Agradecimiento a los alcaldes vacunados
Dicen que es de bien nacido ser agradecido. Sinceramente no entiendo la crispación sobre aquellos políticos, que teniendo la oportunidad, ponen su vida en riesgo y se vacunan.
Llevo meses debatiendo con mi familia, para animarlos y alentarlos a que se pongan la vacuna en cuanto puedan, pero no sé si fruto del miedo que siembran los negacionistas o cospiranoicos del 5G, son bastante reticentes a ello, por lo menos de primera.
Es curioso, porque hoy mismo vengo del velatorio de mi abuela, una persona que hace cuatro días estaba, permítanme la expresión, “de puta madre” y ahora me tengo que imaginar su rostro tras una caja de pino cerrada, ya que no pueden abrirla por seguridad.
Entra tanta frialdad, entre tanto ruido político, entre tanto ruido social y sobre todo, entre tanto ruido mediático, mi abuela pasará a sumar “1” cuando aparezca, a primera hora de la mañana, los datos de fallecidos en España, una cifra que, no sé si por la frialdad de los números o por la autoprotección de imaginarnos que nunca nos tocará, acostumbraba a verla desde cierta distancia.
Pero mañana será diferente, y tanto que será diferente, ya que un “1” de esos cientos será mi abuela Carmen. Pero volviendo al hilo que nos lleva a la madeja, no deja de resonar una y otra vez en mi mente las palabras de mi suegra, que tras un largo debate sentenció:
El día que vea yo a los políticos ponerse la vacuna, sólo entonces me vacunaré.
Me tomo las molestias de hacer una pausa en mi luto para escribir estas líneas de agradecimiento a esos alcaldes temerarios, pero que con su buen ejemplo, están ayudando a muchas personas que realmente lo necesitan, a tomar la decisión correcta de vacunarse cuanto antes.