“Sí se quiere resolver un problema, hay que considerarlo primero como ya resuelto y poner nombres a todas las líneas que parecen necesarias para construirlo, tanto a las conocidas como a las desconocidas. Luego, sin hacer ninguna diferencia entre las conocidas y las desconocidas, se recorrerá la dificultad, según el orden que muestre, con más naturalidad, la dependencia mutua de unas y otras”. René Descartes; El Discurso del Método.
En la entrega anterior expusimos, que teníamos la necesidad de la búsqueda de la felicidad. Partimos desde la duda y el auto-cuestionamiento, ¿soy feliz? ¿cómo puedo ser feliz? Se nos presenta pues, en todo su esplendor el problema.
Por lo tanto, claramente tenemos un problema, el cual debemos resolver. Según Descartes; con el Método, siguiendo una especie de esquema y conociendo el resultado, es posible alcanzar la solución a nuestro problema. Es decir; estamos en el origen de un sendero con la duda machacando nuestro ser y con el auto-cuestionamiento como catalizador, pero necesitamos un esquema ordenado incluyente para llegar al resultado de nuestro problema, el cual ya es bien conocido por nosotros, y no es otro que la felicidad… Por supuesto que planteamos aquí un método filosófico basado en la dialéctica cartesiana, lo que supone que es un método válido para otros aspectos.
Dibujando la Hoja de Ruta.
Separemos pues, el problema en tantas fracciones sean posibles, para con esto definir la ruta y fijar el plan de acción a seguir.
Siempre, siempre partiendo desde el auto-análisis y el contexto; debemos discriminar las fases y estados para ir solventando de manera fluida, emprendiendo desde nuestras necesidades más básicas para ir ascendiendo o avanzando.
Cada individuo tiene su propia realidad, es por ello que siempre colgamos la premisa del auto-análisis y el contexto.
Además sintámonos con la libertad de diseñar nuestra hoja de ruta de acuerdo a nuestros gustos, nuestra comprensión, por ejemplo; una lista, un mapa mental, un esquema, entre otros.
Clarifiquemos Ideas.
Es importante clarificar muy bien las ideas, nuestro instinto ayudará enormemente en esta tarea. Pongamos un ejemplo cotidiano sobre la mesa; Por qué Omar Vizquel se convirtió en el mejor Short Stop, (parador en corto), de las grandes ligas; entrenamiento, repetición y talento; muy bien, además su ser deportivo, su criatura deportiva aplicó el Aprendizaje Instintivo.
El Aprendizaje Instintivo, se define como; absorber las ideas claramente, llevándolas a un estado de simplicidad tal que nuestro organismo lo aprende en gran medida convirtiéndolo así en conocimiento instintivo beneficioso en nuestro desarrollo y evolución. Ejemplo; se dice que el beisbol es un deporte con un porcentaje muy alto de ideas y análisis, es decir un deporte muy mental, y un porcentaje de destreza física.
Ahora bien, volvamos con el mejor short stop del beisbol organizado, Vizquel en sus inicios como pelotero y a lo largo de su carrera, clarificó en gran medida las ideas y la información, convirtiendo así esas ideas en conocimiento instintivo permitiéndole esto jugar en su posición de la manera excelsa en la cual lo hizo; movimientos fluidos y elegantes, jugadas sorprendentes, once guantes de oro y el porcentaje mas bajo en la historia de errores a la defensiva. Se dice en la grandes ligas que Omar Vizquel es y era uno de los jugadores más inteligentes del beisbol porque resolvía los “problemas” en el campo de juego con manera aparentemente fácil y sencilla.
Este método, esta teoría como ya expusimos anteriormente, es aplicable a diversos factores del devenir humano; aquel programador en Silicon Valley codificando una solución digital a equis problema real; o al panadero que con su alquimia nos formula un manjar tan “sencillo” como el pan; aquella bailarina rusa que nos pinta una escena llena de emociones con la sutileza de sus movimientos…
Dediquemos pues un tiempo para aclarar nuestras ideas y convirtamos ese instinto consciente en una herramienta de proyección…
