❦ Mario Tascón
4 min readOct 14, 2017

Artículo aparecido en el periódico “Luz” el 13 de enero de 1931

La propaganda política por radio

A las nueve de la noche un candidato a las elecciones legislativas francesas entró en su casa fatigado, enronquecido. Había andado toda la tarde y pronunciado seis conferencias en las cuales apenas había sido oído por unos cientos de electores. Recomenzaría al día siguiente desenvolviendo por varios lugares el mismo programa, esforzándose por no parecer una especie de orador automático, por variar en lo posible la presentación de las ideas, la forma del discurso. El aparato de T. S. H. (Telefonía Sin Hilos, la radio) está junto a él, ofreciendo la distracción de múltiples programas emanados de todos los puestos de Europa. Es la Radio-París la que hoy interesa a nuestro hombre. Un adversario político debe hablar. Se hace el contacto. El candidato y su familia escuchan. Ha comenzado la oración. La voz es clara y fuerte, las palabras entran en los oídos con pujanza.

Mas ¿qué es esto? ¿Qué afirmaciones son aquéllas? El candidato protesta. Hay cifras discutibles, cálculos tendenciosos, partidas pasadas en silencio. ¡Ah! ¡Cómo él querría hacer constar en el acto su disconformidad, oponer sus reparos, extenderse en demostraciones! La exposición continúa cada vez más vibrante.

Este episodio muestra mejor que cualquier raciocinio el poder de propaganda de la T. S. H. Tanto mayor porque muchas personas reciben de ella antes que de nadie las noticias del día. Por eso hace ya años que se recurre a este agente de difusión perfecta que es la radio. Recordemos a este propósito los discursos de Tardieu durante la campaña electoral en Francia.

En Alemania, el canciller Bruning fue el primero en utilizar la T. S. H. para los debates políticos por disponer de pocos diarios de gran circulación, la mayor parte de los cuales estaban ala mayor parte de los cuales estaban adscritas a otros partidos. Es fácil al Gobierno del Reich reservarse el uso de la radio, que está monopolizada por una Sociedad anónima, cuyo 51 por 100 de acciones tiene el Estado (el resto pertenece a diversos grupos particulares.) El Reich vigila, por medio de un comisario, las actividades de aquella entidad e inspecciona las nuevas emisoras de Berlín , Brealau, Francfort, Hamburgo, Colonia, Koenisberg, Leipzig, Munich y Stuttgart y la “Deutsche Welle de Berlín”, que abastece a las otras de programas científicos y culturales.

Sobre todo en el momento de agudización de la crisis económica, la radio fué el más útil medio de comunicación con la masa del pueblo. La propaganda en Alemania se hace de varios modos: por medio de los “Horpiel”, comedias sonoras inventadas por el speaker Alfredo Braun, y muy reducidas ya; por los diálogos o discusiones entre dos oradores de opuestas escuelas, y, en fin, por los discursos de los hombres de Estado. En el transcurso de la última campaña presidencial, el mariscal Hindenbourg habló ante el micrófono. Bien pronto tomó gusto a este modo de expresión, y con el fin de evitar que el ardor oratorio le llevase a improvisaciones peligrosas, le convencieron para que se impresionase un disco con sus palabras, que después eran difundidas. Von Papen tiene también el hábito de comentar por la radio sus actos de Gobierno. En otros países la T. S. H. está también muy utilizada. En Inglaterra se permite hablar a los Jefes de los partidos. En los Estados Unidos es donde más se emplea esta clase de propaganda. En período electoral los candidatos ocupan programas enteros, alternando sus discursos con conciertos y atracciones variadas. De este modo gastan sumas que causan admiración. Reciente la campaña por la Presidencia de la República, durante la cual la radio fue el elemento de mayor importancia empleado por los candidatos y por los prohombres de los partidos que luchaban, denodadamente, por el triunfo de sus correligionarios. En Alemania la radiodifusión de las sesiones del Parlamento ha tenido resultados lamentables a causa de los frecuentes tumultos. Sin embargo, en muchos casos cabe asegurar que la instalación de un micrófono en la Cámara incita a los oradores a la concisión y a los radioescuchas al estudio de sus representantes. La insignificancia o la Inoportunidad de alguno s discursos muéstrase, mediante la radio, a railes de ciudadanos que no reciben a través de los extractos del periódico la sensación directa y completa de lo que ocurre.

Para terminar, anotemos la feliz idea de M. Zaleski, ministro de Negocios Extranjeros de Polonia, cuando pedía a los Gobiernos que se estudiase el medio de asegurar por la radio las relaciones amistosas entre los Estados. ¿Qué quiere esto decir sino que la T. S. H. puede unir a sus grandes servicios este otro de la propaganda de la paz entre los hombres?

❦ Mario Tascón

Más o menos periodista. Me gustan los nuevos medios y algunos de los viejos. Hago lo que puedo. Coautor de la novela http://t.co/y7Lo4opOuI