El Paraíso de las Damas, Émile Zola

La Verbena Libros
2 min readApr 28, 2017

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Denise llega a París acompañada de sus hermanos Jean y Pepé tras la muerte de sus padres. Sus tíos tienen una tienda de telas, un negocio que está haciendo aguas por la llegada de un monumental competidor: El Paraíso de las Damas. Denise entra a trabajar allí como dependienta, con disgusto de su familia, y comienza una nueva vida.

En esta obra, Émile Zola utiliza como escenario y excusa de la narración uno de los primeros grandes almacenes. Su dueño, Mouret, encarna el capitalismo sin trabas y Denise, a la mujer de provincias que ha de rehacer su vida en una capital en la que sufre pero es capaz de ser feliz.

Opinión:

Sabíamos que Zola era realista, pero las descripciones de este libro son excesivas, tiene vicio descriptivo. Parece que los tipos de telas y montajes de escaparates de El Paraíso de las Damas sean más importantes que la misma historia.

Por otro lado, ese afán descriptivo hace que los personajes sean sólidos y estén bien construidos, aunque cayendo a veces en los estereotipos. Realiza ver el cambio, la mejora, de Denise, cómo se adapta a su nueva vida sin perder un ápice de su bondad natural, que edifica el argumento, donde se parece querer poner de manifiesto la perversión de una vida regida por el ganar dinero. Denise permanece íntegra, amable, bondadosa, hermana mayor. Tierna, en una palabra.

Es también de recalcar el papel de la amistad, encarnado en la persona de Pauline, que es luz en medio del túnel en el que se adentra Denise a su llegada a París.

Zola retrata en esta obra muchos grandes temas: las diferencias sociales, la situación y derechos de los trabajadores, la situación de los provincianos llegados a la capital, el capitalismo llevado al extremo y el despilfarro llevado al extremo. No me gusta como trata a la mujer, simplemente compradora, tachándolas a todas de despilfarradoras compulsivas desde que ponen un pie en el Paraíso de la Damas. Hace una caricatura maliciosa de la mujer de una época en la que aún gastaban el dinero de sus maridos.

Se me ha hecho demasiado largo. El final se hace desear. Cuando parece que va a acabar, se mete en recovecos laberínticos que no tienen nada que ver con el hilo conductor. Puede ser una manera de mantener la “tensión”, pero es frustrante, después de cientos y cientos de páginas. Largo. Para leer con calma y sin prisa por saber cómo acabará la historia.

Belén Halcón

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