La educación formal en Colombia no prepara a los estudiantes para la educación superior

Lina Paola Murillo Arango
5 min readNov 3, 2021

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La educación es la semilla que impulsa el crecimiento económico de la nación y la que permite tener una orientación humanizadora e innovadora de proyectos que aportan en gran capital el desarrollo y buen futuro de un país.

En Colombia necesitamos más personas especializadas en el trabajo mental y un reconocimiento exhaustivo al trabajo manual, pero para esto, debemos centrarnos en cuál es la garantía que tienen los bachilleres al elegir una carrera y llegar a estar totalmente seguros de que, en la que escojan podrán potencializar todas sus habilidades. Este es un proceso que necesariamente debieron proyectar antes de ser bachilleres, pero que lamentablemente en Colombia la educación formal no ayuda a construirlo.

Nos encontramos con comentarios tales como el de la estudiante universitaria Laura Nuno “me hubiese gustado que en el colegio implementaran asignaturas que ayudaran a guiar a los estudiantes para elegir qué camino les gusta más, pues aún en el colegio hay personas que no saben qué estudiar, y esto hubiese sido bueno cambiando las típicas materias”. “En el colegio no me ayudaron a encontrar lo que verdaderamente me gustaba”. Este ejemplo nos puede ser familiar, a muchos en el colegio los obligan a nivelarse, si pierden una asignatura, en lo posible, deben recuperarla para pasar el año, pero nunca les preguntan ¿Realmente le gusta esta asignatura?, ¿Cuál puede ser la de su preferencia?, ¿Cuál cree que puede aportar a su futuro? Simplemente se sigue el ritmo de estudio según el estudiante más listo, sin importar si los demás entienden los temas.

Lo anterior puede complementarse con la opinión del profesor del colegio distrital José María Córdoba, Leonardo Segovia “la educación en este momento en Colombia debe cambiarse significativamente, en cursos noveno décimo y once el estudiante debería escoger las materias que él considere pertinentes y en las que tiene mayor interés, para poder así trabajar en sus fortalezas y estimular sus gustos e intereses”. “La educación se puede dar y el aprendizaje solo se puede dar si el estudiante está interesado, si tiene las ganas y la intención de aprender, si no solamente va a cumplir ciertas cosas, cumplir por cumplir, y realmente no va a aprender mayor cosa. Entonces sí es muy importante que a partir de estos grados se comience a gestar, a trabajar a partir de los intereses, y antes del grado noveno ir notando ciertas particularidades y potencialidades que tiene el estudiante para irlas trabajando a través de énfasis, que sí vea todas las materias, pero que si él quisiera enfatizar alguna disciplina se lograra hacer”.

Desde la infancia se puede notar cuáles son los gustos o las actividades que recurrentemente realizan los niños de buena manera, también los padres pueden notar en el estudio qué se les facilita y qué no. Pero muchas veces pasamos esto por alto y los obligamos a hacer lo contrario, a esforzarlos por hacer cosas que a nosotros nos gustan y a ellos no. A usted querido lector, ¿Le hubiese gustado darse cuenta desde temprana edad, para qué está hecho?, ¿Cuál es su vocación? Seguramente se dio cuenta mucho más adelante o ni siquiera a la edad que tiene lo ha descubierto. Es por esto que en las universidades los estudiantes desertan, o los trabajadores no cumplen sus funciones con satisfacción sino por obligación, porque tienen responsabilidades y necesitan un sueldo. Si todos los colombianos hacemos lo que nos gusta, ¡qué gran país construiríamos!

También el testimonio de María Paula Molina puede ser un ejemplo de cuando debemos tomarnos un tiempo para conocernos y tomar la mejor decisión, “ingresar a la educación superior fue un proceso fuerte para mí porque no tenía claro que quería estudiar, y el tener que tomar la decisión tan rápido me generó mucha frustración, pero al final me tomé un tiempo para tomar la mejor decisión y entre a la universidad”.

O la decisión que tomó Nicolle Bermúdez “la carrera que escogí estaba relacionada con mis gustos o hobbies”. “Considero que mis últimos 2 años en el colegio la exigencia académica no me preparo a la exigencia de la universidad y al entrar a la educación superior tuve un choque demasiado grande en cuanto a la responsabilidad que conlleva esta”. Claramente la experiencia de estudiar en el colegio y en la universidad es diferente, en el colegio te exigen y si no cumplen los delatan con sus padres, en la universidad usted es su propio acudiente, si no cumple pierde el dinero invertido.

Para que los colegios tengan un acercamiento con las necesidades del estudiante y puedan brindarles educación de calidad y bases significativas para su futuro, deben conocer cuáles son los inconvenientes más frecuentes que impiden que el estudiante acceda a la educación. La profesora Jeimmy Vargas nos explica qué pueden hacer los colegios en los cuales se presenta la desmotivación por parte de los estudiantes porque en estos no potencializan sus habilidades. “Para esto es indispensable mirar el tipo de población estudiantil y las condiciones tanto académicas como convencionales del colegio al que se haga referencia. Anexo a esta la influencia del contexto o entorno cercano al estudiante. Por lo cual es apropiado que cada colegio haga un previo diagnóstico de su población estudiantil, que le permita saber cuáles son sus necesidades y aportar a ello”.

Si conocemos las incompetencias de la estructuración del modelo de la educación formal, nos preguntamos ¿Qué podemos hacer para mejorar? Desde la perspectiva de la profesora Jeimmy Vargas, anteriormente nombrada, ella nos comenta. “En primera instancia se debe entender que no todos los estudiantes y contextos son iguales. Es decir, que el sistema educativo formal plantea las mismas propuestas evaluativas para niños y jóvenes que no están en igualdad de condiciones, sumando a esto, es importante desarrollar una política educativa inclusiva y garante para la población rural”.

Tener la oportunidad de estudiar es un derecho constitucional que en muchas ocasiones no es posible cumplir, “la igualdad de oportunidades” solo es una frase repetitiva en los proyectos políticos, que ilusionan a los estudiantes no beneficiados, pero que actualmente en su totalidad tampoco se cumple. El 22 de octubre del 2021 la página del Ministerio de Educación publicó que, en el gobierno actual, del presidente Iván Duque, el congreso aprobó el Presupuesto Nacional 2022 con una asignación para el sector Educación de más de $49 billones. “Este presupuesto se traduce en más oportunidades de acceso y permanencia de niños y jóvenes en el sistema educativo, y refleja el compromiso del Gobierno del presidente Iván Duque con los retos del sector”. Esperamos que no solamente el presidente aparezca en las noticias tomándose una foto con los “beneficiados” o que el Ministerio de Educación de su voto de confianza publicando estas noticias, sino que realmente se presente un cambio del sector educativo en el país, y se establezca la unión entre educandos y administrativos.

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