos, Mansilla, Recalde y Ditta. Abajo: Gómez, Sordo, Ferreira, Sforza, Aguirre y Mosquera

El torneo que acaba de terminar fue un trámite para Newell’s, un trámite de esos donde te piden muchos papeles distintos y que se atienden por una sola ventanilla en la que hay cincuenta y siete personas delante de uno. Reniegue puro y con un saldo final de mitad de tabla. Treinta y cinco puntos en veintisiete fechas, veinticuatro goles a favor y veinticuatro en contra: el último contra Talleres se lo comió Hoyos y los dos del primer partido contra Platense también, un arquero simétrico para la desgracia. Sin embargo terminó doce veces con el arco en cero y atajó tres penales de los cinco que le patearon.

Es raro Lucas Hoyos, es muy preciso con los pies pero luce torpe con las manos. Parece un adolescente que está pegando el estirón y tiene alterados el sentido de la distancia y la noción de las proporciones, que se choca cosas con los brazos y no sabe dónde ponerlos ni cómo usarlos. El primer gol de Boca en la penúltima fecha sirve de muestra. Es verdad que Barco patea fuerte pero su intención es tirar el centro, la pelota no va al arco, entra porque la mete Hoyos con un manotazo poco ortodoxo, más propio de un jugador de voley que de un arquero. Definitivamente, su estampa no es la de un 1 clásico. Pero es el capitán del equipo y Heinze confía en él, así que le seguimos dando crédito como Kristalina a Massa.

Por supuesto que también el crédito sigue abierto para Heinze aunque sea un porfiado que prefiere de cuatro al colombiano Mosquera por encima de Méndez. Está claro que Méndez no es Cafú ni Roberto Carlos, es simplemente un uruguayo voluntarioso con cuerpo de luchador de la troupe de Karadagián que va al frente con sus músculos de acero y el poder de su fuerza sin igual, atributos con los que ha sabido ganarse el cariño de la gente. Heinze debería reparar en los aplausos que recibió Méndez en la despedida contra Talleres y evitarse un conflicto al pedo relegándolo al banco o dejando que se vaya del club. Además, Mosquera tampoco es Cafú ni Roberto Carlos.

(Foto: Twitter oficial @Newells)

Otro al que la gente quiere mucho es al paraguayo Velázquez. Y lo bien que hacen porque es un defensor muy serio: fuerte, rápido, cabecea abajo y también arriba, impone presencia. Además tiene la virtud de ser feo. En cambio Ortíz, su compañero de zaga, es carilindo, no asusta, Facundo Mansilla con su peinado prolijo tampoco y los rubios del carril izquierdo menos que menos (terminó de titular Ángelo Martino porque Pittón se lesionó pero no hay mucha diferencia si juega uno o el otro). El que bajó un poco su rendimiento este semestre y no tuvo un gran torneo fue Ditta, de todas formas ya no hay mucho para lamentarse porque fue transferido a México hace un par de semanas. Suerte Willer. Y ojalá que Ordoñez, el compatriota tuyo que viene para reemplazarte, resulte más o menos como vos.

Dos buenas noticias para la segunda mitad del año: volvió a jugar Vangioni (y contra Talleres fue una de las figuras a pesar de la plancha tremenda que metió en el descuento y le valió la expulsión) y debutó Ian Glavinovich, un dos que tiene mucha solvencia aunque no tenga nombre de dos.

Uno de los hallazgos de este primer torneo de Heinze como técnico fue la incorporación de Iván Gómez, un mediocampista que está siempre bien ubicado, tanto para la marca como para el juego ofensivo, y llega al área con criterio. Además, tiene buena pegada: todavía nos estamos lamentando el tiro en el travesaño contra River en la fecha 12 (aunque más nos estamos lamentando la sucesión de pelotudeces defensivas que derivaron en el gol de River al minuto 95). Es un complemento ideal para Sforza, que es un crack por más que haya un montón de gente que lo putee. Lo digo de nuevo: es el jugador que me gustaría ser cuando sea chico.

Hasta acá van tres mil setecientos veinte caracteres y lo que arrancó como un lamento se fue convirtiendo en un balance con cierto optimismo, que podría ser mejor si no hubiéramos hecho el papelón que hicimos contra Claypole en Copa Argentina y que se volverá muy positivo si llegamos a pasar de fase contra Corinthians por la Copa Sudamericana. No es que piense que Newell’s juega bien, lo que sí creo es que va por buen camino. Aunque sea un equipo irregular, aunque se vuelva tedioso el toquecito para atrás, aunque a Heinze muchas veces le guste regodearse con el personaje de renegado que fue construyendo de sí mismo, bastante ha hecho su cuerpo técnico con el plantel que tiene. La preparación física mejoró notablemente y el modo de ir sumando juveniles es sensato (o al menos más sensato que en el pasado reciente), no importa que ninguno se haya asentado todavía, es cuestión de tiempo. O de fe: Sordo, Portillo, Panchito González, Montenegro, Esponda, Sotelo, Balzi, Pérez Tica, Rossi, Contrera, alguno va a explotar en algún momento, esperemos que sea jugando en Newell’s.

(Foto: Diario La Capital)

A Brian Aguirre no lo incluyo en esa lista porque está a otro nivel. Heinze ya hizo su parte afianzándolo como titular, ahora falta que la dirigencia no la cague y no apure una venta por dos mangos para después gastar esa guita en jugadores medio pelo como el Jonatan Menéndez ese que nunca aportó nada. También cumplió consolidando de a poco a Ferreira y a Recalde, que empezaron el torneo de manera anodina y fueron creciendo fecha a fecha.

Y hablando de Recalde, podríamos haber terminado con siete u ocho puntos más si los del VAR no nos hubieran recontracagado de manera sistemática y alevosa anulándole tantos goles por offsides de mierda en los últimos partidos. Si esto llegara a seguir así durante el torneo que viene habría que evaluar seriamente la moción del tuitero @IsaacNewell74: que Pablo Pérez se retire del fútbol surtiendo a un árbitro.

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