David Muñoz Rodríguez. Entrenador. Miembro de la Federación Andaluza de Tenis y del Club de Tenis Linares. Entre otros nombres destacados en la región del sur de la Península, ha trabajado codo con codo con jugadores como Iouri Syromolotov

“Los tenistas semiprofesionales deben manifestarse para mostrar el descontento con su situación actual”

Miguel Ángel García Rodríguez
13 min readDec 12, 2017
Fuente: David Muñoz Rodríguez

David Muñoz Rodríguez (Linares, Jaén, 1980) conoce de primera mano la dura responsabilidad que recae sobre la figura del entrenador. Básicamente porque existen otras muchas facetas que un instructor debe abordar más allá de la estrictamente técnica y táctica. Un hecho que en un escenario como el que presenta el tenis se magnifica más si cabe todavía, debido a que el protagonismo y la atención se focalizan en un solo individuo y no en un equipo de tropecientos miembros a cada uno de los cuales se les tiene reservado un diminuto tratamiento personal.

La psicología y el plano puramente físico son aspectos para los que también debe estar cualificado un técnico, y Muñoz puede dejar constancia de ello al haber proporcionado sus servicios y su meticuloso conocimiento de la materia a tenistas que, por la simple razón de no poseer los suficientes medios como para hacer frente a varios gastos al mismo tiempo, solo podían permitirse la compañía y ayuda del entrenador.

Durante los últimos 17 años, la férrea pasión por el tenis ha sido la principal característica que ha definido y singularizado a David. Un antiguo miembro del ejército español que a los 20 años de edad ya se estaba dedicando a la docencia deportiva y que a los 33 recibió una de las alegrías más grandes de su vida: comenzar a entrenar a gente de un nivel superior al que hasta ese momento estaba acostumbrado.

Dentro de ese conjunto, algunos de sus componentes son tenistas con escasa puntuación ATP y que forman parte del tan poco conocido panorama que protagonizan los jugadores semiprofesionales. Como buen entrenador que se involucra con su jugador diariamente hasta llegar al punto de formar un tándem irrompible, a David (cuya premisa siempre ha sido extender al mayor número de sujetos posibles el incondicional amor que él profesa a la disciplina tenística) poco se le puede escapar de los entresijos que componen la rutina de esos tenistas en concreto: aquellos que se hayan en un punto intermedio entre lo que se consideraría una profesión y lo que comenzaría a concebirse como una afición de frecuente dedicación. Una realidad para cuya mejora y concienciación considera esencial el convenio entre los propios jugadores.

P: Como entrenador que eres, habrás sido testigo -directo o al menos siendo sabedor de alguna historia de la que hayas tenido conocimiento, que te haya llegado a los oídos por medio de algún compañero de profesión- de muchos casos de jóvenes jugadores y jugadoras que se introducen de lleno en esta dura y larga carrera de fondo como es la de intentar llegar a ser tenista profesional, ganarse la vida con aquello que más desean en el mundo miles de practicantes asiduos en el mundo. ¿Puedes dar fe de esa excesiva dificultad y de la multitud de obstáculos que se encuentran de frente todos los semiprofesionales que se hayan inmersos en esa situación?

R: Sí, es muy complicado. Así, de primeras, es muy complicado llegar al número 1000 del mundo. Por ejemplo, en el caso concreto de Yuri Syromolotov, lo que ha hecho él es muy difícil conseguirlo. Es muy complejo llegar a esas posiciones a no ser que dispongas de un patrocinador o que vengas de una familia con mucha pasta. Porque, aparte de lo que supone afrontar el gasto inherente a los torneos, también debes tener un entrenador que vaya de tu mano. Un entrenador que se encargue de la preparación física y todo el rollo, esto es, que abarque en su persona diferentes funciones y tareas. Tiene que ser muy completo. Porque si nos ponemos a hablar de la posibilidad de tener a un preparador físico o a un psicólogo deportivo… Se te va ya de las manos.

P: ¿Qué es lo que hace que quieran seguir adelante en un ‘mundillo’ de tanta dificultad?

R: La actitud y la competitividad es lo que les hace seguir creyendo en sus posibilidades y no venirse abajo cuando reciban ‘palos’. Porque sí, tú puedes tener un gran conocimiento del asunto y hacer gala de una gran habilidad, pero al final esas dos cosas que mencionaba anteriormente son las que les hacen ‘volar’.

P: A la hora de tratar este tema no deja de ser importante la perspectiva del entrenador, igual de relevante que la del jugador. ¿Cómo se observa esa realidad desde fuera, desde la banqueta, desde la grada, desde el individuo que, además de proceder a realizar las indicaciones y las correcciones pertinentes, visualiza y desentraña detenidamente la acción en la pista de juego?

R: Totalmente. Él está más frío. Lo ve todo, absolutamente todo. Cómo se suele decir, desde el burladero/desde la barrera se observa todo mejor. Hasta los gestos que su jugador realiza. Es más, yo en concreto estoy totalmente de acuerdo con, por ejemplo, el plan que tenía pensado instaurar la ATP relativo a la realización del coaching en el transcurso de los partidos, haciendo un tenis cada vez más parecido al ajedrez. Porque el jugador no debe estar pendiente única y exclusivamente de su oponente. La realización de gestos, el hecho de disputar un punto que hace que el pulso le aumente hasta las 180/200 pulsaciones, que se caliente de mala manera… Son cosas que hay que controlar también desde fuera.

Hay situaciones en las que es necesario que el entrenador esté más cerca del jugador. La labor del entrenador es muy compleja. Siendo tan frío, cómo puedes controlar determinados tipos de panoramas. La formación que recibimos va mucho más allá de los pertinentes cursos de preparación que realizamos. Ya una vez estamos fuera de eso tenemos que seguir instruyéndonos, poniéndonos en contacto con psicólogos deportivos, asistir a reuniones, todo con el objetivo de aprender todo lo que nos sea necesario para poder afrontar y gestionar con éxito todo tipo de situaciones: saber cómo comunicarnos con el tenista… Todo.

P: ¿Se hace igual de costoso para un entrenador que para el jugador vivir esa rutina de preparación rutinaria exigente de la que pueden obtenerse pocos réditos en la pista de juego? ¿Sufre más el entrenador que el jugador?

Lo digo por ello de que el tenista tiene su mente centrada única y exclusivamente en lo que suceda en el terreno de juego y en sacar adelante los partidos, mientras que el técnico lo está viendo y sufriendo todo desde fuera, como si fuera un espectador más, además de encargarse de ser el primer factor clave a la hora de actuar para controlar las emociones del jugador, tanto en la derrota como en el triunfo. Mantener la compostura, no caer en la euforia ni tampoco en el desánimo y desasosiego y seguir trabajando como hasta ese momento se había hecho. ¿Cómo vive el entrenador ese panorama?

R: Sí, sin lugar a dudas. Porque, por ejemplo, ¿cómo le dices tú a tu jugador, llegado el momento, que un día en concreto no puede coger la raqueta para entrenar porque está sufriendo una gran cantidad de descompensaciones físicas y psicológicas? Es muy complicado. Puede darse el caso de que físicamente esté hecho un animal, pero el hecho de que haya llegado a ese estado físico óptimo, tope, le genera una serie de descompensaciones, físicas y psicológicas, que le obligarán a parar porque se puede romper.

¿Cómo le haces saber eso al chaval, con qué valor, de qué manera? Volvemos a lo mismo de antes. Deberán tomar cartas en el asunto personas ajenas al apartado meramente deportivo (psicólogos) que se harán cargo de comunicarle la realidad. El jugador, cuando reciba la noticia, dirá: “¿Pero qué me estás contando?”. Se te viene abajo. Psicológicamente eso le mata.

Aunque también es verdad que no llegan a sufrir lo mismo, puesto que el entrenador se tiene que mantener frío. Si el jugador te ve decaerte… Bueno, apaga la luz y vámonos. El técnico tiene que ser más frío, por lo que psicológicamente se machaca más que el jugador. Ser capaz de motivarlo, de que prosiga y de que no pierda la confianza en sí mismo y en sus posibilidades cuando se te derrumbe y te diga que tira la toalla y que no puede más, y afrontar la responsabilidad de hacerle mantenerle la calma y que sea prudente cuando, a la semana siguiente, gane y se le suba la euforia por las nubes. El entrenador tiene que gestionar todas esas situaciones.

Al fin y al cabo, esto no deja de ser un equipo. Si el jugador se desplaza, por ejemplo, con la mitad de su equipo a un torneo, por mucho que tenga en su cabeza, grabado e interiorizado, todo lo que le haya dicho el entrenador, le sigue faltando el apoyo psicológico, mental, el hecho de que esté a su lado, la presencia física. Si un jugador alcanza su 100% es simple y llanamente porque ha conseguido llegar al 100% en todos los sentidos, incluyendo este aspecto que estamos comentando del equipo. Que esté su equipo al 100%. Disponer de un equilibrio alrededor de él. Desde que a eso le falle un componente, es muy difícil. No puedes.

P: ¿Cuáles crees que son las claves que hacen que un tenista profesional en potencia pueda llegar a cumplir el objetivo de llegar a un estado gracias al cual pueda afirmar que ya se está ganando la vida con el tenis? Los pilares fundamentales.

R: Pensar en que tienes que ser el mejor. Creer en ti mismo y tener confianza en tus posibilidades. Y si ya luego tienes la suerte de llamar la atención de un patrocinador, de un ojeador, de una universidad, etc., mejor que mejor. O hacer como Feliciano López, un ejemplo que tenemos muy cerca y que bueno, aún no ha terminado de explotar. Es un chaval que desde muy joven abandonó los estudios para dedicarse en cuerpo y alma al tenis. Esto se trata de arriesgar. Te puede salir mal o bien. Pero también te puede ocurrir como a él, que ha llegado lejos. Aunque también es verdad que detrás suya… Había mucha pasta.

P: Y, por parte de un entrenador, ¿en dónde reside el secreto para hacer que un chico o una chica consiga superar toda esa infinidad de etapas y de filtros previos?

R: Lo principal es lograr que el jugador crea en ti, que crea en el entrenador, que ambos conformen un equipo y que avancen siempre por el mismo camino. Porque si no van de la mano, si no tiran para el mismo lado, si el tenista no cree al 100 % en ti, no tiene sentido el pequeño vínculo que puedan mantener. Yo conozco casos de jugadores que pertenecen a determinados clubs en donde trabajan con ciertos entrenadores y que luego fuera de ellos también disponen de otros técnicos. Y eso, no puede ser. Porque estás pendiente de lo que te indique y te mande un montón de gente, tienes la mente puesta en mil sitios. Y ese hecho en otros países no se da, pero sí sé que en España se produce con bastante frecuencia.

P: Partiendo de la base de que el factor económico, gozar de una solvencia económica considerable, es fundamental para profesionalizarse, ¿qué deben hacer aquellos chavales/as que no disponen de tantas facilidades? ¿Cómo deben apañárselas?

R: En primera instancia, pillar un entrenador que no le salga por un pico (no muy caro). Y, en segundo lugar, conseguir un mánager que se encargue de moverle las cosas. En el hipotético caso de que no dispongas de una capacidad económica boyante es muy complicado que el tenista por sí solo pueda gestionárselo todo, tienes que tener a una persona detrás de ti que te mueva, hasta tal punto de que muestren interés por ti asociaciones, patrocinadores, publicidad con cuyo apoyo puedas ganar en solvencia, una solvencia que invertirás solamente en viajar, única y exclusivamente para viajar, y además no poder hacerlo con entrenador. Y viajar solo sin entrenador… ¡Agüita ehhh!

Se hace duro eso. Perder el primer partido, el segundo partido… No tienes a nadie que esté contigo y que vaya de tu mano y no disfrutan de esa relajación que se hace necesaria a la hora de afrontar cada partido. El poco dinero que ganan lo invierten en torneos y más torneos. Y a cuantos más torneos acudas más probabilidades hay de que hagas más puntuación y asciendas en el ranking. Akira Santillán es un ejemplo de ello. Estuvo viajando por todo el mundo, jugando torneo tras torneo, hasta que consiguió ponerse 200 del mundo.

Poseer un mánager es fundamental a la hora de, por ejemplo, obtener esponsorización. Que el mánager sea el que, en parte, te dé a conocer, el que muestre tu currículum a los potenciales patrocinadores, que le venda la historia de esa persona, que le enseñe todo lo que has conseguido, el potencial que tiene, la situación económica de su familia y, como no, tocarle también la fibra.

P: Me decía Yuri Syromolotov que a veces la clave de todo residía en pequeños detalles, como el hecho de hacer una semana o dos semanas de competición en torneos espectaculares y subir de golpe multitud de posiciones…

R: Sí, por supuesto. Todo es diferente cuando llegas a un torneo con buenas sensaciones, con una buena impresión. Llegar al 100% de esa sensación -a la sensación del momento, del aquí y el ahora, y no hablando en general porque eso es muy complicado-, ganar el torneo y subir como la espuma. Pero tienes que tener regularidad y vencer en el siguiente torneo también, lo cual conlleva aguantar una tensión psicológica importante, y, poniéndote el ejemplo específico de Yuri Syromolotov, llevando a cabo todo ello en solitario, que puede darse el caso perfectamente. Afrontar todo ello… ¡Uffff! Te paras a pensar y… ¡Madre mía! Te das cuenta de lo complicado que es.

P: ¿Consideras que la Federación Española de Tenis podría ofrecer más y mejores prestaciones de las que ya proporciona, teniendo en cuenta sobre todo que el tenis no es un deporte menor, ni mucho menos, en nuestro país? Puesto que al final estos chavales afrontan casi la totalidad de sus gastos con dinero de su propio bolsillo, un hecho al que no es nada sencillo hacerle frente a no ser que dispongas de un respaldo económico de garantías o de una renta familiar solvente que te permita realizar esas ingentes inversiones.

R: Yo creo que sí se puede dar más apoyo. Es más, yo creo que antes se proporcionaban más apoyos por parte de la Federación, lo que con la cada vez mayor presencia de academias privadas de formación y preparación se está haciendo más complicado el hecho de brindar subvenciones, puesto que acaparan una gran parte de las mismas, se lo están llevando todo. Ahora mismo tenemos Equelite en Villena, la de Sánchez Casal en Barcelona (que en esta ciudad hay unas cuantas más, no solo ésta), la de Nadal… Antes no había tantas. Además, yo creo que también es un problema de base, de que el respaldo tiene que empezar a ser efectivo desde abajo, desde que son niños y adolescentes, para que lleguen en mejores condiciones a esa etapa en la que están rozando la veintena de edad.

Tenemos el caso de la Federación Catalana, un organismo que se encontraba en buen estado pero que cuando se metió quien se metió… Cambiaron ciertas cosas. Como el hecho de que todos los torneos que organizaba la misma se los llevaba su presidente a su club, los celebraba en las instalaciones de su club por el simple hecho de que daba la casualidad y la coincidencia de que era de su propiedad y de que, además, residía en su persona el cargo máximo de la FCT. Que sí, que vale que es una gran entidad y todo lo que tú quieras. Pero eso no puede ser así. Reparte, distribuye la realización de los eventos y de las competiciones a lo largo de distintas sedes.

P: ¿Crees que los medios de comunicación deberían prestar más atención a los que se encuentran en esa situación, dar a conocer y mostrar a ese espectro del tenis que no vive bajo la presencia e influencia de los focos? R: Claro que te ayuda. Te ayuda por la simple razón de que te ayude a conseguir patrocinadores.

P: ¿Se hacen complicados los denominados ‘Futures’ no? Pues dichos jugadores tienen que ‘verse las caras’ con tenistas que están en la misma o en peor situación que ellos, que deben sacar el máximo provecho/exprimir al máximo cada mínima oportunidad que tengan para conseguir puntos y avanzar en la clasificación. ¿Has sido testigo de esa complejidad no? ¿Cómo se hace frente a ello? ¿Qué me puedes contar acerca de la diferencia abismal existente entre los Futures y los Challengers?

R: Económicamente es cierto que deberían introducir más mejoras, más de las que ya de por sí han introducido. Básicamente para que los jugadores jueguen con más solvencia. Pero con esta pregunta en concreto volvemos a lo mismo de antes. No solo los jugadores deben tener patrocinadores para poder salir adelante, la ITF también los necesita. En los Challenger parece que te tratan como si fueras un rey. Es cierto que hay mucha diferencia entre una escala y otra. Si introdujeran esos incentivos de los que estamos hablando, la mejora de las condiciones con las que se afronta un torneo Future, como mínimo los jugadores acudiría a partidos de esas características un poquito más relajados, no sin tanta presión. Si te vas a la primera ronda de un Grand Slam, solo por perder en esta fase de la competición, ya percibes… Pues no sé si son 23000 o 30000 dólares. ¡Solo por perder ehh!

También es cierto que los jugadores deben manifestarse, deben dar a conocer la necesidad que tienen de que se mejore su situación, porque, al fin y al cabo, los afectados son ellos, y existe un sindicato como plataforma a través de la cual puedan hacer ver la intención, el deseo que tienen de que no existan tantas dificultades para ellos. Pero claro, si no se ponen manos a la obra con ello… No podemos quejarnos solamente tú y yo.

P: ¿Le depara un futuro esperanzador a esta situación? Posibles soluciones…

R: Sinceramente, veo el futuro bastante negro, básicamente porque hay mucho individuo detrás de todo este tinglado que siempre querrá sacar rédito de esto, que querrá aprovecharse económicamente. Entonces los jugadores, cuando ven que el panorama no muestra visos de mejoría, se agarran a cualquier otra opción más factible/favorables que se les presente, como las becas que se ofertan desde Estados Unidos, un componente ante el que apenas se puede competir. Que, dicho sea de paso, no está mal optar por esa solución ni mucho menos. Universidades que te paguen los estudios, que te den la posibilidad de seguir entrenándote al 100%, que te den la oportunidad de participar en trofeos nacionales e incluso en Futures que se celebren ahí. No te estás dedicando al deporte que tú amas tal y como tú siempre habías deseado, pero no te terminas de desvincular de él; sigues metido en mismo al completo.

Una medida que me encanta y que ya se ha puesto en marcha es la de crear un circuito que haga más llevadero el salto de los torneos nacionales a los eventos Futures, la barrera que separa a una escala de la otra. Una norma, una decisión que me parece más que correcta, es un paso adelante. Lo que no puede ser es que a esas competiciones acudan jugadores de 30/35/40 años que, al fin y al cabo, son los que acaban ganando esos torneos, tipos que le cortan las alas a los jóvenes de 18 años que vienen pisando fuerte y que tratan de ganarse una oportunidad. Un certamen que está pensado para facilitar la progresión de un espectro muy concreto de este deporte en el país, que realmente son los beneficiarios directos de estas medidas, pero que acaban siendo los principales perjudicados. No se entiende. Es una contradicción en toda regla.

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