¿Tiramos ya el Manifiesto Ágil?

Jorge Maestre
6 min readJul 15, 2018

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Estrella Polar por Jordi Cucurull

La ingeniería del software aparece a finales de los años 50 con el auge de las primeras computadoras. Los ingenieros optaron por abordar el desarrollo de software de la manera en que se hacía en esos días en los sectores más punteros como la industria, procesos heredados del taylorismo y que tan buenos resultados estaban dando en las factorías. Pensaron que si podían separar la construcción de un producto software en “trozos”, entonces sería posible proyectar fases en la construcción del mismo y buscar especialistas para cada tarea concreta, consiguiendo así el buscado aumento de la productividad.

Esto que parece lógico se demostró durante las siguientes décadas que no lo era. Proyectos fuera de fecha, calidad discutible, aumento de los costes previstos, insatisfacción del cliente o funcionalidades que no aportaban valor al usuario evidenciaban un problema: que los productos de software en su gran mayoría son muy complejos, con muchas incertidumbres e imposible de acotar desde el inicio en toda su magnitud. La gran duda era, ¿podemos desarrollar productos y servicios de otra forma?

En esas estábamos por el 2001 cuando se publica el Manifiesto Ágil basado en cuatro valores:

  • Individuos e interacciones sobre procesos y herramientas
  • Software funcionando sobre documentación extensiva
  • Colaboración con el cliente sobre negociación contractual
  • Respuesta ante el cambio sobre seguir un plan

Además de estos valores el manifiesto expone doce principios, todos ellos enmarcados en el desarrollo de software donde, por pura necesidad, se había lanzado la iniciativa.

Por aquel entonces yo trabajaba en Newknow, una de las primeras y más prometedoras startups españolas en las que participamos más 50 personas. Aún no se habían popularizado los marcos de trabajo ágiles como Scrum o Lean Startup pero, viéndolo desde la ventana privilegiada que permite el tiempo, trabajábamos de manera muy ágil. El producto consistía en un agente personal que ofrecía información de calidad en función a los gustos e intereses del usuario, para lo que usábamos técnicas de Inteligencia Artificial ahora tan de moda. Dirección, negocio, marketing, desarrollo y sistemas estaban enfocados en generar valor a los clientes y en experimentar las funcionalidades con ellos cuanto antes. Probábamos diferentes prácticas de Extreme Programming, éramos capaces de poner en producción una o dos versiones diarias de código, pero sobre todo formábamos un gran equipo de personas muy motivadas y alineadas.

Mucho ha llovido desde entonces y el “mundo ágil” ha crecido en iniciativas, prácticas, guías, etc. Se han popularizado marcos de trabajo ágiles como Extreme Programming, Scrum, SAFe, Nexus, Scrum@Scale y otros tantos. Más aún, el “movimiento ágil” ha traspasado fronteras y ha calado en otras áreas alejadas de la programación. Marcos como Kanban, Lean Startup o Design Thinking ayudan a equipos de marketing y publicidad, diseño visual y UX, cadenas industriales o incluso gabinetes de abogadas, permitiéndoles adaptarse a las necesidades de sus clientes y mejorar día a día. Todos comparten una característica común, permiten resolver problemas complejos con un enfoque experimental y adaptativo.

Multitud de guías, marcos de referencia, buenas prácticas, ejemplos, experiencias muy valiosas pero que nunca hay que tomar como la solución definitiva sino como herramientas para llegar a la solución. Al fin y al cabo cada problema es único en su complejidad. Ni siquiera el mismo problema tiene la misma solución para equipos diferentes.

Modern Agile actualiza los valores del Manifiesto Ágil para que sean válidos en cualquier ámbito y sector que afronte problemas complejos. Se deshace de los principios del manifiesto y “moderniza” los valores para que sean fácilmente aplicables en contextos diferentes del desarrollo de software. En definitiva propone únicamente cuatro principios.

Haz que las personas sean geniales

Lo primero es poner a las personas en el centro. Más aún, que sean geniales. Como propone Kathy Sierra en su libro Badass: Making Users Awesome, tenemos que hacer a nuestros usuarios cojonudos. Hay que conseguir que los usuarios hagan cosas increíbles con nuestros productos. Pero no sólo ellos, Modern Agile propone hacer geniales a los que hacen el producto, a los que lo compran o lo venden, e incluso a los que los financian. ¿Cómo vamos a conseguir productos o servicios geniales si los trabajadores que los diseñan o producen no están contentos en su ambiente de trabajo o las condiciones laborales no son las adecuadas? Aprendamos su contexto y sus puntos débiles, qué les detiene y qué aspiran lograr. Pregúntate cada día ¿cómo podemos hacer que sean geniales?

Sin duda “hacer que las personas sean geniales” es mucho más sexy que “Colaboración con el cliente sobre negociación contractual” del Manifiesto Ágil.

Haz de la seguridad un prerrequisito

Las personas sólo podemos ofrecer un alto rendimiento si nuestra seguridad está garantizada y, tristemente, en numerosas organizaciones se extiende la cultura del miedo. Miedo al qué dirán, miedo a fallar, a equivocarse o miedo a los jefes. Como dijo Seth Godin “La gente no teme al fracaso, teme la culpa”. Tenemos que proteger la seguridad sicológica, el tiempo, la información, la reputación, el dinero, la salud y las relaciones de las personas. No podemos trocear cachos de personas en proyectos, necesitamos personas dedicadas a un único producto como parte de equipos multidisciplinares y estables. Que puedan crecer como personas y como profesionales.

Pero no sólo hablamos de la seguridad de los creadores, también de la de los usuarios del producto o servicio. Slack por ejemplo, cuando desactivas a un usuario en un contrato anual te envía un email indicando que han reducido el precio de tu contrato en proporción. Velan por mi dinero. Mi dinero está seguro con ellos.

Hemos de esforzarnos para que nuestras colaboraciones, productos y servicios sean resilientes y seguros. Esto es mucho más amplio que “Individuos e interacciones sobre procesos y herramientas”, ¿no crees?

Experimenta y aprende rápido

Para que las personas sean geniales y estén seguras en sus entornos, tenemos que aprender y adaptarnos constantemente a las circunstancias cambiantes. Y no hay aprendizaje sin experimentación. Es necesario crear entornos “seguros ante el fallo”, donde las personas podamos experimentar constantemente, de manera rápida y sin miedo. Adaptación pura y dura. “Be water my friend”. Donde el Manifiesto Ágil propone “Respuesta ante el cambio sobre seguir un plan”, Modern Agile dice “Experimenta y aprende rápido”.

Entrega valor contínuamente

No vas a hacer a nadie genial si no entregas algo. Ni a los usuarios de los productos o servicios ni a los creadores de los mismos. Entrega rápido, experimenta, cambia y vuelve a entregar. Organizaciones como Facebook, Google, Netflix, Etsy o Amazon, son capaces de desplegar nuevas mejoras hasta 1.000 veces al día. En AirBnB un ingeniero es capaz de desplegar sus cambios a los dos días de ser contratado, además los despliega él personalmente. Esto es posible porque son empresas concienciadas en entregar valor contínuamente.

La pregunta es “¿Cómo podríamos entregar los resultados correctos más rápido?” Hacerlo requiere descubrir incrementos de valor más pequeños que puedan implementarse de manera segura ahora y no más tarde. Ofrecer valor continuamente ayuda a que los clientes estén felices y seguros, por ejemplo, al liberar rápidamente una solución que tenía errores. Antes “Software funcionando sobre documentación extensiva”, ahora “Entrega valor contínuamente”.

Entonces ¿tiramos el Manifiesto Ágil?

Por supuesto que no. El manifiesto sigue tan vigente como nunca especialmente en el desarrollo de software. Ni tampoco vamos a deshacernos de la Guía Scrum, SAFe, Scrum of Scrums, Kanban, Lean StartUp o cualquier otro marco de trabajo ágil. Cada uno trata de resolver una tipología de problemas en unas circunstancias concretas. Tanto el Manifiesto Ágil como Modern Agile están ahí como la Estrella Polar, la piedra de guía para no perdernos en cambios sin valor o en discusiones filosóficas del equipo sobre uno u otro framework. Poned delante vuestro un póster con estos manifiestos y, llegado el momento, levantad la cabeza, leed los principios y respirad tres veces antes de continuar. ¿Veis ahora el camino?

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Jorge Maestre

Ayudo a equipos y organizaciones a desarrollar su máximo potencial en contextos de trabajo más humanos.