My blueberry pie

mar y montaña
4 min readMay 17, 2017

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He estado en Nueva York. Y me ha encantado. Ha sido mi primer viaje a EEUU y como muy bien expresó Álvaro en un email, lo he flotado con todo.

Con lo que me gusta comer, mi lista de platos a probar era importante. Y como no podía ser de otra manera, igual que no me ha dado tiempo a ver todo lo que quería, tampoco me ha dado tiempo a comer todo lo que tenía en mente. ¡Maldita ciudad inabarcable! Qué remedio…habrá que volver. :)

Pero volvamos a mi lista. Dentro de todas las comidas, había algunas obligatorias. Delicias que no me podía ir sin probar aunque me tuviera que recorrer la ciudad en su metro destartalado de punta a punta, o aunque tuviese que hacer 7 comidas al día. Uno de estos bocados obligatorios era la tarta de arándanos.

BLUEBERRY PIE. Con luces de colores que parpadean, estrellitas, música celestial de fondo y todo lo que salga en tu imaginación cuando piensas en algo que verdaderamente deseas. Y es que, desde que vi la peli “My blueberry nights” en el cine, allá por 2007, soñaba con probarla.

Sería por aquellos entonces, cuando a Madrid llegó la locura por las tartas de estilo americano. Antes solo había brownies y cheesse cakes, más o menos apañadas, en el Foster Hollywood y en cuatro sitios más como quien dice, pero de repente llegó “Happy day, y la tarta de zanahoria, y la red velvet, y los cupcakes. Yo salvo por lo exagerado del precio, a 3´50€ la porción, feliz, porque me gustan mucho más que nuestras tartas tradicionales hechas a base de bizcochos empapados en licores y jugos varios que sirven de base a cremas ultra dulces y que terminan embadurnadas en nata y virutazas de chocolate.

Pero a día de hoy, este tipo de tartas con crumble que envuelven un relleno de fruta y que se sirven templadas, todavía no han llegado. (O yo no las he visto, si alguien sí, ¡que me diga dónde!).

Pues bien, entre mis 1000 apuntes de NY, tenía localizados un par de sitios donde probar mi preciada tarta. Pero un día paseando por Williamsburg, el barrio donde me alojaba, me encontré con el mejor de los escaparates. Un rinconcito del mundo repleto de tartas de queso súper espeso, porciones con pisos y pisos de bizcocho de chocolate, tartas con oreo, con plátano, con crema de cacahuete… y efectivamente, tartas rellenas de frutas. Se llamaba Martha´s Country Bakery y ya no quise comer tartas en ningún otro sitio.

El momento elegido para comer la tarta fue la hora del desayuno: -Blueberry pie, is it possible with vanilla ice cream?-Yes, no problem.-Mientras esperaba la tarta le decía a Miguel lo nerviosa que estaba y pensaba en como iba a hacer la foto (sí sí, este momento había que registrarlo).

¿Sabes cuando esperas algo mucho tiempo y justo antes de conseguirlo tienes miedo a que pueda defraudarte?

De repente, el pastel estaba enfrente de mí.

Cogí un trozo de tarta con la cuchara, era crujiente pero se partía fácil, en el interior los arándanos bailaban en su jugo. Rellené el hueco que me quedaba en la cuchara con el helado de vainilla y me lo metí despacio en la boca.

G u a u

El crumble espolvoreado con azúcar glass, arándanos enteros llenos de sabor estallando con cada bocado, el toque ácido de la fruta y la temperatura templada de la tarta combinando de forma insuperable con la fría y dulce untuosidad de un helado de vainilla perfecto. La emoción de por fin conseguir un sueño(vale, uno pequeñito pero muuuy dulce) y que fuera no solo tal y como esperaba, sino mejor.

My blueberry pie, my sunshine, l ❤ u.

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