Nuevo capítulo en la batalla por la gasolina: reactivan la Refinería El Palito

Misión Verdad
3 min readSep 22, 2020
Refinería El Palito. Foto: Archivo

En los últimos días fuentes de la industria petrolera venezolana citadas por medios de comunicación han confirmado que la Refinería El Palito, ubicaba en el estado Carabobo y una de las principales del circuito refinador venezolano, ha reiniciado sus operaciones luego de un conjunto de eventos y situaciones que forzaron su paralización hace algunas semanas.

En concreto la planta de Craqueo Catalítico Fluidizado, que se había paralizado hace aproximadamente un mes debido a una fuga de gas, ha reactivado su operatividad.

Con el nuevo arranque se han comenzado a producir 30 mil barriles diarios de gasolina que contribuirán al abastecimiento del mercado de combustible nacional, afectado por las sanciones petroleras estadounidenses que han bloqueado, a través de distintos obstáculos y medidas de coerción a terceros países y empresas, las rutas de suministro de gasolina de la estatal Petróleos de Venezuela (PDVSA).

Hace pocos días, según informó el servicio de información Marinetraffic, el tanquero Agioi Fanendes, proveniente de la India, arribó a Venezuela con una importante carga de diésel que habría sido descargado en la Refinería El Palito. El arribo del tanquero sería el resultado de un acuerdo entre la petrolera india Reliance y PDVSA para suministrar combustibles al país en el marco de fuertes sanciones económicas estadounidenses que han ido achicando la cooperación estratégica entre ambos socios petroleros.

La reactivación del Craqueo Catalítico Fluidizado de la Refinería El Palito también ha permitido reiniciar la producción de gas doméstico, una de las variables más importantes del mercado energético nacional ya que toca directamente el consumo cotidiano de las familias venezolanas.

En este contexto, hace una semana, arribó a Venezuela, específicamente al terminal de Jose al este de Venezuela, el supertanquero iraní Honey con una carga de 2 millones de barriles de gas condensado.

La embarcación, debido a las sanciones y frente a amenazas creíbles de incautación por el gobierno estadounidense, realizó su recorrido por el sur de África para cruzar el Atlántico y así llegar a Venezuela sin mayores dificultades.

La batalla por la gasolina, en tal sentido, se desarrolla en dos frentes de guerra híbrida: el primero es interno y tiene que ver con la operatividad de las refinerías venezolanas, ampliamente afectadas por años de sanciones que han bloqueado la adquisición de repuestos e insumos clave para sostener su funcionamiento en el tiempo; el segundo es externo y guarda estrecha relación con la campaña de “máxima presión” apuntalada por la Administración Trump contra Venezuela y su asociación estratégica con Irán, Rusia y otras potencias petroleras, donde la gasolina se ha convertido en un blanco de ataque estratégico por las implicaciones políticas y sociales que tiene, sobre todo en la movilidad social, de alimentos e insumos hospitalarios y en la tranquilidad de la población en general.

En ambos frentes, la República Bolivariana de Venezuela y su industria petrolera conducen una ardua batalla para normalizar el suministro de gasolina en el corto y mediano plazo, una necesidad que ha aumentado a medida que se acercan las próximas elecciones parlamentarias, evento donde el abastecimiento de combustible será clave para facilitar el ejercicio del voto de la ciudadanía.

Con la guerra contra el suministro de gasolina emprendida contra Venezuela, la Administración Trump también busca inhibir el acto electoral y fomentar la abstención para favorecer su campaña de deslegitimación de las elecciones parlamentarias.

En este sentido, Washington ha doblado las apuestas. La semana pasada fue capturado el espía estadounidense Matthew John Heath, vinculado a operaciones de la CIA en Irak y a la compañía de mercenarios MVM Inc.

Armas e identificaciones incautados por las autoridades venezolanas durante la detención del espía estadounidense Matthew Jhon Heath. Foto: Archivo

John Heath, según lo expresado por las autoridades venezolanas, se encontraba realizando una operación de espionaje en las refinerías Cardón y Amuay, ubicadas en la península de Paraguaná (estado Falcón, noroccidente del país), con el propósito de ejecutar futuras operaciones de sabotaje en dichas refinerías y así paralizar el suministro de combustibles.

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