A ti, que lo eras todo.

Luisen Moro
4 min readDec 4, 2018

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Hay cosas que compartes con personas.

Una historia en Instagram, una foto para facebook o tu corazón abierto.

Son cómplices, son unidos, son todo. Te despiertas por la mañana y lo primero que vez es tu telefóno. Y ya tienes un mensaje de él.

Te levantas y checas qué te puedes probar hoy, siempre quieres lucir bonita porque alguién te va a ver. ¿Cúando usé este suéter por última vez? ¿Y si me pongo las botas azules?

Y después de un rato rocías perfume, por si te besa, por si te abraza o por si se pasa. Vas por el maquillaje y pasas por lo menos veinte minutos aunque se te haya hecho tarde. Desde las pestañas hasta las cejas, hasta que te veas suprema, empoderada y regia.

Sombra aquí y sombra allá, maquillate, maquillate.

Escuchas una y otra vez esa canción que se volvió tu gusto culposo, vas por la calle y parece que eres la protagonista del vídeo, sólo te falta él. Jejejetl.

Y en un punto te das cuenta que quieres ser perfecta. Haces tus deberes porque quieres ser una mejor roomie, una mejor compañera, una mejor mujer.

Trabajas un poco y abres el whatsapp web. Chiste tras chiste, indirectas picosas y muchos emojis de monitos tapándose los ojos.

Te invita a salir y van por cualquier pendejada a cualquier lugar, pero están los dos y con eso basta y sobra. Comienzas a ver los defectos de él como algo que lo hace único, y que no es tu tipo pero tiene algo que te tiene como burro en primavera. ¿Además que tiene si no es él más guapo? ¿Qué tiene si no es él más exitoso? Total, es para tí. No para la gente, con que a tí te llene es sufiente.

Igual es tatuado, pero en navidad le pongo un suéter

Woah, de repente las canciones de Shakira tienen el sentido más profundo del mundo y todas las canciones de amor describen tu situación, hasta las de reggeatón. WTF.

Pero un día, comienza a responderte más tarde de lo normal, el último mensaje lo enviaste tú así que no le puedes enviar otra cosa, porque entonces lo único que estarías enviando es tu dignidad.

Me vales más verga que el IMSS con sus pacientes.

Aveces no enviar un mensaje también es un mensaje; y tu voz interna te dice “Amiga date cuenta.”

Pero dices, “no me pondré loca, igual y está ocupado, no soy esa clase de chica que le pone atención a este tipo de mamadas.” Aja si.

Y cuando menos lo notas, le da likes a otras morras. O lo peor:

— ESTÁ EN LÍNEA —

Y no te habla.

De seguro hay una razón. Igual y es su trabajo, o su mamá.

Y es ahí cuando comienzas a darte cuenta que ya valió verga. Y te da coraje y piensas que bloqueándolo o eliminándolo hará que él sienta tu furía, porque mueres porque sepa que se está pasando de culero y que tienes un límite.

Ah no. Pero ya te graduaste de medio loca a Harley Queen de tu colonia y mejor vas a fingir que no te afecta.

Yo tomo caguama y fumo hasta el Chesterfield, wey.

Y actúas normal, porque eso es maduréz, aunque ya estás escuchando banda y deseando que todo su mundo se vaya al olvido.

Pero hay dos tipos de locas:

La que le manda mensaje diciendóle que se vaya a la verga, maldito mujeriego de mierda.

Picatela como Aralé picaba sus cacas

O

La que espera a que le hable y cocina su venganza a fuego lento y en baño maría.

Esto te va a salir más caro que mi iPhone X

Pero al final las dos terminan en el mismo punto. Dejándo todo por la paz pues ya le lloraste a un pendejo o simplente no lo vas a superar así que mejor aprendes a vivir con eso, pero lo importante es que comienzas a seguir adelante.

Y ahí es cuando se siente raro que alguien que lo era todo ahora es nada.

Y si andas en una de estas etapas tengo un consejo:

Amiga date cuenta que ese vato vale verga. Y tú vales más que eso y al final siempre llega alguien más. Te lo juro. Por tu amor de la vida de la secu, el de la prepa y el de tu uni, todos son el mismo pendejo, pero algún día eso te llevará al indicado.

XO

— Luisen.

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