Mariangel Marquez
5 min readFeb 9, 2019

FEMINISMO Y REVOLUCIÓN

Claves de la postmodernidad- Hoy el proyecto de demoler la familia -tal como lo concibió Engels- está más vigente que nunca. El odio a la heterosexualidad se viene gestando desde hace tiempo en la mente de las feministas radicales.

Existen diferencias entre mujeres que no son feministas y aquellas quesSi lo son, sin embargo en repetidas ocasiones nos encontramos con cuestionamientos sobre el hecho de que, es o sería inadmisible que una mujer no sea feminista de lo contrario se la ve como una especie de traidora sin conciencia de género.

Es que el feminismo radical se encargó, entre una lista larga de cuestiones sociales destructivas, de adjudicarse la representación absoluta de la mujer.
al respecto de esto no es de sorprenderse la utilización de artimañas lingüísticas como por ejemplo nos están matando. Parece que con esta treta persuasiva lo que afirma el feminismo es que los únicos crímenes que se cometen en el mundo son contra mujeres.

Pero lo cierto es que hoy nos encontramos con una realidad que no se puede ocultar ni negar y es el hecho de que gran parte de las mujeres prefieren mantenerse al margen del feminismo y esta circunstancia tiene un motivo y ese motivo es puramente político.

No existe feminismo sin socialismo, es decir, la necesidad de revolución socialista está impresa en este feminismo que al grueso de las mujeres no representa. En el libro, El origen de la familia, el Estado y la propiedad privada del año 1884, Engels escribió: "El primer antagonismo de clases de la historia coincide con el desarrollo del antagonismo entre el hombre y la mujer unidos en matrimonio monógamo y la primera opresión de una clase por otra es la del sexo femenino bajo el masculino... en la familia el hombre es el burgués y la mujer el proletariado".

Estas afirmaciones de Engels abrieron la puerta a la abolición de la familia, el matrimonio, la maternidad, y marcó el punto de partida de una especie de guerra de sexos relacionando la lucha de clases con la liberación de la mujer.

En la idea de Engels para desmontar al capitalismo había que destruir la familia y consigo la propiedad privada. Para Engels la mujer fue inferiorizada como esclava, como un instrumento de reproducción, El matrimonio, en esta visión, era una carga por lo cual la igualdad entre el hombre y la mujer era imposible mientras que ésta debía limitarse al trabajo doméstico siendo excluida del trabajo social productivo. Se puede decir que esta obra de Engels marca un punto de referencia en el que se establece el valor de la mujer en función de su liberación, en la medida en que se cancele su protagonismo como uno de los pilares para conformar la familia.

DEMOLER LA FAMILIA

Claramente, hoy el proyecto de demoler la familia está más vigente que nunca. Con la caída del Muro de Berlín, sólo cayó la Unión Soviética porque el marxismo sigue vivo con una estrategia renovada: llegar a una sociedad sin clases de género. Y para tal fin se crean conflictos culturales y como resultado disputas sociales entre hombres y mujeres, entre homosexuales y heterosexuales, entre otros, en nombre del discurso de opresores y oprimidos para conquistar derechos que apuntan a abatir la base de la sociedad, es decir a la familia formada por un hombre y una mujer en matrimonio, la cual conforma el único orden establecido naturalmente capaz de reproducir vida, valores y tradiciones y esto sin duda resulta molesto para el feminismo.

Una de las principales referentes del feminismo, Simone de Beauvoir, escribió: "La mujer casada es esclava, el ama de casa no hace nada, no debe permitirse a ninguna mujer quedarse en casa para criar a sus hijos".
La mujer ama de casa simboliza una adversaria del feminismo porque en ella se visibiliza a la mujer que cuida de sus hijos, de su marido en definitiva; la mujer que decidió conformar la institución que el feminismo busca destruir mediante el pretexto político relacionado con su lucha cultural-bélica contra lo que han denominado patriarcado, que es el conjunto de relaciones de poder, de varones sobre mujeres y el poder de las personas que encajan en el binarismo de género.

No es casualidad por ejemplo, la frase feminista: "Hetero muerto abono para mi huerto", que grafitean en cada una de sus marchas, que es por cierto, un signo y acción de odio contra los heterosexuales por lo que los medios no se escandalizan y tampoco hechos de este tipo reciben condena social, ni son catalogados como heterofóbicos.

La feminista Kate Millet, autora del libro Política sexual, obra clave de la corriente del feminismo radical, en el año 1984 durante una entrevista no sólo afirmó que el amor es el opio de las mujeres, sino que también agregó: "Vivimos en una época en que no sólo el patriarcado sino la heterosexualidad, están en vías de desaparición, por lo menos como lo hemos notado hasta ahora, que son verdaderas monstruosidades".
Como vemos, el desprecio a la heterosexualidad se viene gestando en la mente de ideologas del feminismo radical desde hace tiempo.

LOS MOTIVOS

Veamos ahora algunos de los motivos por los que las mujeres que defienden la familia tradicional son vistas como las enemigas de la revolución feminista.

Por empezar, mientras las enemigas de la revolución feminista tienen derecho sobre su propio cuerpo y libertad para decidir ser madres o no mediante una planificación familiar responsable junto al hombre que eligieron como pareja y defiende la vida desde la concepción, el feminismo en su proyecto de destrucción articulado por el odio, eliminan en lo cultural y en lo prácticoa la vida, abortando y abogando por su legalización, obsesionándose porque las mujeres maten a sus hijos. Llaman a esto derecho, tratando al niño por nacer como un quiste molesto, un conjunto de células, un desecho con nada de valor ante un animal (feminismo antiespecistas).

Hoy las enemigas de la revolución feminista son más libres, pueden estudiar, trabajar, ocupar cargos importantes, tener libertad para elegir entre ser esposa, madre empresaria ama de casa o todo a su vez. Y todo esto gracias al sistema económico, político y cultural que permitió a la mujer tener la libertad, integración y crecimiento que hoy tiene. Y que contribuyó a terminar con las desigualdades entre sexos: el odiado capitalismo atacado por las revolucionarias feministas, quienes se atribuyen logros que no les pertenecen y recriminan a las alienadas que deben agradecerle al feminismo el derecho a opinar.

Mientras las enemigas de la revolución feminista utilizan los problemas de la vida para superarse, son femeninas, aman a sus hijos, a sus familias, ven a los hombres como amigos, compañeros, complementos, el feminismo por su parte, vuelca su resentimiento culpando de sus propias frustraciones al capitalismo, a los hombres, a los heterosexuales, al patriarcado. Manifiestan su odio, entre otras violencias, arrojando bombas molotov contra iglesias.

Las feministas tratan a la violencia desde la mirada del género, y con hipocresías no les importa cuando una mujer mata a un hombre y esto significa motivo de festejo para ellas. Tampoco les interesa cuando una mujer mata a otra mujer o cuando se trata de la muerte de una mujer policia, porque realmente algunas muertes no les sirven a su relato político y porque en realidad lo que menos le preocupa al feminismo, son las mujeres.