Luciano Barrero
2 min readNov 20, 2017

La huella más profunda.

Casi quince años después seguía sintiendo las mismas emociones que el primer día. Aunque había aprendido a guardarlas para sí, a no transmitir el profundo desprecio hacia el verdugo en cada relato que tenía que escuchar, se le seguía helando la sangre como si fuera la primera vez.

Aquellas mujeres llegaban rotas, casi siempre asustadas, marcadas física y psíquicamente y en muchos casos apaleadas. Infinidad de veces las huellas de las palizas se marcaban aún en su piel cuando las conocía. Quemaduras, contusiones, fracturas, horribles secuelas físicas que dejaban profundas huellas en sus cuerpos. Pero si existían, esas cicatrices curaban y las fracturas soldaban, eran otras las huellas, las que llevaban en sus almas rotas y desfiguradas las que realmente tardaban en curar.

Ella había sufrido también el maltrato en sus carnes y sabía como nadie que esa huella psicológica era la más difícil de borrar, la que las acompañaría de por vida, la que marcaba la diferencia entre volver a vivir o hundirse para siempre en la oscuridad.

Pero no era fácil borrar esa huella. Aunque los tiempos habían cambiado desde lo suyo, ahora la sociedad parecía apoyar más a las víctimas, aún quedaba mucho camino por recorrer. Todavía existía mucha incomprensión y desconocimiento. Había quienes cuestionaban que hubiera habido un sufrimiento real si la mujer rehacía su vida. Tristemente se apoyaba a la mujer que estaba rota, mientras permanecía rota y en la que la huella era patente, pero se cuestionaba a aquella en la que la herida emocional iba curando. Diríase que para recibir la comprensión y el apoyo debían sufrir el resto de su vida, la huella debía ser una marca que tenía que acompañarla hasta la tumba.

Respiró hondo y entró en la sala donde la esperaban, dispuesta a ayudar a otra víctima más a intentar borrar las huellas que el monstruo había gravado durante años a fuego en su cabeza con el miedo, el chantaje y fuerza.

Este relato participa en la iniciativa de Divagacionistas.

Luciano Barrero

Amigo de mis pensamientos. Amante de la ciencia. Tengo algo parecido a un blog. Miembro de ARP