hombre/objeto

malena eiras
3 min readSep 23, 2021

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Hoy en día nos interesa saber cómo están hechas las cosas, cómo se usan, cómo se compran, cómo se intercambian, como se regalan y qué tipo de valor le damos en nuestra vida diaria. Al igual que nosotros, los objetos materiales tienen, según Appadurai en La vida social de las cosas una vida social y se encuentran en constante movimiento a partir de su intercambio económico.

Quisiera relacionar esto con los vínculos afectivos que el ser humano establece con ciertos objetos y personas. Nos gusta estar cerca de ellos y desarrollamos un apego hacia ellos. Tanto los objetos materiales como las personas y las relaciones sociales cumplen una serie de funciones simbólicas que involucran la pertenencia, la identidad, etc. Ahora bien, ¿para qué queremos estos objetos? ¿O estos vínculos?

Existen diversas funciones que hacen que nos apeguemos a ciertos objetos o relaciones. Esto puede ser, por ejemplo, por su fuente de afecto, como mencionaba anteriormente, que ayuda a satisfacer una necesidad emocional, como por ejemplo, fotos, libros o regalos. Appadurai introduce el concepto de «obsequio» como una oposición al intercambio de mercancías, es decir, que se entrega algo sin esperar nada a cambio que se desliga de la economía monetaria.

Los objetos materiales no tienen un valor en sí mismos, sino que son portadores del valor que la sociedad le otorga. No cabe duda de que forman parte de la vida cotidiana del individuo.

Retomando el valor simbólico y el significado de lo material, se puede detectar una interacción entre el sujeto y el objeto que se intercambia. De esta manera, lo material nos abre la puerta para comprender a la sociedad. Los objetos materiales nunca se piensan solos sino que siempre se insertan en procesos y en relaciones sociales.

La cultura es una noción que se inserta directamente en este orden simbólico. Con esto me refiero a formas de sentir, actuar, pensar, imaginar. Las cosas materiales pertenecen no sólo al universo físico sino también a estas formas simbólicas de la cultura material. Este último concepto explica las formas en que la sociedad produce las necesidades elementales que ingiere junto con las formas en que usan y consumes ciertos bienes.

El estudio de la cultura material utiliza objetos para aproximarse al pensamiento humano. Existe una relación hombre-objeto. Ahora bien, esta cultura no es sinónimo de objeto material sino que involucra las prácticas que surgen a partir de interacciones entre el hombre y el objeto. Por ejemplo, muchas sillas en un comedor juegan un rol fundamental en la construcción de una cultura material porque indican una vida activa socialmente y comunican un determinado status social y económico.

Otro ejemplo que contribuye a esta noción son las tertulias de 1810 que se desarrollaban en salones donde la elite se reunía para socializar. Este ámbito era un lugar donde se expresaban y fortalecían las jerarquías sociales. Quienes quedaban excluidos de estas reuniones exclusivas eran los sirvientes, esclavos, etc.

Este análisis me permite justificar lo que mencioné anteriormente sobre que los objetos materiales no solo producen efectos físicos sino que también comunican y expresan cuestiones de jerarquía social. Tal como explica Appadurai en su texto, los objetos materiales forman parte de nuestra vida cotidiana; cuando dormimos, comemos, pensamos, vivimos y morimos en relación con determinadas cosas.

Nosotros, los diseñadores, somos quienes debemos hacernos cargo de esta relación y los encargados de su funcionalidad.

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