Tiene sentido

Mathi Fonseca
6 min readFeb 22, 2015

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En inglés se dice makes sense. Parece que para ellos el sentido es algo que se hace. Como si fuera algo que se construye y se logra a través de un proceso.

En español en cambio, las cosas tienen sentido. Parece ser que para nosotros el sentido es algo blanco o negro, lo tienen o no lo tienen, no hay lugar para un punto intermedio.

Sé que seguramente la diferencia de significado de cada expresión en los dos idiomas distintos no sea intencional. Es más, puede que simplemente no exista y yo esté inventándola para complicarme la tarde de un sábado.

Me cuesta decidirme cuál de las dos definiciones me conforma más. Me planteo el ejercicio de encontrar situaciones en la vida en las que el sentido existe o no, así de fácil y rápido, sin lugar a dudas ni peros. Por otro lado, también encuentro situaciones más complejas, en las que el sentido no salta a la vista.

Hay cosas que solamente tienen sentido. Nadie las puede cuestionar ni discutir. Si caliento hielo, tiene sentido que se derrita. Si dejo de respirar, tiene sentido que me muera. Siempre va a haber algún gracioso que plantee una variante en la que eso no pase, pero si la variante tiene sentido, va a tener sentido el resultado, y eso es lo que se quería probar desde el principio. Todas estas son situaciones que entran dentro de mi categoría de cosas que tienen sentido.

No quiero ponerme fanático del método científico con eso de las hipótesis y tesis. Ya hubo mucha gente que lo hizo por mí y es justamente gracias a ellos que hoy podemos decir que algo tiene sentido o no. Será a través de una ecuación complicada, estudios estadísticos, la evolución de las especies o lo que sea. Mucho de lo que antes era un misterio atribuible a algún poder sobrenatural o fuerza divina, hoy en día es algo que no da lugar a cuestionamientos.

Ahora bien, si sigo por esa línea de razonamiento, parece ser que es solo una cuestión de tiempo que las cosas que hoy no tienen sentido o su sentido es difícil de encontrar, sean explicadas por algún grupo de científicos en algún lugar del mundo. Si fuera así, es incluso posible que en determinado momento lleguemos a un punto en el que todo tenga sentido. Qué bueno sería poder encontrar la explicación a absolutamente todo lo que pase en nuestras vidas. Todo terminaría con un “si, claro, tiene sentido”. Nada nos dejaría inconformes, nada sería inesperado, nada nos sorprendería. No perderíamos ni un minuto pensando en qué hacer, qué decir, cómo actuar. No gastaríamos ni una lágrima en cuestionarnos cosas cómo por qué a mi, por qué ahora, qué hice mal, qué hubiera pasado si tal cosa o tal otra.

Como buen existencialista, siempre me gustó pensar que las cosas que pasaban en mi vida tenían una explicación racional y concreta y que llegué a ellas a través de una secuencia ordenada de eventos o decisiones en el pasado. Eso me mantenía tranquilo y enfocado en lo que quería en mi futuro y lo que no. De esta manera, pensaba que si uno tiene total control sobre las cosas que pasan en el presente, se puede tener total control sobre las cosas que pasan en el futuro. Tiene sentido no?

Si todo en la vida pudiera ser clasificado dentro de la categoría de cosas que tienen sentido, ese planteo no sería una locura y yo sería un genio que controla todo lo que pasa a su alrededor. Pero las pruebas están a la vista, no lo soy. Muchas situaciones se han encargado de recordármelo. Incluso personas.

Por más que en algunos casos espero con ansias esa realidad utópicamente futura, sé que no tiene sentido esperarla. No tiene sentido que todo tenga sentido. Sí, lo dije.

Entonces, en un enorme “por otro lado”, están las cosas que no tienen un sentido directo y razonable. Son las que se tiene que construir para llegar a ese entendimiento. Quizás al principio hasta nos neguemos a entenderlas y es por eso que nos repetimos que no tiene sentido lo que pasó. Pero en algún rincón de un largo proceso de pasaje de tiempo o de razonamiento con la almohada, está escondido ese sentido de las cosas.

Acá es cuando aparece la otra categoría. Las cosas cuyo sentido no es tan directo, concreto, comprobable o incuestionable. En este caso, la categoría se puede dividir en dos subcategorías.

Por un lado, ubico a las cosas que todavía no tienen sentido porque no se ha llegado a él científicamente. Acá entran cosas tan comunes y dignas de programas en History Channel como la cura del cáncer y el SIDA, el eslabón perdido o la vida en otros planetas. Mucha gente habrá encontrado un sentido válido para ellos, una explicación que los conforma y por lo tanto podría decirme que es incorrecto que ubique a estas cosas en esta categoría. Pero para mi, y esto es una opinión totalmente personal y a veces no fundamentada, esas explicaciones no son válidas mientras varíen entre opciones como los aliens, algún dios, las multinacionales o Estados Unidos. Muchas culturas atribuyeron a los dioses, al sol o al mar cosas como las sequías o inundaciones, malas o buenas cosechas, enfermedades epidémicas, hombres con fuerza o altura fuera de lo normal. No podemos ser nosotros otra más de las culturas que se equivocó sobre lo que pensaba? Las cosas que hoy en día no tienen sentido para nosotros, tarde o temprano pueden tenerlo y ser tan claro que nuestros nietos nos tratarán de boludos por pensar lo que pensábamos.

Por último, ubico a las cosas que no tienen sentido y no lo tendrán. Cuando digo “tienen”, me refiero al contraste entre el tener o no tener, sin espacio en el medio. Estas cosas pueden tener un sentido, pero está tan enredado entre explicaciones complejas y combinaciones de variables que se fueron dando hasta llegar a cierto resultado, que nos resulta muy difícil o imposible verlo. Es curioso que cuando hablo de cosas sin sentido, siempre pienso en personas involucradas, no de cosas simples como el agua derritiéndose. No puedo escribir sobre esta categoría sin pensar en cosas como la muerte repentina de seres queridos o las decisiones incomprensibles para nosotros que toma la gente. Cómo puede la persona con la que ayer planificabas tu futuro, hoy decida abandonar todo? Cómo puede tener sentido que tu mejor amiga, de tu misma edad, con la que hablaste ayer, hoy se muera? Cómo es posible que un bichito que mide nanómetros tenga el poder de decidir si mañana estás vivo o muerto? Nada de esto tiene sentido aparente, pero es posible encontrarlo, entenderlo y aprender de él.

Y ya concluyendo, relacionado a ésta última categoría, llego a uno de los errores más grandes que cometí y de los que he aprendido más. El que hizo que mi razonamiento como existencialista aislado de las decisiones del resto del mundo se caiga a pedazos. Aprendí que no solo influyen mis decisiones personales en el trazado del camino, sino que hay muchos más lápices trazando caminos. Hay lápices de otras personas en nuestro entorno pueden llegar a correr en el mismo sentido que el nuestro toda la vida y a veces pueden ayudar al nuestro a volver cuando se está saliendo del renglón. Otros pueden correr en un sentido totalmente contrario, con estos puede que nunca nos crucemos o que en algún momento choquemos bruscamente dejando una mancha enorme de la que aprendemos a no repetir. Incluso hay lápices que corren pegado al lado del nuestro por un tiempo y después se separan o simplemente desaparecen, dejando al nuestro tambaleándose porque perdió el equilibrio.

Entonces, cuando pasa algo que a simple vista no tiene sentido, trato de tener presente que ese sentido se puede “hacer”. Con el tiempo, con esfuerzo, con ayuda, se le encuentra un sentido a las cosas. Se encuentra lo bueno en las situaciones malas. Se aprende la lección y se sigue con la vida. Y en caso de que aún así no logremos encontrar todos los sentidos, me pregunto…

Tiene sentido andar buscándole el sentido a todo?

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Mathi Fonseca

Software Psychologist, Architect, Developer, Critic, bla bla bla…