La importancia de una buena maleta

Un homenaje a mi compañera de fatigas y alegrías durante más de doce años.

Cuando pasas 280 días al año fuera de casa, hasta los detalles más pequeños marcan la diferencia. Un elemento al que yo presto mucha importancia es la maleta. Tengo compañeros que la cambian cada año, o cada dos, yo no. Hace más de doce años que uso la misma.

A fecha de hoy, ya puedo decir que mi vieja y querida maleta ha sido una gran inversión. Está confeccionada con nylon balístico y eso se nota, no tiene ni un solo rasguño, ha cruzado todos los mares y visitado todos los continentes y ahí sigue, inmaculada por dentro y por fuera. Todas las cremalleras siguen intactas y funcionan como si fueran nuevas. Las ruedas son silenciosas y su robusto brazo telescópico funciona como el primer día.

En realidad es un portatrajes pero yo pienso en él, como mi maleta. Dispone de una bolsa auxiliar que no ocupa espacio plegada y que me ha sacado de unas cuantas situaciones apuradas. También está hecha de nylon balístico y parece que la compré ayer. Ambas son impermeables y han aguantado chaparrones tropicales a pie de avión sin permitir que una sola gota penetrara su interior. El conjunto se completa con una bolsa de redecilla para la ropa sucia, que puedes incluso enviar a la lavadora con la ropa dentro y evitar que se mezcle con otras, o protegerla si es delicada.

Con la bolsa plegable en acción. Todo encaja, hay anillas y sujecciones para facilitar el transporte.

Me sirvió tan bien, que unos meses después de incorporarla a mi equipo, aumenté la dotación con un troley pequeño de la misma marca y modelo. El troley también traía una bolsa auxiliar para llevar el ordenador y otra, pequeña, que sospecho debe ser un estuche para cables y cargadores, pero yo uso a modo de primer botiquín —viajo con dos botiquines, el de asuntos mayores en la maleta y el pequeño en el troley—. Todo el conjunto forma un equipo formidable.

Nadie diría que han cogido más de 1.000 vuelos.

Solo tiene un defecto y es que, por su precio elevado, puede afectar a la seguridad. Mi estrategia básica es pasar desapercibido y, ante el ojo entrenado de un delincuente, mi maleta puede llamar la atención. Por eso, al transitar por los aeropuertos, le echo por encima la pieza de abrigo con la que acostumbro a viajar.

Así me pasó en Moscú, cuando un policía de frontera ruso intentó extorsionarme. Me pescó en la línea verde y durante el largo interrogatorio no dejo de mirar mis maletas y ya al final, cuando se dio por vencido, me preguntó cuánto me habían costado, y de paso, también me dijo que tenía un amigo en «Marbieia» —lo que confirma que Dios los cría y ellos se jubilan en la Costa del Sol—. Mientras me alejaba, podía sentir sus ojos libidinosos en mi maleta.

Aquel incidente me hizo reconsiderar mi postura, el siguiente viaje (Reykiavik), me llevé una maleta que había por casa. No lo volví a hacer nunca más. Convine conmigo mismo, que era mejor correr algún riesgo que prescindir de ella. Descosí un tirante de las orejas superiores, lo que le dio un aspecto desastrado y será por eso, o porque la fortuna se alió conmigo, nunca más tuve un incidente de seguridad.

Si el armario del destino es sospechoso, o hay mucha prisa, lleva un gancho que me permite colgarla una vez desdoblada y usarla como armario de campaña. De esta guisa, permite mantener toda la ropa a mano pero aislada del entorno. Cada año la trato con piretrinas y es un bastión contra todo tipo de insectos y bacterias. Eso hice en Doha, cuando el hotelazo de cinco estrellas en el que me alojaba, resultó padecer una infestación de chinches. Y así también tuvo que ser en Eskisehir, en Accra o en Bahía; escorpiones, serpientes o arañas, cada lugar puede tener un motivo para guardar la ropa bajo una cremallera de nylon balistico.

Un armario portátil a prueba de bichos.

Una vez desplegado y colgado, dispone de cuatro bolsillos con cremallera para las pequeñas piezas de ropa y si abres la cremallera grande accedes al portatrajes. En su interior dos departamentos con redecilla, incrementan el espacio ordenado y tras la parte inferior hay un compartimento rígido que permite alojar cómodamente zapatos y sus correspondientes efectos de limpieza.

Con un poco de práctica puedes trasladar toda tu ropa y efectos en menos de dos minutos de la maleta al armario y todo estará ordenado y bien colgado, el camino inverso requiere de un minuto más.

Dispone de tres enormes bolsillos exteriores, dos en forma de «U» invertida y uno longitudinal abajo. Yo uso los de «U» para transportar la bolsa de emergencia, zapatillas, un equipo de ropa de deporte completo, plancha, neceser grande, botiquín completo y otros efectos que puede ser necesario disponer durante el viaje. El inferior es siempre para la ropa sucia, me permite aislarla del resto y tenerla siempre a mano.

Todo el conjunto parece una muñeca rusa, es el metaequipaje, no necesitas nada más.

La ropa sale de la maleta como si estuviera recién planchada, incluso si el viaje dura más de un día (una vez duró tres), y jamás se ha perdido. Ha podido llegar unas horas más tarde, pero siempre ha llegado, eso seguro que es cosa de magia.

Una vez, en el aeropuerto de Estambul, cuando la cogí de la cinta la noté extraña, más pesada. Abrí el portaetiquetas y vi el nombre de un señor turco. Me dirigí rápidamente al personal de tierra y lo llamaron. Él iba camino de su casa con mi maleta. Es lo que tienen las cosas eternas. Después de siete años no había ninguna marca que la distinguiera de otras.

Escribo esto, porque hoy he pensado en mi maleta, mi hija mayor me ha dicho que ya va siendo hora de tener una maleta como Dios manda y sé, exactamente, lo que estrenará el día de su decimosexto cumpleaños: una forma de viajar y de vivir, echa un ojo:

Jesús Belenguer dirige el equipo que diseñó el Protocolo Mercurio que es el sistema de gestión de la seguridad personal de trabajadores desplazados a países lejanos más implementado en las empresas españolas. Comparte sus ideas en Medium desde abril de 2015.

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Jesús Belenguer
Autoprotección corporativa: Seguridad para viajeros y expatriados

Director de Seguridad Privada y TS en Gestión de Riesgos y Protección Civil. EU en Análisis de la Conducta Violenta y en Ingeniería Protección Contra Incendios