México me rompió el corazón hoy… y después me lo pegó

Hoy en la mañana participé en la marcha de protesta por el asesinato de Mara Castilla, un crimen que me ha calado profundamente en el corazón.

La cita era a las 12 p.m. de este domingo 17 de septiembre de 2017 para partir de la Catedral Metropolitana de la Ciudad de México. El contingente se organizó y se estructuró en orden, pero lamentablemente en un trecho para salir, nos topamos con personas que venían a apoyar al jefe capitalino Miguel Mancera por su Quinto Informe de Gobierno.

No todos por supuesto, pero algunos de los asistentes no gustaron de nuestra presencia pues sentían que podía robarle cámara a Mancera. Por eso empezaron a atacarnos. Un mujer en particular comenzó a gritar que Mara se lo merecía por andar de puta y que teníamos que cuidar mejor a nuestras hijas.

Yo le contesté, contundente pero respetuosa, que nadie se merece lo que le pasó a Mara y que ella también era mujer. Por último rematé diciendo que en todo caso también se debe educar mejor a los hijos. La señora en cuestión, que tenía unos 40 años, pero que se veía educada, comenzó a lanzarme miles de improperios, entre ellos el tan socorrido “Pinche vieja puta”.

Debo admitir que me dolió mucho. No el insulto, me han dicho cosas peores, sino que una mujer nos estuviera atacando por defender el género al que ella pertenece. Y respecto a las actitudes de los seguidores de Mancera, solo diré que si me quedaba un ápice de simpatía por este señor, la experiencia de hoy la ha aniquilado.

Los primeros 20–25 minutos de la marcha estuve descorazonada. Pensé varias veces en quebrarme a la izquierda y dejar la manifestación detrás. Pero entonces vi junto de mi a un papá de unos 38 años cargando a su hija en el cuello y en la mano llevando a su hijo. Venían cantando consignas y aplaudiendo diciendo que no querían “Ni una más”.

Y luego voltee a mi derecha y vi abuelitos haciendo lo mismo. Muchos hombres con sus novias. Miembros del colectivo LGBT+ y algunas personas de la comunidad musulmana. Vaya, hasta turistas que al vernos pasar y escuchar de qué se trataba la marcha, decidieron unirse.

Sí, hay mucho que hacer para educar a todos en nuestro país, pero el camino está empezando a andar con fuerza. Pronto tendremos ni una más.

Mara, no te olvidaremos y lucharemos porque tu y todas las que han sufrido tu destino descansen en paz.