La performance de la realidad en el metaverso

Sobre 100% Legit de Lux Valladolid

por Myth Bureau

100% Legit es una exposición de Lux Valladolid, en la que presenta una instancia de su trabajo performático desarrollado enteramente de forma virtual. Se centra en Skin, un filtro que habita únicamente en las redes sociales y se emplaza en el mundo material a través del cuerpo de Lux, transformando a ambas entidades en una fusión que podríamos llamar un sujeto aumentado. Este sujeto aumentado transita en una ficción que pertenece tanto a la realidad como al espectáculo de las redes sociales, y deja en evidencia que los dos ámbitos están muy mezclados, al punto de confundirse uno con otro.

Skin es un personaje dentro de una obra performática que tiene un correlato con trabajos anteriores de Lux, y un porvenir. Lo que en algún momento circuló como volúmen en la dimensión corporal de Lola (su identidad performática previa), hoy se presenta modificado por las proxémicas aceptables de la post pandemia. Sin embargo, este tránsito hacia una vida más virtual, popularizó también la práctica de una subjetividad múltiple, y ese es precisamente uno de los ejes más importantes en la obra ejecutada por Skin.

Podemos decir que la performance es una práctica artística a primera vista muy física, en la que la herramienta es el cuerpo y también existe una apelación muy fuerte a la mirada presente del otro. Por lo tanto la mediatización de una práctica como la performance es un desafío que presupone perder ciertos pilares importantes, y la posibilidad de adquirir otros. En la búsqueda de Lux siempre existió esta inquietud.

A partir de que su performance se volvió enteramente virtual — y la necesidad fundamental de salir en escena pudo cubrirse con la actividad en redes — nació este ejercicio simple, pero muy sugestivo. Consistió en utilizar un filtro de belleza de manera insistente hasta que se construyó un personaje frívolo y complaciente con la mirada de los followers, que lleva al extremo la optimización del cuerpo y el snobismo, buscando pertenecer de forma artificial al mundo de las convenciones sociales. En el momento en que esta máscara digital empezó a desplazar hacia el olvido al verdadero rostro de la persona (Lux), la pregunta se trasladó más allá de la performance como práctica artística, y se posó sobre la importancia de diferenciar lo verdadero y lo falso, si es que existe un límite claro y si tiene alguna utilidad pensarlo.

A su vez la performance atravesó la inserción en el circuito de NFTs, lo que no implica únicamente unirse al acopio de obras y productos culturales vinculados a un smart contract (capaz de señalar su autenticidad en la blockchain), sino todo un circuito de plataformas, personas y personajes que se nuclean alrededor de este fenómeno, y en el cual la construcción de una personalidad adecuada para habitar ese circuito se vuelve muy importante, sea desde un avatar, un PFP o simplemente la construcción de un discurso para las redes. Con el fenómeno de los NFTs, el campo de acción de estas personalidades creadas ad hoc (como por ejemplo los influencers) se extendió, así como este tipo de técnica social se volvió más recurrente.

A partir de que la digitalidad adquirió una estructura económica, dejó de ser importante lo que es real y lo que no es real, y pasó a ser más relevante distinguir lo qué es legítimo de lo qué es una estafa, o más conocido como scam.

Sobre estas ideas y situaciones, que afectan tanto a la noción de realidad y subjetividad, como a la práctica puntual de Lux, surgieron las tres producciones que vemos en la muestra.

Tragic Story es una video-performance. En particular, el formato surgió como solución posible al problema de la performance en el metaverso, que también es un problema sobre la representación en la lógica del metaverso; preguntas que van a seguir desarrollándose junto con esa tecnología. La obra en sí, nos enfrenta a la liviandad de una subjetividad construída para habitar la virtualidad, la idea de matar a ese personaje (Skin) y el hecho de que no sea una acción irreversible. Skin puede ser inmortal y después morir. Como el Neuromante, no sabe que no existe, pero funciona todo el tiempo; ejecuta un guión inconsciente a la perfección, interpreta su propio bucle, un lugar del que no va a volver. A su vez reproduce la tragedia romántica de Alfonsina Storni (que la instaló como símbolo), y también accede a cierta red para expandirse, para adquirir una dimensión criptográfica e instalarse como objeto, en una operación de revestimiento que nuevamente le permitirá visitar otras atmósferas. Tanto el acto performático del suicidio del personaje como la estética adoptada, inscriben a Skin en un tipo de narrativa que no le pertenece y que en cambio es clásica del siglo XX, lo que produce un desfasamiento.

La instalación, llamada Spot de realidad también recurre a ese desfasaje. Detrás de la instalación virtual, existe el ejercicio de buscar una imagen icónica de la realidad, con la intención de situarnos temporalmente en la actualidad y también de tener esas dos dimensiones de realidad en el mismo plano y en simultáneo.

Finalmente la serie Happy Nonsense, es una exploración con prompts de Dall-e 2, en la que Lux se valió de esta herramienta para ingresar un campo simbólico artificial, y así, poder visualizar las derivas técnicas de la subjetividad y las maneras en que puede llegar a decantar (cercanas a lo absurdo en un sentido desprejuiciado). Como avatares que circulan en la dimensión criptográfica, estos personajes surgen por fuera del sentido ilustrado, simplemente ejecutando su performance social en ámbitos virtuales en los que la coherencia no es especialmente requerida, sino la simulación y la adaptación.

Así como las personalidades de Happy Nonsense, el espacio de Skin siempre es la zona en construcción y su búsqueda es similar a la de un virus: un escenario que le permita vivir.

Skin es una instalación y una performance simultáneamente, en su carácter flotante puede ser casi todo a la vez. Al adquirir una dimensión criptográfica, se vuelve material y objetual, lo que nos obliga a redefinir lo material, lo objetual y lo real, porque los desplaza de su propio nombre. Propone un set de signos intensivos y una idea de la realidad desposeída casi por completo de realismo, que se vuelve un concepto y un imaginario específico, cuyo límite último se define por el hambre.

La centralidad de la máscara en la muestra, genera casi automáticamente la voluntad de adivinar lo que hay detrás: una compleja red de deseos calculados que convergen en este rostro, el rostro que se supone que nos gustaría ver. Pero su centralidad también genera márgenes. Skin es un sujeto aumentado que en su carácter industrial, se adapta correctamente a una nueva capa de realidad simulada y representada.

100% Legit fue curada por Merlina Rañi en Decentraland Museum District. (octubre-diciembre, 2022)

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Visita 100% Legit de Lux Valladolid en Decentraland Museum District (coordenada 13,75)

Text in English

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Collection of tokenized art works with Latin American perspective.

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