El legado de la IPUC: 90 años de transformación

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Hace casi 90 años, la Iglesia Pentecostal Unida de Colombia (IPUC) nació en medio de la adversidad. El misionero Aksel Verner Larsen, a pesar de la persecución religiosa y la trágica pérdida de su esposa, respondió con un llamado valiente: “Un soldado ha caído, manden refuerzos”, comprometiéndose a llevar el mensaje de Cristo a los corazones colombianos.

Por Jessica Alejandra Navas Mogollón
jnavas158@unab.edu.co

Hace casi un siglo, en 1937, en medio de la convulsa y desafiante realidad del siglo XX, la Iglesia Pentecostal Unida de Colombia, vio luz en una tierra lejana, un rincón remoto de América Latina. Pero su nacimiento no fue un evento aislado, sino un eslabón en una cadena milenaria que se remonta al siglo primero, al mismo día de Pentecostés en Jerusalén, tal como se relata en los Hechos de los apóstoles. Desde aquel instante en que 120 discípulos se reunieron en un aposento alto, marcando el comienzo de este templo, el Espíritu Santo descendió con un estruendo como de viento recio y lenguas de fuego. Fue un momento de transformación, de milagros y de una proclamación que se extendió como un incendio por todo Jerusalén.

Así, la IPUC nació con un llamado divino que se extendió desde Jerusalén a América del Norte, donde se fortaleció. Desde Canadá, los misioneros Verner Larsen y Abigail Gertrude Staples respondieron a ese rugido para llevar el evangelio a Colombia, desafiando adversidades para finalmente asentarse en Bucaramanga. De esta forma comenzó la hermosa historia de esta iglesia, nacida de la misión y dedicada a llevar la luz de Cristo a innumerables almas colombianas.

Del corazón de Colombia al mundo

La misión de la IPUC se basa en el firme cumplimiento del mandato divino, que llama a llevar el mensaje del Evangelio a cada rincón del planeta, a cada ser humano. Tiene una labor sagrada y un compromiso inamovible con la difusión de la palabra de Dios. Ayder Enrique Cáliz-pastor principal de la Iglesia Pentecostal Unida de Colombia- comenta que ya se encuentran cerca de lograr este objetivo. “Estamos organizados para alcanzar la visión que tenemos de llegar a todos lados y traer lo que la palabra del Señor tiene contemplado, que todo aquel que se encuentre con Cristo la vida le cambia y los hogares se restauran. En este orden de ideas, tendremos comunidades más fuertes, familias más sanas, niños y jóvenes que a futuro tendrán la capacidad de aportar a la sociedad porque tendrán una vida más saludable emocional y espiritualmente”.

Con pasión y devoción, el pastor dirige a su rebaño desde el atril, transmitiendo la esencia espiritual del día en la IPUC. / FOTO JESSICA ALEJANDRA NAVAS MOGOLLÓN

Los proyectos futuros de la IPUC se extienden mucho más allá de las fronteras de Colombia. Con misioneros presentes en más de cuarenta países de todo el mundo, la iglesia se esfuerza por expandir su influencia espiritual. Ayder Enrique narra uno de los planes propuestos que esperan llevar a cabo pronto. “Ahorita estamos visualizados a llevar el Evangelio a Dinamarca y Finlandia, dos países a los que tenemos en mente enviar a una familia misionera. Aparte de nuestra visión local colombiana, tenemos una visión misionera a lo largo y ancho del planeta, donde estamos trabajando para que en muchas naciones del mundo que no tienen la Palabra de Dios, sean alcanzadas desde nuestras herramientas y a través de personas de origen 100% colombiano”.

Renovando vidas

Sin duda, este lugar ha dejado una huella significativa en la comunidad local y en la sociedad en general a través de su mensaje regenerador. Joel Niebles Noriega- líder de la IPUC- cuenta que las personas que antes no asistían al templo eran sujetos comunes y corrientes, pero las predicaciones basadas en el temor de Dios, los ha inspirado a buscar una trayectoria más virtuosa. “Considero que muchos de los que formamos parte de la iglesia hoy día, de una u otra manera a la hora de ver las conductas, no somos seres perfectos, pero si somos individuos que procuramos llevar un estilo de vida totalmente diferente”.

Un mar de devoción: los miembros de la iglesia IPUC se unen en la escucha de la palabra divina, alimentando su espíritu y su fe en comunidad. / FOTO SUMINISTRADA IPUC

Aparte de sus labores espirituales, la IPUC ha extendido su mano a la ciudadanía mediante La Fundación Unida Social (FOSU). Esta entidad que actúa como el brazo social de la iglesia, marca un impacto tangible en la vida de miles de seres humanos cada mes. Joel Niebles explica que la repercusión no es solo de carácter religioso, sino también social, ya que apoya tanto a miembros del templo como a la sociedad en general. “Se benefician a más de quince mil personas mensualmente mediante ayudas económicas, de mercado y demás. Esta fundación ayuda en la reconstrucción de hogares que han sido destruidos por calamidades naturales y beneficia a individuos con emprendimientos”.

Sembrando semillas de cambio

En la IPUC los valores son un medio para difundir la fe. Estos no solo guían las acciones cotidianas de la comunidad, sino que también inspiran a los miembros a extender un mensaje de amor y comprensión a todos aquellos que se cruzan en su camino. Marcela Hernández Sarmiento-asistente actual de la iglesia- da a conocer una de las virtudes que más le llama la atención. “Me impacta la amabilidad. Uno aprende a ser amable y a saludar a todo el mundo, sobre todo a la gente que no se congrega, como los visitantes o aquellos que recién se acercan a este lugar. Dan ganas de inyectarles ese Evangelio que uno ya ha recibido”.

El escenario de la fe: voces llenas de gracia cantan alabanzas en la tarima, mientras el pastor se prepara para llevar la luz de la palabra en la iglesia IPUC. / FOTO JESSICA ALEJANDRA NAVAS MOGOLLÓN

De igual forma, este sitio se caracteriza por impulsar a sus miembros a tener una buena calidad y estilo de vida mediante los principios que transmite. Por ende, Julián Carreño Delgado-servidor de la IPUC- resalta a la Biblia como fuente de inspiración. “Todo lo que hace la Iglesia Pentecostal Unida de Colombia, lo hace basado en la palabra de Dios. La Biblia nos enseña a no usar malas palabras, a tener pensamientos de bien y a pensar en cosas honestas. En pocas palabras, nos capacita para vivir bien y tener una vida con valores y estándares altos”.

Actividades vibrantes

Todo lo que organiza el templo, incluyendo los cinco cultos a la semana, ha desempeñado un papel crucial en la vida de sus miembros. Celebra la semana de la familia y de los niños, y a su vez cuenta con varios comités: de hogar, adolescentes, escuela dominical y recepción, en el que cualquiera tiene la oportunidad de participar. Marcela Hernández relata su opinión respecto a las actividades que ejecuta la IPUC. “Lo más bonito de todos estos eventos, sean cultos o simples reuniones de tres o cinco personas, es poder servirle al Señor, es agradarle a él y poder compartir. Hay muchas cosas en las que uno se puede apoyar y la iglesia lo apoya a uno. A veces uno ni dimensiona lo que hay, pero hay bastante por hacer y recibir”.

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