Sefart ¡vaya timo!

Norman Bates
7 min readNov 9, 2019

Sefart es “el hallazgo más insólito del siglo XXI”, “el software divino” según claman sus impulsores.
Consiste en tomar versos del antiguo testamento en hebreo, sumar las letras de cada palabra según la cábala (Gematría), y convertir dicho número al sistema binario. Cuando se representan los números como píxeles negros el 1 (uno) y píxeles blancos el 0 (cero), y tras añadirle arbitrariamente la misma imagen espejada hacia la derecha, se generaran figuras que estarían relacionadas con el texto que las conforman.

Posible premonición de Mario Bros. codificada en los textos bíblicos.

Las primeras cuatro palabras del Génesis formarían con píxeles los caracteres en hebreo que representan uno de los nombres de Dios ( אל, El) como si de la firma se tratara. En este caso no se utiliza la imagen especular.

¿La “prueba definitiva” de que la Biblia tiene origen divino, etc.?
Por supuesto que no. Es mucho más fácil instalar una idea mágica que desmontarla. Pero en el proceso de desmitificación podemos aprender algo.

¿Pudo una entidad supra-humana codificar imágenes en los textos sagrados para ser descifrados milenios después?
La respuesta es (si no consumimos sustancias psicotrópicas) claramente: no.
En primer lugar, no existe constancia alguna de cómo era la Biblia en los tiempos que se escribió, ni certeza de quiénes la escribieron. Seguramente existió un cuidado de copiar la biblia sin alterar; pero las grandes diferencias que existen hoy entre las distintas versiones de la Biblia (masoréticas, etc.) no dejan duda de que no sabemos (y tal vez nunca sabremos) cómo era la Biblia original (si es que existió una sola versión original).

El Hebreo antiguo en nada se parece al (como mínimo) Hebreo Biblico Tardío de la imagen, que se comenzó a utilizar hacia el siglo II d.C.

La palabra אל (El) se veía tal que así en Hebreo antiguo.

No deja de ser curioso que hay una columna de ceros en el centro (mostrando dos figuras separadas), y que la figura de la derecha se asemeja (un poco) a la letra Aleph (א).
¿La letra de la izquierda se parece? No, se eligió una tipografía hebrea más cercana y se cortó para que encaje. Lo que se dice “tomar de los pelos”. Ese conjunto de píxeles no se asemeja en nada a la letra Lamed (ל).

¿Existía el sistema binario en los tiempos que se escribía la Biblia?
El sistema binario es cuanto menos tan viejo como el descubrimiento del mismo número cero, de origen hindú hacia el siglo III a.C. El I Ching, proveniente de China y tan antiguo como la Biblia, esta ordenado en 64 hexagramas que son claramente binarios, conjugando líneas enteras y partidas equivalentes a números binarios de 6 bits (del 0 al 63).

Hexagramas del I Ching (Wikipedia)

¿Los antiguos escribas hebreros estaban (sin saberlo) copiando en un código binario que desconocían, una firma en caracteres que todavía no se habían ideado?
Todavía no utilizaban el Hebreo Bíblico Tardío, todavía no conocían el sistema binario, y todavía no habían inventado la cábala.

¿Dios les daba un código oculto, desconocido por su pueblo elegido, pero conocido por pueblos no elegidos? Para llegar a este afirmación hay que ser creyente, hay que tener fe. En definitiva, hay que suspender el juicio.

La misma práctica de la cábala, según Wikipedia “apareció como una forma temprana del misticismo judío en los siglos XII y XIII en el sur de Francia y en España”. Algún mortal tuvo que darle a cada letra un valor numérico. El creyente dirá que esos valores no son arbitrarios. De nuevo aparece el deus ex machina, es decir, la intervención divina, o la muerte de la argumentación lógica.

Volviendo a las imágenes.
Los números que surgen de la suma de las letras de cada palabra son diversos. Llevados a su expresión binaria, tienen distintas longitudes o cantidad de cifras. Esto forma un arreglo; que dada la convención de que los números se alinean hacia la derecha, aparecen espacios vacíos (los ceros a la izquierda).

El hecho de añadir la imagen espejada a la derecha, tiende a la aparición de siluetas que se pueden asociar a objetos conocidos. Si la imagen especular se pusiera a la izquierda, quedarían en el centro los espacios vacíos, y por ende darse formas que pueden recordar menos a objetos conocidos.

Las zonas de color representan los ceros a la izquierda.

La elección de poner la imagen espejada a la derecha es completamente arbitraria.
No es casualidad que según la RAE, la primera acepción de especular es “Del lat. speculāris. 1. adj. Perteneciente o relativo a un espejo.”
Mientras que la segunda acepción es “Del lat. speculāri. 2. intr. Hacer conjeturas sobre algo sin conocimiento suficiente.”

Pareidolia
Según Wikipedia, pareidolia es “un estímulo vago y aleatorio (habitualmente una imagen) es percibido erróneamente como una forma reconocible.”
Es un fenómeno de la percepción humana que se acrecienta con la simetría propuesta por este “hallazgo” de Sefart. Dado que la simetría bilateral se manifiesta en la mayoría de los animales.
Incluso en objetos de uso cotidiano: televisores, jarrones, etc.

Todos sabemos que es Batman

Es conocido el fenómeno en la Psicología, en el Test de Rorschach. La gracia reside en que son manchas, no fueron hechas con la intención de representar algo concreto. Es el paciente quien manifiesta su psique en su particular interpretación de la forma.

Análisis estadístico.
Es llamativo el fenómeno de que la aleatoriedad se entiende como ruido. En el casino puede salir 100 veces seguidas el rojo, pero se vería como algo insólito. En realidad es tan insólito como cualquier otra sucesión de tiros rojos y negros, sólo que identificamos claramente “todo rojo” y vagamente otras alternancias. La mente intenta identificar patrones, pautas. Quiere organizar las percepciones que recibe de los sentidos para saber cómo actuar.
Si ponemos una computadora a generar píxeles blancos y negros al azar, en algún momento saldrá un “círculo” como el que se ve en la imagen. Tiene la misma posibilidad de salir que esa imagen de la derecha en particular. Sólo que en muy pocas combinaciones encontraremos un círculo, un cuadrado, una cara o una letra, y en la gran mayoría diremos que es ruido. Pero es una forma de llamarlo, cada imagen es única, no es “ruido”.

De esto deriva que no hace falta discutir si la imagen que resulta de un versículo alude al sentido del mismo, o si pasa lo mismo con otros textos en hebreo o de otras tradiciones. Es una especulación, no en el sentido de espejar, sino de hacer conjeturas, o de obtener un beneficio.

P.D.: Todo es ideología.
Encuentro preocupante la búsqueda de propiedades sobrehumanas a los textos bíblicos. Como ciudadano de occidente, cuyas constituciones nacionales suelen comenzar con “Dios, fuente de toda razón y justicia”, quisiera que dicha razón fuera producto de la lógica elemental y no de la creencia. Jean-Paul Sartre, en su conferencia “El existencialismo es un humanismo”, demuestra con maestría que la ética y la moral no son dominios exclusivos de la religión. La idea de que la Biblia tiene origen divino está siendo utilizada para cometer injusticias en territorios en disputa. El fanatismo religioso, el de cualquier religión, es altamente peligroso. Debe surgir una ética laica, que respete los cultos a la vez que no permita que esos mismos cultos ordenen la vida política, la condena a la muerte o el desahucio de seres humanos. La Torá es un libro considerado sagrado, de indudable importancia, sabiduría y belleza poética, que sienta entre otros libros las bases de la cultura occidental (en gran medida por la expansión que deviene del cristianismo). Pero de igual importancia son el Popol Vuh maya, los Vedas hindúes, el Tao chino, o el Corán árabe. Todos los pueblos del mundo son sabios, todos adorables.
El título ¡vaya timo!, un poco ofensivo, es también un homenaje a Gonzalo Puente Ojea, militante del laicismo y del uso de la lógica y la razón como aproximación a la verdad.

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