Por qué nunca volveré a comprar una cocina Schmidt

Jorge Pascual
6 min readMar 3, 2016

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Hace como cosa de un año hicimos una reforma de casa por completo y, evidentemente, la cocina era un elemento fundamental de la misma. Estuvimos mirando muchas marcas diferentes pero, después de evaluarlo todo, hubo una que nos encajaba algo más que las otras pues, aunque en general era algo más cara, también es cierto que parecía de algo mejor calidad. Los cajones tenían guías que transmitían mucha confianza y un diseño interior chulo. Y los armarios, se elevaban hacia arriba y parece (en comparación con otras que habíamos visto del mismo rango de precio) que tenían mejores mecanismos.

Decidimos además comprar los electrodomésticos al mismo distribuidor y no escatimamos en precio. Nos decidimos por Miele porque, aunque era sustancialmente más caro que otros fabricantes (como Bosh) estaba claro que eran de lo mejorcito que podía comprarse.

Así que nos armamos de valor… y decidimos gastarnos casi 20.000 euros en la cocina, sumando muebles y electrodomésticos, tal y como puede verse en la factura adjunta.

Después de casi un año, en Noviembre de 2015, las luces que tiene para iluminar la zona del fregadero, comenzaron a fallar. Algo a lo que no dimos demasiada importancia. Así que nos pusimos en contacto con el distribuidor de la Calle Hernani de Madrid para avisarle del problema. Ahí comenzó todo el calvario.

De entrada, los emails que enviábamos a quienes habían sido nuestros contactos durante la fase de ventas, no se contestaban. Así que trascurrido un cierto tiempo, hicimos la correspondiente llamada telefónica.

Imposible que nadie atendiese el teléfono. Insistimos durante varios días y en diferentes momentos y no conseguíamos respuesta, hasta que finalmente alguien contestó. Básicamente, nos dijo que no sabía nada, que efectivamente las personas que eran nuestros contactos ya no estaban allí y que dejásemos nota de lo que necesitábamos que se lo pasaría a un tal Álvaro.

La situación era bastante extraña, pero bueno, dejamos nota con la confianza de que alguien se pondría en contacto con nosotros. No fue así. Así que volvimos a insistir durante unos días más (con el mismo problema de que nadie contestaba el teléfono) y cuando conseguimos hablar nos dijeron que habían pasado nota pero que no podían decirnos nada más. Así que pedimos hablar con el tal Álvaro y vimos con asombro como nunca estaba cuando llamábamos y, por supuesto, tampoco nos devolvía nadie las llamadas.

No salíamos de nuestro asombro… ¿no puedes decirnos qué va a pasar? ¿si vendrá un técnico o tenemos que hacer algo nosotros?. Nada. Hasta el punto de que el señor al otro lado del teléfono comenzó a ser grosero y poco menos que insultar a mi mujer.

Así que varias semanas después, sin tener ningún tipo de respuesta y viéndonos impotentes, decidí escribir directamente a la central que creo está en Francia. Busqué por Internet una forma de contacto y escribí un mail en inglés pues me parecía indignante la situación. A todas luces pensé que Schmidt simplemente había cerrado en España.

En el email simplemente pedía ayuda pues no encontraba a nadie de Schmidt en España y lógicamente, quería arreglar el problema.

La verdad es que en este caso la respuesta no se hizo esperar y al día siguiente de haber enviado el email tuve una respuesta donde se me decía que se trasladaría mi queja al departamento de atención al cliente para que, en breve pudiese tener una solución.

Así que bueno, comenzamos a estar algo más tranquilos, al menos, alguien en Schmidt estaba dando señales de vida. Y efectivamente, unos días más tardes, recibimos respuesta del servicio de atención al cliente.

Aquí comenzaba una nueva etapa, pero tan sorprendente como la que habíamos vivido hasta el momento. Resulta que Schmidt en España les está contando que ya tienen resuelto el asunto y que se han puesto en contacto con nosotros, cuando nadie había se había puesto en contacto.

La verdad es que la desconfianza ya comenzaba a ser importante. Una cosa es que no te den servicio o éste sea deficitario, pero otra muy distinta es entrar en la mentira. No daba crédito. Schmidt se mentían entre ellos. La sucursal de Hernani estaba mintiendo al servicio de atención al cliente y no había ninguna forma de desacer el entuerto. La situación comenzaba a ser insostenible.

Después de este entuerto, una persona efectivamente contacta a mi mujer y la dice que en “3 o 4 semanas lo solucionarían” ¿un mes más (cuando ya había transcurrido otro desde que iniciamos toda la reclamación? Pues sí, pero visto lo visto no era plan de ponernos a discutir ahora. El asunto es que Schmidt solucionase de una vez el asunto. Así que dejamos pasar las semanas.

Por supuesto, pasaron esas semanas y no hubo respuesta alguna. Así que estando ya a finales de Enero (algo más de dos meses desde que comenzó todo y con una parte de la cocina inutilizada), vuelvo a insistir con el servicio de atención al cliente que, la verdad, se estaban portando bien, aunque con escaso éxito.

Ahí ya muy harto de la situación, pido que simplemente se me envíe la pieza para que la instale un electricista pagándole yo y soy franco, diciendo que el post este estoy dispuesto a realizarlo, pues creo que otros compradores deben saber dónde se meten antes de comprar una cocina Schmidt.

Tras unos días, recibo respuesta y, la verdad, me quedo asombrado de nuevo. No sólo no se me proporciona la pieza defectuosa, sino que se me dice literalmente que “se han puesto en contacto con vosotros para daros una solución”. Increíble… evidentemente, eso no había sucedido. Nadie había llamado y, si lo hubiesen hecho ¿qué sentido tenía que yo estuviese perdiendo tiempo con este asunto si lo único que quiero es una solución?

Pues lamentablemente, y siendo hoy 3 de Marzo, es decir, ha pasado casi un mes desde ese último e-mail… nadie ya ha contestado nada, ni siquiera Julie, del servicio técnico que venía siendo bastante diligente.

Sigo sin una solución, una parte de la cocina no funciona, y nadie en Schmidt contesta nada. La frustración es toda pero ¿qué podemos hacer? ¿Ir a un juzgado para denunciarlo y que nos cambien una pieza que no debe costar ni 20 euros? La indefensión es total, así que he decidido hacer lo único que puedo hacer. Dar mi caso a conocer y espero que sirva para que otros no pasen por donde yo he tenido que pasar…

Camino de los cinco meses tras una solución… no hay solución. Por eso, mi conclusión es que JAMÁS VOLVERÉ A COMPRAR UNA COCINA SCHMIDT

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