Derribando los 10 Mitos Más Comunes Acerca de Emprender (Parte 1)
#4: Nunca, pero nunca, debes contar tu idea. Alguien podría robártela.
Nueve de cada diez nuevos emprendimientos mueren antes de cumplir su primer año de vida. Nueve de cada diez emprendedores enfrentarán las penumbras del fracaso antes del día 365.
Señores, emprender no es tarea fácil. (*se oyen ovaciones desde lo lejos por la gran revelación*).
Luego de emprender diversos negocios desde mis doce años, fracasar y fundir incontables startups (y, con suerte, alcanzar algún que otro éxito), es que caí en la cuenta de que las razones por las cuales los emprendedores fracasamos no solo no son muchas, sino que son sistemáticas.
Es un hecho: los emprendedores tropezamos constantemente con las mismas piedras. Y francamente, ya va siendo hora de que aprendamos la lección.
“Está bien celebrar el éxito, pero es más importante prestar atención a las lecciones del fracaso”. — Bill Gates
Por alguna extraña razón, existen ciertas creencias generalizadas a la hora de emprender que -a primera vista- parecen razonables, pero en el fondo conllevan resultados catastróficos para nuestros proyectos.
Estos “mitos” son los principales responsables de que fracasemos sistemáticamente a la hora de emprender. Porque, con cierto criterio, creemos que estamos encaminados hacia el éxito, cuando en realidad estamos empleando la fórmula perfecta para echarlo todo a perder.
Derribemos entonces, de una vez por todas, esos diez mitos acerca de cómo emprender con éxito.
MITO#1: DEBES DEJARLO TODO DESDE EL DÍA UNO Y ABOCARTE DE LLENO A TU PROYECTO
Hace dos mil años -cuenta la leyenda-, Alejandro Magno desembarcó junto a sus tropas en las costas de Fenicia, próximo a enfrentarse a un ejército que superaba en tres veces su tamaño. En un acto sin precedente, decidieron prender fuego a toda su flota, reduciendo a cenizas su única vía de escape. Así, la única posibilidad que tenían era conquistar y triunfar… y así lo hicieron.
Si un grupo de valientes guerreros pudieron despojarse de aquello que no solo podía garantizarles su regreso a casa, sino su vida, ¿por qué demonios habríamos de aferrarnos a un miserable trabajo de 9 a 18 a cambio de un mísero sueldo?
Me gusta pensar que transitamos por la vida como lo hacía Tarzán por la jungla: balanceándonos constantemente de una liana hacia otra.
Mientras hacemos esto, lo conveniente sería evitar quedar suspendidos en el aire, ya que ahí corremos un verdadero riesgo: si perdemos el impulso, caeremos al vacío sin nada a que aferrarnos.
¿Por qué, en cambio, no tomamos con una de nuestras manos la siguiente liana, mientras nos aferramos a la anterior con la otra? Así podremos estudiar si, efectivamente, la liana se encuentra en condiciones (quizás no era tan segura como parecía a primera vista…).
En el peor de los casos, si no nos sirve, podemos soltarla y seguir probando con nuevas lianas hasta encontrar la adecuada, esa que nos permita seguir avanzando por la jungla tal como lo hacía aquel legendario hombre-mono, sin caer presa de las fieras.
No necesitas más horas en tu vida para empezar un proyecto paralelo. Tampoco necesitas renunciar a tu trabajo en relación de dependencia (al menos, ¡no todavía!). Lo que necesitas es separar una o dos horas por día para abocarte pura y exclusivamente a tu nuevo emprendimiento.
Créeme, si gestionas bien tu tiempo y te enfocas en una cosa (y solo UNA cosa), puede que esas dos horas te resulten más productivas que las ocho o nueve que sueles pasar detrás de un escritorio todos los días. Te sorprenderías.
MITO#2: DEBES ASOCIARTE CON PERSONAS QUE PIENSEN IGUAL QUE TÚ
¿Por qué habría de asociarme con esos bichos raros a quienes llaman “programadores”? Jamás podría entenderlos ni ponerme de acuerdo con ellos, no duraríamos una semana.
Un amigo solía decir, “asociate con esas personas que jamás invitarías a tu fiesta de cumpleaños”. ¿Exagerado? Tal vez, pero encierra una gran verdad.
Las personas tendemos a desarrollar y mantener círculos muy cerrados. Así, los programadores suelen relacionarse con programadores, los creativos con creativos, y los comerciales con comerciales. Resulta natural, claro, ya que nos llevamos y entendemos mejor con nuestros pares; compartimos con ellos un mismo idioma.
¿Pero saben qué? Así de cierto también es que todo lo hacemos y pensamos igual. Y eso, francamente, no aporta en nada al negocio. Por el contrario, nos generará un conflicto de roles y un desdoblamiento de tareas. Lo que buscamos al conformar un equipo de alto impacto es la complementariedad.
Asimismo, debe quedar bien definido desde un inicio quién será el líder del proyecto (CEO), así como cada uno de los demás roles. De otra forma, se generarán roces innecesarios.
MITO#3: DEBES ENFOCARTE EN LA SOLUCIÓN Y NO EN EL PROBLEMA
Algunos años atrás, cuando desarrollamos BigTime!, lo hicimos en base a una idea de producto que, a todas luces, prometía ser un éxito. Era una de esas ideas que automáticamente disparan en la gente la expresión: “¿cómo no va a funcionar?”.
Salimos a desarrollar una cuponera de descuentos para turistas, invirtiendo cerca de diez mil dólares en su producción para que fuera perfecta. Varios meses después, las ventas habían “ascendido” a cero. A nadie le importaba un bledo lo genial y canchero que era nuestro producto, ni tampoco los cientos de pesos que se podían ahorrar con el.
Nuestro producto no solucionaba un solo problema ni atendía una sola necesidad de mercado. Habíamos creado un producto perfecto, para un mercado inexistente.
Un año antes de aquel episodio, había desarrollado otro proyecto llamado Infolletos. La idea había surgido en base a un pedido que recibí hasta el hartazgo por parte de turistas extranjeros durante un trabajo anterior.
Una porción considerable de ellos querían un folleto con información de cierto edificio público. Así de simple. Sin vueltas -mas por ignorancia que por conocimiento empresarial-, me aboqué a desarrollar específicamente eso . Nada sexy, nada innovador, nada disruptivo. Un folleto básico con menos diseño que la primera Macintosh, que además, debía vender en la vía pública.
¿Y saben qué? Funcionó a rolete. Se vendió como pan caliente.
Porque respondía a una necesidad específica de un mercado. Porque alguien, del otro lado, lo quería. El producto no tenía que ser canchero, no tenía que tener veinte funcionalidades distintas… no. Tenía simplemente que resolver aquella necesidad. Y lo hacía.
Luego de entrevistarme con cientos de emprendedores durante los últimos años y mentorear a algunos de ellos, he descubierto que la amplia mayoría tiende a desarrollar ideas que giran en torno al producto (solución), y no a un mercado (problema/necesidad).
Así, salen a desarrollar productos con tecnologías de punta, diseños de vanguardia y cuatrocientas doce funcionalidades que, francamente, a nadie le importan.
Repitamos estas palabras hasta que queden grabadas en lo más profundo de nuestro inconsciente:
“A los clientes no les importa tu solución, solo les importa su problema.” — Dave McClure, 500 Startups.
MITO#4: NUNCA, PERO NUNCA, DEBES CONTAR TU IDEA (ALGUIEN PODRÍA ROBÁRTELA)
¿Se imaginan que hubiera sucedido si Mark Zukerberg hubiera tenido la desdichada idea de salir a contarle a todo el mundo lo que traía entre manos, en lugar de encerrarse noches y días en su cuarto a hacerla realidad?
A veces, historias de grandes empresas que surgieron en un garage (o en algún dormitorio de Harvard) nos llevan a sacar algunas conclusiones erradas.
Parte de tu misión como emprendedor requiere que salgas a interactuar con el mundo exterior y te encuentres, idealmente, con tus potenciales clientes.
Ahora bien, existe cierta creencia generalizada -principalmente entre emprendedores primerizos- de que, si cuentas tu idea, existe el riesgo de que “te la roben”.
Señores, las ideas no son más que pensamientos, y por lo tanto, no pueden robarse. Y suponiendo que pudieran robarse, lo cierto es que, como tales, no valen nada. Permítanme repetir esto último: las ideas no valen nada.
Hace algún tiempo me confesó un inversor: “prefiero invertir dinero en un gran equipo con una pésima idea, que en un equipo mediocre con una idea brillante”.
En el mundo no hace falta buenas ideas, lo que hace falta son buenos implementadores. Y esto último ni siquiera exige conocimiento técnico, sino constancia y perseverancia.
Y vos, ¿seguís esperando esa “gran idea”? Dejate ya de tantas vueltas y salí a la calle a entrevistarte con potenciales clientes. Quien sabe, quizás allí está la respuesta que tanto buscas.
“El éxito esta compuesto por 1% inspiración (idea) y 99% transpiración (implementación)”.
MITO#5: DEBES HACER UN PLAN DE NEGOCIO
“Cuando no sabes dónde vas, cualquier camino te llevará allí”. Sin una hoja de ruta clara, estás perdido.
Todos escuchamos hablar de los famosos “planes de negocio”. De hecho, no ha de sorprendernos que estos aún encuentren su lugar en la curricula de las más altas casas de estudio del mundo.
Y es que tal vez, para una empresa ya constituida y con años de trayectoria en cierto mercado, un plan de negocio puede ser una hoja de ruta que reporte cierta utilidad. Sin embargo, para un emprendedor, un plan de negocio surte el efecto completamente opuesto: no es más que un palo en la rueda.
— Momento, momento… ¿un palo en la rueda? ¿no será mucho?
Un plan de negocio nos implica asumir hipótesis como ciertas, proyectar sobre terreno desconocido y sacar conclusiones que pueden estar (y seguramente lo estén) completamente apartadas de la realidad.
Además se trata de un documento muy extenso, que como tal nos consume una enorme cantidad de tiempo, el recurso más valioso para cualquier startup (lamento decepcionarte, pero el dinero no es lo más importante para iniciar un emprendimiento en los tiempos que corren).
Más adelante veremos cómo, empleando diversas “metodologías ágiles”, podemos mantener las virtudes de un plan de negocios y descartar todo lo innecesario.
¡Lo mejor para el final!
No dejes de chequear los otros cinco mitos en la segunda parte:
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¡Hasta la próxima!