Narrativas sobre la marcha (en formato test A/B)

El caso práctico de la estrategia comunicativa de una charla interactiva sobre un Carmen en Granada: “Elige tu propia historia”

Manuel Gls
8 min readNov 8, 2022

Hace unas semanas, pude compartir y hablar durante un [en principio] corto rato en la Escuela de Arquitectura de la Universidad de Alcalá de Henares (UAH) sobre la historia de la construcción del Carmen de José María Rodríguez-Acosta en Granada (1913–1929), en el marco de la asignatura de proyectos arquitectónicos de 5º curso.

“si [___], fuera [___]” fue el título de la charla/diálogo que fui invitado a compartir en la UAH sobre la construcción del Carmen de Rodríguez-Acosta en Granada (1929)

Que yo tuviera algo que decir [que mereciera ser escuchado] sobre una tierra que no es la mía y sobre una casa-estudio que tampoco, encuentra cierta justificación en el Trabajo Fin de Grado de arquitectura que presenté en 2018 con títuloEl Arte de Conectar Ideas. Dos historias paralelas sobre pensamiento arquitectónico.(Zaragoza, 2018). Un librito [ingenuo y disfrutón] en el que utilicé como excusa la fantástica y fragmentada historia de la construcción de este Carmen para representar y proponer la conformación del pensamiento [arquitectónico] como un contingente de fragmentos atraídos, acumulados y genuinamente conectados por la vida de una persona.

Aprovechando que los proyectos de curso de 5º en la UAH se desarrollan este año en Granada, en concreto en el barrio del Realejo, allí fui yo a hablar del monte Mauror, de Jose María Rodríguez-Acosta y de su casa-estudio [o al menos esa era la pauta inicial].

El llamado Carmen blanco (izda.) se construyó en dieciséis años a cargo de cuatro, sino cinco, arquitectos, entre los que se suele considerar al propio Rodríguez-Acosta como ideólogo-constructor también de su propia casa-estudio. Esto compone un arranque para una historia ya de por sí plagada de personajes y, con ello, de variables narrativas, fragmentos de su identidad. A la derecha, un pulpo

Este es el resumen de qué hice, por qué lo hice y cómo lo hice:

¿Cómo hablar sin saber del todo, y llegar a algún lugar sin saber a dónde?

1. Elaboración de una máquina de coser discursiva:

La memoria de una persona nunca abarcará lo que la intuición del grupo.

El formato “elige tu propia historia” llegó como me suelen llegar las cosas interesantes: tarde y justo antes de dormirme [la última charla que di resultó un soliloquio más o menos atractivo pero con una audiencia fundida con su asiento, no participativa]. Pensé que si no me veía capaz [en dos días] de dar de nuevo una visión académica de la historia del Carmen, “lo mejor” era dar una personal algo punk y pasar la bola de ordenar la historia a quien fuera a escucharme.

[La última vez hablé, callé y me fui. Hoy si no habláis, no hablo, si no calláis, no callo.]

Pese a una primera sensación de ahorrar tiempo con un planteamiento así, tenía que ser muy estratégico con el tratamiento del argumento en relación al contenido y muy consciente del ritmo; Metrónomo del multi-tempo. Resultado: de un objetivo lineal y conciso como era narrar de principio a fin una historia pasada, 4 marrones adquiridos:

  • Gestión punk del contenido [cada diapositiva es en sí misma arquitectura y con el progreso de la charla también un nuevo desvío por la vía de servicio a una gasolinera de marca blanca]
  • Libertad de elección en la consecución del contenido [hacer del oyente hablante, actor esencial, para que no se aburra por el camino]
  • Relación abierta de los pilares argumentales con el contenido [5 pilares a abordar: josemari (rodríguez-acosta), paisaje, fragmento, lo invisible y lenguaje/estructura]
  • Control de un ritmo múltiple [construir, guisar, disparar y renderizar manejan tiempos distintos]
La presentación arrancaban con unas reglas del juego claras: jugar con versiones de cosas, entender lenguajes adquiridos por interpretación y alternar entre dos puntos. Siempre permitiendo recorrer los 5 grandes pilares argumentales de la historia del Carmen. De la canción original de Mac Davis al Príncipe Gitano inventándose el inglés

De esta forma la historia del Carmen pasaba a convertirse de nuevo en una excusa para conectar con el espacio exterior a la arquitectura. Yo tenía que ser únicamente conocedor de las relaciones entre el contenido vinculado, porque la elección de qué diapositiva venía después recaería sobre el público y, más importante, seguir contando el Carmen con todo su valor inherente, como consideraba que había que contarlo [quizá no lejos de cómo lo hubiera contado el propio Rodríguez-Acosta], pero permitiendo al resto también mirarlo desde fuera y desde dentro, desde lo propio y lo que no nos pertenece.

[Así pudimos hablar de arquitectura, y con ella de animales, genética, botánica espacial, Virginia Woolf, asaltos al capitolio de Washington, hierba, land-art, dibujo, dislocar realidades, gastronomía, Ted talks, palacios coloniales; Madrid, cultura, detalle, efecto perspectiva, flores, lógica paradójica, lo invisible, sordoceguera, diseño de futuros, inteligencia emocional, Inteligencia Artificial; teatros, estaciones de metro, Lovecraft, volcanes, declaraciones de intenciones, amor y libros…

Eso sí, todo en casi tres horas en lugar de en una, porque el hilo siempre iba más allá, infinito. Objetivo conseguido.]

A la izquierda la historia del Carmen de Rodríguez-Acosta según cronología de su construcción. A la derecha el guión de relaciones que interconectaba las diapositivas entre sí.

2. Búsqueda de un propósito en la comunicación:

Pensamiento es en la medida en que no tiene un «a parte» sino un «seguido».

¿Para qué todo esto?

En tanto que no creo que pueda yo aportar nada al ámbito académico desde el análisis de la historia de la arquitectura [, que el libro La Vida de los Edificios (Acantilado, 2017) de Rafael Moneo fue la inspiración principal para interesarme por el Carmen en mi trabajo] y que la cuestión era más la construcción de pensamiento que de arquitectura:

¿Cuál tiene que ser el objetivo de “dar una charla sobre esto? y ¿Qué es pensamiento en el caso que nos ocupa?

Pensamiento es, desde mi silla de escritorio, conocer lenguajes, traducir e interpretar códigos de entendimiento. Un instrumento de relación. “El arte de conectar ideas” era una forma de poner nombre a algo que descubrí y amasé al tiempo que elaboraba el contenido de aquel trabajo escrito:

La habilidad para aproximar familiares lejanos, bolisas de polvo de habitaciones disjuntas, partes del cuerpo afines de organismos remotos entre sí en un mismo hilo mental lógico, bajo un mismo concepto, como germen de una misma matriz de ideas.

A la izquierda el índice triple de mi trabajo fin de grado sobre pensamiento y el Carmen de Granada. A la derecha una declaración de intenciones

La historia de la construcción de un edificio es la que es, los detalles, algunos fidedignos, otros heredados de narrativas ajenas, no suponen un conocimiento crucial para ninguna existencia más allá del dato. La del Carmen de Rodríguez-Acosta sin embargo, incluye personas, viajes, rincones, miradas y fragmentos sin los que el edificio carecería de una identidad completa al intentar reconocerlo. La cuestión entonces tiene más que ver con lo dicho antes:

¿A dónde puede llevarnos esa historia más allá de su propia realidad?

En lugar de dar lecciones que no me corresponden, puedo crear un entorno común en el que saludarnos al encontrarnos, dentro de un mapa del que sí conozco rincones que poder mostrar, porque los creo al recorrerlos. [Vamos a alcanzar conexiones para ir más allá del verbo y la imagen y, con ello, encontrar nuevos verbos e imágenes.]

El propósito se asienta así en re-visitar la historia del Carmen a través de sus capítulos y eventos singulares [sin que nadie se duerma o al menos fomentando preguntas al final] para elaborar en paralelo a ellos una historia propia. Una narración alternativa conectada con la actualidad, con la interdisciplinariedad, con la diversidad y con lo que apele a nuestro interés, gusto o inquietud; Única y personal para cada oyente. Montar y desmontar el yo en relación al fuera, al resto, al ellos, y vuelta.

Utilizando un contenido muy sencillo de parejas de imágenes, el objeto de la narración pasaba de “la grande storia” a la elaboración de la receta que construyera esa historia. Entender las lógicas es entender los objetos, no todo vale

3. Diseño de diapositivas, edición de páginas:

2 imágenes, 1 historia de la arquitectura, 28 conexiones remotas a otra realidad y el fondo negro.

Entonces… ¿En qué se convierte toda este galimatías?¿Cómo mostrarlo sin que lo parezca?

Durante otro duermevela opté por un formato ágil de montaje, interactivo y con una presentación del contenido que ni abrumara ni aburriese por escasez:

Figma en layout 4:3 >

Prototipo interactivo de la presentación en Figma

Iniciada la presentación, tras una breve introducción sobre el modus operandi de la dinámica [reglas del juego] y el formato de presentación [instrucciones de montaje] a quien fuera a escucharlo, la historia se apoya únicamente en diapositivas de fondo negro habitadas por 2 imágenes:

  • A la izquierda: Siempre una imagen del Carmen, nunca de su visión general, si no de algún fragmento, un dibujo, un rincón…
  • A la derecha: Una imagen proveniente de un contexto ajeno a su pareja pero con resonancias compartidas que la narración de la historia tendrá que encargarse de aclarar, de hacer explícitas y, con ello, de elaborar “más allá”…

Ambas imágenes, perfectamente referenciadas, funcionan como nexos o puertas abiertas a nuevos capítulos, de tal forma que gracias a la planificación de las interacciones quedan cada una de ellas conectada a otra diapositiva afín, nunca la misma, permtiendo al público elegir por dónde desea continuar, A ó B:

El Carmen siempre te llevará a un lugar que la imagen de la derecha, sea la que sea, nunca igualará, elaborando una historia distinta, cambiando la orientación de los pasos que recorren el hilo argumental.

De esta forma queda construida una urdimbre pero no un camino.

Alcanzado el final es posible visualizar un mosaico completo de lo recorrido hasta ese momento, para identificar capítulos no transitados o volver algunos conocidos, ya perdidos en la madeja de la narración

Al final, pese a la variedad de caminos recorribles por las decisiones del patio de butacas, esta urdimbre actúa como radical de la estrategia de comunicación; Tejida para que siempre recorras, antes de llegar al final, los 5 pilares que el argumento de esta [“mi”] historia del Carmen blanco necesita abordar para poder construir un edificio desde lo recóndito de los objetos adquiridos en el viaje:

  1. La figura del pintor José María Rodríguez-Acosta (josemari)
  2. El Carmen como objeto modificador de su entorno y Granada (paisaje)
  3. La construcción de un todo desde la suma de las partes (fragmento)
  4. Lo que esas partes ocultan a la vista de todos (lo invisible)
  5. El Carmen como resultante del contingente de conversaciones, tiempos, estilos, historias (lenguaje/estructura)

Conclusiones

Yo mismo acabé borracho de cables cruzados entre el catálogo de posibilidades que quise tejer para la historia del Carmen y fuera de ella. Pero nunca diré que no mereció la pena. Experimentar con un formato nuevo por el hecho de no querer ser maestro de nada [pero mentor de caminos] ni hablante en solitario [pero jugador de ping-pong en grupo], fue uno de los mejores posicionamientos que podía haber tenido para afrontar esta charla. [80% planificación y estrategia, 20% ejecución]

Salió divertida, entrecortada, arrítmica y, a juzgar por las caras de quien pudo venir a escuchar, sorprendente de aceleración lenta en la medida en que las imágenes se sucedían y los viajes propuestos traían destinos cada vez más ajenos y lejanos. Noté como al otro lado la inquietud crecía al ritmo que la historia cogía velocidad y rebotaba en nuevos lugares.

Podría haber salido mal, sí, no todo vale, no, le eché morro, también, pero porque quise hacer mía una historia que aprendí de otros y quise hacerla propia también para quien estuvo delante al contarla. Porque una vez yo también estuve sentado en una butaca recibiendo lecciones y aprendí a diferenciar entre lo que me hundía en el asiento y lo que conseguía hacer que el culo me quemara en la silla.

Fuck normal, I want magic

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