Multitask. Ser o no ser. Esa es la cuestión.

Soy emprendedora, madre de dos pequeños niños y naturalmente (obligatoriamente): Multitask.

Son las 7 pm y estoy cocinando mientras hablo por teléfono con un cliente que necesita que le pase el proyecto de inversión mañana a primera hora y escucho al mismo tiempo que mis nenes están peleando por las figuritas de futbol, entonces saco un par de paquetitos que tenía escondidos para estos momentos y se los doy para que hagan un poco de silencio. Vuelvo corriendo a la cocina, mi visión recorre la pared y pispea la pizarra que me avisa que mañana tienen oftalmólogo y que mi marido va a llegar más tarde por una reunión. Corto el teléfono y meto la carne al horno, de pronto recuerdo que mañana tengo el workshop en zona norte y no lo anoté en ningún lado, ¡cómo se me pasó! Corro para bañar a los nenes mientras escucho los mensajes del WhatsApp.

Ya pasó una hora y no recuerdo si le puse sal a la carne, pero prefiero no ponerle dos veces, creo que tampoco le puse ningún condimento, es más: ¿prendí el horno?

Hace mucho que se viene hablando sobre el multitasking, esto de hacer varias cosas a la vez. Por un lado, a muchos les parece una habilidad, una aptitud digna de exponer en un curriculum, pero por otro lado hay estudios internacionales de varias universidades que afirman que disminuye al 40% nuestra productividad, por lo tanto, sería mejor obviarla y no nombrarla.

Pero en la práctica, cuando comenzás un nuevo trabajo te apabullan de tareas, te presentan a cien personas con nombre, apellido, cargo, historia, logros y mil cosas más. Te pasó, ¿cierto?

Siempre recuerdo mis primeros días de trabajo donde todas las caras me parecían iguales y no lograba vincular ningún nombre. ¿Ese señor será el cadete? No..no, es el gerente de impuestos hoy es viernes y se vino de jean. Lo saludo: ¡buen día! Y me contesta: ¡ya hablamos en la puerta!

Exactamente, me sentía Dory de “Buscando a Nemo” en persona.

Además, cada empresa tiene cientos de procesos con nombres propios, pasos diferentes y particulares para cada tarea y los tenés que aprender ya mismo.

Recuerdo cuando escuchaba a todos hablándome de los procesos y sus historias como si tuviesen un idioma en particular, algo así como chino mandarín con una mezcla de árabe y ruso.

Increíblemente luego de unas semanas todo se empezó a volver más claro y al cabo de unos meses ya hablaba igual que ellos y reconocía las caras y los procesos.

Si vuelvo al primer día en una empresa puedo verlo desde otro punto: ¿cómo fue el primer día de ese emprendedor que un día creó la empresa en un garaje? (todas cuentan que empezaron en un garaje). Seguramente hizo veinte mil cosas a la vez, de hecho, si vos tenés un emprendimiento, seguramente también haces lo mismo. Sabés que no podés escapar de eso a no ser que seas un heredero millonario y puedas contratar a varios profesionales que te ayuden desde el momento cero.

Por otro lado, también vinculo “multitask” con algo mucho más cotidiano para todos, recuerdo mi primer día manejando mi auto:
Hago memoria y recuerdo poner primera mientras apretaba el embrague y luego el acelerador. Miraba el espejo de la derecha y luego el de la izquierda ¿y ese ruido? ¿es el motor? ¡anduve 15 minutos y no puse ningún cambio! ¡sale humito del capót ! Puse segunda y aceleré sacando despacio el pie del freno y mirando para adelante, mientras intentaba ver la altura de la calle y el semáforo…. ¿Dónde estaba el semáforo? ¿Pongo tercera? Un policía toca el silbato porque me metí en la senda de los taxis, pero ¿dónde lo decía? ¡Qué mal señalizado que esta todo! El semáforo está en rojo, freno y de pronto los bocinazos, ¿qué les pasaba? ¡Ay noooo acá se dobla a la izquierda!

Esta historia, también es historia, lo que en un momento eran 100 cosas juntas para atender y aprender, luego se hace simple, automático e inconsciente. Podemos manejar el auto y prestar atención a otras cosas que intervienen en este proceso y así ser cada vez mejores conductores.

Evidentemente nuestro cerebro está preparado para hacer muchas cosas, siempre y cuando sean para el logro de un mismo objetivo, como un sistema. Al principio se estresa y le cuesta, pero luego lo hace de forma inconsciente e inerte.

Pienso que la cuestión de la improductividad pasa por otro lado, hay cosas que nos distraen y que no suman a nuestro objetivo. Cada uno de nosotros tendrá su propio distractor, ese que nos resulta irresistible, ya sea un pensamiento negativo, la noticia de último minuto o una oferta que nos ofrece nuestra tarjeta de crédito. Esas distracciones son las que sí o si debemos eliminar, eso realmente nos vuelve improductivos y con tendencia a la procrastinación y no la suma de tareas.

Puede ser que al principio nos estresemos y hagamos las cosas más lentas, que nos olvidemos de algunas y otras las hagamos dos veces.

Analicemos nuestras computadoras o nuestros celulares y su evolución, nosotros somos quienes le fuimos pidiendo que hagan más cosas y es por eso que en cuanto vimos que se tildaban en algún proceso le agregamos más memoria y guardamos datos en la nube para guardar más y más información. Claro que también se llenan de virus si la descuidamos, algo similar a lo que nos pasa con la información que tenemos en nuestro cerebro. Estos son nuestros inventos y van de la mano con nuestras necesidades.

Hacer varias cosas diferentes por cierto está en nuestra naturaleza y después de millones de años de evolución estamos creando una realidad donde podemos desarrollar y explotar esta habilidad y lo vemos en nuestras creaciones y avances tecnológicos cada vez más acelerados y evolucionados.

Entonces, te dejo la pregunta ¿será que realmente ser multitasking nos vuelve improductivos? ¿O será que es un paso obligatorio para ser productivos?

Ah! Te cuento que prendí el horno antes de meter la carne, evidentemente fue un proceso que ya asimilé de forma automática.

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