El suicidio como fenómeno social.

Kellin Borges
6 min readApr 18, 2017

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Desde los más remotos tiempos, los medios de entretenimiento han influenciado el rumbo en la vida de las personas de manera implícita al entendimiento de cada cual, y la percepción explícita del fenómeno solo es considerado como tal cuando se convierte en un movimiento en masa, cuando los sucesos aumentan en número y frecuencia y comienzan a ser estudiada la raíz de tales acontecimientos.

Un grande dilema tan antiguo como actual que cuestiona la influencia causa-efecto de los hechos y analizado a partir de diversas perspectivas: La vida imita el arte o el arte imita la vida? Realmente es difícil llegar a una respuesta simples y directa y no es ésta la intención de este ensayo, sino más bien, colocar a luz de la razón algunas consideraciones sobre otro asunto igualmente tan antiguo como actual: El suicidio.

Dentro de las disciplinas de estudio de la Psicología existe una especialidad conocida como “Autopsia Psicológica” que se ocupa de estudiar todas las características de un acontecimiento o persona que pueda sugerir una actitud suicida. Entre estas, existe el indicio de personalidad suicida o autoagresiva, depresión, trastornos mentales, traumas, desespero, además de la influencia.

En 1774, el célebre escritor J. W. Goethe lanza su obra “Las penas del joven Werther”, narrativa en primera persona donde se expone todos los indicios de angustia y depresión de un amor no correspondido y la fijación hacia un objetivo imposible de ser alcanzado que hace toda su vida sucumbir por falta de sentido. Incluso antes de ambos términos ganar sus actuales significados (la psicología como ciencia surge solamente un siglo después del lanzamiento de la obra), Goethe los describe con riqueza de detalles haciendo con que las personas que igualmente las padecían, consiguieran identificarse con el personaje del drama. El éxito del sufrimiento por un amor platónico ha eternizado la obra de una manera que ni el propio autor lo esperaba [1].

Poco tiempo después de su lanzamiento, se inició una serie de suicidios en Inglaterra que fue atribuido directamente a la obra, ya que en la escena del crimen estaban presentes el libro en cuestión, una nota mencionando los motivos para la fatal decisión, y muchas veces, la vestidura usada por el personaje en el desenlace de la historia. Todo eso ha resultado en la censura de la novela en algunos países como Italia, Alemania y Dinamarca. En el año 1974, el sociólogo David Phillips bautizó con el nombre de Efecto Werther al fenómeno del incremento de suicidios posterior a la publicación de noticias en los medios de comunicación sobre casos reales de personas que han atentado contra sus propias vidas [2].

Los estudios de Phillips han llamado la atención sobre la falta de prudencia al noticiar un acontecimiento, y la OMS, en respuesta, lanzó una serie de objeciones que deberían ser llevadas a cabo y ser seguidas como regla por las empresas periodísticas antes de la redacción del contenido de divulgación de la noticia, para que las mismas pudieran ejercer una función preventiva y no inductiva [3]. Este fenómeno, entonces, es conocido como Efecto Papageno, también una referencia clásica de manifestaciones artísticas.

Papageno es un personaje de la última ópera escrita por el grande compositor Wolfgang Amadeus Mozart “La Flauta Mágica”. El personaje en cuestión manifiesta diversas veces su situación de carencia afectiva y el desespero sobre la idea de vivir el resto de su existencia sin una compañera femenina. El final del ilustre personaje, al contrario de Werther, es más dichoso a partir del momento en que es convencido que eliminar la propia vida no daría fin a sus sufrimientos [4]

Estos son algunos ejemplos de la existencia de influencia del arte en la vida real, y lo que sigue es: Realmente existe una preocupación en mantener activas las medidas para prevención al suicidio propuestas por la OMS? Son aplicadas en los medios artísticos y de comunicación? Existe los conocimientos sobre tales medidas? Algo que es nítidamente observable es la deficiencia en los medios de divulgación que se tiene hoy, y la disposición de cualquier laico sin la mínima noción de lo que puede hacer con las herramientas en manos.

Por un lado tenemos las redes sociales que sirven también como medios de comunicación: en los primeros minutos de algún acontecimiento, una información se esparció de forma viral, haciendo con que todos sepan hasta las minuciosidades que no sucedieron, los detalles y los “dicen que” son distribuidos de tal forma que en algún determinado momento no hay como saber clasificar lo real de lo imaginado. Esta total falta de noción llena las páginas de noticias trágicas, son compartidas inúmeras veces y la primera frase que se lee en el día es la enorme llamada donde dice que UNA JOVEN DE 17 AÑOS SE SACA LA VIDA POR CAUSA DE UNA DESILUSIÓN AMOROSA.

Otro lado de la historia encontramos la influencia del arte en los días actuales. Ya se han pasado más de dos siglos desde la obra de Goethe, pero las historias que relatan sufrimientos continúan teniendo enorme relevancia y audiencia, principalmente entre el público joven. Tramas tristes con finales trágicos abundan los telones de los cinemas e inúmeras lágrimas son derramadas y utilizadas como propaganda positiva en la divulgación de toda una saga de angustias y desesperos.

Existe un término muy utilizado en la Psicología denominado “modelado”. El modelado es la explicación para diversos fenómenos que suceden en la sociedad envolviendo reacciones en cadena. Las redes sociales y las novelas y películas no solamente están presentes en la juventud como ya hace parte de sus vidas, y la tendencia es, obviamente, que éstos absorban para sí los aspectos más llamativos porque todos quieren ser comparados a sus personajes favoritos. Cuando una persona no tiene dentro de sí aquel sufrimiento que tanto se hace alarde, ella lo irá incorporar para su vida para ser parecido a tal, de la misma forma que sucede con la moda.

La influencia de los medios de comunicación se da también de forma más preocupante. Analicemos la situación expuesta en el otro párrafo: Todos sufren de una manera u otra, sea por problemas financieros, afectivos, familiares o cargo de conciencia. El sufrimiento ajeno siempre será presentado como irrelevante frente al propio (falta de capacidad empática o sensibilidad sería una de las razones). La decisión de eliminar la propia existencia es una medida de desespero de alguien que no consigue sentir algo fuera de su propio problema y percibir las cosas de su entorno. El suicidio no es tomado como una solución, pero sí como un punto final a todos los sufrimientos presentes y futuros. Para las personas con salud mental en ese aspecto, es considerado un acto de cobardía, para los que se identifican con su grado de sufrimiento, un acto de coraje. Actos de coraje son reproducidos por los que ven la epopeya de su trayectoria y al darse cuenta de la actitud de una adolescente que toma esa decisión definitiva, uno toma como medida comparativa para el impulso de ser copiado, pues, si tan joven con un problema tan irrelevante ha sido audaz en realizarlo, por qué no lo conseguiría yo?

Como el retrato del suicidio es pintando con aires de “pobrecitoangá” y transmitidos con un condimento especial de “saga del héroe” no es de sorprenderse que tantas personas estén ocupadas en divulgar tales situaciones, llorando lágrimas forzadas por una linda — trágica — historia y ansiar por identificación que tanta fama alcanza en los días actuales.

[1] Werther, 1774.

[2] https://es.wikipedia.org/wiki/Efecto_Werther

[3] En 1999 la OMS ha publicado el programa SUPRE (Prevención al suicidio), un documento con una serie de instrumentos preparados y direccionados a grupos sociales específicos y profesionales particularmente relevantes para la prevención del suicidio.

[4] Mozart, 1791.

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