La voz de la radio. Entrevista con Tamara Vargas.

Michelle Salazar
9 min readNov 3, 2021

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A los 20 años, ya me encontraba casada y sin saber el rumbo de mi vida. Mi entonces esposo y yo decidimos casarnos porque pensábamos que ya era “lo que tocaba”. Nos llevábamos 5 años de diferencia y definitivamente estoy convencida de que eso pudo haber cambiado los planes que tenía en ese momento. Más adelante me di cuenta de que él sería una de las primeras personas que me acercarían a la radio.

Tamara Vargas, la antigua locutora del famoso programa de radio Ya Párate, es una mujer de cabello corto, lacio, complexión delgada, con flequillo tan lindo como el de una muñeca de colección, que introduce con una sonrisa muy alegre las experiencias que ha tenido dentro de su vida profesional y personal con la compañía de la dulce voz que la caracteriza.

Soy una mujer muy orgullosa de ser jarocha. Veracruz, es la puerta al mundo, por aquí entraron los españoles y ha entrado todo el mundo. Somos gente muy alegre, ¡por eso hay carnaval, por eso hay salsa! En este estado nace gente muy talentosa, somos artistas de nacimiento, lo traemos en la sangre, con la música, el huateque, el huapango. Yo creo que un bebé jarocho nace con la sonaja sonando tin tin tan tun, le va poniendo ritmo a todo.

Desafortunadamente, he perdido el acento a propósito debido a mi carrera, pero estoy segura de que si me pongo a hablar con mi vecina, lo adquiero inmediatamente.

En mi familia, hay una mezcla muy extraña por parte de mi papá porque es jarocho, y mi mamá regiomontana, así que también sé palabras y dichos que se hablan y dicen en ambos lugares, aunque con el tiempo me di cuenta que no todas las personas hablan con los mismos modismos.

“Agradezco que me hayan hecho está bonita pregunta, creo que en ninguna entrevista me la habían mencionado”, dijo Tamara Vargas. Veracruz tiene desde los climas más templados hasta los más calurosos, junto con una agricultura basta, por lo que eso es lo que la caracteriza frente a otros estados.

La exitosa locutora expresa, no solo con palabras sino con un gesto de profundo orgullo, llevándose las manos al corazón y con una sonrisa de oreja a oreja, lo privilegiada y contenta que se siente de ser veracruzana, de haber crecido, de haber formado una vida y una familia en el bello estado de Veracruz. Comenta que su familia es la prioridad más importante sobre todas las cosas.

Del puerto me fui a los 11 años y créeme, es muy diferente la vida que se vive en Veracruz a comparación de Xalapa, pero sin duda alguna, el mejor recuerdo que tengo de mi niñez es la unión que tenía y tengo con mis hermanos.

Yo soy la menor de todos ellos. La diferencia de edad es enorme, puesto que mi hermana mayor me lleva 28 años y la menor 7. Pero a pesar de eso, somos muy unidos y siempre estamos al pendiente de todos, aún después de que mis papás hayan fallecido. Ellos junto con mis hijas y mi esposo, son lo que más amo en este mundo. Son mi luz, son mi guía y adoración.

Vivíamos en condiciones económicas muy desfavorables, pero siempre omitimos nuestra situación porque nuestra niñez la vivimos con risas y con mucho cariño. Nos gustaba echar la guasa, divertirnos y siempre saber uno del otro. A pesar de que yo fui la última hija, siempre me consideré una niña muy tranquila y atendida. Mis hermanos estuvieron al pendiente de mí. A veces cargaban con un libro para colorear y entretenerme, o en otras ocasiones me llevaban a la playa a mi específicamente.

Cuando Tamara habla de su familia; de sus hermanos, papás, hijas y esposo, se refleja en su mirada el cariño que con palabras refuerza, le tiene a cada uno de ellos. No puede evitar desbordar una sonrisa pequeña con cada recuerdo que comparte y el tono de voz con el que intensifica sus vivencias pasadas.

Todo empezó gracias a mi mamá

Cuando tenía 5 años, yo ya me encontraba estudiando artes. Fui la primera en acercarme a esta área porque ningún integrante de mi familia se había dedicado antes a alguna disciplina así. A esa edad, entré a la Escuela Municipal de Bellas Artes con una beca completa que me ofrecía estudiar todas las materias sin ningún costo, con ayuda de todos los libros y mi primer instrumento musical que me obsequiaron.

Desde los 5 hasta los 11 años, me dediqué a estudiar música, danza, teatro y artes plásticas, pero definitivamente mi favorita era teatro.

El teatro causa nostalgia en el semblante de Tamara, habla de esta disciplina con gran efusividad –¡Por fin voy a poder entrar a la facultad de teatro!– fue lo que pensó cuando terminó la preparatoria y era la hora de escoger una licenciatura. Al principio, su papá como el común denominador en la sociedad mexicana, esperaba que su hija estudiara una profesión convencional, aunque no tenía problema con la que escogiera, él le sugería que estudiara otra licenciatura diferente –Se me ocurrió derecho, tal vez porque hablaba mucho y tenía buen discurso. Mi papá se emocionó mucho, una abogada en la familia, qué alegría– pero fue en una modalidad sabatina, esa fue la trampa que trazó Tamara, en modalidad escolarizada estudió arte dramático y 6 meses después de haber comenzado a estudiar derecho, se salió de la carrera y se enfocó completamente en lo que le apasionaba.

A pesar de haber entrado a la Facultad de Música para estudiar piano, no terminé la carrera. Faltaron 14 semestres para concluir, pero nunca me despegué de las artes y lo mejor es que mis papás siempre me apoyaron en mis decisiones.

Por mucho tiempo, ya siendo profesionista en la radio, creí no merecer estar ahí por no haber estudiado comunicación. Sin embargo, me di cuenta más adelante que a pesar de no tener un plan de estudios como el que tiene la licenciatura, yo ya tenía todas las bases porque siempre he comunicado: a través de mi voz o a través de expresiones corporales.

Ayer cumplí 22 años de ser locutora

A la edad de 21 años, la locutora Tamara Vargas contrajo matrimonio por primera vez con un hombre que le llevaba 5 años de diferencia.

Cuando cumplimos 4 años de novios, pensamos que lo único que faltaba era casarnos y así fue. Eso ocasionó que los planes profesionales que había pensado para mí, cambiaran drásticamente.

A pesar de ser tan joven, sus padres no se opusieron a su prematuro matrimonio, por el contrario, la alentaron y la apoyaron en lo que pudieron, sin embargo, fueron sus hermanos quienes le sugerían con gran insistencia que lo pensara dos veces, que por lo menos primero vivieran juntos, pero ningún consejo importaba mucho para un par de veinteañeros enamorados.

La vida es muy sabia. Curiosamente la persona con la que me casé se dedicaba a la radio. A pesar de eso, a mí hasta ese momento nunca me había interesado esa rama ya que los locutores en aquella época me parecían simples personajes, que modifican la voz y que te quieren conquistar con ella. Yo solo quería escuchar la música y silenciar al locutor. Además, yo tenía toda la intención de mudarme a la Ciudad de México para poder crecer profesionalmente y ser actriz.

Mis hermanos son como mi coro griego, cuando yo tenía esta idea de viajar a la Ciudad y trabajar para Televisa una de mis hermanas me cuestionó y me puso a reflexionar diciéndome: “¿tú quieres salir en televisión o ser actriz?”

Puesto que en Veracruz existe la única universidad dedicada al teatro y además, es la más importante del país, si Tamara quería ser actriz entonces estaba en el lugar correcto. Caí en cuenta de que efectivamente quería ser actriz y si eso después me llevaba a la televisión pues que bueno.

Tiempo más tarde, a mi entonces esposo le ofrecieron un trabajo en Veracruz así que nos mudamos dejando Xalapa. Para mi sorpresa, en la estación de radio Vox FM estaban solicitando una actriz para hacer un programa en el que participaba Susana Zavaleta en la Ciudad, así que en 1999 comenzó mi carrera.

Ayer cumplí 22 años de ser locutora.

“La radio me ha dejado cosas muy lindas”, comenta con un suspiro. No me atraía porque pensaba que a veces las personas se dirigían con una voz muy fingida. Con Fernanda Familiar, aprendí que hay locutores que tienen la vocación para expresar lo que están hablando con mucho sentimiento. La radio también me ha ayudado a acercarme a las personas, a aprender y escuchar de ellas.

Me enamoré tanto del micrófono, que yo ya no podía dejar la radio, lo único que dejé atrás fueron mis planes en el teatro. Ahora estoy totalmente convencida de que esto es lo que quiero hacer por el resto de mi vida.

Jamás me imaginé llegar hasta este punto. La vida me fue llevando por estos caminos y puedo decir que me considero una persona exitosa. He aprendido mucho y sería mal agradecida si dijera lo contrario.

Me ha tocado ser conductora de televisión y hay veces que ni yo me creo lo que hago. “Guau, acabo de entrevistar a Céline Dion”, recuerda Tamara Vargas.

Mi mayor logro ha sido haber pertenecido y permanecido por 16 años en Ya Párate. Se convirtió en el programa de radio más transgresor que ha existido. Me siento muy orgullosa por haber captado y mantener una audiencia de diferentes generaciones con cariño.

Disfruté mi adolescencia porque siempre pensaba en hacer cosas para mí. Pero ver que he dejado una huella en las personas que me han escuchado, me hace muy feliz. He tenido altas y bajas, fracasos y equivocaciones, pero me hace sentir plena lo que hago y lo que soy.

Los planes que aún me quedan

La pandemia del COVID-19, como a la mayoría de la población, ha afectado la planificación y realización de los proyectos de la locutora entrevistada, cuando se le preguntó cuáles eran las pequeñas cosas que le faltaban hacer en su vida profesional, ella responde con una firme postura: “Pues ni tan pequeñas, la verdad son muy grandes todavía”.

Aún tengo muchos planes por hacer. Quisiera continuar con el micrófono con esa combinación entre entretenimiento e información. Me gusta mucho informar al público de manera divertida con contenidos que les llame la atención. Aún tengo el objetivo de seguir en televisión y en las conferencias “Nueva Mente” que afortunadamente reanudarán en enero. Creo que lo que más me gusta y disfruto hacer es platicar, además me pagan por eso.

Lejos de mi profesión, uno de mis pasatiempos favoritos es salir de viaje y estar con mi familia. Recientemente descubrí que nos encanta admirar el interiorismo tanto a mí, como a mi hija Gigi (Giovanna) de 11 años. Pasamos muchísimo tiempo apreciando casas. Sus estilos, su decoración, su arquitectura, nos llaman enormemente la atención.

Actualmente nos encontramos realizando una casa y estoy disfrutando bastante el proceso. Me la paso imaginando en qué lugar quedaría bien, por ejemplo, una ventana, entre elegir sus colores y tamaños.

Mi gran responsabilidad

Creo firmemente que las redes sociales han influido mucho a lo largo de mi carrera. Me ha permitido acercarme con mayor facilidad y eficacia a la gente. En cuestión de segundos, mis seguidores en Twitter e Instagram me pueden comentar acerca de lo que acabo de postear.

He tratado de ser bastante precavida para cuidarme y proteger lo que digo, pero considero que la responsabilidad es enorme al momento de hablar con la gente que te está viendo o escuchando. Cuido lo que digo y las partes que muestro de mí, porque las redes sociales tienen su propio lenguaje. Siempre ha existido una sola forma de hablar con el público.

La veracidad de la información es una de las cuestiones más importantes en el medio al que me dedico y eso lo aprendí muy pronto. El tener fuentes de información confiables me ha salvado muchas veces “el pellejo en mi trabajo y es una cuestión que me gustaría dejarles como aprendizaje.

El lenguaje de las redes sociales ha impulsado la forma y el medio en que Tamara se desenvuelve, este es un claro ejemplo de que lo nuevo no viene a desplazar ni reemplazar a lo que ya se conocía, por el contrario, complementa y contribuye al máximo y óptimo aprovechamiento de la palabra. Una de las herramientas con mayor alcance con las que la locutora cuenta, es su famoso canal de YouTube que lleva como título su propio nombre y que ya tiene más de 17 mil suscriptores en dónde comparte un poco de su vida personal, donde goza de debatir y exponer temas aleatorios del medio donde se desenvuelve y de la vida diaria. También ofrece un podcast en la plataforma de Spotify titulado Somos lo que hay como complemento a su trabajo en la radio.

Realizado por Michelle Salazar en colaboración con Ariana Jiménez

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Michelle Salazar

Estudiante de Comunicación. Escritora y reflexiva por ocasión.