El corazón de un siervo

Ministerio RED
3 min readJun 21, 2017

--

Y todo lo que hagáis, hacedlo de corazón, como para el Señor y no para los hombres. Colosenses 3:23–24 (RVR1960)

Nuestro ministerio tiene un área de Staff, que es el área de servidores del ministerio. Es la escuela para crear corazones dispuestos a servir. Con el tiempo, hemos visto muchos corazones siendo transformados en el área de servicio por ser un lugar para dar y no para recibir. Antes de ocupar un área de liderazgo, debemos cultivar un corazón de servicio. Muchas veces los jóvenes fijan su mirada en rápido subir a una posición ministerial y olvidan que para estar en una posición de autoridad primero necesitan aprender a someterse bajo autoridad. Esto es un fundamento básico que enseñamos en nuestro ministerio. Una posición es simplemente eso, una posición; sin embargo, la persona que está bajo esa posición es quien hace la diferencia.

Durante el camino hemos tenido la dicha de ver cómo muchos chicos entran emocionados y motivados por comenzar a servir en nuestro equipo de Staff. Pero, más allá de eso, hemos tenido el privilegio de cuidar el corazón con el que comienzan a servir. Siempre está la persona que da el máximo porque busca qué más hay que hacer y porque está dispuesta a aprender y hacer lo necesario por servir. Por otro lado, también vemos a jóvenes que, con el tiempo, decae su emoción y motivación porque su mirada estaba puesta en una mera posición, no en servir para el Reino. El servicio es una decisión. Las emociones son temporeras, pero la decisión perdura.

Cuando vemos los corazones de los jóvenes que entran al área de Staff, nos preocupamos de enseñarles cómo desarrollar un corazón de servicio, no basado en emociones ni posiciones, sino en una clara decisión por servir, con una mirada fijada en el Reino.

Nuestro servicio lo brindamos como para Dios, no para complacer a otros, o inclusive a nosotros mismos. Quien evalúa nuestro corazón es Dios. Todo lo que hacemos, hagámoslo como si Jesús lo estuviese haciendo, siguiendo Su ejemplo. Muchos pueden tomar en poco lo que hasta una sonrisa o un abrazo pueden hacer. Todo nuestro servicio debe estar fundamentado en nuestro amor por otros, así como Jesús nos ama. Una sonrisa levanta el ánimo, un abrazo deja saber que se interesa por la persona. Todo lo que hagamos, hagámoslo como si fuese para Dios mismo.

Nuestro servicio no es para complacer a líderes, para tener posición, para buscar importancia. Nuestro servicio es para dar un granito de arena al Reino.

¿Por qué servimos? Servimos porque Jesús vino a la tierra a servir y no a ser servido, servimos porque Jesús nos ama y nos perdonó, servimos porque queremos bendecir a otros para mostrar el amor de Dios, no solo en la iglesia sino en cualquier lugar que haya necesidad.

Así como Jesús lavó los pies de los apóstoles, así nosotros debemos actuar, no en orgullo sino en disposición a bendecir en la necesidad. Aunque sea sacrificado, no servimos para que otros nos vean, ni para que otros nos honren. Servimos para agradar a Dios.

La mirada más importante, la honra más importante que puedes recibir es la de Dios.

Y todo lo que hagáis, hacedlo de corazón, como para el Señor y no para los hombres; sabiendo que del Señor recibiréis la recompensa de la herencia, porque a Cristo el Señor servís. Colosenses 3:23–24 (RVR1960)

--

--