Mori
5 min readSep 29, 2019

ICONICIDAD Y SUS NIVELES

En el diseño existen tres grados o niveles de iconicidad, el primero de ellos el más representativo de la realidad (totalmente figurativo), y el último, abstracto, siendo el segundo un término medio entre ambos. El grado en el que podamos reconocer con más o menos claridad la imagen es lo que define el nivel de iconocidad.

Saint-Étienne Opera House — Iconicidad alta

Después de tres años, la casa de la Opera de Saint-Étienne decidió cambiar su imagen y contó para ello con la agencia Graphéine, que se encargó de cambiar el logo y hacer las diferentes aplicaciones del mismo en los correspondientes soportes.

La idea principal del logo ha sido desarrollada a partir del edificio, una idea que anteriormente ya fue utilizada como se puede observar en imágenes corporativas anteriores, como la de 2006, en esta ocasión más simple pero no por ello menos reconocible. La idea es la misma, un edificio y su particular tejado y además, el añadido del auditorio.

Se puede observar que el logo juega tanto con el techo y esa forma cóncava que tiene para representar un techo sobre la “E”, que a su vez representa el mismo edificio en si, y la “O” es el interior, que al ser totalmente circular se identifica también con el mismo. Los elementos arquitectónicos son los que definen en este caso su nueva imagen corporativa. En cuanto a las fotografías arriba mostradas, además de jugar con la forma del logotipo (la boca abierta encajando con la forma cóncava para formar la “O”), la idea de la sorpresa y de esos tenores y sopranos gesticulando a más no poder para que hasta el que está más lejos en la sala pueda verles (a un lado otras cosillas relacionadas con la técnica vocal) son imágenes muy divertidas. También han optado por unos colores vivos y llamativos, algo que no se suele asociar a la sobriedad de la ópera, invitando al espectador a sorprenderse y a pasar un buen rato, dejando de lado las ideas preconcebidas que se puedan tener de la misma. Una imagen acertada, que tanto a antiguos adeptos como a nuevos puede resultarles cercana y accesible.

Petbarn — Iconicidad media

Petbarn, conocida empresa de productos para mascotas australiana, tuvo un cambio de imagen corporativo completo en febrero de 2019 a manos de la agencia Landor y el ilustrador/animador Marco Palmieri. Necesitaban algo que les caracterizara por encima de las demás empresas del mismo sector, y lo han conseguido con una idea sencilla: animales cuquis.

Quizás referirse a ello como “animales cuquis” es simplificarlo en exceso pero desde luego es en lo que pienso yo cuando veo los diversos carteles y aplicaciones que se pueden hacer con esta marca.

Está claro que lo que intentan (y consiguen) transmitir con este rediseño es cercanía y ese no se qué que te hace decir “aww” cuando ves algo tremendamente mono. Para reforzar esto, a cada una de las mascotas de la nueva identidad se le ha dado un nombre, denotando lo cuidado de cada detalle que quiere transmitirnos la marca.

En vez de utilizar fotografías se ha optado por ilustraciones animadas que son apenas siluetas de animales, siendo un nivel de iconicidad medio, y es algo que funciona perfectamente: hacen destacar al negocio frente a sus competidores y a su vez resulta que nos resulte difícil olvidarnos ello. Y sinceramente, yo compraría allí, además de llevar merchandising del negocio, cosa que normalmente no haría… pero es que… ¡es tan mono!

Cine a la Vista — Iconicidad baja

Cine a la Vista es un festival de cine internacional argentino en el que el jurado está formado única y exclusivamente por adolescentes. La cartelería de 2018 fue diseñada por Leo Franchi, diseñador y animador argentino

En este caso la idea básica ha sido la mirada y en base a ese concepto, se han recortado varias formas irregulares que pueden formar ojos haciendo la composición adecuada. Siendo un festival de cine tiene sentido que este haya sido el concepto a desarrollar pero veo un poco escasa la conexión entre adolescencia y cine. Es cierto que los colores, las texturas y los recortes irregulares pueden intentar apelar a ese momento de la juventud en el que todo es más… ¿imperfecto? Pero de verdad, no acabo de ver la conexión con los dos puntos claves del festival: cine y juventud. El cine lo tenemos, lo de la juventud ya me cuesta más.

Aún así como cartelería para un festival de cine que no tenga ninguna particularidad concreta me parece perfecta y muy entendible, aunque de los tres ejemplos este es el que peor funciona para el producto que pretende representar.

Si tuviera que elegir uno de ellos, sin duda me quedaría con Petbarn, no solo porque sea muy adorable, si no porque además han conseguido exactamente lo que querían (y supongo que “ser adorable” entraba entre sus propósitos) sin problemas, y en cuestiones de gustos personales, es lo que más me tira a mi.