Rutina

Ensayo Anatómico 2
2 min readDec 12, 2016

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Alba miraba su reloj con impaciencia, Gloria se estaba retrasando. Encendió el televisor para que las voces de los presentadores matutinos la distrajesen, abrió su portafolio y repasó que la documentación necesaria estuviese dentro. Un balbuceo rítmico se escuchaba procedente de la habitación del fondo. Ba ba ba ba, pausa y vuelta a empezar. Alba apretó la mandíbula. Giró su muñeca para volver a mirar la esfera que marcaba una tardanza ya acentuada cuando un olor pesado y cálido inundó la estancia. Un olor penetrante, cuya presencia hizo que arrugara el entrecejo y curvó la línea de sus labios. Alba tragó saliva, suspiró y echó los hombros hacia atrás. Paso a paso se dejó guiar hasta el lugar de donde provenía.

Su madre postrada en la cama continuaba con su cantinela. Ba ba ba ba, pausa y vuelta a empezar. El olor allí era más agudo, se clavaba en medio de la frente. Gloria debería estar aquí, pero no estaba. Alba buscó la palangana rosa fucsia y la esponja amarilla que normalmente se encontraba dentro de ella. Sacó del tercer cajón del aparador una toalla blanca azulada y fue hasta el cuarto de baño a por agua y jabón. Colocó todos los materiales en la mesita de noche. Se posicionó al lado de la cama y con mucho cuidado levantó el brazo de su madre mientras le pedía que se agarrase a la barandilla de seguridad. Notaba la rigidez de todas las articulaciones de la anciana y apenas pudo desplegar los dedos para que abrazasen el metal con fuerza. Tal y como le había enseñado la enfermera, sujetó a su madre del hombro y la cadera y se balanceó hacia atrás para ponerla de lado. Unos gemidos asustados e incómodos comenzaron a mezclarse con el olor de la habitación. Alba apretó la esponja con fuerza, el agua resbalaba por su puño. Poco a poco la estancia comenzó a cambiar, se aligeraba la luz mientras la pesadez del olor se ahogaba en una espuma jabonosa teñida. Un tenue aroma a normalidad se acomodaba a lo largo de la cama. Alba se secó su mejilla frotándola contra su hombro. Enrolló el pañal y lo dejó caer a los pies de la cama. Mientras desplegaba uno nuevo se escucharon unas llaves repiqueteando contra la puerta de la casa. Su madre respiraba cansada.

Este relato participa en la iniciativa #RelatosOlores de Divagacionistas

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