¿Cuál es tu valor real?

¿Tu trayectoria te ha hecho olvidar tu valía?

Lisi Clark
3 min readMay 11, 2022
Desde el asiento del coche, un busto masculino italiano de mármol contempla el paisaje con serenidad. Lleva cinturón de seguridad, y en la mejilla derecha una etiqueta amarilla con su precio: $34,99 USD.
Laura Young / Fuente: BBC News

Desde el asiento del coche, un busto masculino italiano de mármol contempla el paisaje con serenidad. Lleva cinturón de seguridad, y en la mejilla derecha una etiqueta amarilla con su precio: $34,99 USD.

La foto la sacó su nueva dueña tras liberarlo de su último hogar, una tienda de segunda mano en Texas donde el busto no se inmutaba ni por el polvo que acumulaba ni por los cachivaches ni las modas estrafalarias a su alrededor. Al fin y al cabo, lo había visto todo en los últimos 2.000 años.

Su compradora había entrado a la tienda buscando algo “chulo”, y sin comerlo ni beberlo, se llevó una auténtica ganga: el busto de Sexto Pompeyo, líder militar romano.

Mirándolo luego mejor en casa, se dio cuenta de que quizá se tratara de una antigüedad. Empezó a investigar, y resultó tener un valor incalculable.

“Ni siquiera estoy segura de cómo es posible ponerle un valor monetario significativo a algo que tiene una historia tan importante, pero que por otro lado nunca podría venderse”, dice Lynley McAlpine del Museo de Arte de San Antonio, donde está expuesto en la actualidad.

Igual de sereno sigue Sexto, solo que ahora le favorece un marco impresionante. La iluminación del museo destaca sus mejores facetas, con carteles informativos y una exhibición digna de su importancia. Ya no pasa desapercibido entre macetas, fulares y triciclos de segunda mano. Ahora la gente paga una entrada de veinte pavos solo por verlo.

Y con esto, deja que te pregunte: ¿dónde ha tenido más valor el busto de Sexto Pompeyo? ¿En la tienda de segunda mano, en el salón de la compradora durante tres años, o en el museo? ¿Cuando la gente pasaba de largo en la tienda, cuando quedaba “chulo” en el salón de la dueña, o ahora que multitudes lo rodean y observan a diario?

No sé si estás acumulando polvo en algún rincón. No sé si estás en un puesto invisible, cansado de fielmente crear, producir, estudiar o servir sin que nadie reconozca tu valía. No sé si estás limitado por una enfermedad o por circunstancias imposibles. O quizás seas de los pocos que están hartos de estar en un pedestal, hastiado de las multitudes. No sé si nadie entiende quién eres de verdad.

Lo que sí sé es que, según la fe cristiana, llevas la firma y huella del Artista, y como tal eres su obra, lo reconozcas o no. Su imagen, su valor. Tu valor no se determina por el lugar en el que estás, ni por la visibilidad ni relativa importancia de tu trabajo o posición. Tu valor no se determina por la cantidad de gente que te rodea o te sigue, ni por quién te conoce ni a quién conoces.

Hoy y siempre, gracias a Él, tu valor es.

“Porque somos hechura de Dios…” (Efesios 2:10)

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