Derribando los 10 Mitos Más Comunes Acerca de Emprender (Parte 2)
#8: Deberás invertir dinero.
En el último artículo te contaba, en base a mi experiencia (muchas veces catastrófica) cómo los emprendedores cometemos sistemáticamente los mismos errores a la hora de emprender.
A veces pensamos que estamos haciendo las cosas “de manual”, que vamos por el camino correcto, cuando en realidad no hacemos más que adentrarnos en terreno pantanoso.
Ya vimos los primeros cinco mitos que nos impiden emprender con éxito y nos garantizan una fórmula casi perfecta para fracasar en los negocios.
¡Descubramos ahora los cinco restantes!
MITO#6: DEBES EVITAR CAMBIAR DE RUMBO A MITAD DE CAMINO
Que los clientes no te aparten de tu plan inicial, ellos nunca saben lo que quieren. Además, no fueron en vano los tres meses que invertiste en armar tu plan de negocio… ¡allí tienes tu hoja de ruta!.
Los emprendedores tenemos que lidiar, todos los santos días, con alguien terco y cabeza dura. No son nuestros clientes, no. Tampoco nuestros proveedores (aunque pueda haber un par que se esfuercen demasiado por conseguirlo).
Debemos lidiar nada menos que con nosotros mismos, con nuestro implacable EGO.
Siempre partimos de una idea que, para nuestra fortuna, promete cambiar el mundo para siempre. Sin embargo, lo cierto es que nuestra idea original durará lo que dura un billete de cien dólares en una acera de la calle Florida.
Es natural -hasta incluso necesario- que, luego de un proceso de experimentación y validación (etapa obligatoria para cualquier proyecto nuevo), nuestra idea original mute significativamente. Esto se conoce en la jerga como iteración o pivot.
Está bien que corrijamos el rumbo si el mercado así nos lo indica. Incluso si esto significa cambiar completamente nuestra idea inicial.
Lo primero que pregunto a un emprendedor previo a un proceso de mentoría es: “¿estarías dispuestos a cambiar tu idea?”. Si la respuesta no es afirmativa, me esfumo de allí como vapor de agua.
Debemos cortar de entrada con ese lazo emocional de “padre-hijo” que nos une con nuestra idea (a fin de cuentas, ¿qué padre querría sacrificar un hijo?). Estemos atentos al feedback que nos proporcione el mercado. Definamos las métricas clave y analicemos cada dato, cada experimento y cada resultado con absoluta objetividad. Solo así podremos tomar decisiones que nos permitan avanzar hacia adelante y no dar pasos en falso.
Como reza aquel viejo refrán, “no hay peor ciego que el que no quiere ver”. No seas esa persona.
MITO#7: NO SALGAS AL MERCADO HASTA QUE TENGAS LA VERSIÓN MÁS PERFECTA Y ACABADA DE TU PRODUCTO
¿A quien demonios se le podría ocurrir salir al mercado con un producto a medio terminar? El producto tiene que ser hermoso, perfecto, contar con un logo, incluír la mayor cantidad de funcionalidades posibles y ser RE CANCHERO. Caso contrario, no lograrás más que quemarte con tus clientes y, tristemente, ya no habrá vuelta atrás.
En 2015, cuando desarrollamos BigTime!, esta premisa podía haber sido fácilmente nuestra frase de cabecera. Creíamos que debíamos respetar este enunciado a rajatabla.
Así, invertimos todo nuestro dinero en desarrollar un producto estéticamente hermoso, una cuponera impresa en el mejor material, calidad y colores que se pudieran concebir en esta tierra. Me gusta decir que habíamos creado la “Mona Lisa de las cuponeras”.
Pero la cuestión no terminó ahí. Salimos a imprimir diez mil ejemplares… ¡en la primera tanda! De más está decir que una primera tirada de cien ejemplares hubiera sido más que suficiente para experimentar con el mercado y sacar algunas primeras conclusiones.
Debiéramos todos apuntar, en un estadío temprano, a salir al mercado con un mínimo producto viable. Un MVP (como se conoce en la jerga, por sus siglas en inglés) es un prototipo funcional de tu producto, que cuenta con lo justo y necesario para satisfacer la necesidad o problemática de tus primeros clientes, sin mayores funcionalidades o “adornos”.
Lo que se busca es evitar la construcción de productos que los clientes no quieren y maximizar la obtención de información sobre estos últimos. Como bien dice James P. Womak y Daniel T. Jones, “desperdicio es toda actividad humana que absorba recursos y no cree valor”. Evitemos generar desperdicio.
“Si no te da vergüenza lo que estás vendiendo la primera vez que sales, es porque saliste demasiado tarde.”
A veces se confunde el concepto de MVP con un producto a medio hacer. ¡Nada más alejado que eso! El MVP debe poder cumplir con nuestra propuesta de valor principal.
Cada vez que nos encontremos desarrollando un nuevo producto, preguntémonos dos cosas: ¿cumple con la propuesta de valor? ¿me daría vergüenza salir a vender esto así como está?
Si ambas respuestas son afirmativas, estás en el momento perfecto para salir a vender. Si la primera es negativa, estás saliendo muy temprano. Si la segunda es negativa, estás saliendo demasiado tarde…
MITO#8: DEBERÁS INVERTIR DINERO
Tenés una idea GENIAL. No des más vueltas: saca la billetera y contrata un diseñador gráfico para que te arme el logo, un programador para que te desarrolle la aplicación y un vendedor para que te la coloque en el mercado. Voilà! Nunca fue tan fácil empezar una empresa.
He tenido oportunidad de estar en contacto con más de 300 startups en los últimos dos años y puedo decirles que la gran mayoría pueden transitar un primer estadío con costo cero (siguiendo con la “jerga emprendedora”, esto suele conocerse como bootstrapping).
No solo “pueden”, sino que deberían. Y esto, desgraciadamente, lo digo con conocimiento de causa (les recuerdo que en mi primer proyecto perdí diez mil dólares en menos de cuatro meses, simplemente por haber contado con ese dinero en mi cuenta bancaria).
Hoy en día, gracias a la tecnología (¡y a algunos métodos geniales de validation hacking!) tenemos la posibilidad de correr los más variados experimentos con nuestros potenciales clientes, sin que sepan siquiera que se trata de un experimento (¡e invirtiendo cero pesos!).
Landing pages, mockups de aplicaciones mobile, A/B testing… contamos con una infinidad de herramientas gratuitas y a disposición de todos para validar nuestra idea en el mercado.
-¿Cómo dices? ¿Que no tienes dinero? ¡Felicidades!, estás en perfectas condiciones para emprender.
MITO#9: DEBES ESCALAR LO ANTES POSIBLE
“En menos de 24 horas podrías multiplicar tu mercado potencial de manera exponencial, publicando tu aplicación en más de veinte países con solo un clic. ¿Se puede saber qué demonios te está frenando?”
Escalar un negocio antes de tiempo es a un emprendedor lo que construir un edificio de cuarenta pisos sin ningún cimiento es para un arquitecto. En otras palabras, la fórmula perfecta para una catástrofe.
El primer estadío de un proyecto no es un período donde nuestro foco deba estar en crecer (ni siquiera vender -en el sentido estricto de la palabra-), sino más bien en investigar, descubrir y experimentar.
A fin de cuentas, con lo único que contamos en un comienzo son solo suposiciones, creencias.
-“Pero yo sé que el mercado necesita un Tinder para perros, ¡ES OBVIO!” (*bofetada en la cara*).
Una vez que descubrimos un problema, lo validamos; luego, desarrollamos una solución a ese problema, y la validamos; finalmente, analizamos si nuestro producto o solución tiene un encaje con el mercado. RECIÉN a partir de ahí podemos pensar en crecimiento. Antes, no.
MITO#10: FRACASAR NO ES UNA OPCIÓN
“Ya invertiste demasiado tiempo y dinero en tu idea como para retirarte de esta batalla. No seas un cobarde. Sigue invirtiendo tiempo y dinero en esa idea, que en algún momento tomará vuelo. Hazte un favor, y no eches a perder todo lo que viniste construyendo.”
Al iniciarnos en los negocios -y en la vida misma, por qué no- lo hacemos con cierto paradigma acerca del fracaso dónde asimilamos este a una desdicha, un infortunio. La única manera de no bajar los brazos ante el primer tropezón, nos exige necesariamente un cambio de paradigma. Debemos re-configurar la manera en que entendemos el fracaso.
Fracasar es la oportunidad de comenzar de nuevo, con mayor inteligencia — Henry Ford
La excusa de aferrarnos a un negocio que carece de potencial, por el simple hecho de ya haber invertido cierto tiempo y dinero en él, es uno de los sesgos del ser humano más comunes y más dañinos para cualquier emprendedor (también conocido como la “falacia del costo hundido”).
El costo hundido es, básicamente, un gasto (ya sea de tiempo o dinero) que tuvo lugar en el pasado y que no puede ser recuperado. A simple vista, pareciera no tener demasiada relevancia como concepto. Te sorprendería saber, sin embargo, que esto impacta significativamente en tu proceso de toma de decisiones.
El problema es que cuanto más tiempo y dinero inviertes en un proyecto, más te aferras a él emocionalmente, lo que genera un circulo vicioso del que será cada vez más difícil salir. Así como ocurre muchas veces en el casino, te encontrarás invirtiendo más tiempo y más dinero en algo que está completamente perdido, con el afán de recuperar lo primero.
-OK, ¿y qué pasó con eso de “persevera y triunfarás”?
¡A no confundir perseverancia con inconsciencia! La perseverancia exige una constante revisión de nuestro mapa y recorrido. De nada sirve seguir abriéndonos camino por los matorrales, cuando estamos en la selva equivocada. Tampoco seguir blandiendo un machete que, a todas luces, carece por completo de filo. La perseverancia sin inteligencia es mera inconsciencia (juro que la rima no era intencional).
Fracasar no solo es una opción, sino que puede ser la oportunidad para embeberte de las lecciones de negocio más importantes que jamás hayas aprendido. Como decía Henry Ford, “fracasar es la oportunidad de comenzar de nuevo, con mayor inteligencia”. Todo fracaso representa una inmensa oportunidad de crecimiento; si logras develar ese aprendizaje, puedes considerar tu experiencia un éxito.
Por cierto… hace algunas semanas te contaba la historia de como, con un simple cambio de paradigma, logré transformar mi peor fracaso en un éxito rotundo. ¿Aún no lo leíste? ¡No dejes de echarle un vistazo a esta historia!
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