Amar Tras el Escudo

Lluis Murdock
69 min readJun 19, 2020

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Capitulo III — La Gran Batalla y el Banquete

Siente años después, en el 371 A.C., en Esparta las conferencias de paz fracasan porque Trinio, Gema y su banda de conspiradores lograron desinformar a los reyes de Esparta, Agesípolis y Cleómbroto, sobre las intenciones de Tebas y las ciudades estado en alianza de la Beocia y que incluye acuerdos con Atenas, Creta y Naxos. En Esparta se había escurrido el rumor que Epaminondas vendría en nombre de toda la alianza pero que solo firmaría por Tebas permitiendo que Atenas rompiera el trato en cualquier momento, una cosa que era tan solo un rumor pero que Trinio había reforzado, trabajo que también había realizado en Tebas, pues habían rumoreado que Agesípolis se burlaba de él poder firmar en nombre de todo el Peloponeso achicando el poder de Epaminondas en la Beocia, cuando en realidad las ciudades sí le habían dado ese privilegio; estos hechos habían irritado a ambas partes. Las tensiones entre Esparta y Atenas era muy fuertes y pequeñas batallas se habían estado dando entre guardias fronterizos sin llamar aún a una declaración oficial y no involucrándose las infanterías pesadas. Los rumores de los conspiradores había en efecto provocado el fracaso de las conferencias de paz desde el sólo hecho que los espartanos no confiaban en las buenas intenciones de las delegaciones visitantes, aún así habían accedido a recibirlas en sus palacios oficiales.

Una vez llegado el día y durante las negociaciones Epaminondas objeta y procede a establecer que su firma tiene jurisdicción sobre las comarcas de la Beocia y sus aliados, cosa que Agesípolis detracta. Las delegaciones han debido formarse en banquetes separados esa noche no dándose aún un consenso que satisfaga a todas las partes. Espías de todas las ciudades intentan sobre escuchar las platicas en los banquetes una vez el alcohol comienza a hacer efecto. Lo que no saben los tebanos es que los espías del enemigo están sentados junto a ellos en los banquetes, pues son pagados por Trinio y sus seguidores de la facción conservadora con cofres de dinero persa. El recinto donde se encuentra la delegación de Epaminondas y Pelópidas esta más acechada de lo normal, por un lado, algunos de sus generales han prometido a cambio de dinero pasar información y por otro, Gema y el mismo Trinio, siendo parejas de figuras importantes tienen derecho a estar presentes. Epaminondas se siente asediado, Pelópidas intenta relajarle sin éxito hasta que pasan varias horas y logra sentirse en confianza. De todas formas, toda la información es pertinente y publica, se sabe de que lo único que no tienen que hablar es de estrategia militar. En los momentos que algún invitado de otros banquetes intenta sacar el tema Asópico se encarga astutamente de distraer y cambiar de conversación pues era muy templado en el arte de beber y controlar las conversaciones. Así después de varias horas, se van todos a la cama esa noche con cierto recelo. Los tebanos entienden en ese momento que son la delegación más importante de Grecia por su nuevo poderío militar, la invencibilidad percibida de la Banda Sagrada y la sabiduría de sus generales.

Al día siguiente, Epaminondas se despierta muy temprano, las alcobas están muy vigiladas por sus soldados y se siente tranquilo, pero de inmediato se mete en su cabeza un pensamiento y siente un empoderamiento con respecto a un llamado de parte de las demás ciudades beocias que en la noche anterior entre copas le habían pedido de acceder firmar como una sola federación de repúblicas por primera vez, y que él, en tanto que el Beotarca líder, debía de imponerse a las fuerzas extranjeras por el bien de la federación. Esta idea la llevarían y discutirían nuevamente antes de entrar al gran patio en donde se estaban llevando las conferencias, pero sabían que Agesípolis, tal vez apoyado por Artajerjes, no estaría de acuerdo.

A los pocos minutos de comenzar la sesión de la mañana el general tebano reclama que si sus comarcas no pueden firmar bajo un solo grupo aliado las comarcas del Peloponeso deberían en su lugar también poder firmar separadamente. De inmediato hay gritos de repudio y alegatos desenfrenados en la sala y se hace una pausa para deliberar. Para el almuerzo el rey persa Artajerjes solicita en ese momento una charla en privado con el rey Agesípolis de Esparta en la que dialogan por más de 20 minutos mientras comen asado de pollo con salsa de granadas y nueces preparados por sus propios cocineros persas y con ingredientes traídos en su caravana marítima desde la Anatolia. También se reúne con delegaciones de las demás ciudades estado incluyendo Tebas y Atenas. Aunque el rey persa esta ahí para servir de mediador y legitimador externo de las conferencias, todos saben que su imperio tiene demasiado poder y busca terminar de enterrar la amenaza del pasado Espartano en Anatolia, pero tampoco le interesa el resurgimiento de un nuevo poder en Grecia, con lo cual mira por primera vez con mucho interés y recelo a Epaminondas, a quien la delegación persa acaba de considerar el hombre más importante del momento. La noche anterior Artajerjes había pasado algunos minutos en el banquete tebano pues Pelópidas había enviado obsequios a sus aposentos y éste se presento como gesto de cordialidad. También a este punto, varias facciones de la alianza anti espartana han recibido sobornos; por un lado, algunos generales del ejercito tebano con el objetivo de derrotar a Esparta, y por otro, han recibido cantidades de dinero los disidentes tebanos que a través de Trinio y Gema siempre han estado en contacto con la corte de Artajerjes. Sin embargo, todos eran conscientes de la mala fortuna de Jasón de Feras, el tirano de Tesalia, cuando intento sobornar con sus agentes a Epaminondas quien les corrió de su recinto por tal deshonra. Con lo cual Tebas, en general, no se consideraba una provincia a la venta por los tiranos colindantes, eso le daba un gran prestigio a Tebas pues se sabia que su causa era real y estaba motivada por otros principios y valores, hecho que también creaba mucho recelo. De esta [LA1] forma prevalece la confusión durante la segunda jornada de diálogos, no logran ponerse de acuerdo y las conferencias de paz fracasan. Para la delegación de Tebas ha quedado claro que hay conflictos y las lealtades son pocas, que el grueso de su gente apoya a Epaminondas en impulsar la paz, pero Esparta ha perdido todo interés en otorgar igualdad de poder a las fuerzas provenientes de fuera del Peloponeso y no accede a la firma de una salida pacifica. Todas las delegaciones parten entonces de inmediato a sus lugares de origen.

En la frontera para entrar a la Beocia, a la altura de Corinto, las escoltas de espartanos detienen a la delegación tebana y ateniense y les anuncian que las cartas de salvoconducto extendidos por ellos mismos dos días antes ya no tienen validez. Los generales tebanos y atenienses sacan entonces sus espadas y se ponen en posición de ataque. Las parejas de la banda sagrada se adelantan y toman también posición de ataque. El desencuentro dura varias horas con el objetivo de ganar tiempo hasta que los soldados espartanos perciben que sus oponentes están decididos a matarlos si no les dejan entrar en su propio territorio.

Epaminondas y sus aliados se van rápidamente del Peloponeso y retornan a sus posiciones en Tebas pues los tambores de guerra son inminentes. Además, saben que Cleómbroto esta en campaña en el noroeste, muy cercano a la Beocia, y probablemente al ser informado de los acontecimientos se movilizaría rápidamente hacia Tebas. Al correrse la noticia, todos los pueblos de Grecia decretan el estado de alarma y refuerzan las fronteras con soldados, por las noches se encienden hogueras permanentes en los puestos fronterizos y se limitan las comunicaciones y los intercambios de mercancías. Al estar en el eje central de la península la Beocia requiere de salvoconductos a todo el que desee entrar a su territorio.

La vida normal de las personas cambia drásticamente, y se prevén grandes cambios en toda Grecia sea cual sea el resultado de la guerra. Si Tebas es derrotada Esparta acabaría con el modelo inclusivo y democrático de la federación de las ciudades estado de la Beocia y Atenas. En ese contexto, Trinio y Gema se auto proclamarían, en acuerdo con Esparta, como virreyes provisionales, tiranos y titeres a ojos del pueblo, y mercenarios para el mejor postor sea helénico o no. Las bases de apoyo que tenían estaban realmente motivadas por un espíritu conservador que veía en la región, y sobre todo en la ciudad de Tebas, un libertinaje que no compartían en todas sus facetas aun cuando muchos de ellos eran asiduos clientes en los burdeles, profanadores y grandes traficantes de esclavos y participantes en otros actos sodomitas tras bastidores. Por su lado, lo que realmente motivaba a Trinio era vengarse de Herika y Herácles, muy poco le importaba los valores morales que podría traer Esparta. Gema, por su parte, había sido reclutada por Trinio fácilmente pues su plan era traicionar a Pelópidas cuya familia y circulo social nunca la habían aceptado completamente; pensaban que ella había logrado conquistar a Pelópidas con un amor sucio y manipulativo. Gema argumentaba cuando estaba bajo el efecto del alcohol que no había sido culpa de ella haber sido maltratada por su madre y abandona por su padre, alguien tenia que pagar los platos rotos de su infancia. Ambos, Trinio y Gema, eran muy disciplinados reclutando nuevos simpatizantes sin que nadie lo sospechase, tenia un grupo grande de militantes, una mezcla de devotos conservadores, antidemocráticos y partisanos de las capas de poder periféricas que tenían más que ganar que perder en la derrota de Tebas. Incluido en este grupo estaban poderes foráneos, tanto de otras ciudades estado como de imperios lejanos. A este punto se habían aglomerado en torno a Gema y Trinio enviados de Persia, el Peloponeso espartano, el Levante y otras provincias y ciudades estado opositoras a Tebas. Aunque el imperio Persa tenia interés de derrotar a Esparta como potencia hegemónica, les interesa saber que planes tiene la oposición en Tebas, por si acaso les podrían ser útiles en cualquier momento. En el sistema de dominación persa imponer el caos era la regla, el fin justifica cualquier medio en las cortes de Artajerjes. Pero por otro lado, si la victoria caía en manos de la alianza beocio-ateniense, todo el Peloponeso podía cambiar sus gobiernos, se liberarían los ilotas después de más de ocho siglos de dominación espartana, Tebas se conformaría como el centro neurálgico del mundo helénico y ganarían las facciones democráticas y los partidos liberales, ganando terreno por sobre la nobleza conservadora que ya estaba debilitada después de las revoluciones democráticas en Atenas decenios atrás.

Entre los movimientos que planearon en total secretismo con el objetivo de acumular más fuerzas tanto externas como internas, Trinio y Gema ordenan a un grupo de radicales pro espartanos, y antiguos prisioneros de la ciudad, la liberación de Felipe II de Macedonia, quien huye a su territorio durante una noche de verano. Éste, se entera de los motivos de su liberación inesperada sin más que por medio de un mensaje verbal de parte de Trinio que le ha pasado el encomendado que llegó a liberarlo. Durante su confinamiento Felipe II había obtenido información sobre la constitución de la Banda Sagrada, sus generales, y sobre todo sobre sus métodos de entrenamiento. Era el ejercito más exitoso del mundo conocido y él sabia que era importante impregnarse de dichas enseñanzas. Llegó a en repetidas ocasiones a hacer entrenamientos de lucha griega y táctica militar con Epaminondas y Pelópidas quien también cuidaba de sus afecciones, terminaban hablando de política y filosofía. En ese sentido, Tebas se encargó de dotar de educación de primera calidad al príncipe macedonio, su principal rehén y prominente heredero tenia que gozar de los mejores maestros de la ciudad. Pelópidas fue su erastés durante un tiempo y lo había alojado en casa de otro general llamado Pammenes. Felipe II de Macedonia admiraba profundamente a los generales tebanos y copiaría eventualmente su modelo de sociedad en ultima instancia enquistándose en las victorias y colonizaciones asiáticas de su hijo Alejandro el Grande de Macedonia. Secretamente Felipe admiraba a Epaminondas en todas sus formas, lo veía como el hombre del futuro, y no logrando emularle intenta proyectar en su hijo primogénito su ejemplo dotándole también de la mejor educación posible a cargo de Aristóteles.

El día de la gran batalla estaba a un atardecer de distancia, las fuerzas militares se sentían por ambos lados motivadas, unas por conquistar más territorio por fuera del Peloponeso y otras por defender sus principios. Las fuerzas de combate de Esparta habían anunciado [LA2] un ejercito enardecido por la supuesta traición de Tebas y alianza de las ciudades federadas, mientras que Tebas reclamaba la liberación de los esclavos iotas del Peloponeso y el cese de las provocaciones fronterizas. La motivación de Trinio y Gema, que habían ganado mucha fuerza también últimamente, se debía a que una victoria Tebana significaría un comienzo en su hegemonía cultural regional y la victoria de Esparta supondría un revés para Tebas y su expansión territorial y aumento de poder sobre Atenas. Había muchos intereses de por medio. En algún momento Trinio había reflexionado que lo que estaba en sus manos había sobrepasado su interés personal y le estaba comenzando a consumir su sed de poder pues las personas a su alrededor se lo estaban entregando. Sentía en su voz la voz de sus seguidores. Era el nacimiento de un Zoon Politikón con tintes muy oscuros. Él mismo notaba como el poder le estaba corrompiendo, le consumía ya por algún tiempo la sed de complot contra Pelópidas, pero ahora el escenario era aun mayor, el complot era entre naciones y le gustaba mucho, y le daba mucha curiosidad percibir su propia evolución. De momento todo estaba saliendo como él lo planeaba.

En este punto, Asópico había alcanzado la edad de 27 años y tenia una gran experiencia en el campo de batalla y las cuestiones militares en general. Entre varias cosas, había liderado las infanterías pesadas durante las guerras fronterizas contra las fuerzas de Artajerjes en las islas del Mar Egeo y en la Anatolia griega, había organizado con éxito las infanterías beocias para la defensa de las fronteras y había ayudado a Epaminondas en la organización y adiestramiento de soldados nuevos dentro de la Banda Sagrada. Ésta, en cambio, se había ya convertido en una versión ultra potente de la antigua falange hoplita tebana una vez pasado el estruendo de la muerte de su fundador Górgidas. Es así como en unos años el perfil militar de Asópico había dado pasos agigantados y eso contribuía a que Epaminondas se pudiese dedicar a cuestiones políticas con mayor ahínco pues poco a poco fue delegando sobre Asópico más y más responsabilidades militares.

Por su parte, y después de algunos años en el ejercito e inmiscuido en múltiples relaciones amorosas, Telémaco se había convertido en un soldado y atleta de porte muy alfa. A los 23 años ya tenia esposa y dos erastés de gran abolengo. Su belleza tenia luz propia e irradiaba a la vez simplicidad, naturalidad y armonía. A pesar de estar rodeado de militares y filósofos, Telémaco era un poco despreocupado en cuanto a los temas intelectuales, era más bueno para escuchar que para hablar de filosofía o las ciencias, sin embargo, le interesaba el tema, era muy bueno escuchando, preguntaba poco, y si lo hacia era muy tímidamente. Por otro lado, cuando se trataba de contar historias él era el protagonista, sus amigos se cuadraban y le hacían un circulo para escucharle cada vez que contaba una historia o un chiste durante eventos de cualquier índole; la filosofía se alternaba así con las bromas de Telémaco durante las fiestas y banquetes. De alguna manera tenia ese don, de contar cuentos y narrar historias de actuales y antiguos semi-dioses, diosas, guerreros y guerreras amazonas de la vida real y de la mitología, pero también de oráculos, brujas, corsarias y magas que desafiaban las reglas establecidas, le apasionaba mucho las historias de mujeres desafiantes que construía inspirado en torno a la figura de Zoe, historias de otras culturas del mundo y regiones del mundo que Epaminondas nutria siempre que podía durante las cenas familiares. De alguna manera Telémaco traducía en lenguaje común a los soldados todo el conocimiento que absorbía desde Epaminondas y Pelópidas. Era un macho bonachón y con mucho humor, con lo cual no le iba la construcción y deconstrucción de conocimiento, pero su posición social le facilitaba acceso a éste. Epaminondas era de la escuela de los Pitagóricos, educado él mismo por Lisis de Tarento, que a su vez era amigo y colega de Platón. Después de varios años de relación con Asópico y Epaminondas, durante sus temporadas de descanso, logro formar una familia con Zoe en la villa de campesinos donde había nacido. Zoe se había encargado de criar y educar dos hermosas hijas[LA3] y un benjamín varón. A este punto ambos habían decidido que ya era tiempo para que Zoe se trasladara a Tebas e hiciera parte del ejercito. Zoe no podía más sentirse minimizada a las competiciones de atletas femeninas que eran restringidas a algunas ciudades-estado, eventos no oficiales que nada tenían que ver con los juegos pan helénicos que se celebraban en Olympia cada dos años. Aunque Telémaco amaba a Asópico y tenia una relación de Erastés con Epaminondas, su instructor y educador intelectual, también amaba a Zoe, su mujer y compañera de vida desde la infancia. Cuando había campañas Telémaco moraba con Asópico y Epaminondas, pero en las breves épocas de descanso desarrolló casi a distancia una doble vida familiar ejemplar. En la villa Telémaco había adquirido ya la condición de semi-dios prestado a su familia por Zeus, y era heredero de los poderes de guerra más mágicos e inéditos que se podían imaginar las leyendas populares. Había partisanos que le daban el saludo inclinándose al verle pasar. Le llamaban — ημίθεος — mitad dios, mitad humano. Telémaco, al tener esta vida sentimental tan diversa, que era además aprobada por todo el que le conocía, sus amigos, los jefes de la villa, su familia y sus propios amantes, con tal fuerza y control emocional se posicionó así como el espíritu y el alma de la Banda Sagrada, y por tanto, las fuerzas militares tebanas en general estaban centradas en una historia poli-amorosa que simbolizaba una gran fertilidad pocas veces vista y que retenían como unidad central al ya glorioso Telémaco. Algunos le llamaban el nuevo Dios del Amor; el Eros. Los soldados le veían a él como su amuleto de la suerte, el ejemplo a seguir, la fuerza y coordinación militar que estaba ahí para interpretar al gran general Epaminondas. Sin embargo, paralelamente, no existía en la fuerza tebana el culto al líder guerrero. No había guerreros estrella pues las 150 parejas, al usar el amor como fuente principal de su protección mutua, amor que era inquebrantable por cualquier enemigo tanto dentro como fuera del campo de batalla, luchaban como parejas hasta la muerte; ese era el juramento que se habían hecho al iniciar en la banda. La ciudad de Tebas, y algunas otras ciudades griegas, no podían depender de un solo guerrero, dependía su democracia y su orden social en el amor de todos los soldados que lucharan para defenderla. Este amor de soldados, que en la historia de Grecia había quebrantado el poder de tiranos y otros profanadores de la democracia, veía en la construcción de una federación helénica la única solución para la protección y sobrevivencia de una manera pacifica en el mediterráneo. El amor como fuerza constructora y unificadora de las ciudades y la democracia griega había logrado un entendimiento entre toda la población. Reciente estaba en la memoria colectiva histórica las hazañas de Harmodio y Aristogitón, los famosos amantes tiranicidas que habían restaurado la democracia en Atenas gracias a una mal vivida relación con el tirano Hiparco. [LA4] Los filósofos explicaban que de alguna manera el amor de dos hombres o el amor de dos mujeres entre ellos o ellas era tan profundo y complejo que parecía hacerles bien a las polis, a la sociedad y a la civilización humana. Sin embargo, al alcanzar determinada edad en la que Telémaco sentía presiones para decidir si el también, al igual que Epaminondas y Asópico, no construiría una familia definitiva y se quedaría con Asópico como la pareja de su vida, o por el contrario, no, y se quedaría definitivamente con Zoe. A este punto Asópico se había ya enclaustrado en menudos planes y sendas batallas internas, por un lado, había hecho todo lo posible para guardar el amor de Telémaco, y por otro, le era imposible evitar las escapadas de éste hacia la villa donde vivía Zoe. Las cosas cayeron con su propio peso poco después cuando Telémaco ya no tenia relaciones sexuales ni sentimentales con Asópico.

— ¨No le podemos impedir que traiga a Zoe al ejercito, de ello depende parcialmente el futuro de nuestro pueblo. Además, no podemos negar el impulso que Telémaco le da a las tropas, es increíble¨ le dice Epaminondas a Asópico.

— ¨Si pero si ella viene lo perderé definitivamente, no se si estoy preparado para ello. En algún momento pensamos que él seria como nosotros, pero quizás me ilusioné, no quise ver la realidad. Quizás estaba tan engañado que no lo podía ver¨, contesta Asópico.

— ¨Te entiendo, pero el tiene que estar bien, necesita de Zoe y no sólo a nivel emocional, sino que se complementan muy bien en el campo de batalla, ya sabes como es ella¨, [LA5] responde Epaminondas abrazando a Asópico e intentando consolarle mientras de sus ojos grisáceos de metal se escurren algunas lagrimas de impotencia y tristeza.

De todas formas, Asópico y Telémaco continuarían a pasar mucho tiempo juntos, entrenar a las tropas de la Banda Sagrada frente a la cual seguían almas gemelas, y sirviendo de ayuda a Epaminondas en todos los quehaceres de gobierno de la federación Beocia durante el tiempo que duraría su beotarcado. Asópico se recuperaría de la ruptura con Telémaco algunos meses más tarde pero nunca le olvidaría completamente pues les unían muchas cosas y pasaban mucho tiempo juntos, era el amor de su vida; aunque para Telémaco al final haya sido Zoe el amor de su vida le tenia mucho cariño a Asópico. En sus reflexiones había pensado que en el corazón solo se puede tener a una persona a la vez.

Zoe, por su parte, había sido entrenada por Telémaco todos esos años y cada vez que podían en la villa, tenia una extrema agilidad con la espada de seis kilos y manejaba los escudos al mismo nivel que su compañero. Tenia, debido a su tamaño y tipo de cuerpo, una ventaja remarcable; la rapidez y agilidad de sus movimientos, lograba escaparse con escudo y espada entre las piernas de Telémaco sin éste enterarse de nada. Su idea de llevarla a formar parte del ejercito tebano era un secreto que había sido compartido solamente con Asópico, quien tenia muchas dudas, pero que finalmente había aprobado; a su amado le concedía todo lo que él deseaba, pero además porque podía tratarse efectivamente de una cuestión de vida o muerte. Durante una batalla naval en el Egeo Zoe descuartizó a 15 soldados enemigos en sus propias barcazas, y facilitó el trabajo a Telémaco cuidando su retaguardia en todo momento, y confundiendo a sus contrincantes. La confusión de los enemigos de Telémaco, quien era demasiado visible y un punto de ataque para todo hombre que quisiera consagrar una baja simbólica por sobre Tebas, era necesaria para su propia supervivencia, un papel que Zoe ejecutaba a la perfección. Eran complementarios. Si bien la costumbre en el momento de los enfrentamientos eran los duelos entre iguales, muchos querían o sentían que tenían el mismo nivel de Telémaco aun sin tenerlo. Un hombre con tal carga de testosterona provocaría no solo encontronazos con reyes y príncipes de ejércitos enemigos, sino que también de guerreros prominentes al mando de grandes brigadas, bandas y batallones especiales. De hecho, se daban luchas preliminares en las que había que salir vencedor para poder tener el honor de pelear con Telémaco; era una especie de lobby en el campo de batalla, el placer y honor para un soldado enemigo por el cual se habían preparado por varios meses, y en muchos casos durante toda una vida. Mientras Telémaco esperaba que un rival de renombre pasase por esas peleas preliminares luchaba, para calentar motores, con cualquier soldado de menor rango del ejercito enemigo y en sentido de humor algunas veces llegó a calentar con soldados de su propio ejercito. Si ese no era el caso, podría ser que mientras otros soldados se daban a matar unos contra otros en algunas ocasiones Telémaco provocaba la apertura de duelos que se abrían a su paso como indicándole el camino hacia el soldado que tendría el mismo nivel que el suyo entre las falanges hoplitas e infanterías pesadas del enemigo. Se trataba de momentos sin tiempo ni espacio, agujeros negros en medio de la mortandad y encontronazos múltiples que casi se convertían en silencio absoluto para quien lo vivía; por un lado porque Telémaco, pero también Asópico, llegaban a esos espacios en los momentos de alta carga de adrenalina, pero también porque el pico de las sustancias de las plantas alucinógenas que consumían se expresaban en esos momentos, cuando su fuerza era tan grande que los soldados a su alrededor lo podían sentir.

El plan era llevar a Zoe como incógnita a la batalla de Leuctra, pero preocupaba su participación en los dos meses de entrenamiento intensivo que realizaron todos los soldados al sentirse la posibilidad de no estar garantizado el éxito de las conferencias de paz. Un movimiento logístico que seria bastante complicado para todos por ser mujer.

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— ¨Bueno Trinio dime ¿Quienes estarían de nuestro lado dentro de la Banda Sagrada? ¨, pregunta Gema con intriga aparentemente desinteresada pues de esa manera obtenía las respuestas más precisas de parte de su compañero.

— ¨Tengo los necesarios¨, responde Trinio muy sobrado y agudizado su ojo derecho como indagando sobre la razón de la pregunta.

— ¨Pero… ¿Qué tanta lealtad tienes con ellos, en comparación con Epaminondas o Herácles quiero decir? ¨, desafía Gema mientras camina lentamente en círculos con una pregunta que le ha costado formular pero que ha caído como anillo al dedo dentro de los planes de Trinio.

— ¨ ¿Sabes qué? Tienes razón, vamos a trabajar en ello en los próximos días, los tambores de guerra están casi sonando, puedo sentir en el ambiente que tienen mucha motivación para esta batalla¨, concluye nerviosamente Trinio, ¨tenemos que hacer algo para revertir eso¨.

— ¨ ¿Y…quienes serian estos…mmmh.. contactos!?¨, sigue Gema.

— ¨Hay una pareja de soldados sicilianos con los cuales he tenido algunas aventuras desde hace unos años, digamos que somos íntimos, uno de ellos podría ser materia dispuesta¨, termina Trinio reflexionando por varios minutos sobre lo que debía hacer.

— ¨Yo intentare por mi parte consolidar amistad con Arcónidas¨, anuncia Gema al final de la conversación mientras se dispone a salir hacia uno de los balcones del palacete de la Cadmea.

— ¨Ey, ey, peor si sabes perfectamente que él es de ¨los seis¨, y es demasiado cercano a Epaminondas, no podrás convencerle de nada, es más nos podría delatar mujer¨, responde alzando la voz Trinio para que le escuche desde el balcón. Gema reaparece entonces en el salón.

— ¨No te preocupes, tengo mis medios…digamos que se esta enamorando…¨ dice entre sonrisas Gema y se escabulle finalmente por la puerta del gran salón y ondulan las faldas de su elegante himatión de lino amarillo decorado con vetas alternadas de trenzas hechas con hilo de oro persa.

Sin embargo, Gema y Trinio sabían que sus planes podrían no gozar de suficiente tiempo de implementarse, pero algunos sobornos de origen persa administrados por la pareja ya habían podido entregarse a algunos soldados y generales tebanos. Sin embargo, ningún miembro de la Banda Sagrada ha podido ser corrompido, la fuerza nuclear del ejercito hoplita tebano era conocido por su amor a la tierra y deseo de victoria a toda costa; su orgullo no tenia precio alguno.

Cuando Epaminondas y Pelópidas regresan del Peloponeso reúnen inmediatamente, y sin descanso alguno, al parlamento para anunciar el fracaso de las conferencias de paz y la eminencia de una guerra con Esparta. Trinio y Gema son informados de un mensaje en papiro que viene del noroeste y que contiene noticias sobre los emplazamientos de Cleómbroto rumbo a Tebas y a través de contactos logran canalizarse como receptores de éste con lo cual llegaría con total secretismo. Discuten sobre que hacer con el mensaje pues no tendrán tiempo de leerlo mientras dure la reunión del parlamento que ya esta por comenzar; al estar encriptado en código militar necesitan trabajar en él.

— ¨ ¿Tienes el pergamino? ¨, pregunta Trinio a Gema en una de las puertas aledañas del parlamento cercanas a la tribuna. Trinio percibe que algunos de los seguidores de Epaminondas le observan curiosamente y se enteran de que algo acontece tras bastidores. Baja entonces su tono y disimula un poco su cara de desesperación. Pero Epaminondas ha sido informado y envía a un asistente a investigar lo que sucede.

— ¨Si lo tengo, pero no podemos retenerlo por mucho tiempo, el mensajero esta atrás hablando con la guardia, el rumor se esparcirá en poco tiempo¨, responde Gema.

— ¨ ¿Que hacemos? ¨, dice Trinio.

— ¨Pues no tenemos otra que retenerlo el mayor tiempo posible y ver si podemos manipular a la asamblea¨, sugiere Gema a lo cual Trinio aprueba bajando la cabeza y mirándole intensa y fijamente a los ojos, el momento de la verdad ha llegado, y lo saben.

A los pocos minutos Gema salta en una actuación dramática en la que da por extraviado al mensaje y finge buscarlo en el hemiciclo por un par de horas mientras la asamblea decide que hacer. La ofensiva violenta por parte de Esparta y sus aliados es inevitable. La asamblea debate entre ir a la guerra o protegerse desde las murallas de la ciudad. Cuando todos los oradores y retóricos han hablado pide la palabra Trinio.

— ¨Permítanme dirigirme a la plena asamblea de ciudadanos y los plenos poderes democráticos de Tebas y todas sus representaciones aquí reunidas con el fin de decidir que hacer con respecto a la campaña del rey Cleómbroto. Como se sabe los caminos del noreste son complicados y mis asesores y yo hemos concluido que es imposible que el rey de Esparta este en nuestras inmediaciones no antes de dos semanas. Por este motivo proponemos cancelar esta asamblea y posponerla para otro momento. Es demasiado temprano para discutir este tema¨.

En este momento encuentra rechazo de la asamblea que detiene cualquier intento de votación de este tipo por parte del grupo de Trinio y Gema, quienes eran ya conocidos como la oposición mas férrea a Pelópidas y Epaminondas. Además, Giórgios de Creta había finalmente hecho un reporte final al gobierno de Tebas sobre las investigaciones que llevaba a cabo Mesinas ¨El Tuerto¨ a quien todos confiaban. El reporte se había entregado a Herácles y Pelópidas, pero Giórgios lo había hecho de una forma muy discreta pues los principales implicados en la conspiración eran sus concubinos. Había pues caído en manos de ellos mismos alertar sobre la situación a algunos asambleístas y a el consejo de honor, muchas veces no mencionando nombres sino refiriéndose en general un grupo parlamentario. Al encontrar rechazo Trinio cambia de planes y continua su oratoria.

— ¨Estimados señores, nuestra posición es contundente, el ejercito tebano debe quedarse entre murallas y proteger las fronteras de la federación de Beocia en le caso que Esparta decida invadir nuestro territorio. Por otro lado, tenemos información que el rey Agesípolis no dispone a preparar guerras con la Beocia o Atenas en los próximos años¨, dice Trinio creando fulgor entre los asistentes con una marea de criticas y unos cuantos aplausos de sus seguidores en el hemiciclo. En ese momento reflexiona si debe hacer declaraciones sobre el mensaje en papiro o no, pues sabe que ese detalle podría marcar una gran diferencia en el resultado de la votación. Tarde o temprano saldría a la luz que había llegado el mensaje, un documento clave para las decisiones que se estaban por tomar y eso le preocupaba. En las afueras uno de los mensajeros esperaba con atención la discusión sobre los contenidos, y notaba algo raro, algunos guaruras de Gema habían llegado a perturbarle para mantenerle callado.

Aun así, un tiempo después, Gema observa como el rumor de que el ejercito espartano esta en camino hacia Tebas se esparce entre la asamblea y el personal de las cortes. Trinio al tanto intenta entonces extender lo más posible su discurso hasta que es desplazado por el presidente para dar paso al siguiente orador quien ya ha recibido las noticas de la invasión a través de otro mensajero que era hombre de confianza de Epaminondas. Al final, en la votación, el argumento de enfrentar a los espartanos en una guerra con toda la falange hoplita y la caballería pesada se impone pues el precedente de la victoria en Tegyra esta muy fresco entre los presentes y les da confianza. Comienzan así los preparativos para la guerra y se toman decisiones inmediatas. Las puertas de la ciudad se cierran temporalmente y la mayoría de los ejércitos y batallones se preparan en las afueras de las murallas en los bajos de la ciudad que colindan con el valle, mientras otros grupos más pequeños se aglomeran en la parte alta que da a las montañas con el camino hacia Atenas y las faldas laterales de las colinas que rasguñan la meseta central de la población por sus costados. Comienzan también a llegar escuadrones de todas las ciudades de la federación aliadas a Tebas. Aun así, el retraso creado por Trinio y Gema ha sido significativo. El asistente de Epaminondas se entera que Gema ha intentado esconder el pergamino que traía el mensajero, pero no tiene tiempo de discutir mucho sobre el tema con nadie; suenan los tambores de guerra y deciden dejar el tema para mas tarde. De todas formas, unos grupos de jóvenes se encargan de seguir los pasos de los grupos parlamentarios traidores para vigilarles durante toda la operación militar.

Finalmente, el seis de julio del 371 A.C. se encuentran frente a frente los ejércitos de la liga de Beocia con las fuerzas bélicas del Peloponeso lideradas por Esparta en las llanuras al oeste de la ciudad de Leuctra, a tan solo 16 kilómetros de Tebas.

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El campo de batalla esta listo para el encuentro. Esparta no ha perdido ninguna guerra con su falange hoplita en los últimos 100 años. Algunos soldados de la Beocia y de Atenas sienten preocupación y algo de miedo, pero son motivados por los relatos de los que vencieron en Tegyra a Esparta tres años antes; ellos son los más ansiosos y logran inyectar ánimos en el resto de las tropas. Si bien no se trató una batalla prominente de carácter territorial, sino más bien un encontronazo espontáneo, y sin la falange hoplita como la que están a punto de presenciar en ese momento, fue un golpe de gloria para los pequeños pasos que se daban en el asenso militar tebano. [LA6]

Llegado el día y sin haber si quiera salido el sol los soldados espartanos comenzaron a mirar en el horizonte el acercamiento del ejercito de la Beocia. Se movían lentamente hacia ellos con 10 antorchas enromes en el frente para iluminar el camino de los que venían abrazados rompiendo el paso, entre ellos Epaminondas, Pelópidas, Telémaco, Asópico, Herika, Helena, Arcónidas y Zoe. En ese momento sale de su tienda el rey Cleómbroto y los mira venir, sonríe para adentro con mucha confianza, mastica unas hojas de cardamomo para despertar su fuerza y se dispone a prepararse con armadura, misma que enfilan sobre su cuerpo los esclavos ilotas de los que dispone para tales fines. El ejercito Espartano gozaba de gran prestigio y existo pues sus soldados eran entrenados desde muy temprana edad. Miles de Espartanos podían dedicarse a la carrera castrense pues contaban para actividades productivas a los esclavos ilotas, quienes además durante las campañas de militares les fornecían de asistencia en todo lo que se necesitase. Esto no era visto con buenos ojos desde las otras ciudades griegas, y ni si quiera desde el imperio persa. Cleómbroto desde muy temprana edad contaba con varios esclavos para su cuidado, alimentación, entrenamiento y educación básica. Llegado a su momento de reinar los esclavos se especializaban en diferentes tareas, para las campañas militares había un esclavo encargado de afilar su espada y cargarla en todo momento hasta que el mismo se montaba sobre su caballo para emprender la dirigencia en las batallas. En algún momento en el siglo anterior algunas facciones liberales de las ciudades de Platea y Atenas organizaron infiltrar algunas personas entre las poblaciones ilotas de forma muy cuidadosa para no levantar sospechas, durante años fingiendo ser esclavos probaron corromper a los ilotas más listos para intentar emanciparlos, pero todos los intentos fracasaron. Fue ahí donde el resto de los griegos se dieron cuenta que había que hacer algo distinto y que quizás sólo una invasión al Peloponeso podría salvarles.

Los ejércitos de la federación de ciudades Beocias unidos a Atenas sumaban en total solamente seis mil hombres de infantería pesada hoplita y mil quinientos en las caballerías. Por su parte la liga del Peloponeso liderada por Esparta contaba con diez mil cabezas en las infanterías pesadas y mil más en la caballería. Al ver los números los espartanos se confían un poco, pero intentan no subestimar a los enemigos pues llevan una caballería más destacada. Un general pregunta al rey espartano sobre la estrategia y se reúnen en una tienda para decidir todo rápidamente pues no habían tenido tiempo de ello. Ninguno de los ejércitos se esperaba el encuentro, aunque ya era inminente dada la situación política.

— ¨Dile a los de investigación que tienen poco tiempo para traernos un reporte, espero que puedan confirmar si se trata de más de cinco mil soldados¨, le ordena Cleómbroto a un asistente mientras revisa los planos del sitio de batalla que ha traído el primer grupo de investigadores.

— ¨Su alteza, propongo que coloquemos los soldados de elite del lado derecho y las líneas de descenso en sus partes centrales e izquierdas puesto que la colina a esta hora impide ver bien la cantidad de soldados que hay en cada lado y sobre todo su calidad¨, apunta en el mapa un general espartano, ¨Sin embargo, también aprovecharíamos la colina que da al pueblo para colocar las estampidas de lanzadores como ultimo recurso ¿Le parece? ¨

— ¨Te he dicho que necesito los numero primero, esperemos¨, responde secamente el rey.

Cleómbroto reflexiona. Luego, después de un largo rato cuando ya salían los primeros claros de luz del día, entran a la tienda el primer par de investigadores de campo

— ¿Habéis visto de qué lado se encuentran los de la Banda Sagrada?, les pregunta Cleómbroto.

— ¨Parecen estar alineados del lado izquierdo su alteza, pero no comprendemos aún si distribuirán sus soldados más ágiles hacia el lado central. No se han terminado de formar, deberían desplazarse en forma lineal en los próximos minutos¨, responde uno de ellos.

— ¨Si exacto, terminaran copiando nuestra formación como hacen todos¨, asume soberbiamente el Rey.

— ¨ ¿Y el calculo de cabezas? ¨ les pregunta el general.

— ¨Hemos visto y pensamos que son unas cuatro mil almas, y en caballería unas mil ochocientas¨, responde el otro.

— ¨Vale, gracias¨, dice el Rey, ¨con eso tenemos para una victoria contundente, y además ni siquiera traen catapultas, parece que no tienen la tecnología adecuada estos incivilizados¨…sonríen todos y se miran con confianza.

— ¨Le enviaremos un mensaje a Epaminondas sobre la necesidad de comenzar con las caballerías¨, dice el general, a lo que el Rey aprueba sin certitud pues sabe que ha tenido una marea de deserciones en los últimos meses. Se siente un poco estragado por la situación de las caballerías y discute sobre el tema un poco más con el general.

Del otro lado, Epaminondas y Pelópidas reúnen a sus generales, a los seis y los investigadores de campo para determinar la disposición de las posiciones para esta batalla. Epaminondas ya tenia en su cabeza la estrategia, pero necesitaba confirmar y dar los últimos retoques. Su conocimiento de las disposiciones de Cleómbroto las había obtenido recolectando informaciones sobre sus ultimas batallas. Había encontrado un anciano historiador en un pueblo cerca de Platea a quien le apasionaba recabar informaciones de guerra para luego venderlas a los eruditos de Atenas o historiadores itinerantes foráneos.

— ¨Les quiero informar que habrá cambios de última hora pues los investigadores de campo sugieren que Esparta viene con una estrategia bastante ortodoxa de enfrentamiento pero han colocado refuerzos para estampida en la colina del pueblo. Nosotros, haremos algo distinto. Pondremos todos nuestros mejores soldados a rodear a la Banda Sagrada que quedará protegida por un batallón de 50 filas de profundidad. Pero…Telémaco, escucha bien, saca a los 20 más altos y déjalos por fuera, que se ubiquen en las cuadrillas más cercanas o en la caballería y que justo antes del ataque se reintegren, no les podemos perder de vista ni les queremos fuera del grupo. Pero a su vez también queremos que la banda pase desapercibida. ¿Entendido? ¨, explica y pregunta Epaminondas con una mirada puntiaguda y un tanto sobre excitado.

— ¨Si jefe¨, responde Telémaco y mira a Pelópidas y Asópico

— ¨Cleómbroto estará muy pendiente hasta el último minuto de la ubicación de la Banda Sagrada, tenemos que darles poco tiempo y espacio para que sepan lo que haremos, estará todo despejado hasta último momento. El resto de las unidades y pelotones que se ubiquen a nuestra derecha en cantidad y en cuanto a experiencia en forma descendente. El escuadrón de Atenas quedará justo a nuestro lado y en la línea de frente se podrán agrupar con nuestros carros para lanzas de la banda¨, dice Pelópidas buscando aprobación misma que obtiene de todo el circulo de planeamiento.

— ¨Manos a la obra¨, susurran en grupo, al tiempo que gritan ¨ ¡Viva Atenas!, ¡viva Tebas!, ¡Por Hércules! ¨.

La disposición de la pendiente de la planicie en donde se enfrentan los ejércitos permite poca visibilidad exceptuando por la primera línea pues había una ondulación mayor y luego una caída a un valle húmedo lleno de campos de trigo en donde tendría lugar la batalla. Esto le da a Epaminondas más tiempo de poder colocar a sus soldados sin necesidad de esconder a casi nadie. Aun así, decide continuar con su idea de desplazar a algunos visibles de la Banda Sagrada hacia el resto de las filas para que los generales espartanos piensen que se trata de una línea clásica como la suya pues perciben que hay investigadores Espartanos por todas partes.

Cleómbroto esta muy estresado porque no logra comprender la disposición del enemigo tebano. Cabalga con su caballo para reunirse con su general segundo y discuten un poco. Los tambores y las fanfarreas de guerra de ambos lados ya están sonando, los ánimos de los soldados se elevan por cada minuto que pasa. Cantan y agitan sus armas y escudos. Los soldados espartanos cantan un himno militar de su ciudad al tiempo que hacen chocar sus espadas con los escudos y las lanzas al suelo y arriba los que tienen lanzas. La adrenalina de ambos lados sube muy rápidamente, y al sentirse el bullicio en tal fortaleza todos comprenden que esta batalla tiene más importancia de lo que se pensaba. Algunos soldados ya sudando a mares se miran entre ellos y perciben la situación, hablan con los dioses y se muerden la lengua para dejar ir la ira.

Con la llegada de los primeros rayos de luz, los soldados se miran unos a otros, asustados por lo que esta a punto de estallar, los tambores suenan cada vez con mayor fuerza y rapidez. Se siente en el ambiente que es una batalla importante pues se ha desvelado el empuje militar que tiene Tebas en el nuevo escenario del mediterráneo contestando con irreverencia las imposiciones espartanas o persas durante las conferencias de paz. Además, el ejercito espartano se da cuenta que, aunque superan en numero de guerreros a Tebas, será un encuentro difícil, y de repente cruza en la mente de todos sus generales que están con un contrincante de peso que hasta hace unos minutos habían subestimado. Les entra así una ráfaga de ansia por los poros a un par de generales espartanos que ven sus caras desfiguradas esporádicamente al sentir la fuerza que abruma desde el otro lado de la planicie. El rey decide entonces una contra estrategia y avisa a sus generales de subir la guardia sin provocar miedos entre las infanterías y sin que nadie se entere intenta cambiar algunas de sus decisiones a último minuto. Sin embargo, a pesar de esos cambios ya es demasiado tarde; las posiciones no se pueden cambiar a plena luz del día y las ansias de luchar están en su punto máximo no se puede detener el proceso por ningún motivo ya que eso desmoralizaría a los soldados y les podría pagar mal una estampida repentina desde la caballería tebana.

Primeramente, las caballerías de ambos lados se enfrentan en choque fortuito, y al ser más numerosas y experimentadas las de Tebas contraatacan con mayor fuerza y logran la retirada de la caballería espartana. Nadie ha sentido miedo, pero el número de caballos era superior de la parte espartana, aunque claramente con soldados de menor calidad y experiencia. Al dar la retirada y reingresar en su terreno los caballos han roto filas en las líneas espartanas creado algo de caos entre los soldados e incluso matando algunos de su propio ejercito. El choque de las caballerías deja a todo el ejercito espartano perplejo, y les arroja una impresión de un muy mal comienzo, pero Cleómbroto y sus generales sienten confianza de que su centro y sus flancos laterales tienen mucha potencia. Epaminondas por su parte llega a sentir cierta desmotivación del lado espartano pues algunos de los caballeros se han dado a la retirada sin haber luchado tanto, mide así el coraje de sus propios hombres y lo mucho que eso resulta intimidatorio para el soldado oponente.

A este punto Zoe esta al lado de Telémaco frente en alto, no dicen nada, nadie habla ni se miran entre ellos. Una gran fuerza de dignidad les inunda por proteger sus tierras y ciudades, sus familias, sus propias vidas y sus amados. La Banda Sagrada nunca había estado en un mejor momento y sienten mucha valentía. Telémaco siente cierta presión sobre él y los seis; las miradas de miles de soldados caen sobre él, buscan inspiración en el amor que en su pecho se esconde, y esas miradas le indican que en la fuerza que él demuestre ese día se fundamentará la inspiración de cuantos hombres sea posible, de eso, de todo y más, pues es lo que necesitaran para poder vencer. Después de un momento largo de silencio gritan todo al mismo tiempo ¨ ¡Por Hércules!,¡Por Tebas!¨.

Al entrar en retirada las caballerías espartanas deshaciendo sus propias líneas de infantería, Epaminondas aprovecha el momento de confusión para lanzar su batallón principal localizado en un lateral, por el flanco izquierdo, y que además tienen una profundidad de 50 rangos. Epaminondas había decidido reforzar su flanco izquierdo con 50 rangos mayormente formado por hoplitas de la Banda Sagrada y otros regimientos dejando el centro y el flanco izquierdo de la formación aparentemente debilitados, pero con algunas sorpresas de último momento. Había ubicado estratégicamente a Erika y Helena en el centro de cada uno de esos segmentos para darles empuje y refuerzo. Cada una de ellas se rodea esa mañana de los hombres más agiles y más fuertes para combinar cualidades complementarias. ¨La fuerza bruta no sirve de nada¨ les acostumbraba a decir Epaminondas quien había introducido nuevos sistemas de entrenamiento a lo largo y ancho de los regimientos militares de la Beocia, llegando a redactar lineamientos universales de acondicionamiento físico miliar enfocados a la resistencia, la potencia y la agilidad.

— — ¨¡Ey! ¡Mira!, … hay que salir ahora, dirige a tus hombres y guíalos rápido al encuentro, yo iré desmarcando los batallones uno a uno desde a tras y luego nos vemos aquí para lo que sigue! ¨, avisa Epaminondas a Pelópidas mientras cabalga rápidamente hacia el costado opuesto. Ambos no paraban de dar ordenes y era Pelópidas quien implementaba los planes que le iba indicando Epaminondas. El ojo estratégico lo tenia él mientras Pelópidas tenia más poder de movilización entre los generales y los seis.

— ¨Vale, entendido llevo el control y les muevo, no olvides que o matamos a Cleómbroto o a Eramides para bajar la moral de los soldados, están en tierras lejanas. Ganaremos esta batalla hermano. ¡Fuerza! ¨, le responde un extasiado Pelópidas.

En ese momento Pelópidas da las últimas instrucciones a los seis y luego le habla al resto de la Banda Sagrada, para lo cual medita unos pocos segundos. Les habla de la importancia de esta batalla y de que el destino les ha hecho un llamado que no pueden ignorar y del clamor de un pueblo indomable que prefiere la muerte a vivir subyugado. A los pocos minutos Epaminondas da la orden de ataque e inicia el desplazamiento de las tropas.

— ¨Muchachos ha llegado el momento, ¡Salir todos los del flanco izquierdo ahora!, uno en frente de cada fila, Telémaco y Arcónidas en el centro y tu Zoe vete frente a ellos. Asópico ven conmigo¨ dice Epaminondas.

En ese momento Asópico y Pelópidas cabalgan a un costado del gran batallón de soldados que corre rápidamente hacia su blanco, el escuadrón de retaguardia que tienen Cleómbroto y Eramides, y quienes a su vez se quedan perplejos pues no entienden lo que esta pasando ya que no esperaban ser atacados de inmediato y en primera línea. A este punto la Banda Sagrada corre ya a toda prisa con espadas y escudos en mano. Los espartanos tras la orden de su rey corren también a contraatacar, pero en el momento de choque su velocidad es inferior perdiendo muchas vidas humanas en el primer golpe.

— ¨Vamos, con fuerza, ¡cruzar hacia dentro! ¡Eso! ¨, grita Asópico cuando ve que Telémaco, Zoe y Herika han logrado filtrarse de golpe frente al área donde están los grandes generales espartanos y el rey. En gran zambullido y bajando sus cabezas y alineando escudo y espada a lo largo de los cuerpos han logrado evitar luchar en el primer encuentro y de repente aparecen en medio de una gran tropa de soldados espartanos quienes actúan con poca agilidad pues no entiende de donde han salido.

Detrás, Epaminondas, ha despachado ya el resto de los escuadrones progresivamente uno a uno y sin mucha prisa, logrando un efecto de domino echando a caminar cada vez que el escuadrón anterior estuviese a 100 metros de distancia. Era el primer batallón de la Banda Sagrada que entraba como lanza mientras que el resto lo hacían pausadamente para no calentar motores en el resto de las tropas espartanas del centro y flanco izquierdo. Esto provocaba que, aunque los escuadrones espartanos del centro y flanco sintiesen la necesidad de proteger al escuadrón elite, que ya estaba en choque, debían quedarse en su sitio a la espera del choque con las estampidas de tebanos, inmovilizándoles lo suficiente. Una gran confusión se crea en las filas espartanas, algo ha salido mal, pero creen y confían en poder recuperarse. Aunque el primer escuadrón esta siendo aniquilado por la Banda Sagrada, en el centro y flanco lateral los espartanos llevan la ventaja. Sin embargo, en general todo va saliendo como lo tenía planeado Epaminondas. Los generales espartanos comprenden en ese momento el plan de Epaminondas, pero ya es demasiado tarde, han logrado inmovilizarles sin darse cuenta y aunque ganen algunas zonas el flanco principal esta siendo demolido poco a poco.

Entonces, Epaminondas se une a la Banda Sagrada para enfocar las fuerzas de todos en ese punto, pero le toma mucho esfuerzo llegar al núcleo. Zoe por su parte ha dejado perplejos a todos los soldados por su rapidez y al abrir paso matando a cuatro hoplitas espartanos, dejando un hueco hacia Cleómbroto.

— ¨¡Hey nene! A por él! ¨ grita Pelópidas a Telémaco mientras apunta al rey discretamente. Por menos de un segundo sus miradas se cruzan y Telémaco entiende todo de inmediato. Cleómbroto era un hombre de unos 42 años, con barba y cabellos castaños claros que le llegaban al hombro, su musculatura era prominente y destacaban sus grandes cejas peludas de un tipo más egipcio que griego. Se encontraba sobre su caballo dando batalla a una pareja de tebanos también montados, pero le dejan solo al ver que Telémaco se aproximaba.

Entonces, mientras Telémaco se bate frente a dos soldados espartanos que encuentra en su camino antes de llegar al rey, y escucha unas cuantas explicaciones más de Pelópidas, piensa con reflejo rápido las direcciones a tomar. Por su parte, Zoe le quita de encima a los dos hombres distrayéndoles y Telémaco pasa aún nivel más cercano al rey. Este no puede evitar percibir las impresionantes cualidades de lucha de Telémaco de quien había escuchado hablar y entiende el duelo propuesto. En ese momento todos los presentes entienden también que se trata de una lucha de semi-dioses, aunque Telémaco es inferior en edad, y muy inferior en rango militar, la forma en que le han visto luchar y en que los soldados tebanos le han abierto paso, simboliza que se trata del mejor soldado tebano. Nadie se puede meter con un rey de esa manera sin tener los atributos necesarios, pues es el honor de ambos ejércitos lo que esta en juego. Aunque el nombre de Telémaco ya se había escuchado en las cortes espartanas en ese momento los demás soldados espartanos no sabían que se trataba de él hasta que comienzan el duelo y se menciona su nombre. Cleómbroto entonces baja de su caballo y se prepara.

Después de unos cuantos encontronazos, y cuando la batalla dura ya varios minutos, Telémaco se ha impuesto, pero Cleómbroto le sacude con un fuerte golpe de espada contra su escudo y que le deja sin aire. Entonces, el espartano aprovecha y logra destazarle el muslo desde donde emana muchísima sangre de inmediato, a tal punto que salpica a varios otros soldados. Sin embargo, este hecho le sube sobremanera la adrenalina al tebano y de inmediato salta a más de un metro de altura para clavarle su espada en el hombro derecho al rey militar espartano dejándolo en el suelo indefenso y sin conciencia. En ese momento el rey Agesípolis, de la familia real administrativa espartana, siente en su pecho un fuerte deslumbramiento, mientras llegaban al lugar de los hechos pues habían sido alertados tardíamente.

— ¨¡Alerta!, ¡Alerta!, !El rey esta herido!…(…)… Sacarle ya, ¡Ahora!¨, grita desesperado Eramides a los soldados más próximos, mientras él lucha con Asópico que ha perdido su caballo.

Dos soldados espartanos sacan de la escena a Cleómbroto moribundo y sangrando y lo llevan a un costado del ámbito de la batalla. La noticia de la muerte del rey se expande rápidamente entre todos los batallones, pero eso sólo les motiva a seguir peleando en ambas partes. Por un lado, los tebanos se sienten cerca de la victoria y, por otro, los espartanos quieren vengar la vida de su rey. En ese momento los seis se baten con los generales espartanos y Telémaco busca a su amado. Al ver que Asópico tiene dificultades con Eramides y otros soldados, acude a su auxilio salvándole en el instante con su escudo de una lanza que venia desde atrás, ambos comentan sobre la cobardía del hecho y de que, más que de la muerte, le ha salvado de una muerte poco digna, alzando las cejas con sensación de alivio Asópico. El cuerpo de Telémaco estaba a ese punto bañado de una mezcla de sangre, sudor y tierra. Los espartanos estaban heridos y desesperados por vengar la vida de su rey, concentraban sus fuerzas en Epaminondas y Pelópidas, pero también en los seis. Asesinan así a Arcónidas y Helena y al menos 38 hombres de los 300 que tenía la Banda Sagrada antes de comenzar la batalla, su numero de la suerte.

Una vez destrozado el escuadrón elite espartano, la Banda Sagrada toma como destino su flanco derecho bajo las ordenes de Epaminondas y Pelópidas que ya están luchando en esa área de la húmeda llanura. Sus pies se mezclan con raíces de cebada y lodo pues las cosechas aún no habían acabado.

— ¨¡Vamos rápido, a por ellos, desplazarse rápido que los tenemos!¨, replica Epaminondas con tono victorioso pero con gran bravura pues la lucha continua y no pueden confiarse.

Desde una colina el pueblo, la elite política, y la aristocracia tebana sienten un alivio al divisarse que el primer escuadrón espartano ha sido vencido, y sobre todo al recibir la notica de la muerte del rey. Trinio no puede evitar esconder su disgusto y se enfada, gesto del cual Gema intenta desmarcarse, pues varios cortesanos se disgustan de lo que han visto en sus propias narices sin ninguna vergüenza de parte del siciliano. Le echan de las inmediaciones. A ese punto los escuadrones espartanos comienzan a caer unos tras otros y algunos se rinden en retirada hacia el fondo del valle.

Sin embargo, uno de los escuadrones espartanos se mantiene de pie, es donde se encuentra el hijo de Cleómbroto, Cleómenes, quien quiere vengar su muerte. Le acompañan algunos de los mejores soldados del ejercito espartano. Asópico y Pelópidas se acercan para participar del choque y se desatan sendas luchas que se extienden por más de media hora, la adrenalina y el esfuerzo físico han pasado el punto de saturación, es una especie de droga alucinógena que no les permite llegar al cansancio y también porque de ello depende sus vidas. En este momento parecen perecer más vidas tebanas que espartanas, los soldados espartanos se ven inspirados por el coraje de su general y dan todo lo que tienen que dar. Al poco rato, Epaminondas se une al grupo pues ha regresado al campo de batalla al dejar la persecución de un pelotón espartano en retirada. Delega a Zoe la misión de coordinar las operaciones militares de lo poco que queda en pie, y se decide a sacar su espada. De lejos, nadie comprende lo que sucede ni porque ese puñado de soldados parecen continuar luchando sin detenerse y sin que ninguna de las dos partes ceda en vidas humanas. El ingreso de Epaminondas ha balanceado las fuerzas y ahora ambos bandos se baten por iguales. En ese momento se dan cuenta que están luchando algunos de los mejores de ambos bandos y que ninguno cedería, y que tampoco, dado el honor y la dignidad de cada uno, nadie haría movimientos de cobardía por desesperación. De todas formas, el hijo del rey observa mientras pelea, que han quedado aislados, que hay rodeándoles pelotones enteros de tebanos en armas caídas observándoles sin animo de humillarles, y que prefieren verlos pelear pues es un choque de coronados. Así, decide Cleómenes después de un buen tiempo dar retirada y dejan las espadas y escudos para en acuerdo mutuo conceder la victoria a Tebas. Al enfriarse la situación, y después de bajar las armas, los soldados quedan ahí en el mismo sitio mirándose las caras, nadie ha podido destruir el núcleo duro espartano pero las bajas en total han sido muchas más para Esparta rodeando las 1000, que para los anfitriones de la batalla quienes solamente han perdido unas 150 vidas. Epaminondas decide dar unas palabras.

— ¨Como habéis visto todos hemos luchado con honor y bravura este día, pero nuestra superioridad física y táctica ha sido determinante y los dioses nos ha dado una victoria rotunda. Aquí no tenéis a vuestros esclavos ilotas para que os salven, aquí no tenéis vuestro poderío económico para que os surta comodidades, y es así como la historia nos ha dado la victoria. Una victoria que ya se venia divisando desde Tegyra. Volver a vuestras tierras y prepararse a lo que viene. Ah, y antes, Cleómenes, nuestros soldados les acompañaran para que cuenten sus cabezas, uno a uno, para que quede bien documentado y que lo sepa el mundo¨, al terminar Epaminondas, Cleómenes llora ya a su padre que yace muerto a un costado, la espada de Telémaco le ha roto un pulmón desde el cual salió mucha sangre y ha muerto a los pocos minutos. Las palabras de Epaminondas le recalaran por gran parte de su vida.

Aunque con algunas perdidas la Banda Sagrada tiene mucho que ver con la victoria y el resto de los soldados les aplauden pues ha sido un éxito contundente y especialmente brillante desde el punto de vista poco usual de la estrategia. Epaminondas es consagrado por las multitudes de soldados y campesinos de la zona que están en aún efusivos, aún cuando hayan perdido casi toda la cosecha al servir de escenario de tan consagrado momento histórico. Tebas y sus aliados ganan la batalla de Leuctra y con ello las noticias de su hegemonía sobre Esparta se difunden por todo el mediterráneo y el mundo conocido.

Cientos de armaduras que yacen sobre el suelo hacen que parezca piel de un armadillo vista desde lejos. Zoe por su parte camina sola entre una mortandad buscando el cuerpo de Helena y Arcónidas que han muerto juntos; Helena se disponía a salvarle la vida, pero ha sido embestida por una segunda lanza que le ha atravesado el cuello también a ella.

Al estar su visión moribunda, Zoe entra en una especie de colapso mental que no le permite entender lo que ha sucedido ni lo que se dispone a hacer y además se encuentra aún con el trauma y desgaste físico de la batalla. Entra en estado de shock al ver tanta sangre coagulada sobre espadas, escudos y cuerpos. Le impresiona mucho la cantidad de cuerpos en estado de rigor mortis, muchísimos ojos abiertos, las expresiones faciales que miraba le dejan interpretar la energía que había tenido la batalla; había sido muy dramática y todos lo habían dado todo, no recuerda haber visto nada igual antes. Entonces, con sus manos cierra los ojos de algún soldado conocido. Se queda de rodillas y llora al ver a Telémaco acercarse, le abraza de la cintura y no puede levantarse. Telémaco ha dependido de ella durante toda la batalla, le ha salvado la vida al menos cuatro veces. Ha sido demasiado. La hiperactividad de Zoe la deja descompensada emocionalmente y no era la primera vez que eso ocurría. Telémaco le soba la cabeza con cariño y un tanto preocupado. Pero a los pocos minutos Zoe se pone de pie y recupera la fuerza para continuar en la búsqueda de Helena y Arcónidas.

— ¨ Hey, ¿Que pasa? ¨, pregunta Telémaco al verla tan triste ¨Hemos vencido¨.

— ¨Helena ha muerto¨, responde… ¨No tengo nada que celebrar¨.

— ¨ ¿Como sabes que ha muerto? ¨, pregunta Telémaco con mucha preocupación.

— ¨He visto de reojo cuando calló al suelo por una lanza que le ha llegado por detrás, un soldado montado…y cobarde¨, le responde ¨Mataron primero a Arcónidas y luego a ella al intentar entre ponerse¨.

— ¨ ¿Te quieres quedar aquí buscando? ¨, dice Telémaco.

— ¨Si, ve a descansar, no me siento bien haciendo nada, están todos ahí celebrando¨, dice Zoe mientras señala al grupo de partisanos que han traído comida y bebida para todos desde la pequeña villa de Leuctra que se enclaustra en la colinda aledaña a la planicie en donde ha ocurrido la batalla.

— ¨No, me quedo contigo, así te ayudo¨, le responde quedándose junto a ella, con su enorme brazo la abraza por los hombros, en completo silencio, mirándola, espantados ambos de los horrores de la guerra.

Continúan escudriñando los cuerpos y buscando a los compañeros de la Banda Sagrada. Zoe intenta memorizar la ubicación de los cuerpos que ha visto y va clavando lanzas al lado de soldados tebanos que reconoce. Los tebanos muertos parecen ser pocos en comparación a los de los espartanos que se encontraban aún negociando con Pelópidas y Epaminondas la retirada de sus hombres caídos. [LA7]

Casi al terminar su recorrido por el campo de batalla Zoe puede distinguir una mujer por la finura de su muñeca. Se puso de rodillas para quitarle la armadura, era una chica de unos 24 años con un perfil clásico griego. Le ha provocado una gran impresión saber que había más mujeres luchando escondidas tras las armaduras de los ejércitos helénicos. Se da cuenta que no estaba sola. A su lado encontró el cuerpo de otra mujer, era una griega de la infantería de platea. Quedo aun más impresionada al ver que habían muerto luchando juntas, quizás por amor pensó en su interior. Suspira con una mezcla de intenso orgullo y tristeza, y echa a llorar sobre el pecho de Telémaco.

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Esa noche, muy tarde, se reunirán varios personajes en casa de Héracles para festejar con un gran banquete; beberán vino, tocaran las flautas, fumaran, bailaran y comerán durante dos días sin parar y hablarán filosofando sobre la vida, la muerte y el amor, sobre la guerra, la paz y el amor, sobre la pobreza, la riqueza y el amor, y además sobre el mal, el bien y el amor.

Varios de los invitados han llegado ya y se han instalado en el patio lateral de la casa. Algunos de los que han luchado tardaron varias horas en reponerse, pero otros ya están de pie dando función; tal es el caso de Epaminondas quien toca las flautas por todos los sitios en donde va y es aclamado, Zoe y Telémaco que no paran de celebrar con el frenesí desmesurado del momento al recuperarse ésta de las perdidas de colegas muy queridos. Los tres han bebido tres garrafas de vino en una cantina de Leuctra y han cabalgado rápidamente hacia Tebas pasando por Platea en donde fueron recibidos con festividades. Reciben un baño de masas, les han tirado flores y puesto en sus cabezas coronas hechas con hojas de olivos milenarios, de los más sagrados de la villa. La entrada a Tebas ha sido más que gloriosa; niños y ancianos, locales y foráneos, salen todos a los balcones y calles para recibir a los soldados. La Banda Sagrada hace entrada triunfal de último y es recibida con apasionantes saludos; los soldados se abrazan, besan y agarran fuertemente a sus parejas levantando una espada uno y un escudo el otro. ¨¡El amor todo lo vence!¨, gritan las masas haciendo alusión a las parejas de amantes.

La muchedumbre de la ciudad pierde el control y se echa a festejar en las calles sin medida alguna. Nadie puede imaginarse que Tebas haya derrotado a Esparta con los ejércitos hoplitas más fuertes que se hayan visto jamás en ambos bandos. De inmediato, y al cruzar los soldados las murallas de la ciudadela los embajadores de Persépolis, El Cairo y todas las ciudades griegas desde el Mar Negro hasta la península ibérica envían cientos de mensajes para reportar los inesperados sucesos y con las cejas alzadas de asombro aplauden a los ejércitos tebanos desde la Cadmea. En pocos días la noticia de la victoria tebana, pero, sobre todo, de la derrota espartana, ha llegado a todos los rincones del mediterráneo. Mientras tanto, los soldados hacen la entrada triunfal para recibir las condecoraciones del consejo de honor.

En la madrugada estaban ya en casa de Héracles los invitados más importantes; Panas, que esta de luto por perdida de su mejor amigo Arcónidas, Herika, Epaminondas, Asópico y Telémaco y otros soldados de la Banda Sagrada. Pero también habían hecho incursión a ultima hora un grupo de filósofos y otros poetas atenienses que habían venido a Tebas para ver la batalla, entre ellos un tal Aristocles, también conocido como Platón por la anchura de su torso, quien dice que su alumno Aristóteles venía en camino con su amigo el poeta Arcadio, pero se quedaron entretenidos en Leuctra. Diotima haría presencia la mañana siguiente acompañada de su marido y el embajador egipcio pues han desarrollado una amistad duradera. Platón recibe una impresión de que Epaminondas se siente muy complacido con su presencia y suelta unas palabras de reconocimiento.

— ¨Por estos días corren los rumores en Atenas que en la Beocia hay más guerreros filósofos que campesinos. Salen hasta por debajo de las piedras tal parece acontece. Una suerte y una cosa de admirar para todos los pueblos marítimos y para los jonios también. Mientras tanto, en Atenas el pueblo se ha cansado de tantas guerras, tiranías y anarquía. Por otro lado, florecen las academias y gimnasios que consumen las riquezas de la ciudad casi tanto como los banquetes de los cortesanos aristócratas que no aman más que el despilfarro, no saben nada de frugalidad ni de la conmensura. En tal situación hemos sido motivados a desplazarnos para atestiguar tal rumor y hemos sido sorprendidos por un baño de ingenio militar nunca antes visto por ojos helenos que si bien, poco han visto, han visto algo a estas alturas y por estas tierras¨, exclama con una elocuente elegancia el maestro de maestros.

— ¨Me doy por aludido y muchas gracias maestro por tus palabras, y aunque con humildad tus palabras has pronunciado, no hay más reconocimiento que el profesor escuchando de la vida desde las experiencias de sus alumnos, y si bien ha sido el gran maestro Lisis de Tarento que en mi agilidad mental ha plantado algún mérito, es el amor que ha movido mi pasión por la victoria en todo momento…que además tiene que ver con la sabiduría que tu has ayudado a forjar en toda Grecia, aunque ello te haya costado caro… (…)…por otro lado no puedo imaginar una victoria así sin mis amados; y es así como asumo y me comprometo a afirmar que la unión de una gran comprensión del conocimiento y la intensidad pasional del amor no son una contradicción. Muchas gracias por venir y quisiera que todos digáis lo que os plazca ahora, pues al final de la noche no hemos de hablar más que de amor y de guerra¨, le responde Epaminondas a quien todos aplauden con esmero.

— “Pues tendremos mucho que de hablar y de sobra ya que aquí, entre los presentes, no veo más que guerreros y amantes, y algunos cuantos artistas lúmpenes y filósofos sin escudos, grupo del cual no espero ser parte ni incluido ser, aunque lo sea jeje… Pero bueno unos y otros podrán ser expertos sobre cualquier tema, pues habrán guerreros que sepan más sobre el amor que sobre la guerra, y amantes que sepan más sobre la guerra que sobre el amor”, dice sonriente Platón, y agrega ¨les voy a leer una parte de mi último escrito titulado ¨El Banquete¨, y que se ajusta perfectamente a lo que esta ocurriendo en Tebas hoy en día, — si por una especie de encantamiento si un Estado o un ejército pudieran componerse de amantes y de amados, no habría pueblo que llevase más allá el horror al vicio y la emulación por la virtud. Hombres unidos de este modo, aunque en corto número, podrían en cierta manera vencer al mundo entero — ¨.

— ¨Muy interesante tu recuento querido Aristocles, pues aquí hoy hemos vencido con mucho menor numero, pero convencidos en que teníamos de nuestro lado la razón, el amor y la virtud¨ responde Epaminondas.

— ¨Ahora hay que ver que eso es solo un fenómeno de ciertas ciudades, aquí, en Elis, y en Creta, estas cuestiones son completamente aceptadas por jóvenes y ancianos, pero entre los pueblos barbaros y algunos pueblos del Peloponeso como Esparta, es visto como una aberración, lo mismo que la filosofía y la gimnasia porque son anímicas a la tiranía; pues el interés de los gobernantes requiere que sus súbditos sean pobres de espíritu, y que no hayan lazos fuertes de amistad en la sociedad, lo cual más que cualquier otro motivo, el amor es muy probable que inspire, tal y como aprendieron por experiencia los 30 tiranos de Atenas. Bien observaron como el amor de Aristogitón y Harmodio quebranto su poder. Y por eso la mala reputación en la cual estas relaciones han caído se deben adscribir a la malicia de aquellos que las malnombran¨, explica el maestro Platón mientras todos le escuchan atentamente, pues se sienten muy identificados.

De repente entran a la fiesta una trifulca de personas quienes nadie sabia de donde habían salido, las masas se mueven por las calles de la ciudadela, la casa de Heracles estaba a un par de calles de la Cadmea en donde continuaban festejando las turbas de tebanos. En ese momento un grupo de niños de familia muy humilde liberan unas palomas blancas de sus manos y una de éstas a su vez vuela y se asienta en el hombro de Epaminondas por varios minutos. Una niña no le puede quitar los ojos de asombro, más por la paloma que por el hombre bajo el cual descansaba.

— “Ciertamente, mi divino amigo. !Ahora brindemos! !Por los dioses! !Por la vida! !Por Tebas!”, dice Epaminondas mientras alza su copa en alto y abraza a sus amigos, llevan más de seis horas tomando ya. Los primeros rayos de sol del día se divisan a través del entre techo del patio que sostiene una pérgola y que se usa como comedor y salón interior si el anfitrión se dispone a abrir unos portales de madera que dan con el salón de la casa.

Los comensales continúan llegando, hay aún mucha actividad en la ciudad, la gente va y viene, y en eso entra muy bebido Arcadio quien dice haber perdido al joven Aristóteles en el camino. Las festividades le han hecho distraerse con un par de soldados de la Banda Sagrada que le han intentado cortejar y convidado a unos tragos y él se ha quedado fuera charlando con alguien. El exceso de alcohol le ha impedido ver a qué morada había entrado su maestro que más parecía andar de caza que de fiesta.

— “Ya llegara” dice Epaminondas.

— “Siempre se distrae con alguna flor que se encuentra en su camino para analizarla desde la existencialidad más universal y más simple posibles deslumbrado así su interés a por sí mismo. O bien se distrae con la caza. Ya le preguntaremos cuando venga: -¿De dónde vienes Sócrates? seguro que de una cacería tras la hermosura de Alcibíades- jajajaja¨, complementa Platón muy regocijado y todos ríen a carcajadas pues la expresión le hace siempre recordar, y es asociada, al desaparecido y finado Sócrates, el mentor de su vida intelectual.

— “Pues no me causa nada de gracia, hemos venido juntos desde Atenas como para venir a hacer cuadros en frente de amigos especiales. ¿Lo puedes creer?”, dice y réplica Arcadio a su amigo Epaminondas empurrando la boca y sentándose con una garrafa de vino entera… una hora después sigue bebiendo de desamor. Aristóteles aparecería en el banquete sobre las horas finales.

En ese momento la atmósfera se torna bastante tensa pues entra también alto en alcohol Trinio, seguido de Gema, quien al oír las palabras del filosofo ateniense aprovecha para arremeter contra su pareja de vida.

— “No llores de despecho Arcadio, [LA8] ya sabes cómo son ellos. Llora por mi que mi matrimonio se ha desbaratado, y no por una aventura común y corriente, sino por algo mucho más complicado…somos demasiados en esta relación me parece”, exclama Trinio al tiempo que sorprende a Herika y Héracles sentados uno junto al otro y continua “¿habláis de amor esta noche?, me lo han comentado por ahí, en las calles…pues dejadme deciros que el amor no existe, al menos el amor tal y como lo conocéis, ¡ya dejen esa mierda en paz!… quiero participar en esta tertulia por una vez, para que veas Héracles que yo si tengo intelecto, algo que nunca quisiste ver en mi por envidia o inseguridades”.

En ese momento irrumpe Telémaco para calmar las aguas, pues se ha impuesto un silencio absoluto y todos los presentes dejaron sus conversaciones de lado para escuchar los lamentos de despecho de Trinio.

— “Os propongo que dejéis de beber y os relajéis con una ronda de discursos, poemas, sofismos, cantos o lo que sea, y que nos enfoquemos en el tema que tanto queremos oír: haced tertulia del amor y de la guerra, tanto que hasta nos oigan los dioses”, proclama el joven, al tiempo que agarra una flauta y comienza a tocarla despertando la atención de los menos conscientes y de los que estaban por ahí y por acá amándose, o distrayéndose en conversaciones periféricas “iremos todos, desde aquí hasta allá, de izquierda a derecha, cada uno con su dote y con su ingenio, puede ser una sola palabra o un recital entero”, Y en ese momento entran al salón un par de doncellas flautistas coronadas de olivos en sus cabezas y vestidas con himations de gala blancos; venían de otros banquetes animando las festividades de la ciudad. Se les une Epaminondas que bien miraba unas flautas y se ponía a tocar y bailar.

Después de un rato, se detiene el bullicio. ¨Bueno ya que nadie quiere hablar comenzaré yo¨ dice Telémaco.

— “Como ya saben entre tanto filósofo me intimido, pero hablo mucho cuando estoy entre soldados y disfruto relatar las aventuras de los griegos, las comedias griegas, las tragedias griegas, y todas las odiseas interminables de nuestros antepasados, les cuento estas y otras historias que me invento yo mismo a mis amigos, y a quien desprevenido quiera escucharme… Pero este ambiente de tanto nivel me gusta asistirlo más para aprender, entender los asuntos de la filosofía de una forma poética. Nunca fui mucho de banquete de políticos; se complican con demasiada artimaña y conspiración. Ahora pasando a nuestro tema, el amor ¿que les puedo decir? No hay terror más grande en la vida que llegar un campo de batalla y ver al hombre, o, debo decirle con orgullo, a la mujer que amas, a tu lado y pensar que si se pierde la batalla alguno de los dos o ambos podríamos morir. Y ahí es donde te das cuenta de que sientes amor por dentro, por la sensación de perder al otro. Tu no piensas en ti mismo; te atormenta pensar que tu ser amado morirá si no lo defiendes, la cosa que para ti es más preciada podría dejar de existir. Y en ese momento tomas fuerza, te comienza a palpitar el corazón con tal estruendo que entras en una especie de limbo que te desborda y satura el cuerpo, y es tan profundo que ya no percibes la realidad, no puedes escuchar nada. Y ahí, cuando suenan las trompetas, y salen las caballerías, te sale la verdadera fuerza desde dentro, y te concentras en hacer todo bien de forma que esa fuerza bruta toma mucha precisión en la punta de tu espada. Pienso que las personas que puedan sentir eso en esta vida han experimentado una gran alegría al quedar vivas y vencer. Eso es el amor para mi; una fuerza que no se puede medir ni comparar con nada en este mundo. Como dicen los dioses: — entre un amante poseído por un dios y su amado, nunca jamás un enemigo pasó por medio ni se interpuso-”, baja la voz con serenidad sobrada Telémaco y el resto de gente le escucha con mucha admiración y atención, se quedan sorprendidos de sus cortas pero hermosas palabras. Algunas personas sueltan lagrimas de emoción.

Zoe bota algunas lágrimas mientras dice suavemente a manera que solamente Telémaco y alguien más puede escuchar “el que ama tiene un no se qué, que es más divino qué el que es amado”, y Telémaco la mira de reojo y sonríe pues ambos usaban esa frase frecuentemente de forma turnada; uno decía que amaba más al otro y que por eso era él o ella que amaba a su amado o amada y viceversa.

Por su parte Trinio, inmerso en un ataque de ansiedad y neurótico, se impacienta y logra adelantar su turno en la tertulia sentándose dos puestos adelante que Héracles para poder hablar antes que él y posiblemente irse. Los destellos de su traición hacia Tebas eran cada vez más evidentes; en esas horas se rumoreaba que algunos soldados habían sido encargados con su captura para llevarlo a los tribunales. Corría también el rumor sobre los sobornos persas a su causa en casi todas las conversaciones de la ciudad, y su presencia en el banquete había resultado inesperada y un poco incómoda para algunos. Trinio tenia impresiones encontradas en sus pensamientos de esa noche también, tuvo que bajar al alcohol para poder relajarse al saber de la derrota espartana. Por un lado, en su cabeza rondaban delirios de escapismo, tenía que tomar decisiones rápida y vagamente. En algunos ratos pensaba en buscar el perdón de la ciudad, pero otra parte de sí se decía que nunca le perdonarían si se sabe la verdad. Le cruzaban imágenes futuras en estilo deja vu de un exilio en Persepolis. Sin embargo, no sabía que iba a suceder a ciencia cierta con las acusaciones que se hacían contra él. Quería entonces estratégicamente utilizar el banquete para dar apologías y buscar simpatías, era experto como actor, dominaba la retorica con una gramática exacta y sabia muy bien ganarse las dulzuras de sus enemigos, quienes eran muchas veces ingenuos, una ingenuidad que Heracles había perdido por esos días pues ya no le creía nada después de conocerle durante tanto tiempo. Así había sobrevivido durante años en las altas esferas de poder. En ese momento quería tantear las aguas en el nuevo contexto post Leuctra. Le gusta dar excusas. Justificarse era su razón dada la dificultad de su vida pasada y como siempre lo hacía con Héracles cada vez que acontecia un incidente o se le pasaba la mano con algo.

— “A ver Trinio, es tu turno y queremos escuchar de tus propias palabras lo que piensas del amor, y lo que piensas de la victoria de ayer, pues ha sido un gran evento para Tebas, tu tierra adoptiva. Pero… queremos también saber si los rumores tienen algo de verdad o si son todas mentiras malignas para destruirme. Después de todo, sabemos bien de lo que es capaz de hacer la codicia por el poder y las calumnias. Y dejamos al beneficio de la duda que tu hayas podido ser víctima de ello. Después de todo, todos somos inocentes hasta que no se demuestre lo contrario. Cuéntanos”, le dice Epaminondas tajantemente y con nada de risas.

— ¨No se de que rumores hablas ni me interesa, enfoquémonos en el tema del amor mejor. Yo tengo una historia con respecto a este tema, pues como se ha dicho ya, el amor puede cambiar el destino de la historia. Lo hemos visto hoy en el campo de batalla, la bravura de los amantes ha derrotado, inesperadamente, al enemigo. Pero a pesar de toda su fuerza ¿no es preciso que el amor para que pueda existir deba desear lo que no es? ¨.

— “Ciertamente, pero explícate mejor”, le résponde Platón.

— “Y si el amor busca la felicidad y la belleza, es decir lo que es bueno, ¿porque lo desearía entonces si él ya lo es?, es algo que supuestamente posee, y nadie desea lo que ya tiene. Eso ya lo sabemos de todas formas. Comprendemos entonces que el amor no es bueno ni bello y ciertamente tampoco malo…mmm de hecho, ¿no ha sido eso, después de tanta polémica, lo que nos habéis enseñado tu honorable y estimado maestro Aristocles? Pues se ha dicho que en una de tus últimas tertulias con Sócrates habéis hablado del tema a profundidad. La noche, hace años ya, en que el hermoso joven Agatón te lo ha desbancado”, dice pronunciando esta última frase en voz tan baja que Platón no ha podido escucharle la última parte y ante el embarazo de los concurrentes han salido algunas risas también. Trinio dominaba mucho a los públicos.

— “Si, correcto. Pero ¿a dónde quieres llegar?”, le résponde Platón quien se ha apercibido tardíamente de la directa entre labios, sin saber que se ha dicho. Posteriormente Heracles le pasaría el detalle dejando indignado a Aristocles.

— “No deseo llegar a ninguna parte ni mucho menos transgredir sus opiniones ni que graviten hacia mi su pensamiento. No podría plantearme tan altos objetivos por desgracia. Pero merece la pena impregnar su banquete con una poca dosis de realismo, pues entre los presentes percibo, y aún más bajo el efecto de la fiesta y el abuso del licor, algunas sensibilidades más un tanto utópicas” sigue Trinio.

— “Muy bien te has expresado, pero me intrigas”, dice Epaminondas.

— “Dada esta situación no os quiero forzar a nada, pero analizar todo lo que se puede esconder detrás de vuestras premisas, exclamaciones, poesías y cantos”, prosigue Trinio.

En ese momento Telémaco y las doncellas flautistas componen melodías y dan danzas circulares por todo el lugar, se hace una especie de tiempo muerto para dar paso a la llegada de Cleometreo y sus amigos y amigas que son algunos de los jóvenes más bellos de la ciudad, y otros del burdel privado de la aristocracia, y que el día de hoy se encuentran asistiendo por encargo del acaudalado Don Bonifacio a los dos grandes banquetes que están teniendo lugar en la ciudad. Cleometreo tiene una belleza descomunal; es esbelto, alto, de líneas perfectas, cuello largo y elegante, nariz larga fenicia con labios semi carnosos y cabellos castaños ondulados. Pero lo que más irradia la atención es su mirada imponente que puede pasar de dulce e ingenua a seductora en cualquier momento. El guapo joven se posiciona directamente cerca de Epaminondas y Asópico pues Herácles le indica que son los agasajados de la noche. Entraron también bailarinas de El Cairo que ha organizado como regalo a la ciudad el embajador egipcio. El encuentro se torna en una fiesta intensa por varios minutos, casi perdiendo el control de la tertulia. La música y los bailarines han coincidido con el punto climax de los diálogos con Trinio que tenia un nivel muy elaborado y había tornado a los presentes a un nivel de atención raras veces vista esa noche.

— “Bueno, bueno, bueno…ayyy¨ manda a callar y bajar el ruido a los presentes Trinio con su voz imponente ¨Tal y como lo decía, analizar, analizar señores.. pensar, pensar, señores y señoras. Me parece que hemos tenido una muestra suficiente como para deducir….bueno, mejor os pregunto: ¿estáis celebrando un amor pagano a la vez que vuestras palabras se extasían de elocuencia virtuosa, idílica, bucólica, y hasta un tanto ridícula diría, si me molesto a bromear?”, dice Trinio ahora con una postura muy sarcástica y egotista “Menos mal que estas aquí Platón para que veas cuán comedidos son tus discípulos, cuán prudentes y abstemios los has criado, han aprendido mucho de ti, se nota”, suelta aumentando más aún la ironía con los ojos ya muy abiertos y su cuerpo inclinado hacia Platón.

— “jejejeje — tosiendo a la vez-. Bien tú lo has dicho Trinio que, en todo momento, y sobre todo en los momentos de felicidad y éxtasis como el que vivimos ahora por la victoria tebana, se han de mantener la conmesura pues la felicidad solo puede ser alcanzada si se aprecian las cosas de forma diferente al resto de personas que no conocen de límites en cuanto encuentran un placer; en cuanto conocen el orgasmo, el dinero, el poder, se niegan a dejarlo y lo sodomizan hasta la explosión. He de decir sin embargo que esta noche estáis muy civilizados y que si un desenfreno os resbala aseguraos de no dejar que mis ojos lo vean”, dice Platón al tiempo que todos ríen.

— “Bueno, continuando con este hilo conductor del amor… te puedo decir camarada Aristocles, que he vivido lo necesario, a mi corta edad, en comparación a ti, como para discernir que tus enseñanzas han sido un tanto anecdóticas y auto apologéticas. Tus discípulos han aprendido que el amor es celestial, puro, digno. Eso es el verdadero amor. En cambio, el amor por lo físico, por la belleza superflua y pasajera, adquiere en tus palabras casi siempre o siempre, un repudio, pues como todos sabemos la belleza física puede ser pasajera, ciertamente, lo podría ser, al contrario que la belleza de las almas. Segund dices tu. Pero déjame decirte que la belleza interior puede también ser pasajera y no es permanente como dice usted mi señor. Las personas cambian, y pueden ser corrompidas, sus almas son como arcilla seca que absorbe cualquier humedad o gota de agua. Para ponerte un ejemplo te puedo decir que yo mismo he sido víctima de una ola de calumnias, difamaciones por una persona que considerábamos pura pero que se ha envenenado. En mi propio lecho nupcial se ha desatado un alma que antes conocía el amor y ahora lo repudia” … exclama subiendo el tono Trinio mirando con odio hacia Héracles y Herika “y no solo eso sino que en mi propia cara la más descarada muestra de infidelidad he soportado públicamente”.

— ¨¿Pero que dice? si el alma que se ha envenenado es la suya¨ dice en voz baja un tanto histérica Herika a Zoe, lo que ésta aprueba.

En ese momento salta Héracles de su asiento y se dispone a hablar para defenderse, Herika murmura con descontento unas palabras más y entra en la casa enfadada, pues sufrió en vida propia la intimidación que recibió en el parlamento de parte de los informantes de Trinio y Gema, y no solo eso. Herika conoce muy bien todas las malicias de Trinio y no le cree ni una sola palabra cuando éste intenta plantarse como bondadoso y víctima.

— “Rechazo tus palabras parcialmente Trinio y en lugar de pedirte que te vayas me iré yo pues, aunque mientes con mi respecto y estamos hoy seguros aquí que tú has sido el artífice de unas traiciones tan nefastas hacia Tebas que resultan difíciles de describir, y has intentado con todas tus fuerzas derrotarnos, tus palabras sobre el amor son muy sabias y has me has demostrado tus capacidades discursivas”.

Luego interrumpe Trinio,

— “!Por Zeus! no te vayas te lo suplico puesto que no he terminado, espera y luego me iré yo pues se que no soy bienvenido, solo los dioses, saben que el destino está de mi lado. La belleza física es transitoria pero también lo es la belleza interior. Además que todo depende del ojo desde donde se mire, no solo nos complacemos con esta frase tan célebre sino que la repetimos de tingo al tango. Habéis bien dicho, Platón, que amar a un cuerpo es superfluo y no es virtuoso, al tiempo que en toda Grecia se promueve la belleza y el destacamento físico de campesinos para que quieran ser soldados y de aristócratas para que quieran liderar los ejércitos de campesinos. Tanto así que habéis cosechado los mejores soldados del mediterráneo en esta misma ciudad. Pero, por otra parte, miráis para otro lado cuando se trata de la explotación sexual, del trato a los esclavos, de las mil y una historias de horror por las cuales se tiene que pasar para poder tener una vida digna, y no solo eso, si es que miles de almas en Atenas ni siquiera saben que existe la virtud. Como les puedes hablar de virtud si ni siquiera tienen libertad ni para decidir qué van a comer ese día. Mirad vuestros platos llenos y abundantes, y panes y vinos, mientras otros no tienen ni que comer. Tal vez nunca me sinceré conmigo mismo y en el estado en que estoy lo puedo decir, yo fui uno de esos esclavos, me sodomizaron en Siracusa y luego vine a dar a Grecia ¿Que crees que puedo decir yo sobre la virtud?¿Porque se piensa que no puedo acceder a ella por más que me haya juntado con uno de los hombres más virtuosos de la ciudad? Me quedo solo y no seré nadie. No lo creo, soñé ingenuamente que emparentándome con él accedería a una vida digna, de gente de bien, que no tendría que mirar para abajo frente a nadie ni nada. Pero perder una dosis de virtud más allá de lo que ya me la han intentado quitar. Así que pensar, las almas cambian y no son siempre los mejores espejos de los humanos pues vienen en muchas veces tanto del sufrimiento material como de la penuria espiritual. Lo he tenido en mi propia vida y les puedo decir, más que nadie aquí lo que es el sufrimiento y la ausencia de amor en la niñez… Pero ¿Cómo puedes llamar hombre vicioso al amante popular que ama al cuerpo más bien que el alma? ¿O es que crees que el amor virtuoso se desentiende de la miseria humana y se cobija en las almas que desea, así al azar? ¡Por favor!.”, cierra histriónicamente su discurso Trinio punto en que tira de estampida la puerta del patio y se va. Unos segundos después se va Héracles seguido de Herika también.

De pronto llega a casa Aristóteles, hermoso y radiante, acompañado de amigos con los que había ido de ¨caza¨ y a otro banquete. Eran ya las ocho de la mañana y los rayos de sol ya tocaban las cabezas de algunos comensales, otros los veían ya entre las hojas de una enorme hiedra que cubría el muro lateral del patio y que caían por otro lado de un árbol de duraznos iluminando en gotas todo el patio interno de la casa. Al entrar lo primero que hace es buscar la mirada de Platón entre las personas, algunas de las cuales yacían ya dormidas en las alfombras, el ambiente estaba pesado por la salida de Trinio pero su llegada animo mucho el momento. Sus miradas se cruzaron para confirmarse, como siempre solían hacerlo donde fuese que estuviesen. Telémaco le da la bienvenida y saluda a los generales tebanos por su victoria. “Hemos celebrado y tomado camino al solo escuchar la noticia” le dice a Epaminondas inclinándose para besarle la mano. La calidad personal de Aristóteles era tan especial que deslumbraba a su paso por su porte delicado pero fuerte. Irradiaba humanidad, humildad y empatía.

Telémaco le recibe también y le explica la dinámica de la noche, le sirve vino y pan, queso y olivas. Comparte un poco de su comida con los que ve más entusiasmados de verle y con los que ve más borrachos para que bajen el ritmo. En el momento que recibe el plato de comida de la mano de Telémaco, Aristóteles no puede evitar lanzar una mirada fogosa sobre el joven anfitrión y le suelta un mar de halagos con intenciónes eróticas.

— ¿Qué pasa querido Telémaco? Espero estes bien, tan bien como luces. Que pena que no se te vea por Atenas, estaría todo el tiempo de caza a por ti.

— ¨¡Jupiter! jajaja que va si ya tengo pasados esos años mi estimado amigo¨, proclama Telémaco tirando luego una enorme carcajada.

— ¨Jaja de ti en Atenas se dice que en tu adolescencia quitabas maridos de sus esposas, y que en tu juventud quitas mujeres a sus maridos¨, responde Aristóteles alzando las cejas sobre Zoe.

— ¨!Que va!, esas son leyendas y cuentos, y lo sabes. Suficiente tengo con el amor de mis amados, he tenido la gracia divina de mantener una familia. ¿Cazadores dices? ya me basta con Epaminondas y Asópico que llevan cortejandome por años. No te niego que en algún momento haya sucumbido a los más banales placeres ante sus atenciones, seducciones y halagos, pero he gozado más la admiración de sus enseñanzas; sobre la vida, sobre la guerra, la filosofía y más. En algún momento me quejé contigo pues el maestro general Epaminondas se resistió a mis avances una noche en la que hablamos en un campamento por más de cinco horas. Me quedé tan fascinado por su sabiduría y discurso que no pude más que entregarme en sus brazos. ¿sabes lo que hizo? acariciarme las mejillas con su mano mientras se quedaba dormido. Y así ha sido siempre. Ahora, una cosa si te puedo decir, que de el amor latente que nos tenemos con estos dos hombres no existe ninguna gota de desgaste. Está más vivo que nunca y es nuestra energía diaria para ser mejores, para defender a nuestro pueblo tebano y beocio. Una cosa es el sexo y otra cosa es el amor mi querido amigo y saber mantener ese ardor es trabajo, en gran parte, de la contención y distancia hacia los placeres que desde el joven logren gestarse. Esa contención pagará su fruto pues despertará el amor más puro que existe que es el amor por el alma más allá del goce de los placeres carnales, es un nivel más allá de lo que ha explicado Trinio antes¨, termina Telémaco.

— ¨Bueno, propongo que después de Epaminondas hables tu¨, dice Telémaco a Aristóteles.

— ¨Que va yo no tengo nada que decir sobre el amor, es imposible teorizar sobre él, lo único que se puede hacer el practicarlo. Prefiero escuchar a Diotima que según parece ha cambiado algunas reglas desde su último discurso¨, responde Aristóteles.

— ¨Muy bien, de acuerdo estimado amigo¨, dice Diotima tomando tiempo para meditar “sin embargo prefiero escuchar mis propias palabras desde la voz de algún soldado, militar, general o lugarteniente que haya vivido la experiencia del amor desde las guarniciones más remotas. Tal vez Asópico con quien hemos estado discutiendo sobre el tema, y que no ha tenido ninguna limitación y a quien además los dioses le han dotado de una belleza irrepetible puesto que es tan bello por fuera como en sus entrañas” culmina la matriarca. En ese momento Epaminondas se cuadra, de pie en el centro de todos, a un costado de Diotima concediéndole a ella la posición de honor.

— ¨Los horrores de la guerra indiscutiblemente son una expresión de lo que no es bueno, o… no se si sea del odio…(…)… más de lo que es lo opuesto al amor que quizás seria el egoísmo puesto que el amor es una construcción y no puede destruir cosa alguna; al fin y al cabo se puede odiar y amar al mismo tiempo. Yo lucho en el campo de batalla inspirado por defender el amor. Éste a su vez esta simbolizado en la dignidad de nuestra tierra, de nuestro pueblo. En la ternura de nuestros amados y nuestro derecho a amarlos. ¿Pero como explicar que debemos usar la principal herramienta del anti amor para defender el amor? La guerra es lo que más destruye, de todos los males es el peor, el más egoísta. Pero todo depende en manos de quien este y para que lo use; por eso la bondad ingenua sin sentido no es una opción, todo bien debe de gozar de bravura para no ser comidilla de la oscuridad. Es complicado. Se lo he preguntado a Lisis de Tarento, mi mentor, y hemos hablado más de dieciséis horas sobre el tema. Hemos concluido que la búsqueda de la virtud se paga a cualquier precio, y que, sin necesidad de contaminarnos del odio, y de su destrucción egoísta, podemos usar sus herramientas, es más, diría que nos vemos forzados a utilizar sus herramientas. Herramientas que los dioses, Apolo, Zeus, han puesto en nuestras manos. Pero si me lo preguntas de una manera sencilla te respondo: ¡yo lucho por amor! ¨, termina muy emotivamente Epaminondas seguido de un silencio absoluto en la sala. Las personas a pesar de su estado le han puesto muchísima atención sin exagerar sus reacciones a lo dicho, como quien ya esta acostumbrado a él, a su grandeza.

Después de que habla Epaminondas y Aristóteles, nadie quiere hablar, y a la vez todos parecen querer hablar, hay confusión, y por alguna razón todos ponen las miradas sobre Asópico pues Diotima había apuntado a su discurso. Éste se pone de pie, y a su espalda esta Telémaco, el amor de su vida; la continuación de la relación con Zoe le provoco una gran herida de la cual pudo recuperarse solo cuando Telémaco resolvió compartir su vida sentimentalmente con ellos, pero aun así la herida continuo porque no estaba con él a ciento por ciento.

— “¿Que os puedo decir yo desde mi visión simplista?, lo poco que he aprendido de la vida, y al final sé que nada sé. Con respecto a Trinio, creo que él tiene razón cuando argumenta que las almas también pueden transitar de bellas a feas y de feas a bellas progresivamente. Al igual que la belleza podría ser perecedera aunque con mayor dificultad, no es algo que vemos comúnmente pero puede suceder. Ahora lo que tal vez él nos haya querido decir es que las almas que no son bellas lo son por alguna razón, y no es una explicación aleatoria la que le podemos dar. Es algo muy certero y evidente que una niñez sin amor o llena de traumas no va a producir la mejor de las almas. Trinio todo el tiempo, si habéis notado quien lo conozca bien, nos estuvo diciendo que él sufrió y que es imposible para el albergar el amor que no tiene puesto que es algo que desconoce, no se lo puede imaginar porque jamás lo ha sentido, si bien sea lo que él cree, pues hay varios tipos de amores; el que él siente por Heracles es un tipo de ellos. Nuestra naturaleza humana no es siempre de las mejores y más civilizadas intenciones. Si todos amaramos y si todo fuera amor el mundo sería idílico, pero de hecho si todo fuera amor, el amor no existiría puesto que el amor sólo puede querer lo que no posee, y por eso siempre quiere lo bello y lo bueno, puesto que él mismo no siempre lo es, o no lo es en su totalidad. Cuando encuentra lo bueno y lo bello se abre el paso para la procreación, la fertilidad de afrodita entra en juego. El amor también puede ser entonces insano y malviviente en algún momento en cuyo caso no llega a nada, no puede procrear, sobre todo procrear más amor, imposible. El ser humano en los horrores de la guerra y la dominación de unos por sobre otros, de pueblos más fuertes sobre pueblos más débiles, aplica la supervivencia como instinto. Ahora este generador de energía oscura, del mal, sólo puede ir adelante mientras suceda alrededor del amor puesto que de ahí se nutre de energía para subsistir y cuando no lo tiene quiere la guerra y el caos; entonces el amor solamente, si y sólo si, puede existir cohabitando con lo que es contrario al amor, lo que le falta amor, el egoísmo o lo que sea, porque tanto el mal necesita de su energía, como el amor solo puede reproducirse de lo que no tiene, que es lo bello y lo bueno. Puesto que como lo habíamos aprendido del maestro aqui presente, el dicho amor no es bello ni bueno, pero tampoco completamente feo ni malo, ni rico ni pobre. ¿Me comprenden? Es así como cuando las fuerzas entran en choque vencerán, quiero pensarlo así, las que lleven en sus entrañas el amor genuino, sin antifaz, y la causa que llevará a la fertilidad por medio de éste. Así es como hemos y sobreviviremos como especie”, termina exhausto Asópico de un discurso aún más sorprendente.

El público se estremece de tanta belleza retórica, algunos componen poemas en ese momento. Otros escriben tragedias y comedia, y otros componen canciones. Del centro de discusión vienen y salen artistas cuyos talleres se encuentran provisionalmente montados en las cercanías del patio para acoger en sus imaginarios lo más posible el momento histórico que vive Tebas. Los rumores de la llegada de los filósofos atenienses se habían esparcido unas horas antes y se habían preparado pintores y escultores locales y foráneos para tal ocasión. De este banquete saldrían icónicas pinturas, poesías, canciones, manifiestos literarios y algunas correcciones, aunque no muchas, del propio Banquete de Platón, en lo que sería llamado de ese momento en adelante el ¨Manifiesto al Amor¨.

— “Por eso quería escucharte Asópico porque me parece que tenias algo divino que decir. Lo miraba en tus ojos, en el progreso que has tenido en tu vida: y que como vemos se ha materializado en una gran sabiduría. Aunque naciste en cuna de oro y siempre fuiste uno de los muchachos más deseados de Tebas, no perdiste tu norte y entrenaste con tu espada tan bien como entrenaste tu intelecto y tu alma. Lo que has dicho sobre Trinio contienen en ello una gran verdad. Lo hemos desvalorizado, pero de su experiencia ha surgido un aprendizaje que tan solo quince años atrás no pudimos divisar. Estábamos muy idílicos y puros con respecto al amor. No supimos entender la manera en que en su composición se engendran el bien, el mal, lo feo y lo bello, la guerra y la paz”, cierra Diotima a secas.

Unas horas después cuando los comensales se han quedado dormidos, mientras otros se han ido a otros banquetes, y otros hacen el amor desenfrenado puesto que han quedado sexuados e intoxicados de tanta belleza que estaba contenida en el momento, y teniendo que sacarse ese ardor cual purga emocional. Ahí luego Diotima, Epaminondas, Asópico, Telémaco y Zoe toman los caballos rumbo al oráculo de Delos para hacer el juramento hoplita de estos dos últimos, siendo la madre de Telémaco que conjuraría las palabras siguientes:

¨Como dos leones que comparten el mismo destino, velad el uno por el otro, él por ti, tú por ella… sea el amor que os profesáis el único motivo que pueda llevarlos a romper un juramento en esta vida puesto que todo se puede hacer por amor…(…)… que el amor que se cobija detrás de vuestro escudo se constituya en el eje en torno al cual gira toda la formación y la construcción de virtud en vuestras vidas¨.

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El Final

La batalla de Leuctra significaría una corta pero significativa alzada de la hegemonía tebana en el mundo helénico. Terminando su legado con la liberación de los esclavos iotas, y otras ciudades del Peloponeso, Epaminondas sería asesinado y enterrado junto a Telémaco después de una arremetida a manos de un soldado en retirada de nombre Machaerion durante la batalla de Mantinea. Epaminondas contuvo el pedazo de lanza dentro de su cuerpo y soporto la salida de sangre hasta que obtuvo noticias de que la batalla había sido vencida por los tebanos. En su lecho de muerte uno de sus amigos se queja ¨Mueres sin dejar hijos, Epaminondas¨, a lo que el general responde, ¨No, por Zeus, al contrario, dejo atrás dos hijas inmortales, Leuctra y Mantinea¨. Poco después, Asópico se retiraría a una vida de reflexión y filosofía en la isla de Creta luego de la muerte de sus dos amados.

Posteriormente a un juicio en el que son declarados como traidores, Trinio y Gema obtienen un salvoconducto por parte de Artajerjes y huyen al exilio en Persepolis. Heracles y Herika vivirían juntos por el resto de sus vidas en Tebas, al igual que Zoe y sus hijas, e intentarían todos con más bien poco éxito continuar con la obra de Epaminondas. Macedonia, sin embargo, observaría siempre con mucho respeto a Tebas pues había sido desde ahí que resurgiría una gran parte de la inspiración para la construcción del gran nuevo imperio griego que estaba por gestarse.

La Banda Sagrada sería exterminada casi en su totalidad a manos de un ejercito liderado por Felipo II en el 338 a.c. durante la batalla de Queronea, en donde participaría por primera vez con 18 años su hijo Alejandro. Aunque otras cuadrillas se dieron a la fuga la Banda Sagrada lucharía sin rendirse hasta el final. En homenaje a la valentía de sus contrincantes Felipo II mandó a construir un león de mármol funerario que existe en la actualidad pronunciando las siguientes palabras: ¨Perezca quien sospeche que estos varones o sufrieron o hicieron algo inapropiadamente

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Lluis Murdock

42 years old, Honduran, Agri Engineer and Entrepreneur