La Gran Depresión en un gráfico

Juan Ignacio Ibañez
5 min readJan 22, 2019

El artículo de hoy será breve. Traigo una serie de tiempo que permite aprehender rápidamente los hechos de la década del ’30, de acuerdo a lo expuesto en mi anterior artículo sobre la Gran Depresión.

Dado que se trató de una columna muy extensa, la versión resumida es la siguiente. No es cierto (o, por lo menos, no es obvio) que el New Deal haya sacado a los Estados Unidos de la Gran Depresión, por tres razones:

  1. Al finalizar el New Deal, los indicadores que debían mejorar no lo habían hecho: tanto el PIB como el desempleo se encontraban peor en 1939 que en 1929.
  2. De crisis similares o hasta peores (e.g. 1920) se salió rápidamente en medio de un profundo ajuste fiscal. Sin embargo, tomó más de diez años salir de la crisis de 1929, a pesar de todos los programas de estímulo fiscal. Esto sugiere que el estímulo fiscal agravó la crisis, en lugar de paliarla.
  3. Es cierto que Roosevelt (presidente desde 1933) aplicó políticas de estímulo fiscal, pero Hoover (presidente 1929–1933) también lo hizo y la crisis se profundizó, con lo cual los relatos keynesiano y subconsumista pierden fuerza. Hoover subió el gasto, el déficit y los impuestos de manera muy pronunciada. Asimismo, redujo la tasa de descuento fuertemente. En todo ello estableció récords históricos, sin mencionar los aranceles más altos a las importaciones en 190 años, que a los fines prácticos eliminaron todo comercio entre Europa y los Estados Unidos.

Quienes hoy aún sostienen que el New Deal salvó al capitalismo ignoran que esta tesis ya no es defendida ni siquiera por los propios apóstoles del intervencionismo (e.g. Krugman, Romer), quienes reconocen el fracaso del New Deal (1).

Sin embargo, dado que aún existen quienes consideran que fue así, traigo hoy un rudimentario gráfico que permite explicar los hechos de la década de 1930 a simple vista:

Clic para magnificar. Elaboración propia en base a mi artículo anterior.

He colocado en el gráfico los hechos que, considero, son más importantes (2) para explicar los años 30. Dejaré al lector la tarea de observarlos y sacar sus propias conclusiones. En cambio, deseo enfocarme sobre una variable en particular: el PIB.

En mi anterior artículo señalé que los defensores del New Deal apuntan a que, tras implementado el mismo, la economía se recuperó. Mi refutación constaba de cuatro argumentos: [1] el New Deal expresaba una continuidad de las políticas de 1929 a 1933, no una ruptura; [2] la recuperación fue extremadamente tenue, tanto así que en 1939 no se habían alcanzado los niveles de una década atrás; [3] de otras crisis se salió más rápido sin estímulo; [4] durante la implementación del New Deal, el PIB nunca se acercó al PIB potencial.

Sobre este último punto deseo hacer énfasis.

Cada escuela económica da cuenta en sus propios términos de lo ocurrido durante la Gran Depresión. Por ende, para darle un juicio justo a una explicación, debemos usar su marco teórico. Luego, para deconstruir el relato “keynesiano” de la Gran Depresión, es preciso utilizar el concepto de PIB potencial.

Este concepto — específicamente keynesiano y no necesariamente aceptado por las demás escuelas — remite a lo esencial de Keynes. De acuerdo a Keynes, lo que lleva a la recesión es la falta de inversión. A pesar de que la economía podría encontrarse mejor, los capitalistas deciden no invertir porque les atraviesa una irracional ansiedad. Este miedo tiene como consecuencia que la economía no produzca tanto como podría producir (y por ende hay desempleo). Así, el PIB es menor al PIB potencial: la economía podría producir más (3). ¿Cómo devolver a la economía a su potencial (a su “frontera de posibilidades de producción” con pleno empleo)? Socializando la inversión.

Con este propósito comparto el presente gráfico. El mismo no sólo incluye los principales hechos de la década de 1930, sino que incorpora una estimación del PIB potencial (línea negra). Específicamente, se trata del PIB de largo plazo (como proyección a partir del PIB de años previos al boom insostenible) de los Estados Unidos. De acuerdo a la keynesiana C. Romer, hasta 1939 el PIB no se acercó al PIB potencial (4). La recuperación comenzó luego, logrando alcanzarlo en 1942.

Véase el área sombreada (este es el “output gap” que, se supone, el estímulo debe eliminar): incluso omitiendo el hecho de que entre 1929 y 1933 hubo estímulo y no ajuste (una especie de “New Deal republicano”), se puede apreciar que entre 1933 y 1939 (New Deal) no hubo ningún éxito en devolver el PIB (ni el desempleo) a su nivel potencial. El diferencial entre el PIB y el PIB potencial no se redujo ni un ápice.

La recuperación fue posterior al New Deal. Los keynesianos afirmarán que el éxito sí se produjo en los años 40 y 50 gracias a la guerra, primero, y a los altísimos impuestos, después. Los liberales, que la guerra fue una época de miseria — no prosperidad — y que la recuperación de los años 50 se debe a, precisamente, desmantelar la estatalísima economía de guerra y regresar a una economía de comercio. Pero pueden coincidir en una cosa: el New Deal fracasó, incluso en los términos de sus propios defensores.

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Notas:

(1) Naturalmente, keynesianos y liberales explican el fracaso del New Deal de diferentes maneras — como describí con anterioridad— . Para los primeros, el New Deal fracasó porque el paquete de estímulo no fue lo bastante grande. Para los segundos, fracasó precisamente porque sí lo fue.

(2) Otros hechos que merecerían mención son las devaluaciones competitivas de esos años (propias del caos monetario entre el abandono del patrón oro y Bretton Woods) y los hechos políticos europeos (i.e. Hitler).

(3) Reitero, la idea de que la economía en crisis “podría producir más” es específicamente keynesiana y no es aceptada por muchos otros economistas. Un ejemplo simplificador: si durante los años del boom la economía se ha apoyado en una expansión burbujística e insostenible del sector financiero. En este caso, el problema no es que los ejecutivos de Wall Street tengan un miedo irracional (solucionable llenando de dinero sus bolsillos). El sector burbujístico se encuentra sobredimensionado y debe ser liquidado: sus empresas deben quebrar, los empleados deben perder su trabajo, los activos que puedan ser reconvertidos deben serlo y los demás simplemente se perderán. El problema de esa economía no es que no se estén produciendo tantos servicios financieros como podrían proveerse, sino que ha sido un error orientar esa economía al sector financiero precisamente porque la economía no está en condiciones de sostener un sector de ese tamaño. Por lo tanto la idea de PIB potencial debe ser tomada con pinzas al abandonar los lentes keynesianos.

(4) En nuestro gráfico se muestra la tendencia de largo plazo del PIB. Nótese, empero, que las estimaciones de C. Romer se basan en el PNB, no en el PIB.

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Juan Ignacio Ibañez

Centre Administrator at UCL Centre for Blockchain Technologies