Julia
8 min readAug 8, 2014

Entrevisté a Jorge Azurmendi, director de Como Les Guste (gran obra de Shakespeare que están dando los miércoles a las 21hs en el teatro de la Comedia), dejo acá sus respuestas.

La obra empieza con Lord Amiens preguntando y cantándole al público What is this thing called love ¿te parece que Shakespeare llega a respondernos esto a lo largo de la obra?

Sí, creo que nos da un abanico de posibilidades, deja abiertas todas las preguntas acerca del amor, se abre el abanico a todas las pasiones. Shakespeare es increíble, eso es lo que tiene de maravilloso: es que él abarca todo, no deja a nadie afuera.

Sí, y hay varias historias…

Claro, siempre las historias de Shakespeare son historias de un puñado de personajes y todos los personajes, hasta el más chico, pasan a la inmortalidad. El enterrador de Hamlet tiene dos líneas y esas dos líneas lo colocan en la inmortalidad de la literatura. Así que, de repente, está muy bueno eso que hace Shakespeare con los personajes secundarios: los más pequeños están dotados de una gran humanidad.

Claro, hay muchos personajes de Shakespeare que son secundarios pero que terminan siendo muy importantes en la cultura popular, ¿hay alguno de esta obra que te interese particularmente?

Bueno, no, todos. Esta obra es maravillosa, empezando por Rosalinda, que es el gran eje de la obra y es uno de los personajes más bellos de toda la obra de Shakespeare. Rosalinda tiene un discurso femenino que lo vuelve un personaje soñado para cualquier actriz, y que además también es formador porque uno la escucha y esos textos hoy en día son más actuales que los textos escritos por nuestros contemporáneos. Pero después también tenemos al melancólico Jacques con ese monólogo maravilloso en el que habla de las siete etapas del hombre, tenemos al Duque exiliado que hace ese monologo en el que dice “estos bosques están más libres de peligro que la envidiosa corte” y hace todo ese parlamento filosófico al principio que es maravilloso. Están los dos enamorados, Phebe y Silvio ,que también es un espejo de este amor no correspondido y al que se le suma esto que le dice Rosalinda sobre la vanidad: “no es su espejo quien la envanece sino vos” o “vendé sin demora porque no tenés demanda, la fealdad empeora con la impertinencia”, textos muy sabios.

¿Fueron muy difíciles de traducir?

Leí varias traducciones, lo que pasa es que con Shakespeare nosotros ya perdemos el original, así que evidentemente hay que hacer una reescritura. Pero yo lo que veo en las traducciones que se hacen desde la academia es que usan más el y el vosotros, están más castizas, nosotros no hablamos de esa manera y por eso a veces la gente a veces se siente un poco lejos de Shakespeare: todo el mundo a esta obra le dice Como Gustéis en vez de Como Gustes o Para Todos Los Gustos. Y, digamos, Como Gustéis es hermoso pero no nos pertenece y tampoco es el título de Shakespeare, que es As You Like Ity que traducido a un idioma contemporáneo cercano al nuestro tiene que ver más con Como Les Guste, Para Todos Los Gustos.

También hay que cambiar el por el vos, lo cual se absorbe muy rápido en la obra y el público lo agradece mucho, porque puede escuchar a Shakespeare desde un lugar del que no están acostumbrados, ya que suelen escuchar versiones tan mediatizadas por el lenguaje que a veces no llegan. Cuando lo escuchan tan directo, lisa y llanamente, con textos tan sabios, tan universales y tan humanos, sorprende mucho una frase como “los hombres se mueren y los gusanos se los comen pero nunca lo hacen por amor”, y ahí el espectador se siente muy identificado.

Una cosa que atrae mucho de la obra es que elegiste actrices femeninas para representar ciertos papeles masculinos ¿tiene que ver con ser fiel, de alguna manera, a que en la antigüedad los actores masculinos interpretaban femeninos o es para tratar el tema de los roles de género?

Tiene que ver con las dos cosas. Yo ya había hecho Noche de Reyes donde el personaje de Feste lo interpretaba Melania Lenoir, y después estaba el personaje de Sir Toby Belch que lo respresentaba Rita Terranova y el de Malvolio que lo hacía Luz Kerz. Y a mí me gusta esto de que cuando el discurso es tan universal y tan humano no tien género, puede fluctuar de un cuerpo femenino a un cuerpo masculino y es tan válido que lo diga una mujer como que lo diga un hombre porque el discurso pone en igualdad de condiciones al hombre y la mujer. Pero además también, si, una especie de revancha por tanto sometimiento de las mujeres que no podían hacer esto, no podían hacer aquello ¿por qué no? ¿qué no pueden hacer?

Pero fundamentalmente tiene que ver con esa idea de que con el discurso que es tan humano y universal como es el de Shakespeare no importa si está dicho por un hombre o por una mujer, porque llega con la misma potencia.

Y eso te lo muestra el personaje de Ganimedes, por ejemplo.

Claro, también, en el caso de Ganimedes, donde ya es ella que se viste de hombre para hacer madurar al Orlando y poder decir, desde el disfraz, cosas que la mujer a lo mejor no podía decir.

No es la primera obra de Shakespeare que dirigís, tampoco el primer clásico.

Sí, de Shakespeare hice Noche de Reyes, hice Otelo, una tragedia con dramaturgia de Alberto Weiner, e hicimos también De La Materia De Los Sueños en el Cervantes, que mezclaba escenas antológicas de Shakespeare. El jueves 8 vamos a hacer Hasta La Útima Sílaba Del Tiempo que también tiene dramaturgia de Alberto Weiner y recoge fragmentos de Ricardo III, Sueños De una Noche de Verano, Hamlet y Otelo. Y ahora estamos con la Fundación (Shakespeare Argentina), también pensando con próximos espectáculos.

También hiciste a García Lorca ¿Qué te parece que hay en los clásicos como para que sigan vivos después de tanto tiempo?

Porque han dado en un centro muy importante, creo que son autores dotados de una genialidad que los hace grandes más allá de su contexto: no están hablando tanto de su tiempo sino delas pasiones humanas, que no van a morir nunca, ya que siempre vamos a repetir esas conductas. El amor, los celos, el poder, son cosas que no mueren, y ellos se meten en eso de diferente manera, porque Lorca es un autor que va más al centro del argumento enseguida, es muy económico en su escritura, mientras que Shakespeare no, su obra es inmensa porque abarca muchos personajes, y va de lo alto a lo bajo: de repente tenés una escena altamente espiritual y después personajes que hablan con una vulgaridad tremenda. Eso justamente lo maneja con tanta astucia y tanta humanidad que podemos comprender cómo esa misma cabeza puede pasar de una escena a la otra. La ruptura del espacio que hizo en su momento también es increíble: tenemos una escena que pasa en un país, en la escena siguiente transcurre en el otro, es casi un guionista cinematográfico. Es un visionario, creo que no ha sido superado.

Otro que interpretaste fue Tennessee Williams. ¿Cuál es la diferencia para un director de teatro al interpretar el teatro clásico y el clásico moderno?

En general yo creo que los clásicos tienen una estructura dramática que es imbatible, que hace que uno entre en el contenido desde una seguridad importante, ya que la estructura es fuerte. La dramaturgia del actor, las nuevas dramaturgias, quizás son más endebles en eso, están más apoyadas en el trabajo del actor, en lo que el actor sugiere o propone y quizá no tienen la estructura sólida de un Shakespeare, de un Tennesse Williams, de un Miller.

¿Los actores con Shakespeare se tienen que entregar al perosnaje o hay más un trabajo del actor para crear una versión de ellos?

Por un lado para el actor con Shakespeare es muy fácil y por el otro es muy difícil, porque al estar tan bien escrito el texto para el actor es mucho más fácil que otros textos, da todas las posibilidades de interpretación, deja que el actor busque toda la complejidad del ser humano y que no estereotipe el personaje, sino que el personajes pase por todos los matices. Los personajes no son buenos ni malos, sino que tienen razonamientos complejos, y eso hacen Shakespeare o Lorca. Esto a los actores les gusta porque es una manera de poder bucear en estas aguas tan interesantes de la actuación, y esa actuación es un reflejo de lo que pasa en la vida: no hay, tampoco, personajes ni buenos ni malos, sino que están atravesados por un montón de circunstancias y hay un montón de cosas que al mismo tiempo los están atravesando, y eso es maravilloso para cualquier actor. De repente cuando te encontrás con dramaturgias más endebles, los personajes están quizá más delineados desde un lugar menos humano y menos profundo, más estereotipados- no todos, por supuesto que hay nuevos dramaturgos que escriben excelente, pero creo que a Shakespeare le debemos todo (a los griegos también).

No es la única obra de Shakespeare que pasa en un bosque, ¿creés que hay algo en la escenografía que se vuelve importante para la trama?

Sí, en esta obra sí, el bosque es una metáfora importante. Acá en lo que está hablando en los primeros actos es del poder, de la alienación de la corte, de la alienación del poder y tal vez también de la gran ciudad; y el contacto tal vez con una vida más libre y más cercana a la naturaleza hace comprender el verdadero yo de estos personajes. Incluso en en esta obra muchos personajes son redimidos y encuentran su verdadero yo acá, en el bosque., que parece que los encauza en su verdadera naturaleza, y cuando pueden encontrarse y vuelven después a la ciudad, a la corte o lo que fuese, vuelven con un aprendizaje y un conocimiento personal que a veces está trabado porque en una sociedad competitiva o con mucha ambición de poder. Se empiezan a trabar las bondades que acá el bosque de Arden propone, como una especie de Arcadia en la edad de oro donde los personajes no tienen esos conflictos que tenemos los que vivimos en la gran ciudad. De hecho el duque dice, repito, “no están estos bosques más libres de peligro que la envidiosa corte” y acota después “cuando el viento helado del frío invernal clava en mí sus furias hasta hacerlo temblar, no viniste adularme, como fiel consejero me indicás quién soy de verdad”. El halago no se da por hipocresía, no existe la hipocresía sino que existe una cosa bondadosa que aunque sea dura es verdadera, y eso es lo que creo que los personajes en el bosque empiezan a encontrar: la verdad. No en vano el personaje de Celia decide llamarse Aliena cuando viene al bosque, lo que muestra la alienación de este personaje que no sabe quién es y viene a conocerse al bosque. Rosalinda se llama Ganimedes, el arquetipo del amor homosexual, hay un montón de ejes en cuanto a la elección de los nombres que es muy interesante.

Julia

soy hija de psicólogos.el resto de los aspectos de mi vida derivan de esa pequeña tragedia